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De amores y razones 1.98

Una vez que llego la noche, dos carruajes se posicionaron en la entrada de la mansión de Hephaestus. Uno que contrato Hephaestus y otro de Hera. Kain, Hephaestus, Scheherezade, Sakura y Ana se fueron en el primer carruaje, mientras Viggo y Semiramis se fueron en el segundo, donde iban Hera y Odiseo.

Se escucharon los látigos y el relinchar de los caballos, entonces los carruajes se empezaron a mover. Por fuera se escuchaba el trote de los caballos y el traqueteó de las ruedas sobre los adoquines.

Dentro del carruaje de Hera, Viggo y Semiramis iban sentados frente a Hera y Odiseo, así que por la ventana daba la impresión de ir retrocediendo. Cada uno de los jóvenes iba vestido con su mejor prenda. Viggo iba como la mayoría de los hombres, vestido con un traje de frac, al igual que Odiseo sentado en el asiento del frente. Por otro lado, Semiramis llevaba puesto un hermoso vestido amarillo de una pieza que dejaba al descubierto sus hombros y resaltaba su gran escote. En su cuello llevaba un hermoso collar de oro de finos eslabones y un rubí rojo que casi se perdía entre sus grandes senos.

Del otro lado, Hera llevaba puesto un vestido celeste suave y dos pendientes con grandes diamantes. Su sonrisa de negocios le daba un aire agradable mientras su cabellera rubia iba arreglada en un tomate, con dos palillos de oro entrecruzados en forma de X. Cada palillo tenía por punta un zafiro.

-Te queda muy bien ese vestido- dijo Hera de forma amigable

-Gracias, lo mismo puedo decir de usted- respondió Semiramis en un tono cordial

-No tienes que ser tan formal, solo estamos conversando-

-Es el respeto-

-Si tú lo dices- respondió Hera de forma relajada, después miró a Viggo y continuo -joven Viggo, debo decir que tiene buen gusto. Usted se parece a su padre en muchos aspectos, espero que siga eligiendo con esa intuición y no se deje capturar por la supuesta inocencia de alguna muchacha-

Viggo solo le mostro una breve sonrisa y después miró por la ventana. Odiseo que estaba sentado al frente le dio un leve puntapié en las canillas y lo quedó mirando a los ojos. Viggo soltó un suspiro tornando los ojos al cielo y dijo -gracias por su cumplido, lady Hera-

-Déjalo, Odiseo- dijo Hera en un tono divertido -algunas de sus maneras son muy parecidas a Kain, pero déjeme aclararle una cosa, joven Viggo. La arrogancia de su padre es tolerada porque es fuerte, pero usted no lo es, recuérdelo-

Viggo forzó una sonrisa mientras le tiritaba la comisura de la boca -lo recordaré- respondió

-Eso te pasa por arrogante, mocoso- dijo Odiseo en tono estricto -uno siempre debe ser cortes con los demás, incluso si solo es por educación-

-Sí, sí, abuelo Odiseo, lo tendré presente-

-No soy tu abuelo, mocoso, pero cuando entrenemos te daré una buena. Vamos a ver si continúas siendo tan arrogante-

Al mismo tiempo que Odiseo y Viggo argumentaban, Hera miró a Semiramis y sonrió mientras tornaba los ojos al cielo y negaba con la cabeza, en un gesto de fastidio. Cosa que relajo un poco a Semiramis.

-Bien, suficiente, lo importante aquí es que- continuo Hera mientras miraba a Semiramis -quisiera preguntarte qué estuviste haciendo antes de venir aquí-

Viggo dejo de argumentar con Odiseo y le prestó atención a la pregunta que le hizo Hera a Semiramis.

-¿Por qué?- contesto Semiramis

Hera mantuvo la sonrisa en sus labios en todo momento y continuo -porque me gustaría contratarte-

-No me conoce de nada-

-No es necesario, tengo la intuición de que eres un buen elemento. Con Odiseo aquí a mi lado también paso lo mismo. Incluso si él y sus hermanos fallaron su examen de ingreso a la familia, aun seguí sintiendo que eran buenos elementos. Así que les entregue una casa en los suburbios y algo de dinero. Solo tuve que esperar un año y me dieron una gran sorpresa-

Antes de que Semiramis pudiera decir algo, Viggo dijo con una gran sonrisa en los labios -hermano ¿Fallaste tu examen de ingreso a la familia? ¿Así de malo eras?-

-Cállate mocoso, no es tu asunto- dijo Odiseo mirando hacia la ventana. Al mismo tiempo, Viggo comenzó a reír, pero Hera tosió y le llamo la atención. Viggo se cubrió la boca y guardo silencio, pero de todos modos le siguió dando una mirada burlona a Odiseo. Este último parecía avergonzado de su pasado.

-Bueno, como te iba diciendo- dijo Hera -tengo un presentimiento similar contigo. Así que quisiera contratarte, pero antes de eso, quisiera saber qué hacías antes de venir a Orario-

Semiramis la quedó mirando durante un largo rato y se llevó la mano a la frente por un momento.

-No tienes que preocuparte- dijo Hera -mi marido debe haber puesto una de sus protecciones en ti ¿cierto? Si yo estuviera ocupando algún poder en ti sentirías una molestia similar a un fuerte dolor de cabeza-

Semiramis asintió y miró a Viggo. Él la miró de vuelta y asintió en señal de acuerdo. Entonces Semiramis miró a Hera y contesto -estuve vendiendo mercancías valiosas en diferentes ciudades. Para ser más precisos, yo iba a comprar mercaderías a diferentes puertos y las llevaba a los comerciantes. Ellos me pagaban la mercadería más una comisión-

-Comerciante- dijo Hera mientras asentía -¿Piensas seguir haciendo eso?-

Semiramis negó con la cabeza y dijo -quisiera asentarme, con Viggo estamos pensando en el tipo de negocio que nos gustaría montar, pero aún no nos decidimos. Sin embargo, a mí me gustaría dedicarme a las joyas y las piedras preciosas-

-¿Conoces de joyas y piedras? ¿Qué tipo de piedras o joyas posees en estos momentos?-

Semiramis de nuevo miró a Viggo y él asintió con una sonrisa para transmitirle seguridad. Semiramis asintió con una sonrisa y miró a Odiseo -disculpe, pero ¿podría mirar para otro lado o taparse los ojos?-

Odiseo frunció el ceño ante tal solicitud, pero esta vez fue Viggo quien le dio un puntapié en la canilla. Odiseo lo miró a los ojos y Viggo le hizo el gesto con la cabeza para que hiciera lo que le pedían. Odiseo soltó un suspiro, miró a Hera y ella asintió. Entonces él se tapó los ojos y Semiramis se levantó el vestido dejando ver sus largas y hermosas piernas. En el muslo derecho llevaba dos ligas negras, las cuales apretaban la Bolsa de la Abundancia contra su pierna. Semiramis soltó la bolsa de ambas ligas, la sacó y después se bajó el vestido.

-Ya puede mirar, Odiseo- dijo Semiramis.

A lo que Odiseo se destapo los ojos y miró hacia ella. Entonces él notó la bolsa de cuero amarrada con una cuerda.

Por su parte, Semiramis soltó la amarra de la bolsa y metió su mano, para después sacar una caja de madera de color caoba. Debería medir unos 50 centímetros de largo, por 20 centímetros de ancho y unos 10 centímetros de espesor.

-Vaya, pensé que solo mi marido tenía una cosa así- dijo Hera algo asombrada por la bolsa de cuero que a simple vista se veía normal.

-No es lo mismo- respondió Viggo -está lejos de estar a la par con el anillo de mi padre, pero todavía nos sirve-

Hera lo quedó mirando a los ojos y al ver que le estaba diciendo la verdad, asintió -entiendo- dijo cambiando su vista de Viggo a Semiramis -Ahora ¿Qué es lo que nos quieres mostrar Semiramis?-

-Esto- dijo Semiramis, apoyando la caja sobre su regazo y abriendo la tapa. Después la giró para que Hera pudiera ver y la diosa abrió los ojos amplios en un gesto de asombro. Dentro de la caja estaba acolchado con una tela suave y blanca, mientras era dividido en diez espacios. Cada espacio contenía una hermosa piedra preciosa de gran tamaño y hermoso color.

-¿Puedo?-

-Claro-

Hera extendió su mano derecha, tomo el rubí violáceo y ahueco su mano izquierda. Ella deposito el rubí en la palma izquierda y ahueco la mano derecha para apegarla a la izquierda y que el rubí no corriera riesgo de caerse. Ella lo miró maravillada, inspeccionando para ver si tenía imperfecciones o grietas, pero la piedra estaba en la mejor de las condiciones posibles. Ella mostró una gran sonrisa, soltó un suspiro y la devolvió a la caja.

-Guarda eso- dijo Hera con una gran sonrisa. Después miró a Odiseo con una mirada seria y dijo -vuélvete a cubrir los ojos-

Odiseo soltó otro suspiro y se volvió a cubrir los ojos. Entonces Semiramis guardo la caja en la bolsa y la volvió a guardar en su pierna, entre las ligas.

-Para ser algo tan valioso, lo llevas en un lugar peculiar- dijo Hera

Semiramis termino de arreglar las ligas, dejando bien sujeta la bolsa y bajo su vestido. Ella miró a Hera y asintió -sí, es que con Viggo queríamos ver la posibilidad de vender las piedras-

-Oh, si es por eso, cuando lleguemos a la subasta, me las puedes entregar y yo las vendo por ti. Te darán un mejor precio si saben quién respalda su venta. Muchos nobles y hombres ricos trataran de comprarlas para ganar mi favor-

Semiramis miró a Viggo y él asintió. Entonces Semiramis asintió y le dijo a Hera -está bien, se lo encargaré-

-Tengo curiosidad ¿Cómo has podido navegar y negociar todo este tiempo sin Viggo?-

-En un principio fue complicado, pero nuestra patrocinadora nos presentó y trabajamos juntos. Creo que gran parte del éxito ha sido gracias a Viggo. Él tiene buenos instintos y sabe cuándo alguien nos está mintiendo o nos quiere hacer daño-

Entonces Hera miró a Viggo y lo volvió a reevaluar. Entonces ella soltó un suspiro de frustración y dijo -una pena, joven Viggo, si tan solo pudiera aceptar falna-

-Pero no puedo, así que mejor dejémoslo así- respondió Viggo con una sonrisa de negocios

Hera asintió y miró a Semiramis -dicho esto, tengo varias tiendas de joyas- dijo Hera -por ahora podrías empezar administrando una que sea de tu agrado y si lo haces bien de aquí a un año, reevaluaré tu posición-

-No, bueno, es que yo- respondió Semiramis de forma dubitativa. Hera era una las esposas del padre de Viggo, así que no la quería ofender -yo quiero mi propia tienda-

-Te entiendo- respondió Hera sin cambiar su expresión amable -pero para poder tener tu propia tienda de joyas, primero debes saber cómo funciona el rubro. Te aconsejo que primero trabajes en mi tienda, conozcas a las personas que se mueven en ese rubro y después decidas si quieres continuar. Una vez que te decidas, no te detendré si quieres ser mi competencia-

Semiramis sonrió, miró a Viggo y él asintió con una sonrisa. Entonces ella sonrió con mayor intensidad y miró a Hera -con mucho gusto, no la defraudaré- respondió

-No tienes que estar tan nerviosa, esto lo hago con todos los que encuentro interesantes. Jason, Odiseo y Aquiles fueron los mismos-

-Sí, pero a nosotros nos dio un cuchitril para vivir- dijo Odiseo con cierto tono de reproche -a ella le está pasando una de sus finas tiendas de joya para administrar-

Hera soltó una risita pocas veces vista y estiro su mano para peinarle los cabellos en un gesto dulce -no seas así, les di mucho dinero para que los pequeños glotones comieran todo lo que quisieran ¿o no?-

Odiseo asintió y soltó un suspiro, recordando una vieja historia de hace más de 70 años atrás. Cuando tres mocosos pueblerinos llegaron a Orario con nada más que esperanzas.

-Retomando el tema de las tiendas- continuo Hera mirando Semiramis -siempre le he preguntado a mi marido para que haga joyas para mis tiendas, pero él siempre se va de negativa. Por qué no le pides a tu marido que le pregunte a Kain si le puede enseñar, sería una buena adición para tu futura tienda-

Semiramis miró a Viggo y este último hizo una sonrisa forzada.

-Papá es alguien que le gusta hacer armas mucho más que joyas- dijo Viggo -al menos, esa fue la excusa que le dio a mis tías-

-¿Así que alguien más le pregunto?- pregunto Hera

-Sí, mi tía Mikoto e Isabel, pero papá también les dijo que no tenía ganas-

-Veo- respondió Hera, miró a Seramis y le dijo -ahí tienes. Si Viggo logra aprender la habilidad de Kain, tendrás una gran fuente de producción. Los diseños de mi marido son elaborados y de hermosa apariencia-

Semiramis asintió más y más emocionada, pensando que poco a poco las cosas se estaban dando. Solo le quedaba un asunto pendiente consigo misma para poder decir que es exitosa.

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