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SOLO A UN PASO DE LA VICTORIA

La señora Lorena cerro la ventana rápidamente y se volvió para mirar a las personas que estaban detrás de ella. El médico y la enfermera buscaron a Laura inmediatamente, pero cuando descubrieron que no estaba en la habitación, se pusieron pálidos.

-Señora Lorena, ¿Dónde está Laura?

- ¡Que broma! ¿Por qué necesito decirte donde esta ella? -en ese momento la señora Lorena contuvo completamente su indignación y estaba muy indiferente.

- ¡Joder! La señorita Laura puede haber escapado. Necesitamos encontrarla. -la cara del médico se volvió extremadamente agria mientras hablaba con la enfermera a su lado. Pero la señora Lorena dijo enseguida:

- ¡A nadie se le permite salir! Hoy disparare y matare a quien salga. -ella no estaba bromeando en absoluto e instaló un silenciador a la pistola directamente. Su seria expresión les daba escalofríos.

-Señora, ¿Qué está haciendo? La señorita Laura no podría soportar tal tormento ahora. Además, le harán una operación mañana. ¿No tiene miedo de que se haga daño?

-Este es un asunto de familia. ¡No tiene nada que ver contigo! Repito, ¡Nadie va a salir de aquí! -la mirada de Lorena recorrido a todos con frialdad.

Después de que Laura saliera corriendo, se cayó. Su rodilla sangraba y a ella le dolía mucho, pero cuando se dio cuenta de que su abuela todavía estaba esperando, apretó los dientes y se puso de pie para seguir corriendo. Sin embargo, sus lágrimas volaban en el aire.

Cuando terminara el juego, vería a su padre, tendría que pedirle a su abuela que le comprara una piruleta. A ella le dolió mucho esa caída. Después de que saliera corriendo, vio que Lluvia se acercaba a ella. Detrás de ella parecía haber mucha gente.

Laura quería arrojarse hacia ellos, pero recordó las palabras de la señora Lorena. Se escondió rápidamente y escucho como Lluvia decía:

-El señor Carlos me dijo que no podemos dejar que Laura viva. La enfermera me llamo y dijo que la niña ha escapado. Será mejor que busquen alrededor y la encuentren. Deberíamos matar a Laura sin que nadie se dé cuenta. No podemos dejar que nadie encuentre huellas.

Las personas detrás de ella se mostraron feroces al escuchar las palabras de Lluvia. Rápidamente se extendieron y corrieron en todas las direcciones.

Aunque Laura era pequeña, no era estúpida. Ella podía entender el significado de sus palabras y empezó temblar. ¿Carlos no era su padrino? ¿Por qué la quería matar? ¿fue porque su enfermedad implico a su hermano y a su madre? ¿o fue por su desobediencia?

Laura cubrió su boca y tembló repentinamente, las lágrimas caían por sus hermosos y grandes ojos. Se acurruco en un rincón del lecho de flores y se escondió, no se atrevió a hacer ningún ruido mientras observaba sus pasos.

En ese momento se dio cuenta de que la abuela no estaba jugando a ningún juego con ella. Alguien realmente quería matarla y la abuela la estaba protegiendo. Laura pensó en la señora Lorena y lloro aún más.

De repente, un par de manos se posaron en sus hombros, asustándola tanto que casi grita. Sin embargo, escucho que la persona decía:

-Laura, soy yo.

- ¡Adriano! -al escuchar su voz, se dio la vuelta rápidamente y lo abrazo. Ella estaba muy asustada.

Adriano no era mucho más alto que Laura. Le dio unas palmaditas en el hombro y dijo:

-Sígueme. Te llevare a buscar a papa. Josué ya ha ido a frenarlos.

-La abuela todavía está en la sala. -dijo Laura pensando en la señora Lorena.

-Papa encontrara una solución. -susurro Adriano.

Laura lo siguió y comenzaron a atravesar los matorrales de flores. Adriano era como un pequeño ratón, que no dejaba a Laura cuando la gente se acercaba. Al principio, Laura todavía estaba asustada, pero cuando noto que Adriano estaba tranquilo, ella dejo de tener miedo. Laura lo siguió hasta que vieron el coche de Álvaro.

-Papa.

Adriano llevo a Laura y la hizo subir rápidamente. Al ver que Laura estaba bien, Álvaro se sintió aliviado.

-No tengas miedo, nos vamos de aquí.

-Pero la abuela sigue en la sala. -Laura siempre recordaba a su abuela.

Álvaro noto la multitud en la sala de Laura y le dijo al guardaespaldas que estaba a su lado:

-Pon a Adriano y a Laura a salvo y espérame allí. Iré a salvar a mi madre ahora.

-Señor. -el guardaespaldas estaba un poco preocupado. Ellos eran guardaespaldas de la familia Ayala y ellos habían crecido con Álvaro en Estados Unidos. Estaban todos preocupados por ellos. Cuando se enteraron de que Álvaro quería salvar a la señora Lorena, susurraron: -Vamos.

-Escúchenme, salgan de aquí inmediatamente con mis hijo.

-Papa, tienes que traer a la abuela de vuelta. -los ojos de Laura estaban llenos de lágrimas. La forma en la que se lo pedía hacía que Álvaro sintiera un dolor en el corazón.

Extendió su mano y limpio sus lagrimas suavemente. El sonrió y dijo:

-No te preocupes, definitivamente lo conseguiré. -después de hacer eso, Álvaro bajo rápidamente e hizo una llamada.

Después de un rato, un joven salió del coche y miro a su alrededor susurrando:

-Álvaro, estoy aquí, ¿Dónde estás?

Álvaro salió de las sombras. Cuando Héctor vio a Álvaro, se rio felizmente. El levanto el puño inmediatamente y golpeo el hombro de Álvaro.

-Joder, no me dijiste que vendrías. Ahora me buscas y piensas en mí. ¿Es eso lo que se les hace a los mejores amigos?

-Héctor, déjate de bromas. Tengo prisa. -a Álvaro no le importaban sus buenas acciones. Los dos eran buenos amigos y se conocían desde hacía muchos años.

-Vamos, iré a visitar a tu madre.

Héctor y Álvaro caminaron hacia el Hospital S.P. el pasillo estaba llenos de subordinados de Lluvia y la situación siguió de estancamiento entre los médicos, las enfermeras y la señora Lorena.

La identidad de la señora Lorena era especial. No se atrevieron a actuar precipitadamente. Justo cuando Lluvia pensó en llamar a Carlos para pedir instrucciones, Álvaro llego con Héctor.

- ¿Qué está pasando? ¿Hay una reunión esta noche?

Las palabras de Héctor atrajeron la atención de todos instantáneamente. Aunque algunos no conocían a Héctor, la cara de Lluvia se puso pálida en el momento en que lo vio.

-Señor Héctor, ¿Por qué esta aquí? -Lluvia se apresuró en saludarlo.

Héctor se tomó un tiempo para analizar la situación y dijo:

-La hija de Álvaro está aquí para tratar su enfermedad. Quiero verla, ¿no puedo?

-No me atrevo a detenerle. -las piernas de Lluvia temblaron. Esta era la llamada 'los ciudadanos luchan contra los oficiales'. Solo eran personas en el mundo de los negocios y Héctor era el hijo del gobernador del estado. Actualmente era muy famoso en aquel circulo y era abogado.

Ella nunca imagino que Álvaro realmente conocía a Héctor y tenía una buena relación con él. Lluvia se limpio el sudor frio de su frente y dijo:

-Mañana operan a la señorita Laura. El señor López me pidió que nada saliera mal. Sin embargo, después de venir aquí, descubrí que la señora Lorena ha perdido a la señorita Laura. La estamos buscando.

- ¿Quieres decir que mi madre a perdido a su nieta? -Álvaro pregunto con indiferencia, pero su visión era aguda.

Lluvia aparto la mirada rápidamente.

-No lo se exactamente. Parece que la señora Lorena nos ha entendido mal. Señor Ayala, ¿Qué le parece?

-Si, hay un malentendido. No nos vamos a quedar mas aquí. Héctor me dijo que hay un buen hospital privado cerca de su residencia. Nos trasladamos hoy. -utilizando a Héctor, Álvaro dio una excusa.

Héctor lo miro con desdén. Álvaro siempre había sido así. No tenía vergüenza alguna cuando tenia que usarlo, nunca había considerado su dignidad. Sin embargo, parecía que Álvaro no había notado nada y abrió la puerta directamente diciendo:

- ¿Qué estáis haciendo? Obligasteis a mi madre a sacar su pistola. ¿O es que queréis obligarla a saltar del edificio?

Este crimen era algo grave. Todos sonrieron en tono de disculpa rápidamente. La señora Lorena vio que Álvaro venia en su rescate y también noto la presencia de Héctor, el hijo del gobernador de un estado, por lo que suspiro aliviada y guardo su pistola.

-Estaba bromeando con ellos. -en este momento, la señora Lorena no se atrevió a complicar las cosas. Después de todo, este hospital era de la familia López.

Álvaro dio un paso adelante para apoyar a la señora Lorena. Echo unas miradas frías y dijo:

-Nos vamos ahora. ¿Quién se atreve a detenernos?

Lluvia quería decir algo más, pero Héctor tosió y dijo:

-Secretaria Lluvia, he oído decir que la familia López está interesada en la tierra en los suburbios occidentales, ¿no? Coincidentemente, mi padre piensa que realizar un proyecto allí seria bastante beneficioso. ¿Por qué no lo discutimos luego?

Al pronunciarse estas palabras, Lluvia sudo aún más. ¿Cómo podrían lidiar con las palabras del gobernador?

-Señor Héctor, no me atrevo a decir nada.

-Era una broma, tranquila. -cuando termino de hablar, camino hacia la señora Lorena y dijo: - ¡Hola! Señora Ayala, soy un antiguo camarada de armas y mejor amigo de su hijo Álvaro. He oído mucho sobre usted. Finalmente la conozco. ¡Vamos! Quiero invitarle a mi casa.

La señora Lorena conocía las habilidades de su hijo. Sonrió inmediatamente.

-Esta bien, espero que no le molestemos hoy.

-Esta bien, esta bien. A mi padre le gusta reunirse con mucha gente. -Héctor les recordó con entusiasmo.

Lluvia no se atrevió a tardar ni un momento y le conto a Carlos rápidamente lo sucedido. Carlos estaba muy enfadado por lo sucedido, pero no podía hacer nada. La victoria estaba a un solo paso. Pero estaba sorprendido secretamente de que Álvaro realmente conociera al hijo del gobernador.

Sin embargo, nadie sabia sobre esto. Si nadie había revelado la noticia, ¿Cómo hizo Álvaro una contramedida tan precisa? Carlos estaba perplejo mientras Álvaro llevaba a la señora Lorena a reunirse con Josué y fue al sanatorio privado de Héctor para encontrarse con ellos.

- ¡Abuela! -en el momento en que Laura vio a Lorena, se precipito a abrazarla.

Cuando las dos se abrazaron, tenían la sensación de haber recuperado algo que había desaparecido de repente.

-Álvaro no te preocupes, es mi propiedad personal. Incluso si Carlos supiera de esto, no se atrevería a entrar y molestar. Actualmente tiene varios casos pendientes esperando a que mi padre los apruebe. A menos que no quiera seguir negociando en Estados Unidos.

-Gracias, Héctor. -originalmente, Álvaro no tenía la intención de molestarle, porque solo estaba allí para tratar la enfermedad de su hija. Pero no esperaba que al final surgieran tantos disturbios.

Héctor no dijo nada más, solo le dio unos consejos a Álvaro y se fue. Pero Álvaro inmediatamente le pidió a Laura y a la señora Lorena que se realizaran un chequeo completo. Si Carlos hubiera albergado malas intenciones hacia Laura desde el principio, entonces Álvaro estaría bastante preocupado por su enfermedad.