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Capítulo 23

Pasó un mes hasta que Liam se acostumbró por completo a la presión ejercida sobre su cuerpo. Su rutina había sido levantarse, entrenar como loco, desayunar, entrenar como loco, almorzar, entrenar como loco y cenar para luego cultivarse durante una hora entera. Después de tantos días, por fin había logrado resistir por completo la extraña fuerza que provocaba la montaña.

Con un movimiento de muñeca, hizo desaparecer todo. Hizo un par de estiramientos para las piernas y... saltó. Su caída en picado fue increíblemente rápida y llegó al suelo en menos de cinco segundos. Uno pensaría que a tal velocidad hubiera creado un cráter bastante grande, pero en el último momento uso Arresto Momentum, el encantamiento ralentizador, para detenerse.

Puso un pie elegantemente en el suelo y desactivó el hechizo. Wang Li se le acercó, al parecer lo había estado esperando. Liam reflexionó sobre cómo el anciano parecía ser mucho más que un simple mago.

-Parece que finalmente has decidido volver -habló con una sonrisa -. ¿Qué tal te fue?

-Logré acostumbrarme al centésimo escalón -respondió Liam -. Es una parte ínfima, sin embargo me ha servido como entrenamiento. Algún día lo volveré a intentar y llegaré hasta la cima.

-Me alegra saber que tienes tal espíritu -dijo Wang Li, asintiéndo sabiamente -. No lo pierdas nunca, te será muy útil en la vida.

Liam le sonrió, agradecido por el consejo.

-Por cierto, al llegar al escalón número cien tuve una revelación -comentó el joven chico -. Al parecer esta montaña es conocida como la Montaña que Pisotea los Cielos.

El viejo Li acarició su larga barba canosa con los ojos muy abiertos.

-¿Es eso cierto? -preguntó, y Liam le asintió para reafirmarlo -. Te agradezco esta información, nuestra gente ha cuidado estas tierras por incontables años y, sin embargo, no se nos había revelado nunca el verdadero nombre de la montaña.

No se dijeron nada entre ellos, pero ambos tuvieron una fuerte sensación de poder proveniente del nombre, y también sabían que el otro lo sentía de la misma forma. Si algo es capaz de transmitir fuerza con solo nombrarlo, significa que es poseedor de un misterio insondable.

Liam se giró para ver la interminable montaña con contemplación antes de dirigirse hacia el pueblo.

Una vez llegaron, Doyle saludó a todos los residentes. Durante el poco tiempo que había residido en el pueblo todos lo habían tratado de forma excelente, como si fuera uno más de ellos. No tenía mucho que ofrecer, así que lo único que podría hacer para devolverles el favor era ayudando con tareas simples del día a día.

Estuvo dos semanas en el pueblo antes de decidir que volvería a irse. Esta vez, sin embargo, iría solo a explorar varios territorios de la China. La exploración en este caso tenía varios propósitos, uno de ellos era encontrar algún oponente fuerte con el que medirse y otro era fortalecerse. Ambos estaban relacionados entre sí, sin embargo quería también ver algunos paisajes... eran vacaciones después de todo.

Se despidió de los aldeanos de Zhaoxangy y se marchó, con un simple jersey para resistir las bajas temperaturas. Su excéntrica figura fue observada por Wang Li hasta que se perdió de vista.

-Ese chico logrará cosas que yo mismo creeré imposibles, estoy seguro de ello -se rio entre dientes -. Jojojo, parece que el mundo pronto se pondrá de patas para arriba, toda una nueva generación de cultivadores talentosos están apareciendo. Me pregunto quién es más fuerte, ¿Liam o él?

Con el joven cultivador, después de dar saltos de montaña en montaña, por fin llegó a una ciudad. Extendió su En y, debido a que era una ciudad pequeña, logró casi cubrirla por completo. Por lo que sintió, la ciudad constaba de unos quinientos mil habitantes, con solo unos mil magos, ninguno de ellos cultivador.

Aunque no encontraría su objetivo en la ciudad, decidió que podría pedir instrucciones para llegar a la siguiente.

Mientras andaba por la calle, algunas personas lo miraban de forma extraña, debido a cómo vestía y a que parecía extranjero. A él ni siquiera le importó, mientras no lo molestaran, no tendría que preocuparse de actuar.

De repente, pudo sentir un estallido de magia con su En. Se movió silenciosamente hacia la ubicación. Lo que encontró fue extraño, un mago de aspecto europeo estaba apuntando con su varita a un hombre. El hombre no tenía ningún tipo de magia. Liam decidió escuchar para no hacer algo de lo que pudiera arrepentirse luego, sin embargo al enfocar su vista un poco más notó algo que le hizo actuar de inmediato.

El señor muggle, que estaba rogando por su vida, se asustó cuando algo parecido a un cañón de aire pasó por delante suya, sobretodo porque el mago con la varita ya no estaba.

A unos trescientos metros, Liam clavó al brujo a un árbol. Todo había sucedido tan rápido, que solo después de haber sido incrustado el hombre europeo se dio cuenta del dolor que sentía en el brazo. Giró su mirada para ver que había un arma extraña atravesando su brazo y clavándolo en el tronco. Soltó un grito de dolor.

-Empieza a hablar -una voz imponente exigió, aterrorizando al mago.

Luchó para mirar al frente y pudo ver a un chico joven muy músculoso.

-He dicho que hables, ¿qué haces aquí? -preguntó Liam ejerciendo su presión mágica.

-Y...yo solo... yo solo estaba intentando cobrarle una deuda al sangre sucia ese -murumuró aterrorizado.

Liam entrecerró los ojos y lo perforó con la mirada, como si fueran dos espadas.

-No intentes engañarme , mortífago -comentó, de repente con voz calmada -. ¿Qué busca Voldemort en estas tierras?

El hombre se estremeció al escuchar el nombre del Señor Oscuro, sin embargo apretó los dientes y con su mano libre sacó su varita, intentando usar la Aparición para escapar. Para su completo horror, no pasó nada.

-No te molestes, mi arma permite anular toda la magia que toque -explicó tranquilamente -. No te irás de aquí, sin embargo puedo darte una muerte indolora, ahora habla.

El mortífago estaba tan enfadado que sus venas se marcaron en la cabeza.

-¡No te diré nada sangre sucia! -exclamó mientras le escupía en la cara a Liam, aunque este lo esquivó con un sencillo paso al lado.

-Que así sea -dijo, mientras sus ojos se volvían de un azul aterrador -. ¡Legilimens!

Una fuerza mental sin igual invadió el subconsciente del hombre mientras gritaba de dolor. Un segundo después, el hombre se desplomó muerto mientras Liam devolvía a Ama no Sakahoko a su espacio interior.

-Ya veo, así que Voldemort pretende reclutar a alguien -pensó Liam en voz alta -. Si se toma tantas molestias, seguramente sea alguien poderoso, un cultivador lo más probable.

Lástima que el mortífago no sabía demasiado, solo que "el mago que su señor quería reclutar estaba por el área", citado directamente de sus pensamientos.

Ahora, Liam sonrió. Había encontrado algo interesante, un cultivador en el área, eso vendría a ser lo que estaba buscando. Empezó a buscar de forma más concreta con su aura.

A unos tres quilómetros de la ciudad, había una pequeña casa y un hombre. Era jóven, de unos dieciocho años, llevaba un hacha en su mano derecha, pero lo más impactante fue que toda su camisa estaba manchada de sangre y tenía una sonrisa sádica en su rostro. Un aura asesina increíblmente concentrada emanaba de él.

-Bueno, un día más en el trabajo -habló en voz alta -. Es genial poder cortar sangres sucia sin ninguna preocupación, él no podrá encontrarme tan lejos jajajajajaja.

Soltó un suspiro de satisfacción. Antes de entrar en la casa e ir a lavarse.

-El Señor Oscuro este que me contactó hace unos días dijo que vendría un mensajero para darme los detalles, pero ya debería haber llegado -pensó el joven -. De mientras lo espero, podría ir a cortar algunos dedos más...

El hombre se dirigió a la ciudad. Había oscurecido ya, así que no le fue muy difícil atrapar a alguna presa. Estaba a punto de empezar su diversión, la chica gritaba aterrorizada, sin embargo nadie podía oírla debido a que colocó una barrera.

-Eso es, grita de terror -dijo sádicamente.

Bajó su cuchillo, sin embargo se detuvo justo antes de cortar los dedos y sus ojos se abrieron con sorpresa. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, se giró y lo vio. No se habría dado cuenta de no ser por su habilidad de ver mucho más lejos gracias a la magia.

A un poco más de un quilómetro, vio una silueta que lo estaba mirando. De repente, se movió a velocidades inhumanas y, en menos de tres segundos, una nube de humo se levantó, haciéndolo retroceder.

-¡Por fin te encontré! -gritó Liam -. ¡Lucha contra mí!

Fin del capítulo

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