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Mundo Shinobi - Clones verdaderos - 592

Otro clon verdadero estaba en los límites de la nación de la Tierra con la nación de la Cascada. Las cosas se habían salido de control.

Un Biju era una fuerza destructiva, un cumulo de poder. Todos los shinobis que fueron enviados a repeler la avanzada de la nación de la Cascada fueron aplastados. Más muertes que sumar a Iwagakure.

En estos momentos un enorme insecto parecido a un escarabajo azul se movía hacia la montaña Aisu para terminar de barrer la fortaleza Aisu. Los shinobis de la fortaleza estaban tensos, asustados, pero ni siquiera aguantaron un ataque. Una enorme bola de energía oscura golpeo la muralla sur y exploto en mil pedazos. La mitad de la muralla sur desapareció.

Sin embargo, de repente aparecieron enormes cadenas desde la tierra, se alzaron al cielo y atraparon al insecto.

Un montón de shinobis saltaron y trataron de liberar a la criatura, pero nadie pudo romper las cadenas.

Kain apareció delante de la fortaleza Aisu. Él se quedó mirando al insecto. Aquella criatura trato de reunir chakra, pero las cadenas alcanzaron su enorme cabeza y lo arrastraron a la tierra. La energía se disipo y los shinobis continuaron tratando de romper las cadenas, pero nadie pudo. Incluso lanzaron grandes jutsus elementales, pero lo único que lograron fue herir al biju.

Kain desapareció de la fortaleza, apareció frente al biju y realizo una rápida secuencia de sellos de mano. Él posó su mano derecha sobre la cabeza y una marca negra se extendió por todo el cuerpo. La estructura del biju se evaporo como si fueran partículas de luz. El núcleo se fue achicando hasta volver a ser una niña de diez años. Kain la tomo en brazos y la miró. Ella era pequeña y estaba débil, llena de moretones por todos lados. Parece que no solo se llevaba mal con su bestia de colas, sino que la bestia de colas no la protegía ni le prestaba su chakra.

—¿Quién eres tú, maldito?— grito uno de los shinobis y lanzó un kunai.

Kain movió su mano y atajo el kunai con la mano, lo lanzó al suelo, pero nunca dejo de mirar a la niña. Ella tenía la piel morena y el cabello verde. Kain miró a los shinobis. Él estaba rodeado. Todos eran shinobis de Takigakure. Iban vestidos de negro y llevaban protectores en la frente con dos signos en paralelo que formaban algo parecido a una flecha vertical.

—Hace muchos años, yo tenía menos de diez años, pero lo recuerdo muy bien. Mi tío Hashirama les regalo los bijus para que se sintieran seguros. Takigakure no fue uno de los que compro bijus. No sé cómo lo obtuvieron ni a quien mataron. No me importa, pero existe una ley firmada por las cinco grandes naciones. Los biju son la última línea de defensa. Nunca, jamás, deben ser ocupados para invadir un país. Aquel país que ocupe a los bijus para atacar a otro país será atacado por la alianza de los cinco países. Ahora, tiene diez segundos para volver a tu villa y traer a su daimio y kage o conocerán lo que es el verdadero terror. Tienen mucho que explicar—

—¿Quién eres tú?— preguntó un shinobi que se acercaba mientras desenfundaba su espalda.

—Kain Uchiha. Y tú eres estúpido e ignorante— dijo Kain y una burbuja de gravedad aplasto al shinobi contra el suelo gélido. Él miró a los otros y grito con fuerza —ahora, muévanse—

Todos los shinobis empezaron a retroceder, no le dieron la espalda hasta que estuvieron bastante lejos y recién ahí se dieron la vuelta y corrieron con todas sus fuerzas.

Kain negó con la cabeza y murmuro —estúpidos— solo tenían ambición, pero nada de cerebro. Si esto continuaba, el país de la Cascada sería destruido por todos los países. El tratado hecho por las grandes naciones para el uso de los bijus no era ningún broma. Hashirama Senju tenía mucho miedo de como las naciones ocupaban a los biju.

Kain se dio la vuelta y camino con la niña. Él se quitó el haori y la envolvió. Él siguió caminando a la fortaleza, los shinobis de Iwa se asomaban uno a uno. Kain entró a la fortaleza, los shinobis de Iwa lo quedaban mirando, pero ninguno se acercó. Salvo una, Ran, ella corrió hacia Kain. Su cabello rubio y liso se agitaba mientras corría. Ella se detuvo frente a Kain y lo reviso. Kain tuvo que detenerse para no chocar con ella.

Ran parecía preocupada —Kain-sama— dijo —¿Está bien?—

—Este no es lugar para un médico ¿No?— preguntó Kain

—Sí, pero usted, se enfrenta a esa cosa— dijo Ran, comenzó a llorar —es muy imprudente—

—No llores, no lo hago por ti. No quiero la guerra, no quiero la destrucción. Los bijus no pueden ser utilizados para invadir otros países o todos los países atacaran Takigakure y todos los que sobrevivan se unieran al libro bingo de todos los países. No es bueno—

—Gracias— dijo Ran y se limpió las lágrimas.

Kain negó con la cabeza y mostró una pequeña sonrisa. Ran se acercó a él, aplasto a la niña en los brazos de Kain y le dio un beso en los labios.

Kain la quedó mirando, no fue reciproco en el beso, pero eso no pareció importarle a Ran. Ella dio un paso atrás, pero no apartó su mano de la de Kain. Ella se la acaricio con suavidad. Kain negó con la cabeza y camino. Ran se hizo a un lado y lo siguió de cerca.

—¿Adónde vamos?— preguntó Ran

—Yo creo que a tu casa. Parece que nadie quiere ayudar ni tener nada que ver— dijo Kain mirando a los shinobis que mantenían la distancia —mejor no, ellos parecen bastante molestos—

—No, ellos solo dudan de sus intenciones—

—¿Por qué? Eso es estúpido ¡Ey! Malditos imbéciles, les acabo de ayudar hace un par de días. Les regale un consultorio y les enseñe a sanar a su gente ¡¿Qué sucede?! — grito Kain. Los shinobis agacharon la cabeza, Kain continuo —¿Acaso es porque su capitán voló por los aires y se convirtió en carne quemada? No fue mi culpa—

—Kain-sama, como siempre tan diplomático— dijo Ishin, quien avanzaba a paso lento a su encuentro —por favor, no se enoje con los shinobis. Ellos solo protegen a los suyos. Lamentablemente, usted no es de los suyos. Usted no es de nadie, pero no se preocupe por ellos. Venga a mi casa, le daremos alojamiento. No tenemos problema—

—¿En serio? Esta niña es un biju— dijo Kain, se quedó callado, miró a los shinobis y les preguntó —¿Quieren a la niña porque es un biju? Son idiotas. Miren, se los voy a decir una sola vez. Aquel que intente algo estúpido, morirá. Lo digo en serio, no es un blofeo, los matare sin pensarlo dos veces. Por otro lado, incluso si tienen éxito en su infructífero pensamiento y le entregan la niña a Onoki. Onoki me la devolverá por la sencilla razón de que él no quiere más problemas. A lo mejor ustedes no lo saben, pero están siendo atacados por Amegakure y Takigakure. La nación de la Garra no los atacado, pero es cosa de tiempo, sin mencionar a las CDNL en el norte. Ya tienen suficientes enemigos. Si ahora tienen otro Biju, todos los atacaran. No es broma, solo piénsenlo—

Muchos shinobis miraron a Kain con desconfianza, pero muchos se empezaron a retirar.

—Santo cielo, son estúpidos— dijo Kain y miró a Ishin —Ishin, lidera el camino. No te preocupes, si pasa algo te pagare lo que se rompa—

—Como usted quiera, señor— dijo Ishin con una sonrisa divertida. Él se dio la vuelta y camino hacia una calle lateral. Kain y Ran lo siguieron.

Kain avanzó con la niña en brazos y preguntó —¿Dónde está Akina y Jin?—

—Ellos fueron evacuados en cuanto llegaron las ordenes de luchar contra los enemigos— respondió el doctor Ishin. Él avanzaba por delante con las manos detrás de la espalda.

—Y usted y Ran ¿Por qué no evacuaron? No pertenecen al personal de la fortaleza. Solo vinieron por los niños y el ninjutsu médico—

—Bueno, yo quería volver a mi ciudad, pero cierta persona—

—¡Papá!— advirtió Ran

Ishin soltó una risita y siguió caminando.

Kain le dio una breve mirada a Ran, ella agacho su rostro, se ruborizo y le dio una breve mirada a Kain. Ella se puso más roja, pero sonrió de forma hermosa y pura. Ella acercó su mano y se aferró a la ropa de Kain con la punta de sus dedos.

Kain cerró los ojos por un momento, siguió caminando y los abrió. La noche se vio más oscura, pero más iluminada que nunca. Kain acomodo a la niña en su pecho y la afirmo con la mano izquierda. Kain estiro su otra mano hacia un lado. Ran la vio y estiro su mano temblorosamente. Ella sujeto la de Kain y caminaron juntos en silencio.

Kain tomo una profunda respiración y le dijo —Ishin, recuerdo que el otro día cuando estábamos conversando me dijiste que lo que más detestabas era la estúpida codicia—

—Así es— dijo Ishin, dio una leve mirada hacia atrás, miró a su hija y ella agacho su rostro. Ishin sonrió, pero como siempre sus ojos no sonrieron —verá, soy de un pequeño pueblo y cuando era niño nuestro alcalde se volvió ambicioso y quiso ganar dinero a costa del médico de nuestro pueblo. El médico de nuestro pueblo fue lo más cercano a un padre para mí. Era un hombre de principios, así que se negó y el alcalde lo mato. Lo que no esperaba el alcalde es que los lugareños le prendieran fuego mientras estaba vivo y lo dejaran quemarse hasta la muerte—

—Entiendo— dijo Kain entendiendo el punto. Ishin tenía una buena razón para matar a los ambiciosos. Según la visión de Ishin, los ambiciosos eran estúpidamente peligrosos. No consideraban los beneficios a futuro o el daño que provocaría en el presente. Solo seguían los impulsos.

Ellos llegaron a la casa de Ishin, abrieron las puertas y entraron a la casa. Los shinobis de Iwa estaban afuera, espiando desde los techos de las casas próximas.

Kain se detuvo en el dintel, se dio la vuelta y miró hacia los techos. Él frunció el ceño y dijo —Vástago, monta guardia, que nadie entre a los terrenos de la casa del doctor Ishin. Usa fuerza no letal—

La unidad de apoyo salió de la manga izquierda, se elevó por encima de la casa y se posiciono al medio de terreno. Su ojo rojo brillaba en la noche y apuntaba hacia afuera.

Kain se dio la vuelta, entro a la casa e Ishin cerró la puerta.

—Déjeme ayudarle, Kain-sama— dijo Ran, ella se agacho y acercó sus manos a los pies de Kain. Este último levantó su pie, Ran le quito la sandalia y la dejo a un lado del pasillo. Ella le quito la otra sandalia y se puso de pie.

Ishin avanzó por el pasillo y lo siguieron Ran y Kain.

—¿Ella está dormida?— preguntó Ishin

—Esta niña, sí. Es un biju, tengo que conversar con la bestia para saber cuál es su intención. Solo ahí voy a retirar el sello. De lo contrario sería muy peligroso. No sabes cuán furiosos pueden ser estos muchachos. Pueden ser buenos chicos, pero si les duele algo pueden ser como un toro furioso. Ataca todo lo que este frente a ellos—

—Un toro furioso no destruiría la mitad de la muralla sur— dijo Ishin con un tono irónico

—Sí, pero es peligroso. Ahora ¿Por qué me preguntas? No creo que usted sea tonto, Ishin. No quiero creer que tienes una agenda para esta niña— respondió Kain

—No, señor, solo lo decía para darle su propia habitación y que lo deje dormir. Nadie se meterá a nuestra casa mientras su pequeño artefacto nos proteja—

—Confías mucho—

—Estoy hablando con el hombre más inteligente del mundo— dijo Ishin —no creo que sea alguien que le guste presumir en vano. Al menos, no en vano, pero como es joven, le gusta presumir—

 Kain soltó una risita y le dijo —me caes muy bien, Ishin. No, esta niña no se despertará hasta que yo lo permita—

—En ese caso le daremos su propia habitación— dijo Ishin

—Muchas gracias, Ishin— dijo Kain

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