En los años 20 del nuevo milenio, el mundo no podía estar prosperando más. Nuevas tecnologías y descubrimientos que dejaron a todos atónitos. Todo apuntaba a una época de cada vez mayor prosperidad y grandes expectativas. Entonces, los demonios invadieron... Todo lo construido con fuerza se derrumbó en unos pocos días, y la humanidad cayó en su hora más oscura. Entre guerras y conflictos, se perdió la hipocresía, y los humanos cayeron en una espiral desenfrenada. La gente buena se extinguió... Entonces los ángeles eligieron a los más dignos de entre los humanos. Aquellos recibieron su legado, y un poder inimaginable empezaba a nacer en ellos. Depende de ellos salvar a la humanidad, oh, déjarlo ... ¿Salvarán a los humanos? Oh, ¿se salvarán a sí mismos?
Parados sobre un lugar alto, estaban dos ángeles de alas negras, los cuales observaban a la tierra.
Uno era parecido a un hombre de mediana edad, con una cicatriz en firma de garra que surcaba su rostro.
Mientras que, el otro era un joven de aspecto hermoso y cabello largo, atado en una cola.
Uno de ellos, el más joven fue el primero en hablar. – ¿Está todo listo?–
–Está todo listo, espero que tengas razón. Si nos equivocamos...–
–Relájate, mi fuente es confiable. Más importante, ¿ya hablaste con Azrael?–
–Dijo que no Participaría. Pero aún tengo mis dudas–
El joven se burló diciendo. –Mientras no se interponga en nuestro camino, puede irse a esconder donde quiera. Pero por las dudas, dejemos que alguien lo vigilé. Se ha quedado en ese lugar demasiado tiempo-
–Conociéndolo, tal vez mate a quien le enviemos–
–Bien, Entonces envía a alguien reemplazable– Azazel se calló un momento antes de continuar con una sonrisa. –Abaddon–
– ¿Qué pasa?–
– ¿Estás seguro de que quieres seguir con esto? si vas y te arrepientes. Quizás te perdone–
Abaddon solo se burló en respuesta.
– ¿Que? ¿Te estás acobardando?–
El joven se encogió de hombros y dijo. –Curiosidad nada más. Quería saber qué pasaba por la mente del que alguna vez fue El Ángel destructor–
Abaddon respondió con mirada sería. –Para mí, Él ya está muerto–
–La verdad, nada de eso es importante. Ya los ejércitos están listos, tomaremos cuantas almas humanas podamos. Ningún Ángel del cielo se meterá en nuestro camino, y como no hay más impedimentos– Azazel solo sonrió silenciosamente. –Entonces comenzamos la función–
–Empecemos–
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Hoy empezó como cualquier otro día en cualquier otra ciudad. La gente se levanta, desayuna y luego los jóvenes se van a estudiar.
En medio de una calle solitaria, rodeada de altos edificios. Caminaba un muchacho alto, tenía el cabello tan negro como sus oscuros ojos. Daba la impresión de ser indiferente a su alrededor, y no se molestaba en esconderlo.
Su nombre era Klaus...
A Klaus no le gustaba destacar, odiaba las cosas molesta y prefería las cosas simples. Nunca le interesaron las relaciones ni nada complicado.
Todos los días tomaba el mismo camino para llegar al instituto, sin preocuparse por su entorno.
La única persona a la que prestaba atención además de su padre, era su vecina, Abby. Ya que sus padres eran cercanos, solían cenar en su casa. Así se conocieron, luego de una vida, aunque a regañadientes al principio, se volvieron amigos.
Klaus pensaba seriamente en la conversación que tuvo con su padre. De momento, no entendía por qué actuó de esa forma tan sospechosa. Bueno, él siempre fue sospechoso, pero Klaus no sabía por qué, pero algo en él lo inquietaba últimamente.
Cuando llegó al instituto, siguió por el pasillo sin molestarse con la cháchara a su alrededor. De repente, termina chocando con el hombro de alguien y cae al suelo.
Mientras todos voltean la mirada para ver, Klaus levanta la vista enojado. La persona con la que había chocado parecía no prestarle atención al principio. Se trataba de un chico algo fornido, como esos jugadores de fútbol. Pero su rostro era aterrador, con una larga cicatriz corriendo a través de su rostro.
En cuanto lo miro, aquel muchacho se burló. –Tú debes ser Klaus, tanto tu como los otros elegidos, todos son inútiles–
Y sin decir otra palabra, se di la vuelta y se fue. Levantándose en medio de las burlas, Klaus lo miró fríamente como si quisiera grabar su mirada en su mente.
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Para Bruce, hoy fue muy importante. Mañana tendrá el partido de las semifinales de fútbol americano, y el partido sería en casa, así que ya tenía la mitad del partido en el bolsillo.
–Oye Bruce, contamos contigo para el juego, tenemos que acabar con ellos–
–Tú lo dijiste amigo–
Después de hablar con sus compañeros de clase, Bruce se dirigió al asiento de su novia Bridge, la chica más bonita del instituto.
Eran una pareja de oro. Bruce era perfecto en todo, en temas, deportes o en las relaciones. Era un niño que nació para ganar. Si bien Bridge era hermosa, y bueno, para algunas personas eso era suficiente. Bruce tampoco esperaba demasiado de la vida, solo esperaba poder disfrutarla al máximo.
No pasó mucho tiempo antes de que llegara el maestro. Su nombre era Louis, era un maestro muy joven que se había graduado no hace muchos años.
– ¿Qué tal si empezamos con la clase? Bruce, encuentra tu asiento–
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A medida que avanzaba el día, Klaus miró perezosamente su reloj, esperando que llegara la hora del almuerzo. Sinceramente quería volver a casa y hacer cualquier otra cosa.
Cuando sonó la campana, los chicos no esperaron el permiso del maestro para salir del aula. Cuando la mayoría de ellos se fueron, Klaus se levantó tranquilamente y los siguió al comedor.
Después de conseguir su comida de la cafetería, Klaus pasó junto a todos hasta una mesa vacía.
Un momento después, una chica muy hermosa se acercó a él, su cabello era dorado y sus ojos eran de un azul verdoso muy especial. Su nombre era Abby, era la única amiga que tenía en esta ciudad de tono gris, al menos así era para Klaus. Cuando llegó, se sentó a su lado y usó señas con las manos.
Sí, ella era muda, después de un accidente en su infancia, terminó con las cuerdas vocales dañadas. Como no podía hablar, tuvo que aprender el lenguaje de señas. Incluso obligó a Klaus a aprender, lo que hizo con mucho gusto.
Ella tampoco era muy normal, siendo sincero, incluso Klaus no sabía todo el tiempo lo que estaba pasando por su cabeza. Digamos que tenía una forma muy interesante de pensar, hermosa, pero rara y muda, término teniendo a uno de sus pocos amigos siendo el chico menos amigable del instituto.
(Hola, mis padres me dijeron que tu padre se va de viaje. Entonces estuve pensando, tal vez debería venir a tu casa a preparar la comida. Ambos sabemos que no puedes cocinar)
Los labios de Klaus se crisparon, y aunque no podía negar eso, todavía no estaba convencido.
–No te preocupes por mí, puedo sobrevivir con comida china. Mejor vete con tu hermana, antes de que venga a buscarte–
Abby hace una sonrisa molesta cuando lo escucha, pero todavía se pone de pie. Antes de irse lo mira y dice con firmeza.
(Ya está decidido)
Al escucharla, Klaus sonríe amargamente. Ella es la única aquí que podía sacar esa expresión de su rostro, le había dado ese derecho.
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Bruce está sentado junto a sus amigos Brad y Cooper, y su novia Bridge. Que está con sus amigos Camil y Allison.
Bridge, una linda rubia de los suburbios, estaba llamando a su hermana, quien estaba con ese tipo Klaus. Ella nunca le había hablado, nunca le había prestado atención.
Al mirar a la hermana de Bridge, Bruce no pudo evitar pensar que es más hermosa que Bridge. Su único problema aparte de ser muda es que es extraña como ella sola, una lástima.
Cuando Abby llegó con su hermana, Bridge no perdió el tiempo discutiendo con ella.
–Te lo había dicho, mantente alejada de ese chico, no es una buena persona, nadie sabe qué cosas retorcidas pasan por su cabeza–
Allison tampoco se queda callada y habla.
–Es cierto, ese chico tiene una cara que da miedo, y solo habla contigo. Quién sabe lo que querrá de ti–
Abby estaba a punto de responder, pero entonces las puertas del comedor se abrieron de golpe, rompiendo la atmósfera del desayuno.
De pronto, se escuchó un fuerte portazo, haciendo que todos voltearan a ver.
En ese momento, un chico flaco con un suéter entró en la habitación. Estaba sudando por todas partes y sus ojos estaban inyectados en sangre.
Algunas personas intentaron hablar con él, pero él las evitó.
Cuando entró, se dirigió sin detenerse a la mesa de Bruce. Cuando llegó, se paró junto a Brad y lo miró en silencio.
Brad dejó de comer y se volvió para mirar al chico con desprecio.
– ¿Qué, quieres una paliza tan temprano? espera a que termine mi almuerzo–
Eso pareció hacer explotar al chico, ya que sin una palabra, agarró a Brad y lo tiró al suelo.
Cuando Brad se puso de pie y vio las caras risueñas y burlonas a su alrededor, apretó los dientes y dijo con ira.
– ¡ESTÁS MUERTO! ¡TE VOY A MATAR HIJO DE PERRA!–
Pero el chico no le dio tiempo para atacar. Se abalanzó sobre él y lo golpeó en la cara, la paliza fue tan fuerte que le salieron algunos dientes.
Con el segundo golpe, Brad cayó al suelo y los chicos comenzaron a gritar y animarlos.
Pero el niño no se detuvo y comenzó a golpearlo en la cara con más fuerza.
La sangre comenzó a salpicar a los que estaban cerca de ellos.
Entonces, Bruce ya no pudo mirar y trató de detenerlo, pero el niño lo echó como si nada.
"Este chico es un superhombre" Todos pensaron cuando vieron a Bruce alejarse.
Eso fue lo que todos pensaron. Pero poco después, los puños de ese chico se torcieron en un ángulo extraño. Pero no se detuvo y siguió golpeando.
Brad no se movió más y todos se quedaron en silencio con miradas pálidas.
Ellos sabían...
Junto al charco de sangre...
No había forma de que todavía estuviera vivo...