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Valkiria y Familia 2.146

-Este es Mimir- dijo Rosewisse, al lado del árbol dentro del santuario en la cima de la montaña. El lugar era una especie de jardín con un único árbol en el lado sur y un gran arco de piedra en el lado norte, frente al árbol. Ambos objetos estaban alejados uno del otro por más de cincuenta metros. El ambiente era tranquilo a pesar de que estaban en la cima de la montaña, de manera literal. No entraba el frio ni las ráfagas de viento. Solo algunos copos de nieve que caían sobre el piso de roca finamente labrado y se transformaban en charcos de agua. También había esculturas de tres metros de personas, lo más probable que sean las imágenes de los Jotnar cuidando del arco que según Rosewise, era un portal para viajar a otros reinos y por el cual ella viajo.

En el único árbol, estaba un hombre, de forma rara y mágica, fusionado con la madera del tronco.

-Mi señora, te dije que no volvieras ¿Por qué no me hiciste caso?- preguntó el anciano fusionado con el árbol. Estaba calvo y le salían dos cuernos de la frente, con tatuajes rúnicos por toda la cabeza, rostro y labios. Le faltaba un ojo mientras que el otro brillaba como si fuera de oro.

-Yo, le debo un gran favor a él- respondió Rosewisse, algo apenada -a pesar de que me disté un consejo, tuve mala suerte y me encontré con Thor-

-Pero ¿Cómo?- preguntó Mimir asombrado

-Bueno- dijo Rosewisse, levantando su rostro y mirando a Viggo con una sonrisa -aunque no me fue bien, Viggo me ayudo y…se podría decir que me rescato-

-Tú lo dices así- respondió Viggo -pero solo fue suerte-

Mimir miró al joven con el cabello llameante llevar la armadura de Tyr, de color celeste metálico, bordes dorados y los dos lobos en el pectoral. Parecía un dios, pero por alguna razón, no daba esa presencia. Algo limitaba esa aura divina que poseen todos los dioses. Sin embargo, si era verdad todo lo que dijo Rosewisse, debía ser un dios. De lo contrario, no se explicaba cómo pudieron sobrevivir al gran asesino de los Aesir, amante la bebida, comida y muerte.

-Aunque solo haya sido suerte, puede considerarse destino- respondió Mimir con una dicción perfecta y una pronunciación envidiable -mucho gusto, joven Viggo, mi nombre es Mimir, el hombre más sabio de todos los reinos-

-Autoproclamado- dijeron Rosewisse y Viggo al mismo tiempo. Después se largaron a reír, porque de manera inconsciente lo pensaron al mismo.

Viggo calmo su risa al ver que Mimir se mantenía serio y dijo -lo siento, es que es un poco chistoso que alguien se presente así mismo de esa manera. No sé si es la confianza o realmente posees tal ingenio-

-Niños- murmuro Mimir, tosió y dijo con voz calmada y elocuente -en ese caso, haz una pregunta y veremos si te puedo ayudar-

-Ok, ahí va- dijo Viggo con una sonrisa que se desvaneció al instante y dijo en un tono serio -¿Cómo puedo matar a Odín?-

Mimir se quedó en blanco por un momento, sin saber que responder. El silencio lo lleno todo. Mimir miró al joven de cabello llameante a los ojos y le pregunto -¿Perdón?-

Viggo lo quedó mirando y dijo con total seriedad -¿Cómo puedo matar a Odín?-

-Joven Viggo- dijo Mimir nervioso -si esta es otra de tus bromas, créeme, es menos graciosa que la anterior-

-Ooooh ¿En serio?- dijo Viggo acercándose a Mimir y quedando a unos escasos centímetros de su cara -¿Por qué no le preguntaste lo mismo a los hijos de Ivaldi cuando vinieron Midgar a buscar refugio? En realidad, sé quién eres, Mimir, gran consejero de Odín. Aquel que le dio grandes ideas al padre de todo y lo ayudo a volver loco a Ivaldi. Los enanos te recuerdan, tallaron tu nombre y el de Odín en sus paredes-

Eso, dejo a Mimir congelado, sin capacidad de responder de forma grandilocuente.

-Ahora vamos- dijo Viggo, retrocediendo dos pasos y cruzándose de brazos -¿Cómo puedo matar a Odín? Ahora que dije esas cosas, debes saber que hablo en serio-

-Soy lo que soy por lo que dije- respondió Mimir como si aceptara su culpa -y este es el precio que tengo que pagar. Llevo cien inviernos mirando la montaña, siendo torturado por el padre de todo cada vez que se encuentra ocioso. Puedes ver los agujeros en mis hombros y pecho. No puedo morir, así que no importa lo que él me haga, solo puedo quedarme aquí y aguantar ¿Es eso castigo suficiente? ¿Crees que no me arrepiento de haber hecho o dicho lo que dije?-

-Díselo a los cientos de miles que murieron bajo la mano de Odín y tus sabios consejos. A mí no me interesa tu sentido de la culpa. Dime ¿Cómo mato a Odín?-

-Viggo- dijo Rosewisse, sintiendo pena por Mimir -no es necesario que lo sigas atormentado, él, ya tuvo lo que merecía-

Viggo miró a Rosewisse, vio su mirada suplicante enmarcada en el largo cabello de plata. Viggo asintió y después se enfocó en Mimir -¿Cómo puedo matar a Odín?- pregunto

-No es tan fácil, joven Viggo- dijo Mimir con cierto cansancio -según las profecias, Odín morirá en el Ragnarok mordido por Fenrir y Thor envenenado por la serpiente del mundo. Es todo lo que sé. Sin embargo, no, es que en estos momentos es imposible. Podría decirte que viajes a Niflheim e investigues la razón del porque Odín volvió loco a Ivaldi, pero con el templo de Tyr hundido bajo el agua, es imposible-

-¿Por qué debería investigar a Ivaldi? ¿Niflheim? ¿No es esa tierra congelada?-

-No, la tierra congelada es Helheim. Niflheim es una tierra cubierta por una neblina toxica. Algo debe haber conseguido Ivaldi que asusto a Odín y se deshizo de él-

-Eso- dijo Viggo soltando una suspiro -al menos es algo, pero no resuelve el principal problema-

-Joven Viggo, tu problema es mucho más grande de lo que puedes dimensionar- añadió Mimir -no es tan sencillo como pensar en conspirar contra el padre de todo-

-No, Mimir- dijo Rosewisse, Mimir miró a su izquierda y vio a la joven y hermosa valkiria de cabello plateado -Viggo tiene un problema diferente. Él no encuentra una buena razón para matar a Odín-

Eso dejo a Mimir aún más confundido y miró a Viggo a la cara sin saber si esto realmente era una broma o no -eso, es algo que él debe decidir, nadie le puede ayudar. Sin embargo, aunque no es válido viniendo de mí, puedo decir que Odín está enfermo. La paranoia lo tiene consumido y ve enemigos en todos lados-

Viggo asintió sin darle muchos pensamientos a tales palabras y agacho la mirada pensando en los pros y contras de seguir con esta misión.

-Cuidado- grito Mimir

-Viggo, detrás de ti- grito Rosewisse

Viggo descruzo sus brazos y se volteó para mirar. Entonces sintió que el mundo se ralentizó y vio que el arco de piedra ahora no mostraba el paisaje de las montañas. Si no que era similar a la imagen de un espejo acuoso gigante que mostraba el salón de un castillo hecho de oro. Aquel hombre del martillo que Rosewisse identifico como Thor, tenía el brazo izquierdo extendido hacia adelante y su martillo volaba rodeado de electricidad en su dirección.

Viggo reacciono canalizando todo su mana y lo convirtió en touki rojo y espeso. Sin embargo, al momento de ser golpeado por el martillo, el golpeo rompió la coraza y lo mando a volar, estrellándose contra el árbol.

Al mismo tiempo, Mimir se vio aplastado por el cuerpo de Viggo y cayó inconsciente.

Rosewisse hizo aparecer su varita de plata en la mano derecha y apuntó a Thor en el otro lado de la visión del castillo de oro con largos pilares. Ella creo rápidamente un círculo de magia en el aire con la runa de sowelu "S" y lanzó una enorme bola de fuego -no- grito con todas sus fuerzas -maldito asesino-

Thor tuvo que saltar hacia un lado, la bola de fuego voló atravesó el portal y estallo en la sala del castillo. Sin embargo, el portal no colapso, pero al perder su concentración, el martillo de Thor dejo de presionar a Viggo contra el árbol de Mimir. Viggo cayó al suelo, con los ojos muy abiertos, incrédulo de la fuerza del ataque. Esto ya no era ni siquiera al nivel de Jason o los otros. Era superior a un aventurero de nivel nueve. Lo único que pudo pensar mientras caía al suelo sin poder hacer nada y escuchando los gritos de Rosewisse fue ¿Quién le dio semejante arma a una existencia tan irracional?

-Maldito, maldito, maldito- gritaba Rosewisse con los ojos llenos de lágrimas y creando un círculo de magia detrás de otro, bombardeando la sala del castillo de oro y derrumbando los largos pilares. Thor se había escondido, pero todavía estaba ahí. Como resultado de eso, el martillo voló de regreso al portal, alguien asomo una mano regordeta por el lado y lo atrapo. Entonces Thor se mostró de nuevo y esta vez avanzó sin temer a la poderosa magia de Rosewisse, golpeando con su martillo cada bola de fuego y disipándola. Una vez más lanzó su martillo, partiendo una bola de fuego que venía en su dirección y golpeo a Rosewisse mandándola a chocar con un pilar.

Rosewisse cayó al suelo mientras los escombros de la roca caían sobre ella. Se sintió demasiado débil, pero pudo ver el cabello rojo de Viggo y su cuerpo tirado en el suelo, por delante de Mimir. Ella se arrastró sin importarle nada. Al menos, si iba a morir, debía hacerlo en compañía del único amigo que encontró en mucho tiempo. Ella se arrastró con dificultad, sintiendo que su vista le fallaba. En el suelo había molestas raíces que se extendían desde el árbol de Mimir. Rosewisse sintió como la sangre manaba de su cuerpo y buscaba escapar por su boca. Le dolía todo, pero al menos, tenía que alcanzar la mano de Viggo. Esa mano fue tan cálida, tan amable, tan risueña, tan divertida. Entonces ella vio que Viggo movió su mano. Estaba vivo, pensó, pero también escucho los pasos desde la derecha. Ella alzó su mirada y vio al gigante, gordo y pelirrojo caminar con dirección a ellos. Solo estaba a diez metros.

Rosewisse sintió el peligro y soltando un gemido de dolor, se arrastró hasta Viggo utilizando las fuerzas que le quedaban. Ella se subió sobre la espalda de Viggo y murmuro entre llantos -por favor, por favor no lo mates. No ha hecho nada malo, es toda mi culpa. Perdónalo-

-No te preocupes, ambos morirán juntos- dijo Thor levantando su martillo y rodeándolo de poderosos rayos eléctricos. Él lo descargó con todas sus fuerzas, lanzando un grito bestial, pero justo cuando iba a aplastar a Rosewisse y Viggo, apareció una barrera semi transparente de color azul y repelió el poderoso ataque dispersando los rayos en todas las direcciones.

Rosewisse, apoyada sobre el cuerpo de Viggo quedó sorprendida, pero justo cuando iba a decir algo, desapareció de la montaña de los Jotnar y viajo por el espacio oscuro cubiertos de estrellas que se veían borrosas. Fue un viaje breve y al instante, apareció en medio de una calle con adoquines, con un clima cálido y un cielo despejado y el sol de la tarde cayendo. Ella se volteó en todas las direcciones y dio un respingo cuando escucho gritar a alguien -¡Viggo!-

Al instante siguiente apareció una mujer de orejas puntiagudas y cabello verde delante de ella. Tenía un rostro hermoso y ovalado. Llevaba un bebé en sus brazos, demasiado pequeña, no debió tener más de dos años. Rosewisse solo pudo sonreír de alivio, toser sangre y caer de espaldas. El cielo se veía agradable, en calma. Nos salvamos, es lo único que pudo pensar y cayó inconsciente.

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