Mi vida se resume en un pequeño número de cosas. Trabajar, comer y dormir. Comparado con otros chicos de veinte años, probablemente mi vida sea completamente aburrida, nunca he salido a un bar, antro o sex club, ni siquiera a un club común y corriente.
A mis veinte años no he experimentado casi nada que haga cambiar mi realidad. Y nuevamente como otro día más, estoy aquí, en el transporte público con mis audífonos puestos, mientras Sunflower de Post Malone y Swae Lee suena, trato de olvidar lo pesado que será el día de hoy en el trabajo.
A diferencia de los demás días, éste es el único de la semana que me gusta, el viernes. Miré mi móvil al escuchar la notificación del Banco, habían depositado mi pago de la semana, genial. Es por eso que amo el viernes.
Después de casi una hora de estar en el transporte público llegué a mi trabajo, una fábrica de un material que no merece ser mencionado, afuera estaban todos los trabajadores uniformados, algunos muy demacrados por el esfuerzo que el trabajo pide, otros por una u otra adicción que tienen. A lo lejos pude ver como mi amigo Greg se acercaba junto con mi hermana Rachel, Greg y yo nos habíamos conocido en la misma fábrica y siempre nos veíamos antes de entrar a la misma. Ésta vez mi hermana venía con él por que habían quedado antes, ella también trabaja en la fábrica, en cuanto se conocieron no dudaron ni un momento en estar juntos.
A mi no me molesta, Greg es un buen chico, se me hace una muy buena persona y amigo. Y para Rachel también es una buena mujer, aunque a veces si sucumbe ante los encantos y estereotipos masculinos.
En cuanto a mi, yo realmente no he tenido novia en al menos un año, mi última relación terminó bien, y gracias a eso me gustaría entrar en alguna nueva relación. Desgraciadamente no he tenido suerte con ningúna chica estos últimos meses.
-Acaban de depositar el pago de esta semana- me dijo Greg después de saludarme y sentarse a mi lado.
-Lo sé, vi la notificación.
-Deberíamos ir a retirar el dinero- dijo mi hermana con seriedad, la miré confundido.
Siempre vamos a retirar el dinero después de que termina nuestro turno. Me confundió su comentario.
-No tengo muchas ganas de trabajar hoy.- insistió con una sonrisa. Greg se levantó rápidamente.
-Yo voy, no me importa faltar un día.
Me miraron esperando que me uniera a su plan, realmente no era mala idea, el trabajo ha sido estresante las últimas semanas, necesito un descanso y ésta podría ser una oportunidad. Sonreí yo también y me levanté.
-Yo también voy. Sólo no le digamos a mamá.- dije, serio.
-Obviamente no lo haremos.
Rápidamente empezamos a caminar, felices por que éste día no íbamos a trabajar y estresarnos, mientras caminabamos al Banco me preguntaba que haríamos en todo el día hasta que llegara la hora de ir a casa.
No pasó mucho tiempo para que pudiéramos llegar al Banco, había una larga fila para los cajeros, mientras esperábamos nuestro turno veía como Greg y Rachel se daban uno que otro beso y muchos abrazos, haciendo que yo también quisiera uno.
-¿Qué haremos en todo el día hasta que llegue la hora de llegar a casa?- pregunté interrumpiendo uno de sus besos.
-No lo sé, podríamos ir a comer algo.
Nunca me ha gustado comer en la calle, no por la higiene o algo así, siempre había sido acostumbrado a comer en casa, comer en la calle se me hacía incómodo, no podía comer bien.
-A Light no le gusta la comida callejera.- dijo Rachel justo antes de que me negara a la propuesta.
-Bueno, entonces podríamos ir a un billar que está aquí cerca, hacen buena comida por si nos da hambre y podemos jugar billar, ajedrez o videojuegos, lo que ustedes quieran.- sugirió Greg.
-Light nunca ha ido a un billar.- volvió a adelantarse.
A diferencia de mi, Rachel con veinticinco años ya había vivido mucho más, entramos juntos a la fábrica, pero para ese entonces ella ya tenía más experiencia en todas esas cosas, yo era su hermano pequeño. Y a diferencia de muchos hermanos que no se llevan bien, nuestra relación es bastante estable y sana, siempre nos apoyamos y ayudamos en lo que podamos.
-No se jugar nada de eso, solo los videojuegos y no creo que les gusten los que yo juego.- dije con seriedad.
-Te enseñaremos a jugar billar, te gustará ya verás.- me dijo Rachel con una sonrisa. Asentí.
En realidad ya había jugado en billar en el móvil, eso cuenta, ¿No? Retiramos el dinero una vez que nuestro turno llegó, empezamos a caminar por lo que parecía ser sin rumbo por la ciudad. A Greg se le había olvidado donde estába ubicado exactamente el billar. Tuvimos que caminar al menos cuarenta y cinco minutos tratando de dar con el lugar.
-¿No se supone que estába cerca de aquí?- le pregunté cansado. Ya casi llevábamos caminando en círculos por casi una hora.
-Solo había ido a ese lugar una vez y fue hace un par de meses, déjame pensar un momento...- dijo mientras veía las calles de la ciudad.
-O podemos usar Google Maps. O preguntarle a alguien. ¿Cómo se llama el lugar?- le preguntó Rachel, cansada.
-Ese es otro problema, no lo recuerdo...- nos quejamos ante aquel comentario. Estúpido Greg.
-Ahora regreso, voy a comprar una botella de agua.- dije para después cruzar la calle y entrar a una tienda de abarrotes bastante grande.
Me acerqué al área de bebidas y abrí la nevera, mientras escogía una de las muchas bebidas que había escuche tres voces masculinas que provenían de la entrada de la tienda.
-Mi abuelo dijo que es un buen lugar, pero que no dejan entrar con comida.- dijo una de las voces.
-Diamonds es un buen lugar, que no te dejen pasar con comida es lo de menos. Todo ese tipo de lugares tienen restricciones.- comentó otra voz, aquella sonaba diferente, un poco más gruesa.
Hoy en día está un trend relacionado con la "Poderosa voz de los hombres" Ese chico tenía esa voz poderosa. Cerré la nevera con mi botella de agua en mano, pude ver a los chicos que hablaban. Uno de los tres me miró de reojo, uno de ellos era más alto que yo, por al menos quince centímetros era fornido y bastante atractivo, su cabello negro despeinado y ojos cafés claro resaltaban. Mientras que los otros dos no tenían nada que pudiera rescatar.
Siempre he sido así, reconozco cuando un hombre es más guapo o se ve más fornido que yo, lo que pasa muy seguido ya que yo no soy la gran cosa, ojos cafés oscuro, cabello castaño oscuro y tez un poco clara, a eso agregale mi baja estatura que me ha quitado bastantes oportunidades con chicas. A veces quisiera ser un chico como él, perfecto en el aspecto físico daría igual si mi personalidad fuera una mierda, un aspecto así nunca pasa desapercibido.
-Gracias- dijo aquel chico con esa poderosa voz al pagar una manzana que había comprado, salieron de la tienda los tres.
Ese chico era el paquete perfecto de estereotipos básicos. Cambiando de tema. ¿Diamonds será el billar al que Greg se refería?