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Gambatar miró las enormes piras funerarias que ardían en el frío amanecer de los primeros días de primavera en medio de la interminable estepa.

Habían sucedido muchas cosas en los quince días transcurridos desde que empezó a gobernar en el castillo que una vez perteneció al conde Qiang.

Observó cómo se acercaba la comitiva.

Era su hermano; que se detenía, antes de continuar su caravana hacia la capital, para comenzar a gobernar el reino de Xian....

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El rey de los Tartung miró la tierra quemada que rodeaba el castillo, las paredes también tenían efectos visibles de la batalla que había tenido lugar.

Su hermano Gambatar estaba de pie en medio de la tierra humeante.

El hombre se reía a carcajadas. Su hermano había cumplido todas sus expectativas... Había dado la talla. Los restos humeantes de una pesada serie de batallas eran visibles por todas partes.

-- El conde y su corte ?-preguntó, mientras contemplaba complacido la destrucción-, las mujeres, ¿dónde están?

Sin palabras, Gambatar señaló las piras funerarias.

-Se suicidaron para no caer en nuestro poder.

-- Parece ser una manía. Prefieren morir a recibir el placer de los hombres de verdad.

-- Es cierto.

--¿Qué solicitas? -dijo el hombre con expresión risueña, descendiendo de su caballo y caminando hacia su hermano.

Gambatar guardó silencio.

-- Puedes hacerlo -insistió el nuevo rey de los tartungos-.

-- Quiero el señorío de estas tierras -solicitó el joven.

-- Eres muy modesto. Pensaba nombrarte virrey de la provincia, para que ganaras experiencia.

-- No quiero que las lenguas viperinas hablen a mi señor de falsas ambiciones que no existen en mí. En este pequeño territorio puedo ganar experiencia y algún día reclamar la herencia de mi madre.

-- Gambatar. Puede que sea tosco y salvaje; pero a diferencia de nuestro padre, valoro tu inteligencia. Te necesito a mi lado.

-- Y lo estoy. Son sólo tres días a caballo.

-- En política a veces eso es una distancia infinita...

-- Además, quiero tu bendición. El joven la pidió.

-- La tienes". Concedió el hombre, complacido, sin apartar los ojos de la vista.

-- Y su permiso.

-- Depende de qué -contestó él, sin dejar de contemplar la vista-.

-- Deseo casarme. Ella es una plebeya de una tierra llamada Hong Kong. Repito, ella no es noble.

--¿No tiene linaje? Al menos tendrá una familia -aventuró el rey, sin prestar mucha atención a la petición.

-- Dice que es de la escuela secundaria número 56 de las nuevas tierras de ese sitio

-- La verdad es que no conozco esos antecedentes. ¿No ha considerado otras opciones?

-- Por el momento ella es la elegida, mi corazón me lo dice.

-- ¿Crees que será una buena guerrera?

El joven asintió.

-- Manda a buscarla. La boda es ahora. Yo la oficiaré. Debo seguir mi camino. Y acepto tu petición. Te asigné esta tierra y estás obligado a ir a la capital en cada luna llena.

-- Estaré allí sin falta -respondió Gambatar.

- Estaré allí sin falta", respondió Gambatar.

 

 

 

 

 

 

La hora de Melissa

Melissa vio el amanecer... Otro día caluroso y pesado... Caminó tranquilamente. Caminó tranquila... Se dejó ver... Sintió que la vida crecía dentro de ella.... Le dio las molestias del primogénito y su dolor se alivió un poco...Le dio carne cruda a través de su comida diaria.... Le dio sangre pura de sus víctimas bebiéndola en una copa....

Su belleza explotó...Era agresiva, salvaje, sexual...animal.... Comprendió que ya no quedaba nada de la antigua Melissa...Comprendió que estaba unida a Ye ye y Kathy.... No sabía por qué...ni por qué soñaba con Mek su...le gustaba mucho Mek su....

Se detuvo en la esquina y vio a la gente caminando hacia el trabajo...Ella no se escondía...Estaba en el apartamento de Rai Chai; miraba las pantallas de los ordenadores instalados en el salón...Entonces atrapó a 2 de los asesinos de su querido novio.

Faltaban dos...El principal estaba desaparecido...El hombre que de alguna manera era Jefe o algo al otro lado del portal...El que derrotaron en una primera batalla...El hombre que secuestró y violó a Mei To... También estaba buscando al otro...el falso Lai Chong Wisang.Era una promesa personal...Era objeto de una caza especial.Por eso no se escondía.

 

 

 

-3-

Inari vio a Melissa desde lejos... Ella era Melissa pero al mismo tiempo no lo era... Tenía una belleza diferente... Agresiva... Animal... Sí... Ella era eso... Asesina...

-- Te quiero... y sé que tú también -- murmuró el hombre.

 

 

 

 

 

-4-

-- Me vi obligado a destruir mi internet profundo y mi lugar de criptominería... No imaginé que los Tartung pudieran ser tan destructivos --dijo el antiguo virrey, Lai Chong Wisang.

-- Tengo un centro tecnológico. Podemos trabajar juntos...--- Ken se ofreció.

-- ¿Lo harás por el honor?

-- Lo haré por el honor. Tengo que cuidar de Ye Ye. Voy a tener un segundo hijo y he aprendido a valorar a Thomas. No haré nada que empañe su felicidad.

-- Espero no tener que seguir intentando matarlo.

-- Olvidemos estos pequeños malentendidos.

El otro asintió con un gesto de no cumplir al principio...

-- Pero si vuelves a las andadas, podría pasarte esto.

Dicho esto, Lai Chon Wisang sacó una afilada espada y dio un espadazo, ante el cual Ken lo esquivó ágilmente; comenzando a correr por su vida, perseguido por el incansable anciano, apuñalando y apuñalando por todas partes....

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Gambatar y Mei To atravesaron el túnel de las espadas hasta situarse frente al feroz rey de los Tartung.

 

-- Conociendote espero que tu divorcio sea legal-- susurro Gambatar prendado de la belleza de Mei To.

-- Creo que si-- susurro ella, sin poderselo creer..de lo mas feo y sin esperanza de Hong Kong a toda una princesa real

-- Y que no aparezca otro diciendo que eres su mujer.

-- No. No lo hay-- dijo Mei To recordando con un extremecimiento a Hang Hing

-- Aquí estamos frente al pueblo Tartung.... Aquí estoy cumpliendo el designio de los dioses. Estoy iniciando un linaje... El linaje del Príncipe Gambatar y su consorte Mei To del pueblo de Hong Kong y el linaje de la Escuela Superior 56.

Serán el principio de un reino que no tiene fin.Serán la estabilidad de los pueblos de Tartung y de los pueblos bajo su dominio.Riqueza.Paz.Felicidad. Riqueza.Paz.Felicidad....

-- Riqueza, Paz, Felicidad, gritaron los guerreros.

El rey tomó la frágil mano de Mei To y la cortó.

-¡Aughchh!

Y tomó la mano de Gambatar y sobre la cicatriz fresca del corte anterior hizo una nueva herida.

Unió las manos de los jóvenes y las apretó con sus enormes y callosas manos.

Unidos hoy...Unidos siempre...Unidos más allá de la muerte...Ahora a celebrar....

La inmensa hoguera se encendió y ambos, con una gran cadena de oro que el rey del Tartung colocó en ella, la rodearon 9 veces en sentido contrario a las agujas del reloj.

Bebieron la misma copa de vino y masticaron el mismo trozo de carne cruda.

El príncipe Gambatar la levantó en sus brazos y los guerreros los colmaron de flores... Tres días duró la fiesta y Gambatar se vio obligado a decapitar un pollo y a mostrar una prenda íntima manchada de sangre... Era la tradición... Todos sabían que la noche de bodas ya había pasado... Sin embargo, era un motivo para beber...

El castillo se abrió al rey de los Tartung y en el comedor del conde Qiang colocaron un cerdo asado, un plato de sopa mongola, una orquesta y los rudos guerreros bailaron, persiguiendo con mayor o menor éxito a las bellas jóvenes de turno....

-- En meses nacerán muchos guerreros bajo este techo", gritó el Rey de los Tartung, bailando sobre la mesa y bebiendo directamente de una jarra de vino.

Al cabo de tres días la paz volvió al castillo, Gambatar ordenó una limpieza a fondo; se disculpó personalmente con las doncellas lloronas por tanto estruendo salvaje.....

--Esto volverá a ocurrir -preguntó Mei To con indignación.

-- No. Fue el último acto de los salvajes aquí... No volverá a ocurrir... Las costumbres, las leyes, la decencia, el orden del Conde Qiang siempre volverán y continuarán... No había nada que pudiera hacer.

-- Es un gran sacrificio... el conde y los demás se han ido. Los necesito mucho... -dijo Mei To, contemplando la destrucción ocurrida, que ahora era visible en toda su magnitud.

I

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