'Ahh... que silencio.'
La Señora zorro, Yozora, una de las personas más antiguas en el Clan Kyuubi, por así decirlo...
Tomó el té caliente de su taza mientras miraba por la puerta principal hacia el jardín que se vislumbraba.
El lugar estaba casi completamente callado, con sólo el sonido de ruidos a lo lejos, producidos por Youkais que se esforzaban en sus diversos deberes y demás.
'Hmm, pensándolo bien... antes de Kunou-chan todo era así, ¿eh?'
La mirada de la Señora zorro se dirigió al sol de la mañana que se asomaba en el nuevo día de hoy.
'Y después de que la pequeña Princesa nació, todo se volvió ruidoso, y luego vino Alex-sama...'
"Suspiro."
La Señora zorro suspiró un poco y luego sonrió suavemente.
No podía evitar comparar los últimos días con todos estos años que habían pasado en silencio, dejando vestigios de el paso de la edad, para seres casi inmortales como los Youkais.
"Ah."
Levantando una ceja, y deteniendo el movimiento para tomar otro sorbo de té, la Señora zorro pensó, 'Es verdad que Yasaka-sama había ido a visitar a Amaterasu-sama en la ausencia de Alex-sama... me pregunto qué habrá pasado en ese momento, y de qué hablaron... ya que con la Reunión que se acerca, todo volverá a ser complicado de nuevo...'
Recordando cierto detalle molesto de tal suceso que se celebra cada año sin falta, la Señora zorro hizo una mueca y su cara luego adoptó una mirada de preocupación.
'Susanoo...'
.....
Entre todos los Dioses principales de todo el Sintoísmo, habían muchos que despreciaban de una forma u otra a los Youkais Asiáticos, y esto siempre fue normal, un racismo entendible, pero hiriente, desde la posición de seres tal divinos como los Dioses de las leyendas de antaño, y la posición de los despreciados Youkais...
Y de alguna forma, tratar con esto se había convertido en algo normal...
Además de que los Youkais en realidad no tenían ningún compañero de su raza lo suficientemente fuerte... para hablar claro, que representara su capacidad, talento o potencial latente en sus cuerpos y lineas de sangre...
A diferencia de los Demonios, que tienen a los Maous, así como los Maous originales, o a los Ángeles que tienen a los Líderes del Cielo y en el pasado, al primer Dios principal, el Santo Señor que se menciona en la Biblia... los Youkais no tenían una figura poderosa que perteneciera a su raza, o algún poder específico que su linaje podría otorgar.
Ya que seres como Sun Wukong, el Rey mono, sin embargo... más que Youkai en sí, son Dioses principales del Sintoísmo Asiático que no están afiliados a un lado o a una Facción normal en específico.
Puesto que las Facciones y los grupos de los Dioses son bastante diferentes.
Aunque había alguno que otro Dios que de vez en cuando rompía esta regla no escrita entre los poderes políticos sobrenaturales.
.....
Y lo que preocupaba un poco a la Señora zorro, era el Dios principal del Sintoísmo que más solía... tener "problemas", con los Youkais.
Susanoo.
Uno que uno pensaría sería un Dios heroico y poderoso, así como benevolente... y que resultaba ser en realidad, bastante conflictivo hacia todo en general.
Ya que incluso sin tener demasiado interés en lo material, la mentalidad de un Dios, y de un hombre, todavía descansaban sobre ese individuo que fue el protagonista de leyendas y leyendas aquí en Japón.
Y lo más chocante de todo, era que cada vez que Yasaka y la Señora zorro misma iban hacia la Reunión de Dioses japoneses, siempre solía ser ese Dios, el que más las molestaba, incluso a Yasaka en específico... llegando al punto de que extendió varias veces en decenas de años, invitaciones de matrimonio para ella sin formalidades o demasiados detalles...
Casi como si Yasaka sólo fuera otro objeto más que tendría en sus manos sólo por el bien de la vanidad, y complacencia.
'Es casi un milagro incluso, que Amaterasu-sama había estado allí cada vez... ya que de otra forma... no sabría que podría pasar.'
Sacudiendo la cabeza, la Señora zorro ahora pensó en Alexander.
Pensó en la actitud del mismo, y aunque actualmente no tenía dudas de que el hombre humano, y el prometido de la Líder de su Facción, era el ser humano más fuerte que podría encontrar en este mundo, incluso tendiendo el nivel de un Dios en poder... todavía dudaba en su corazón de que podría detener la ira de un Dios antiguo como Susanoo, si el último se enteraba de que Yasaka había contraído matrimonio y compromiso con Alexander.
Algo inevitable puesto que... ya la noticia era pública.
Por eso la Señora zorro suspiró fuerte en el momento que supo que la técnica de Alexander llamada como el Dios de los mares, no tenía nada que ver con el mismo aparte del nombre y tal vez, del arquetipo de la gran figura que representa ese poder.
'Tonta Yozora... es muy tarde para pensar así.'
Cierto, la Señora zorro se dió cuenta dolorosamente ahora, de que en el pasar de los años, siempre estuvo interesada en que su Princesa Yasaka tuviera un interés romántico y sintiera amor para ser una mujer completa... pero al parecer, como nunca sucedía, no llegaba tan lejos como para tener una idea exacta de los contratiempos cuando se cumpliera esta situación.
Y recientemente la Señora zorro se fue preocupando más cada vez que pensaba en el tema, por lo que sus suspiros últimamente habían ido en aumento.
'No puedo seguir así... necesito pensar más positivo, ya que hay varias formas de evitar una mala experiencia en el futuro gracias a Alex-sama.'
La Señora zorro pensó de esta manera, porque era gracias a Alexander, que los Youkais serían los promotores principales de una posible "Paz" mundial entre las Facciones sobrenaturales en todo el mundo, y tendrían voto y lugar en asientos para ese momento, además...
'Jajaja, Alex-sama mismo puede que no se haya dado cuenta, pero sus acciones hasta ahora han ayudado a los Youkais más que cualquier otra cosa en todos estos años... ah, que bienaventurado será nuestro futuro con una figura así siendo la persona que apoya a nuestra Líder Principal como su Esposo... ah, Alex-sama, de verdad has cambiado todo, ¿eh? Jujujuju.'
De repente, mientras la Señora zorro sonreía con un encanto maduro y travieso, sin ser consciente de ello al pensar en el hombre que hace poco volcó su vida al revés, en cierta forma... la puerta interior de la sala fue abierta, y una figura pequeña se coló velozmente por allí.
"¡Oba-chan!"
"Ah, ¿Kunou-chan...?"
"¡Ya llegué, oba-chan!"
"Oh, jeje, ¡bienvenida!"