webnovel

El Legado y la Herencia

Después de recibir su misión como enviado diplomático del Olimpo, Aidan se preparó para adentrarse en el mundo mortal y desempeñar su papel como embajador en las ciudades de Arquilea y Ártemis. Aunque era su primera misión y estaba nervioso por lo que le esperaba, también sentía determinación y un sentido de responsabilidad.

Junto a Hermes, quien había sido su compañero durante la reunión con Zeus, Aidan caminaba por los majestuosos pasillos del castillo del Olimpo. Durante el camino, Hermes no podía evitar su naturaleza bromista y jocosa.

"Oye, Aidan, ¿estás listo para adentrarte en el mundo mortal? Serás el embajador más guapo que hayan visto", dijo Hermes con una sonrisa traviesa.

Aidan no pudo evitar sonreír ante el comentario de Hermes. "Espero que mi apariencia no sea lo único que recuerden, Hermes. Tengo la responsabilidad de llevar paz y armonía a las ciudades de Arquilea y Ártemis".

Hermes asintió, pero no pudo evitar agregar un toque humorístico. "¡Claro, claro! Además de ser el embajador guapo, también serás el embajador de la diplomacia y los discursos inspiradores. Estoy seguro de que cautivarás a todos con tus habilidades oratorias".

Aidan rió suavemente. "Espero que no sea solo mi apariencia y mi elocuencia lo que les interese. Tengo mucho trabajo por delante para lograr un acuerdo pacífico".

Hermes asintió y cambió su tono a uno más serio. "En serio, Aidan, confío en que harás un excelente trabajo. Tienes el coraje y la inteligencia para enfrentar los desafíos. Si necesitas consejo o ayuda para romper el hielo, ya sabes dónde encontrarme".

Aidan agradeció a Hermes y asintió. "Gracias, Hermes. Aprecio tus palabras de confianza. Si necesito alguna orientación, definitivamente te buscaré".

Hermes le dio una palmada en el hombro a Aidan, antes de despedirse de manera juguetona. "¡Buena suerte, embajador guapo! Estoy seguro de que harás que los mortales se enamoren de ti".

Con una sonrisa y un gesto de despedida, Aidan y Hermes se separaron en la salida del castillo del Olimpo. Hermes, con su característica agilidad, desplegó las pequeñas alas en sus tobillos y se elevó en el aire, desapareciendo en el horizonte mientras dejaba un eco de risas a su paso.

Ahora solo, Aidan se dirigió hacia la casa de mármol que se encontraba en una posición apartada en las laderas del monte. La modesta vivienda, construida con mármol y piedras blancas, se destacaba en su sencillez y armonía con el entorno divino del Monte Olimpo.

Mientras se acercaba a la casa, Aidan no pudo evitar hacer un comentario divertido para sí mismo. "Se nota que fue hecho para un dios", murmuró con una risa suave, haciendo referencia a su propia condición divina. Apreciaba el contraste entre su tarea diplomática y la modestia de la morada.

Adentrándose en la casa, Aidan comenzó a explorar cada habitación en busca de respuestas sobre su divinidad.

Aidan entró a la casa de mármol con un sentido renovado de propósito. Reflexionó sobre la importancia de comprender y dominar sus poderes divinos para cumplir con éxito su misión como embajador del Olimpo. Era consciente de que necesitaba conocer más sobre su divinidad y cómo controlar sus habilidades.

Con determinación, comenzó a explorar cada habitación de la casa en busca de respuestas. Rebuscó entre pergaminos y textos antiguos, desenrollando con cuidado los papiros y examinando cada detalle. Mientras lo hacía, tropezó con una caja polvorienta que llamó su atención. La caja tenía la inscripción "Estudios - Papá".

Intrigado, Aidan abrió la caja y descubrió que pertenecía a su padre en el mundo ilusorio en el que se encontraba. En su interior, encontró notas, dibujos y documentos relacionados con la divinidad de su padre sobre las joyas. Fue entonces cuando se dio cuenta de que él también compartía esa misma divinidad.

Emocionado por el descubrimiento, Aidan siguió explorando los objetos personales de su padre. Entre ellos, encontró un viejo diario, cuyas últimas páginas contenían una historia conmovedora. Descubrió la verdad sobre la muerte de su madre, Dryadella, una ninfa, y cómo su padre no pudo soportar la soledad y el dolor que le causó.

Las palabras escritas en el diario describían cómo su padre, desgarrado por la pérdida, decidió transformarse a sí mismo en una hematita de gran tamaño. Esta hematita se convirtió en la única piedra de su tipo en toda la casa, rodeada de diversos minerales y piedras preciosas.

Aidan quedó impactado por la historia de amor de su padre. La hematita se convirtió en un símbolo tangible de su legado, y comprendió que esa piedra era más que un simple mineral. Era una representación de su padre, lo que quedaba de él y su deseo de estar presente en la vida de Aidan.

Tomando la hematita en sus manos, Aidan sintió una conexión profunda con su divinidad y su herencia, decidió utilizar sus poderes para transformar un fragmento de la piedra en una varita personalizada. Concentró su energía divina en la hematita, moldeándola con precisión y cuidado.

A medida que su poder fluía a través de él, la hematita se transformó en una varita perfectamente diseñada para Aidan. La empuñadura se ajustó a su mano de forma cómoda y ergonómica, brindándole un agarre firme y seguro. La varita se extendía elegantemente hacia adelante, presentando un diseño de triple hélice.

Las tres hélices, entrelazadas en una danza armoniosa, ascendían hacia la punta de la varita, fusionándose en un punto focal de poder. Para honrar la memoria de su madre, Aidan decidió añadir un toque especial a la varita. En la base de la empuñadura, talló una pequeña pero hermosa letra "D", en conmemoración de Dryadella. Era un gesto de amor y respeto hacia la mujer que le dio la vida y que ya no estaba presente en su camino.

Al contemplar la varita terminada, Aidan sintió una oleada de emoción y determinación. La varita se convirtió en una extensión de su ser, una herramienta poderosa que canalizaría sus habilidades divinas. Sabía que con ella sería capaz de enfrentar los desafíos que le esperaban y cumplir su misión como embajador del Olimpo.

Con la varita en mano, Aidan salió de la casa de mármol, listo para embarcarse en su viaje hacia las ciudades de Arquilea y Ártemis. Ahora tenía una herramienta que le ayudaban con su lado divino.

Se dirigía hacia su destino con confianza y la determinación de cumplir su propósito.

La emocionante historia de Aidan, su conexión con su divinidad y la creación de su varita personalizada sentaron las bases para su próximo capítulo como embajador del Olimpo. Con su nueva herramienta en mano, estaba listo para enfrentar los desafíos y representar a los dioses en el mundo mortal. El futuro de las ciudades de Arquilea y Ártemis dependía de su habilidad para promover la paz y la armonía entre los mortales.