Dejando a mi hermana en su escuela me fui con destino a la ferretería más cercana. Debía de cortar las raíces del manzano que está en el patio. Las raíces han crecido mucho y ya empezaron a levantar adoquines. Por lo que me dirijo a una franquicia muy conocida acá en el país E que se especializa en herramientas. La tienda era enorme llena de todo tipo de herramientas y decoraciones. Sin embargo, Lo que buscaba es un hacha por lo que me dirigí al pasillo de jardinería. Ya que las raíces son poco gruesas no necesito de una sierra eléctrica, tampoco me daba el dinero para comprar una de todos modos. Al llegar había plantas en todas partes en pequeñas macetas que se exhibían en los aparadores, las herramientas se encontraban en una esquina casi escondidas entre las hojas de una palmera.
Las hachas lucían en buenas condiciones por lo que revise el peso y balance de cada tipo de hacha antes de comprar, no todas las cosas son iguales y como herramienta debo de buscar la que mejor se adapte a mí. El peso y el tamaño son factores a considerar cuando hablamos de personalizar una herramienta como lo es un hacha. Un hacha con un acero muy dulce es decir que es muy dúctil se deformaría más rápido que una un poco más rígida porque es vital revisar su porcentaje de carbono. Otro parámetro que me permitió decidirme por algún modelo fue el tamaño del hacha y el balance del peso. La que más llamo mi atención tenía un largo de noventa centímetros aproximadamente y el peso era perfecto para mí.
Habiéndome decidido por fin por un modelo. Me acerque a pagar. La cajera observo lo que llevaba y comenzó a pasar las cosas únicamente llevaba el hacha y abono. Lo usual para el cuidado del jardín.
Al salir de la tienda me ate el hacha en la espalda y el abono lo sujete a la moto con un cabo fino. El viaje a casa fue rápido y no hubo mucho tráfico solo el fuerte sol molestaba un poco pero no era nada de qué preocuparse o molestarse.
Gato: ¡Miau!
Saludo a kitty rascándole la cabeza una vez más y salgo al patio de la casa. Este espacio es relativamente pequeño, no está completamente a la intemperie si no que está rodeado de muros con pedazos de vidrio de botellas de refrescos o cerveza. Alado nuestro hay dos casas, pero del lado de atrás existe un parque donde es refugio de drogadictos y personas en situación de calle por lo que nos obliga a tener que tomar ciertas medidas de seguridad. Aparte de esos trozos de vidrio tuve que poner una cerca eléctrica. Aunque se gasta más en luz por lo menos duermo seguro de que nadie se va a meter a la casa, aunque todas las puertas y ventanas tienen rejas de metal igual. Retomando la actividad primero afilo el hacha y una vez lista empiezo a cortar la raíz.
¡Track! ¡Track!
El sonido del hacha impactando las raíces reverbera por toda la casa. Mientras el sol se oculta finalmente termine de sacar las raíces.
¡Ding!¡Dong!
De pronto el timbre sonó, tomando una toalla y secándome el sudor abro la puerta solo para ver una Julia completamente atónita y sonrojada. Bajando mi mirada me doy cuenta que estoy sin camisa, me la había quitado para no ensuciarla.
Julia: ¡glup! ¡que estás haciendo!
Mirándola decidí jugar un poco con ella y molestarla por lo que me recosté junto a la puerta y dije
Leo: Esperándote~
El cerebro de Julia entro en corto. Sus manos se movieron empujando y entrando a la casa.
Julia: No juegues conmigo
Cerrando la puerta y volteando me doy cuenta que julia ya estaba en el patio observando las raíces cortadas.
Leo: y como te iba a decir, estaba cortando las raíces del manzano.
Julia: Descarado… ¡ponte ropa!
Recojo la camisa y me la pongo. Cuando alzo la cabeza una vez más Julia sostenía un pequeño repostero en sus manos.
Julia: hice un pastel… y te traje un poco
Leo: sentémonos en la mesa un rato.
Fui a la cocina por platos y cucharas. Mientras regresaba Julia ya estaba sentada en un juego de jardín mientras los rayos del sol caen sobre su cabello, haciéndola lucir angelical.
Leo: traje los platos
Julia: uhmm
Siendo sinceros el pastel estaba regular, pero podía ver las quemaduras en las manos de Julia lo que sentía que lo hacía delicioso. Ya que sé que se esforzó. Cuando trabajaba en la pastelería ella nunca pudo entrar a cocinar, solo miraba de lejos por que Roberto su padre no la dejaba, así que estoy cien por ciento seguro que lo hizo a escondidas.
Julia: ¿Qué… ¿Qué tal esta?
Leo: Esta bueno
Decidí ser honesto con ella lo que tuvo un fuerte impacto en su cerebro. Cuando estaba por meterme otro trozo de pastel una luz cae sobre mis ojos, lo que llama mi atención.
Julia: ¿Qué pasa?
Como si estuviera hipnotizado me levanto sin decir nada y me acerco a la tierra removida que se encontraba floja por haber sacado las raíces. Entre ella observo la punta de lo que parece ser una caja metálica. La desentierro y la pongo en la mesa.
Julia: ¿Qué es eso?
Leo: No sé
Julia: Tu mamá cuidaba mucho ese manzano, ¿será de ella?
Enfocándome un poco en sus palabras, me pierdo en el mar de los recuerdos. Cuando vivían mis padres no solíamos venir seguido acá, únicamente solo regábamos las plantas y controlamos la maleza.
Julia: Ábrela para ver que contiene, a lo mejor son monedas de oro y encontramos un tesoro pirata
Leo: …
Miro a Julia fijamente a la cara tratando de inspeccionar su cerebro, estábamos demasiado lejos del mar como para descartar esa opción.
Dejando esos pensamientos de lado abro la caja solo para encontrarme con un par de anillos de color blanco y negro respectivamente y una carta.