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EL VINO ESTA DROGADO

Tanto el señor Zeller como Samantha Lindt se estremecieron al escuchar las palabras de Nicole. El señor Zeller sonrió ampliamente de repente, cogió la botella de vino que tenía a su lado, sirviendo una copa para Nicole.

-Señorita Nicole, ya que se trata de una negociación, he venido con intenciones sinceras. ¿Por qué no echa un vistazo a este documento? Si lo firma, no la tratare mal. -El señor Zeller saco una carpeta de su bolsa. El contenido era similar al contrato que tenía Nicole en la mano, pero la cifra era otro 10% inferior a la que había fijado Samantha.

Samantha los miro y rápidamente aconsejo:

-Nicole, ¿Qué sentido tiene que solo confíes en Grant Staton? Sería mejor que consiguieras a más personas que te apoyen. Piénsalo, está claro que Grant quiere hacerte daño, solo mira cómo te puso en esta posición sin ni siquiera guiarte. Probablemente no tiene la intención de casarse contigo tampoco…

A Nicole no le importaba que Samantha tratara de persuadirla, porque probablemente pensaba que Grant y ella eran amantes.

-Mira la ropa que llevas puesta. Ni siquiera tiene marca. ¿La compraste en esos catálogos online? ¿Cómo vas y vienes al trabajo? ¿en taxi? -Samantha miro con recelo el atuendo sin marca de Nicole y al mismo tiempo le lucio su traje Chanel, mientras fruncia los labios y sonreía. -Para ser sincera he estado en tu lugar. No saldrás perdiendo si sigues al señor Zeller. Ha comprado un Audi de segunda mano para ti. Con la ayuda del señor Zeller en el proyecto, podrás reafirmar tu posición.

Al ver la expresión callada y sumida en sus pensamientos de Nicole, Samantha pensó que se sintió conmovida y le guiño un ojo al señor Zeller con satisfacción. Luego se levantó tambaleándose y dijo:

-Voy al baño. Ustedes pueden continuar charlando. -una vez que Samantha salió de la habitación, sus ojos se agudizaron. Vio a una persona conocida que se escabullía por la entrada del baño y lo jalo. - ¿Está todo listo?

El camarero tembló.

-S-se ha puesto la droga en el vino…

-Bien. -Samantha engancho los labios en señal de satisfacción.

El camarero se mordió el labio inferior.

-Señorita Lindt, si no me equivoco, esa señora es la ex esposa del presidente Eric Ferguson, ¿verdad?

-Mm, así es. Es ella.

- ¿Cómo se atreve el señor Zeller a hacer algo así con la ex esposa del presidente Ferguson…? ¿no le tiene miedo? -el camarero no se atrevió a decirlo explícitamente, por miedo a meterse en problemas, pero se sintió extremadamente arrepentido en ese momento.

-No es más que una exesposa, así que, ¿Qué importancia tendría para el de todos modos? Ella es el tipo de mujer que depende de otros hombres para llegar a la cima, así que, ¿Por qué Eric Ferguson iba a molestarse en mirarla? Ya que se acuesta con cualquiera para avanzar en su carrera, da igual con quien lo haga. ¿Por qué no hacerlo con el señor Zeller también?

El camarero enterró la cabeza en su pecho, apenado.

-De acuerdo. Volveré al trabajo entonces.

-Piérdete. Si alguien se entera de esto, ¡hare que te arrepientas! -Samantha se dirigió al baño sobre sus altos tacones para arreglar su maquillaje, sin darse cuenta de que una figura alta y musculosa se encontraba rígida al otro lado del pasillo.

El rostro de Eric se volvió frio y sombrío. Sus ojos eran severos e intimidantes mientras detenía a un camarero que estaba cerca.

- ¿En qué habitación esta Nicole?

- ¿Eh? ¿señor Ferguson?

Todo el que entraba y salía de este club privado era rico y famoso, por lo que los camareros de aquí tenían una idea básica de quienes eran las personas de renombre. Aquel camarero reconoció inmediatamente a Eric Ferguson y se asustó hasta el punto de que su cara se puso pálida.

- ¡Dime!

-E-en la s-sala 3888. -el camarero tartamudeo inconscientemente. No podía permitirse meterse con el presidente Zeller, pero Eric Ferguson estaba a otro nivel.

Eric se dio la vuelta y se fue, emanando un frio penetrante.

En la sala privada 3888. El presidente Zeller sonrió obscenamente, mientras estiraba la mano para tocar la de Nicole sobre la mesa. Sin embargo, no consiguió tocarla. Nicole tomo la copa de vino y la agito suavemente, revolviendo el vino en ella con sus largos y delgados dedos, que parecían una obra de arte.

El hombre de mediana edad saco una vieja llave de coche de su bolso y la arrojo sobre la mesa.

-Señorita Nicole, este coche es suyo.

Nicole se quedó mirando la llave del coche durante un buen rato y de repente se rio fríamente.

-Samantha Lindt recibió una mejor recompensa que yo, ¿no es así?

El señor Zeller la examino con sus ojos lascivos.

-Señorita Nicole, con su aspecto, Samantha no puede compararse con usted. Cuando este proyecto esté terminado, le espera una sorpresa mayor. -Nicole descubrió sin querer como Samantha había llegado hasta donde estaba hoy. -Tomemos una copa y celebremos. -el señor Zeller no pudo esperar para levantar su copa de vino.

El instante, el teléfono de Nicole que estaba sobre la mesa cayo de repente al suelo. El señor Zeller se agacho para recogerlo y se lo presento a Nicole como si fuera su tesoro. Nicole levanto su copa y la choco contra la de él. Él se lo bebió todo de un solo trago.

La copa de vino de Nicole solo rozo sus labios, pero ante la expectante mirada del señor Zeller, dudo deliberadamente un momento antes de dar un sorbo. Sus labios estaban teñidos de un rojo ligeramente oscuro. Lo que aumentaba su encanto.

El señor Zeller sonrió satisfecho y contemplo la embriagadora belleza de Nicole. Se acercó y le puso las llaves del Audi en la mano mientras trataba de persuadirla.

-En cuanto lleguemos a un acuerdo, le comprare un Audi nuevo.

La cara de Nicole se hundió y no tuvo tiempo de reaccionar antes de oír de repente el grito de sorpresa del señor Zeller. Lo habían tirado al suelo de una patada. De repente, alguien tiro de su muñeca con fuerza y una voz fría llego a sus oídos.

-Este vino esta drogado, ¿te lo has bebido?

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