EXTRAÑO
(***)
Mis ojos están cansados y entecerrados por el viento y la tierra que volaba, viendo pasar un autobús tras otro, esperando a que el correspondiente llegara. Ya era la hora de entrada y aún seguía acá parada, impaciente y ansiosa. El clima no quería cooperar con los estudiantes que no tenemos auto.
Si bien, suelo llegar tarde a todos lados, es incómodo cuando lo hago en la facultad. No es la forma en la que me gusta que mis profesores y directivos me conozcan.
Unas cuantas quejas mentales después, llegó mi bus, repleto de gente. Al menos no soy la única que llega tarde a sus responsabilidades.
—Podrías haberme enviado un mensaje y pasaba por ti.—Fue lo primero que escuché de Lía, ni bien me senté en mi silla.
—Ya pasó el tiempo de explotarte, cachorra. Sólo voy a tener que salir más temprano porque aparentemente el autobús no cumple sus horarios.
—Se parece a ti.—Antes de recibir un regaño de mi parte, fue a sentarse a su lugar mientras reía.
En lo que va del día, tuvimos dos clases. Bastante interesantes por cierto, atrapantes.
Lía y yo estábamos caminando hacía uno de los tantos restaurantes con los que contaba el establecimiento cuando se acercó a nosotras un chico. El amigo de los hermanos Kane, amigo especial de Lia, para ser exacta. Al parecer se llama Mateo y su mayor sueño en esta vida, es salir con mi amiga, o eso entendí.
No iba a interferir en sus planes, así que me abrí paso y seguí mi camino hacia la gloriosa comida. Entré al primer restaurante que se cruzó en mi camino, pedí mis cosas y elegí una mesa para estar cómoda y libre de estrés por algunos minutos.
—Axia.—Un agitado Raphael se sentó en mi mesa.
—Raphael, ¿necesitas algo?...¿No deberías estar en tu sector?.—Imité lo que parecía ser su saludo, esperando a que dijera lo que sea que tenga que decir. No creo que haya venido para pasar tiempo conmigo o preguntarme como estoy.
—Debería pero tengo unas cosas que hacer por estos lados. Soy gente importante, ya sabes.
—Ajá.
—Te tengo una propuesta.—Se tomó el agua que había en mi botella para seguidamente, fijar sus ojos en los míos.
—No compro, no vendo y no necesito. Por cierto, puedes tomar de mi agua, no hay problema.
—Gracias... Si aceptas mi propuesta, llámame o ve a mi casa más tarde.
—Hombre ridículo e imbécil, no voy a aceptar nada... De todas formas, no me has dicho cual es la propuesta.
—Entonces te interesa.— Una ligera y disimulada sonrisa se posó en su rostro.—Vengo a proponerte que te unas a mi grupo de tráfico de psilocibina.
Su sonrisa creció ante mi expresión confundida.
—No sé que es eso pero no, gracias.
—Es droga. Ilegal.
—No, y no deberías estar en ese grupo. Vas a meterte en problemas, yo paso. No quiero que me expulsen, ¿qué te hace pensar que voy a unirme a esa cosa?, estás demente. También recuerdo que te caigo mal así que mejor vete, quiero tener una comida en paz.
Jamás había oído carcajear a Raphael, tampoco había visto la sonrisa que tiene en estos momentos.
—Es una broma, Axia. No trafico drogas ilegales, soy un buen alumno y para nada soy un drogadicto. Un buen samaritano.—Se acomodó en su silla, tomó aire y volvió a hablar.—Y no me caes mal, tú te enojaste por algo que ya no recuerdo, pero estoy seguro de que fue algo estúpido. Por cierto, ¿cómo quedó tu habitación?.
—Quedó hermosa, gracias a mí y mi ingenio...A propósito, que gran broma fue esa, como puedes ver, estoy descostillándome de la risa.
—Muy graciosa, morena. Sólo vine a eso, nos vemos.—Se terminó de beber mi botella de agua y se fue.
[...]
Estaba leyendo el último libro de la saga de 'Luzbel' cuando mi teléfono sonó.
Resultó ser un mensaje de algún número desconocido.
[Número desconocido]:
Ve al parque, tengo unas cosas que hablar contigo.
Reí ante el móvil, que clase de mensaje era ese.
[Número desconocido]:
Soy Raphael, ven o voy a buscarte a la fuerza.
Eso me daba muchísima más confianza, claro que sí (nótese el sacasmo). ¿Cómo no iba a aceptar esta linda invitación a un parque a las diez de la noche?, en una ciudad de prácticamente no conozco, con alguien a quien tampoco conozco.
Está loco.
No iba a responder, seguramente tengo cosas más importantes que hacer.
No pasaron ni diez minutos cuando mamá me avisó que alguien me esperaba en la entrada. No había que ser muy listo para saber que Raphael era quien venía a molestar. Harta de leer sus estúpidos mensajes, bajé para preguntarle que es lo que desea a estas horas.
—Muy bien, entonces, ¿vas a llevarme cual costal de papas o vas a amordazarme?.
—Muy graciosa, morena—Dio media vuelta hacia la calle.— Vámonos.
—No voy a ir a ningún lado, Raphael. Mejor dime lo que sea que tengas de decir.
Giró nuevamente hacia mí mientras pasaba sus manos por su cabello.
—Me puedes explicar, ¿por qué eres tan así?.
—Claro, porque irme a quien sabe que lugar con alguien a quien prácticamente no conozco es taaan normal.
—Me conoces, vivo en frente. Tu madre lo sabe, vámonos.
—Dime que es lo que quieres y entonces tal vez lo piense.
Hizo una combinación de estúpidos gestos con sus manos.
—Es magia.
—Te ves ridículo, vete a dormir.
—Axia, hazme c...
Ni de chiste le creo que no anda en las drogas, que ridículo.
Volví a subir las escaleras para irme a dormir, poniendo mi teléfono en silencio para no tener que escuchar los mensajes de mi vecino el tarado.
🌱¡BIENVENIDOS!
Recuerden que cualquier error será corregido al finalizar la historia. 💖