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Despedazado

ANTHONY

Habían pasado dos semanas desde que Gabriel me salvó de las garras de Mefis junto con Rafael. Pero para mí aún no había transcurrido ni siquiera un día, debído a que toda esa pesadilla seguía en mí.

Supe por medio de Gabriel que nuestro amigo Rafael fue recompensado por él y ahora recuperaba el prestigio aritocrático que su madre y su padrastro le habían arrebatado.

Supe que Gabriel lo ayudó a deshacerse de su madre y su oscuro padrastro, siendo libre en verdad. Aquello me alegró ya que ese pelirojo en verdad me caía bien y mucho más ahora que me salvó de aquel infierno.

Sin embargo aún seguía preso de en ese infierno, solo pude alejar a Mefis de mí. No obstante cada vez que cerraba los ojos volvía a tenerlo sobre de mí, otra vez me encontraba en mi antigüa habitación.

Gabriel era quien me liberaba una y otra vez de ese infernal sueño que se volvía pesadilla, noche tras noche. Día tras día.

Él me sacaba al patio de su mansión sin soltarme un segundo, para darme fuerzas y ánimo ya que yo había perdido todo, absolutamente todo.

Esa tarde ambos estabamos en la biblioteca junto a fuego abrazados, fuera nevaba con intensidad.

Gabriel me acariciaba con intensa suavidad,  besaba mi dorada cabellera con amor, luego besaba mi cuello, mis mejillas y aguardaba mi permiso para besar mis labios.

En verdad me ayudaba muchisimo y yo era consciente que sin él estaría muerto. Esa tarde acariciaba sus cicatrices en sus muñecas y brazos con dolor.

Las lágrimas humedecían mi rostro, debido a que me imaginaba su intensa desesperación al no poder encontrarme para haber intentado quitarse la vida.

Supe que si seguía vivo se debía a que su padre era un excelente doctor. Fausto fue quien lo encontró en la bañera de su habitación inconciente y envuelto en sangre.

Fausto le salvó la vida, cicatrizandole las heridas tanto fisicas como de su alma.

GABRIEL

¿Tan poco te importa Anthony para que hayas tomado la decisión de abandonarlo a manos de Mefis?

¿Mefis?

Si Gabriel, de Mefis. Él lo tiene secuestrado en la mansión donde Anthony creció. ¿Qué harás al respecto? Te aseguro que Orfen jamás se dió por vencido ¿acaso tú sí lo harás?

Nunca ¿oíste padre? Nunca abandonaré a Anthony.

Entonces ¿por qué elegiste morir?

Es que...ya no soporto más...

Mi esposo y yo nos iremos a otra ciudad Gabriel. Eres libre hijo, en verdad eres libre de mí y de mi oscuridad. Haz lo que debas hacer y salva a Anthony de una vez por todas.

¿Hablas en serio padre? ¿Soy libre de verdad?

Por supuesto Gabriel, eres lo mejor que me ha pasado. Te dejaré mi nueva dirección, sabes que siempre podrás contar conmigo.

El recuerdo de aquella conversación con mi padre volvió a mí devolviendome las fuerzas necesarias para ayudar a mi amado dorado.

Mi padre me liberó al ver que estuvo a un paso de perderme definitivamente. Y es que en verdad no pude soportarlo más y lo unico que se.me ocurrió fue acabar con todo.

Pero gracias a Fausto ahora estoy junto a mi amado Anthony quien se encuentra en mis brazos sufriendo por todo lo que le sucedió.

Pero curaría su alma, lo curaría al completo. Demasiado dolor padecía ya como para que ahora empiece a sufrir por mí. Mientras le secaba las lágrimas con suavidad le decía:

— Tranquilo mi vida, no llores por mí.

— ¿Eh? Pero...

— Estabas mirando mis cicatrices. No puedes mentir amado mío.

— Gabriel — él me abrazó fuertemente.

— Te amo tanto que no soporto la idea de estar lejos de tí mi vida.

— Fuiste por mí demostrandome tu intenso amor. Estás curando mi alma misma Gabriel — Anthony acarició mis cicatrices con ternura infinita — Yo también curaré tu alma...mi amor.

Sin poder contenerme más lo besé tras rodearlo con mis brazos. Podía sentir cómo él iba luchando contra si mismo para poder responderme con un amor muchisimo más intenso aún.

Pero inmediatamente lo solté, sabía que debía ir de a poco. Anthony estaba rojo debido a la pasión y respiraba entrecortado. Su dolor se reflejaba en su hermosa mirada.

— Lo siento Gabriel...yo..yo...

— No te disculpes mi vida, es perfectamente comprensible. Pude besarte y abrasarte, es un gran paso.

El mayordomo entró y Anthony se tensó, era el único que podía presentarse ante mi amado sin que le dé un ataque de nervio. Pero aún con él no podía evitar de sujetarme la mano y apretarmela.

Lo abrace con ternura brindandole mi protección. Así la respiración de Anthony iba normalizándose poco a poco otra vez.

— Disculpen, pero tienen visitas.

—No....no.... — empezó a decir Anthony aferrándose a mí mientras volvía a temblar.

— Tranquilo mi vida, nadie te verá — le dije mientras mirada a mi mayordomo con dureza al punto de ver cómo empalidecía y retrocedía

— Es que se trata del padre de Anthony.

—¿Qué? — dijo mi amado dejando de temblar para dar paso a la furia total — ¿Dónde está ahora?

— En el living....

— Maldito sea ¿ahora recién se le ocurre volver?

Ví que la furia anuló todo temor en él ya que no solo dejó de temblar sino que se incorporó y fue directo al living, seguido de mí por supuesto.

Abrió las puertas de un golpe y se adentró al living. Yo estaba a su lado. Liam y Orfen estaban allí y en verdad no daba crédito a tan tremenda osadía.

A Liam le bastó ver a su hijo para percatarse de su estado. Supo que se encontraba peor de lo que se hubo imaginado.

Personalmente no entendía cómo supo lo de Anthony si yo nada dije y dudaba de que Mefis lo hiciera.

—No puedo creer el nivel de cinismo que tienes padre, ni tú ni Orfen.

— Anthony....hijo....

—¡Deja de llamarme así maldita sea! ¡Dejé de ser tu hijo cuando me quitaste tu apellido!

—Lo lamento....

— ¡Mentira! ¡Tú no lamentas nada! ¡Ni tu tampoco Orfen! ¡Gracias a ustedes todo el personal de la mansión que me heredó el abuelo trabajan para el enfermo de Mefis!

— No...nosotros no....

— ¡Ustedes les dieron la espalda a ellos! ¡Dejaron de pagarles y no se dignaron a avisarme nada!

— Mefis aprovechó eso para comprarlos a todos — dije con dureza — Fue por eso que pudo atrapar a Anthony.

— Tú — decía Anthony mirando a su padre con intenso dolor — Te saliste con la tuya, conseguiste que Mefis me destrozara ¡Querías hacerme sentir lo que tú sentiste a manos de Fausto! ¡¿Verdad?!

— Jamás tuve esa intensión ¿cómo puedes pensarlo siquiera Anthony?

— Por tus acciones padre....yo...yo...

Anthony empezaba a desplomarse una vez más, por eso lo abracé mientras le ordenaba a mi mayordomo que conduzcan a Liam y a Orfen a la salida. Luego me llevé a mi amado a nuestra habitación.

— No se molesten en volven, no serán bienvenidos aquí. Ninguno de los dos — dije con dureza antes de salir.

Pude ver la desolación en la mirada de Liam pero no me importó. Nada me importaba más que mi amado Anthony y su propio bienestar.

Cuando estuvimos en la habitación cerré la puerta con llave, solo recién Anthony se relajó. El me abrazó y lloró intensamente en mi hombro.

— Calma mi vida, aquí estoy yo. Solo para tí.

— ¿Cómo pudo hacerme eso mi padre? Y ahora regresa ¿qué demonios pretende de mí? ¿Matarme?

— No lo se pero no permitiré que nadie más te lastime. Confía en mí.

— Gracias...mi amor.

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