Era de noche y León estaba en su habitación. Pensaba en lo sucedido durante el día.
Nunca pensó que Alicia aprendería rápido las lecciones que él le había enseñado. Si sólo se le hubiera dado la educación adecuada cuando era niña, estaba seguro de que Alicia sería la más sabia de todas las princesas. Y no hay que mencionar que sus habilidades con la espada mejoran día a día. De hecho, ella realmente podría superar sus propias habilidades con la espada si se esfuerza en sus prácticas.
León salió a la veranda. Aún no tenía sueño debido a los muchos pensamientos que revoloteaban en su mente.
—Su alteza —una voz provenía de las sombras y Dimitri emergió—. Se arrodilló ante León.
—¿Qué sucede, Dimitri? —preguntó León.
—Hemos rastreado al príncipe atlántico hasta las fronteras de Atlantia y Jennova —dijo Dimitri.
—¿Y? —León preguntó con autoridad.
—Por favor, perdóname, su alteza —Dimitri dijo con remordimiento—. Él y su comitiva lograron eludirnos.
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