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Familia y Diosa 2.173

Viggo llevó a Flora a la salida de la mansión y para sorpresa de ambos, Ottar estaba en la puerta. Sin embargo, el vestía de una forma en que ambos no se lo hubieran esperado en toda su vida. Él seguía usando la bandana roja que le regalo Viggo, en la frente, lo que, en conjunto con su porte, musculatura y rostro, le daban el aspecto amenazante. Sin embargo, vestía un traje de frac y sostenía en sus manos un paquete rectangular envuelto en papel de regalo color celeste.

Viggo y Flora quedaron viendo a Ottar. Este último se mantuvo serio en todo momento, pero se ruborizo y ellos estallaron en risas.

-No tenías para que ser tan formal- dijo Viggo con una gran sonrisa -pasa, pasa-

-Yo, bueno, lo siento por venir tarde- respondió Ottar y paso al interior. Viggo cerró la puerta y Ottar se quedó mirando a Flora, con esa trenza dorada tan característica de ella y un hermoso vestido de una pieza.

-Parece que no soy el único formal- dijo Ottar

-Sí, pero yo ya pasé a ver a Uri- respondió Flora con una gran sonrisa, ella se calmó, siguió sonriendo, pero hablo en un tono de voz más serio -nos vemos Ottar, trata a Uri con cuidado-

-¿Uri?-

-Sí, Uri, de Uriel. Como Tatsu, de Tatsumi, ya sabes- dijo Flora, su sonrisa se desvaneció y miró a Ottar con un ánimo renovado, algo seria, pero tranquila -para nuestro cumpleaños espero que estes ahí y no seas tan esquivo como siempre-

-Bueno, eso-

-Nada de peros, ven…por favor-

-Yo, está bien- respondió Ottar sin saber cómo actuar ante una Flora tan calmada. Por lo general ella era muy espinosa con él, como si no lo quisiera a su alrededor. Se preguntó qué le había pasado.

-Eso suena mejor- dijo Flora, le dio un inesperado abrazo a Ottar que dejo a este último congelado. Flora no se preocupó por la reacción porque el daño estaba hecho. Aunque ahora hicieran las pases, años de haberse evitado no podían desvanecerse como si nada. Sin embargo, eso no quiere decir que ahora no se pudieran llevar bien. Después de Ottar, Flora abrazó a Viggo, le susurro algo y cuando se separaron, Viggo asintió. Flora se dio la vuelta, abrió la puerta y salió de la mansión.

-¿Qué le paso?- preguntó Ottar sosteniendo el regalo de Uriel en sus enormes manos

-Nada, solo, está creciendo como tú o como yo- respondió Viggo, le dio una palmada en el brazo y continuo -no esperaba que vinieras tan formal. Recuerdo que aceptaste volverte el padrino de mi hija, pero esto es todo un evento-

Ottar se ruborizo, frunció el ceño y Viggo supo que debía detener sus bromas o si no, Ottar se enojaría.

-Ven, vamos a ver a la dama en cuestión- dijo Viggo -es preciosa, la mujer más linda de todo el mundo. Ya lo verás, incluso más linda que Freya-

-Oye- protesto Ottar

Viggo no tomo la protesta de Ottar en serio y camino por delante mientras Ottar lo seguía de cerca -hoy he sido un hermano muy solicitado. Primero Tatsu en la mañana, después Flora y ahora tú ¿También me traes problemas?-

-No, yo solo quería pedir disculpas por venir tan tarde- dijo Ottar, miró la recepción de la casa, con la pintura de Viggo, Kain y la diosa Hephaestus en la muralla del fondo. Viggo debe haber tenido unos cuatro o cinco años. Mucho del mobiliario había cambiado, la distribución y el color de las murallas, pero esa pintura siempre había estado ahí -estábamos de viaje con la dama Hera. Recién volvimos ayer en la noche y hoy en la mañana me avisaron del nacimiento de tu hija. Uriel ¿Cierto?-

-Sí, Uriel- dijo Viggo con una amplia sonrisa -tiene mi cabello rojo-

-Ojalá no haya salido tan fea como tú- respondió Ottar con una sonrisa burlesca

-Oye ¿De qué hablas? La cara es lo mejor que tengo-

Ottar soltó una carcajada y Viggo lo acompaño en el gesto. Las risas viajaron a través de la enorme mansión. Ellos caminaron hasta las escaleras, subieron al segundo piso y se detuvieron frente a la habitación de Semiramis.

Viggo golpeo la puerta un par de veces y preguntaron desde el interior -¿Sí?-

Viggo miró a Ottar y le dijo -espérame aquí, por favor. Primero tengo que avisarle a Semiramis-

-Entiendo- respondió Ottar con una pequeña sonrisa

Viggo entro a la habitación y cerró la puerta. Entonces vio a Semiramis cerca de la cuna y cargando a Uriel contra su pecho.

-¿Qué sucede, querido?- preguntó Semiramis -¿Ya se fue Flora?-

-Sí, ya se fue, pero ahora llego Ottar ¿Puede entrar?-

Semiramis miró la habitación. Ya habían sacado los pañales, limpiado a la pequeña pelirroja y el resto de la habitación estaba ordenada. Semiramis miró a Viggo y le dijo -sí, por supuesto-

-Bien, gracias- respondió Viggo, se dio la vuelta, se acercó a la puerta y asomo su rostro por la puerta. Vio a Ottar parado en el pasillo con una expresión de nerviosismos -ven, vamos, puedes pasar-

Ottar asintió, Viggo abrió la puerta por completo y Ottar paso. Ambos caminaron hasta donde estaba Semiramis sosteniendo a Uriel.

-Muchas felicidades, cuñada- dijo Ottar con una actitud nerviosa -yo, traje esto, no sabía si le quedaría, pero es, bonito-

Semiramis asintió y señalo un mueble apegado a la pared para que Ottar pudiera dejar el regalo ahí -gracias, Ottar- dijo con una sonrisa mientras sostenía a la pequeña pelirroja contra su pecho -Por el tamaño de la ropa no te preocupes, los bebés crecen muy rápido. Así que, si le queda grande, no te preocupes, en un mes o menos le quedara bueno-

-¿Por qué no le dejas sostener a Uriel?- preguntó Viggo con una sonrisa amplia

-No, yo- dijo Ottar super nervioso. El bebé en los brazos de Semiramis parecía tan pequeño y frágil que le daba la impresión de que se quebraría si alguien tan torpe como él la sostuviera.

Viggo continúo sonriendo, se acercó a Semiramis y tendió sus brazos. Semiramis le entrego a la bebé y Viggo susurro para calmarla -vamos, vamos, ve con tu padrino, es un tipo serio, pero buena persona-

-En serio, Viggo, mejor no- respondió Ottar cada vez más nervioso.

-Vamos, Ottar, es tú ahijada, como no la vas a cargar una vez- dijo Viggo

Ottar al final asintió y tendió sus manos hacia adelante mientras mostraba ambas palmas enormes. Viggo acercó a Uriel que perfectamente podría caer en una de las manos de Ottar. Viggo la deposito en sus manos y Ottar la acuno entre sus manos mientras miraba esos enormes ojos azules que lo miraban con inocencia y curiosidad.

Ottar sonrió de forma tonta y dijo -tenías razón, es hermosa-

-¿Verdad?- preguntó Viggo con una gran sonrisa

-Gracias al cielo que solo tiene tu pelo ¿Te imaginas que también tuviera tu cara?-

-Oye-

Ottar siguió sonriendo hasta que a Uriel no le gusto estar acunada en unas manos tan duras por entrenar tanto tiempo con una espada y se puso a llorar. Ottar se puso pálido del nerviosismo y se acercó a Semiramis con una expresión de pánico -cuñada, la niña- dijo

Semiramis solo pudo sonreír, asombrada de que alguien tan alto, musculoso y feroz como su cuñado se volviera un manojo de nervios solo por sostener a un bebé.

-Dame un segundo, la tomare en brazos- dijo Semiramis, tomo a la niña y la apoyo contra su pecho. Ella le dio una breve mirada a Ottar y vio como su rostro se relajaba como si la crisis hubiera terminado. Ella soltó una risita y se dedicó a calmar a Uriel.

-Hombre, vas a tener que mejorar esos nervios- dijo Viggo con una sonrisa burlona -¿Cómo lo vas a hacer cuando ella te pida que la levantes en el aire?-

-Eso, eso- dijo Ottar con una expresión de miedo -mi corazón no está preparado-

Viggo soltó una risotada y le dio unas palmaditas en el hombro.

-Viggo, no te rías tan fuerte- dijo Semiramis

-Oh, lo siento- dijo Viggo -¿la estrella se cansó de atender a sus fans?-

Semiramis mostro una sonrisa y asintió al ver a la pequeña cerrando sus ojos.

Viggo miró a Ottar y le dijo -ya lo oíste, vamos-

-Sí- respondió Ottar, miró a Semiramis y levantó la mano derecha en señal de despedida. Semiramis solo apartó una mano de la espalda de Uriel mientras la sostenía con los antebrazos y la movió un par de veces en respuesta.

Viggo y Ottar salieron de la habitación. Ottar soltó un profundo suspiro de alivio y Viggo soltó una risita al ver a su hermano y amigo estar tan nervioso por sostener un bebé.

-¿Almuerzas acá?- preguntó Viggo

-No puedo, tengo muchas cosas que preparar- dijo Ottar -no te lo había contado, pero voy a ser el capitán de la familia-

-¿En serio? ¿Le contaste a papá?- preguntó Viggo con una clara expresión de asombro -cuando lo sepa se va a volver loco-

-Sí, ya me lo imagino- respondió Ottar con una amplia sonrisa -acompáñame a la puerta, te lo cuento en el camino-

Viggo asintió y los dos caminaron por el pasillo con dirección a las escaleras. Del lado izquierdo los amplios ventanales que daban a patio exterior y del lado derecho las murallas con cuadros, muebles y floreros de porcelana con flores cortadas en la mañana.

-¿Qué paso con la tía Mia?- preguntó Viggo mientras avanzaban

-Ella se va a jubilar de aventurera, pero seguirá trabajando para la familia- respondió Ottar -va a colocar un restaurante, ya me dijo que te avisara que tenías que pasar una vez que se inaugure el local-

-Ahí estaré, espero que la comida sea deliciosa-

-Oooh, ya verás, es algo hecho especialmente para los aventureros-

-Eso suena sospechoso y divertido- respondió Viggo

Ottar se detuvo, lo miró a los ojos y asintió. Después siguió caminando -tus instintos dan miedo- dijo

-Gracias, pero que importa. De todas maneras, me voy a enterar-

-Eso es verdad- respondió Ottar, siguieron caminando hasta las escaleras y se detuvieron -la dama Freya a estado de viaje, pero circulan algunos rumores de ti y una nueva esposa-

-Aah, Rosewisse, la mujer alada o el ángel, como lo llaman los aventureros- dijo Viggo con una sonrisa incomoda -¿Qué hay con eso?-

-A la dama Freya le gustaría conocerla- dijo Ottar tomando una profunda respiración -no tienes que preocuparte, es solo para conocerla. Ella hará una reserva en el restaurante que se encuentra al norte de la torre de Babel. Ya sabes, el de siempre. Además de que quiere enviar un regalo especial para tú esposa-

-¿Solo conocerla?-

-Vamos, tú sabes cómo es papá con los poderes de los dioses. La dama Freya aprecia mucho la amistad con papá como para dañarla solo porque le agrada alguien. Ella me dijo que su principal prioridad es volver a verte, conocer a tu esposa y estar en buenos términos con tú esposa Semiramis-

-¿Por qué quiere estar en buenos términos con Semiramis?-

-La dama Freya dijo que ibas a preguntar, pero no te preocupes, ella responderá a muchas de tus respuestas. El futuro se viene un poco complicado para todo el mundo-

Viggo y Ottar se quedaron mirando a los ojos durante un momento. Viggo asintió en un gesto lento y Ottar le dio unas palmaditas en el hombro.

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