Después de la repentina activación del Destello Negro, gotas de sangre cayeron como lluvia. El cuerpo del basilisco, ahora con un gran agujero en su cabeza, se derrumbó con un estruendo. Liam se arrodilló agotado hasta el borde del desmayo, sin embargo se logró volver a levantar con pura fuerza de voluntad, aún quedaba algo que debía hacer.
Se acercó a la boca del enorme cadáver y le arrancó un colmillo. Viendo sus intenciones, Tom empezó a gritar, maldiciéndolo, sin embargo era un simple recuerdo y no podía hacerle daño, así que su única opción fue ver, impotente, como Liam apuñalaba el Diario con el colmillo de basilisco.
Aparecieron agujeros por todo el cuerpo del joven Riddle, sus gritos se volvieron esotéricos y su rostro se contorsionó en una mueca de rabia y miedo.
-¡Maldito! -exclamó en pura cólera -. ¡Cuando te encuentre te destruiré! Y a ese maldito Potter también, cualquiera que se oponga a mí será eliminado.
Esas fueron sus palabras antes de desaparecer por completo. Harry se acercó corriendo a donde estaba Doyle y lo sujetó para que no cayera. Su cara estaba pálida, pero parecía aliviado de que todo hubiera terminado.
-¡Eso fue increíble, Liam! -exclamó, aunque su voz era débil ya que aún no se había recuperado del todo de las heridas causadas por el basilisco -. ¿Des de cuándo eres tan poderoso?
-Dumbledore contestará tus preguntas -habló con voz casual -. Ahora si me disculpas... necesito desmayarme.
Dichas estas palabras, los ojos de Liam se cerraron irremediablemente. Harry evitó que cayera al suelo de nuevo y se dio cuenta, sorprendido, de que incluso dormido Liam irradiaba una aura aterradora que provocaba que sus pelos se pusieran de punta. No comprendía la profundidad de su poder, pero entendía que para mantener bajo control semejante cantidad de magia requería algo más que solo poder o fuerza.
De todas formas no tenía tiempo para preocuparse de esas cosas, necesitaba salir de la Cámara de los Secretos y contárselo todo al director, Liam le había dicho que le respondería las preguntas que tuviera. Se escuchó un canto y Fawkes, en todo su esplendor, apareció delante suya.
-Bueno, parece que ya he encontrado una forma -comentó alegremente el Potter.
Con Liam, en ese momento se encontraba en su Espacio Interior, que ya no era el mismo que anteriormente. En el vasto prado ahora habían crecido árboles y los cinco pilares ahora se habían juntado en el centro del lago para formar... ¡un orbe cristalino! Este es el Núcleo Mágico y demuestra que alguien ha alcanzado el Reino de la Creación del Núcleo. En el interior de la esfera había algo parecido a la niebla, pero de color azul y, además, brillaba.
Por lo demás, el cielo seguía siendo completamente blanco, Liam se preguntó si en algún punto este hecho cambiaría.
-Por fin he logrado dar este paso -pensó -. Debo continuar mejorando para poder vivir una vida sin preocupaciones.
De repente, notó algo en la orilla del lago, así que se acerco curioso para ver mejor lo que era. Para su sorpresa, era una arma, para ser más precisos se parecía a un jutte japonés, sin embargo tenía filo, la hoja estaba clavada en el suelo y tenía un color blanco bastante sucio, un protector de mano circular en forma de "q" que apunta en el lado de la hoja más larga. Además, el mango era negro con un eslabón circular en el extremo.
Liam puso su mano en el mango e intentó desclavar el arma. Sorprendentemente no hubo ninguna resistencia. El joven notó algún tipo de conexión de inmediato con ella e información fue volcada en su mente de alguna forma que desconocía.
Al parecer este arma era su Herramienta del Alma. Según la información recibida, todo mago que lograra llegar a la Creación del Núcleo obtendría una Herramienta del Alma, que eran poderosos objetos o armas que dispondrían de un poder, y crecerían en fuerza a la vez que el propio mago.
Ama no Sakahoko, la traducción sería Alabarda Celestial Invertida, esa era la suya. Su poder sorprendió inmensamente al joven Doyle, ya que Ama no Sakahoko tenía la capacidad de anular la magia cortada por su hoja, era un artefacto increíblemente útil y podría considerarlo la técnica más valiosa en todo su arsenal actual.
Para acabar de rematarlo todo, su magia y fuerza habían dado un salto inimaginable, tan grande como el que dieron cuando paso de ser un mago común a un mago cultivador. Su magia estaba cerca del pico del Estado del Núcleo Sólido, y sentía como sus músculos rebosaban con poder, sentía que podría aplastar a su yo de antes de la pelea en menos de diez segundos, incluso podría ser capaz de derrotar al basilisco sin la necesidad del Destello Negro, que multiplicaba la fuerza de un golpe por cinco.
Para entender el Destello Negro, se debe saber antes el como funciona el fortalecimiento del cuerpo con magia. Todo se basa en el control, para golpear con magia debes estar bombeándola continuamente o mantenerla activa por todo tu cuerpo todo el rato, pero había una forma de potenciarse aún más y ese era el Destello Negro.
Si se logra que la magia llegué al puño 0,000001 segundos antes de golpear, el impulso creará una fuerza descontrolada que puede llegar a distorsionar el espacio, debido a eso aparecen los relámpagos oscuros. La potencia del golpe en este estado es de cinco veces la usual, pero lo más importante es que, una vez el mago realiza por primera vez esta técnica, su magia se desbordará y dará un salto en cuanto a calidad, no cantidad, y entrará en un estado de completa concentración en el que será más fácil realizar más Destellos Negros.
Por lo tanto, realizar el primero en cada batalla es lo más difícil e importante, ya que puede decidir al ganador y cambiar las tornas de un combate en un santiamén.
De todas formas, ya era hora de que volviera a la realidad. Cerró los ojos y, cuando los volvió a abrir, estaba en una cama. Por supuesto esta cama era parte del ala médica. Entró Dumbledore, vistiendo túnicas de color muy llamativos, tan excéntrico como siempre... de todas formas no era quién para hablar.
-Hola Liam, me alegra ver que estás bien -saludó el director -. ¿O debería decir más que bien?
-Buenos días profesor, ¿o tardes? No estoy seguro -devolvió Liam el saludo -. De todas formas, me siento mejor que nunca.
-Me alegra oír eso -dijo.
-Profesor Dumbledore, tengo una propuesta que hacerle -de repente, Liam parecía realmente serio.
-De hecho, creo que sé lo que vas a pedirme y yo también iba a pedírtelo -contestó el anciano -. Sin embargo tengo una condición.
-Entonces, ¿me dejará saltarme el año siguiente? -preguntó, sorprendido.
-Sí, Liam, aquí ya no hay nada que puedan enseñarte y será mucho mejor para ti avanzar a un ritmo propio, sin embargo como condición deberás ir a donde yo te pida -respondió, también serio.
-Lo entiendo, ¿a dónde debería ir? -dijo el joven Doyle.
-Oh, nada demasiado lejos... -empezó con una sonrisa que no auguraba nada bueno -. Tendrás que ir a... ¡CHINA!
Fin del capítulo