—Querida, nuestra cita no está completa sin un beso.
Robin miró a Sabrina, mientras ella se tensaba ante su petición y se arrepintió de ello, sintiendo que debería haber guardado silencio y no haber arruinado su estado de ánimo.
No quería que esa sonrisa se borrara de su rostro como sucedió la última vez que discutieron por culpa de Martín.
Sin embargo, su respiración, que había contenido antes, se estabilizó cuando ella se volvió para enfrentarlo con una pequeña sonrisa en su rostro.
No era amplia, pero él tenía esperanzas porque seguía siendo una sonrisa.
—Robin, ¿estás seguro de que quieres recuperar a tu ex-esposa? —preguntó ella seriamente, mientras daba un paso hacia él.
Robin no estaba seguro de si era una buena o mala pregunta porque su sonrisa era vaga, en comparación con sus palabras.
Manteniendo su mirada, él respondió seriamente, —Querida, te necesito, tanto como el aire que respiro.
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