390. Escoria

—Noah esperó a que su forma regresara a su pico antes de salir de la cueva donde descansaba.

Ya había llenado su esfera mental con «Aliento» ya refinado para el uso de su arte marcial y el Dragón del mar restringido dentro de la cueva no le servía de nada, simplemente limpió el lugar antes de irse.

La presión interna causada por su nuevo compañero de Sangre era poderosa, pero Noah pudo soportarla, simplemente tuvo que dispersar el «Aliento» inútil dentro de su mente para evitar incurrir en el familiar dolor de cabeza.

No sabía qué ruta lo llevaría al final del suelo de la Herencia ni cuán lejos estaba, pero quedarse en un lugar era inútil: el token de escape no funcionaba, solo podía esperar salir de la dimensión explorando más a fondo.

«Esos edificios rocosos son el único cambio en el ambiente, deberían tener alguna pista acerca de este lugar» —pensó Noah.