Kain se detuvo a la entrada de la casa de Ishin y Ran, esta última lo quedó mirando. Ella iba vestida como los shinobis de Iwa. Ropa burdeos y una chaqueta táctica café. Su cabello rubio caía a los lados de su rostro. Tenía una mirada lánguida y tierna, muy diferente de la acusatoria que le daba en un principio a Kain.
—Hazme un favor y cuéntale a Ishin sobre lo sucedido, yo me voy a mi casa— dijo Kain
Ran se relamió el labio inferior y después se lo mordió —Kain-sama— dijo —¿Por qué no te quedas a dormir en nuestra casa? Hay bastante habitaciones—
Kain la quedó mirando a los ojos, ella se ruborizó, agacho su rostro, pero después lo levantó y sacudió levemente la cabeza para apartar el cabello de su rostro. Ella miró a Kain a los ojos y espero su respuesta.
—No puedo, pero muchas gracias por tu invitación— dijo Kain mientras la miraba a los ojos y veía como el rubor y la emoción se iban de su rostro. Ella puso una expresión triste y asintió. Sin embargo, ella estiro sus brazos, tomo a Kain del haori, se paró de puntillas y le dio un pequeño beso —te estaré esperando en mi habitación—
Kain la quedó mirando, no la rechazo abiertamente, pero le dijo —me voy, nos vemos mañana, que descanses—
Ran asintió y lo soltó. Ella dio un paso atrás, puso sus manos por detrás de su espalda y lo quedó mirando.
Kain se dio la vuelta y camino por donde vinieron para ir a la casa que supuestamente utilizaban como alojamiento en la fortaleza Aisu.
—Kain-sama, tú me quitaste algo— dijo Ran
Kain se detuvo y la miró hacia atrás.
Ran se volvió tímida, pero continuo lo que quería decir —lo justo sería que me compensaras por mis perdidas—
Kain tomo una profunda respiración, la quedó mirando a la cara. Ella era bonita, tenía la piel lechosa como la porcelana y un bonito rubor en las mejillas. Ella tenía el cabello rubio, el rostro ovalado, los ojos con una expresión lánguida, triste en este momento. Tenía la boca grande y los labios delgados. El cuello delgado y la clavícula marcada, no se abría la chaqueta táctica ni usaba escote, pero por el volumen debió tener unos senos bastante grandes.
—Lo pensare— dijo Kain, se dio la vuelta y continúo caminando.
—Piénsalo, piénsalo bien, te estaré esperando, es en serio—
Kain levantó las cejas en una expresión indefensa. Él no se sentía culpable de nada, lo que paso en la gran guerra fue algo que estaba más allá de su control. Tenía muchas razones para sentirse inocente, él problema es que Ran también tenía sus propias razones para culparlo y esperar una "compensación" de él. Hace solo un par de días lo odiaba, pero ahora lo invitaba a su futon.
Kain soltó un suspiro y dijo —neutraliza la niebla explosiva—
Al instante, el dispositivo susano en su antebrazo izquierdo lanzó un pulso eléctrico que deshabilito la niebla explosiva y ahora sería eliminada por la respiración natural del cuerpo, la traspiración, la orina y todas las formas que tiene el cuerpo para limpiar el organismo. Lo más importante es que por mucho que lo deseara Ishin, no la iba a poder activar.
Por otro lado, Kain había obtenido una peligrosa y silenciosa arma. Ya sabía cómo eliminar a la gran cantidad de shinobis y civiles que codiciaban sus secretos. El mundo conocería el miedo, pero también la paz. Solo una persona lo sabría, pero había que ver de qué lado estaría ¿Sería mejor matar a Ishin o conservarlo como un aliado? Una vez que Kain elimine a toda esa gente, Ishin podría leer el patrón de destrucción por su propia experiencia y lo podría delatar. Peor aún, podría pasarle a su nieto sociópata la técnica explosiva ¿Matarlo o no matarlo? He ahí el dilema.
—Casa Konoha— dijo Kain y desapareció la fortaleza Aisu
Kain apareció en la casa de Konoha, estaba silencioso y oscuro. Era tarde, no más de las diez de la noche. Por lo usual Nawaki y Tsunade se quedaban viendo televisión, pero parece que el frio invernal los venció y se fueron a acostar.
Kain abrió la puerta de corredera que daba al patio trasero, entro una ventisca, estaba frio, pero no tan frio como la fortaleza Aisu en la cordillera. Kain salió, estaba oscuro y silencioso, la nieve acumulada sobre el patio. El cielo despejado y la luna brillante. Parece que la nieve reflejaba la luz de la luna. Kain camino hacia el patio, saltó del pasillo a la nieve, crujió bajo sus pies y él continúo caminando. Muchos árboles del bosque detrás de la casa habían perdido sus hojas. Kain avanzó hacia el bosque, estaba silencio y frio. El camino por cinco minutos y se detuvo frente al lago en el que pescaba cuando era niño. El pequeño muelle en la orilla estaba podrido y ladeado, como si apenas se pudiera mantener.
—Hay que cambiar eso— murmuro Kain, a futuro le gustaría traer a sus hijos y pescar con ellos.
Kain continúo caminando, se encontró con la rampla que subía en zigzag a la casa del árbol. A pesar de que Kain construyo este lugar hace muchos años para que Aoi se recuperara de su operación de ojo, ella todavía lo seguía ocupando. Era un espacio cálido, personal y agradable.
Kain llegó a la puerta y golpeo un par de veces.
—Ya voy, Kain-sama— dijo Aoi
La puerta se abrió y Aoi apareció en el interior. Ella llevaba puesto un kimono blanco y un obi negro. Adentro estaba cálido, muy agradable. Así que Kain entró rápido y cerró la puerta detrás de él.
Aoi se abrazó a sí misma al sentir el cambio brusco de temperatura —cada día baja más la temperatura— dijo
—Así parece, si quieres, podríamos usar otra residencia ¿Dónde te gustaría?— preguntó Kain
—Me gusta mi casa— dijo Aoi con una hermosa sonrisa, ella se acercó a Kain y lo abrazó. Él estaba muy frio, sobre todo su rostro —tú la hiciste para mí, no me gustaría estar en ningún otro lugar—
—Tonta, puedo hacerte millones de casas—
—Sí— susurro Aoi mientras lo abrazaba —pero ninguna sería como esta—
Kain la abrazó y le acaricio la espalda, al principio este lugar era algo provisorio y experimental, pero parece que se volvió algo importante para Aoi. Kain miró la habitación. Todo se veía ordenado, pero tenía ese ligero opaco que revelaba el paso del tiempo.
Kain vio la cuna de Miyuki, era diferente de los pequeños futones que ocupo Kain cuando era bebé. Era como una cama alta, pero con barandas a los lados para que la bebé no se fuera a caer. Encima tenía una especie de candelabro, pero en lugar de tener luces, tenía animalitos de madera de todos los colores, formas de estrellas, luna y sol. Muy bonito y colorido.
—¿Miyuki se durmió?— preguntó Kain
—Sí, querido, mira, ven a verla, es un ángel— dijo Aoi, tomo la mano de Kain entre sus dos manos, la acaricio porque estaba helada y después lo condujo a la cuna. Ella se detuvo delante de la cuna y junto a Kain quedaron mirando a Miyuki. Ella tenía una ligera frazada para cubrirse del frio. Era más que nada una costumbre que una necesidad, ya que dentro de la casa no hacia frio. La temperatura era perfecta.
Kain pudo ver por los ventanales hacia afuera, se veían los árboles sin hojas, otros que las conservaban, la nieve acumulada. Por alguna razón, el contraste de la luz interior y la oscuridad exterior le daba un toque tétrico al bosque.
—¿Quieres tomar un ducha?— preguntó Aoi
Kain la miró y asintió.
—¿Ya comiste?—
—Sí, comí con el doctor Ishin— respondió Kain y le fue contando lo que sucedió en la fortaleza Aisu. Por supuesto, no le contó nada referente a Ishin. Ellos entraron al baño, Aoi fue desvistiendo a Kain. Eran sus costumbres de buena esposa, algo que le enseñaron desde niña. Ella también se lo enseño a Kaoru, pero con el tiempo Kain aprendió que no era algo común. Por ejemplo, Reika sabia algunas cosas sobre el matrimonio, pero no la habían educado para que fuera tan dedicada a su marido. Parece que esta educación solo se daba en las familias de mayor jerarquía o más tradicionales. Aunque Kain nunca estuvo tan preocupado de estas cosas y solo era una especulación sin valor alguno.
Kain y Aoi entraron a la ducha, Aoi tomo el jabón, lo unto en sus manos y lo refregó. Ella dio el agua, salió helada en un principio, pero a los pocos segundos se volvió tibia y agradable. Ella mojo el jabón y después lo paso por el pecho de Kain mientras lo miraba a la cara.
Kain no pudo evitar sonreír, la abrazó por la cintura y agacho su rostro. Aoi recibió su beso, pero se rio divertida.
—Kain-sama, debe esperar, este no es el momento— susurro Aoi con una tierna sonrisa en sus labios.
—Entiendo— respondió Kain y la siguió besando, no interrumpió lo que, hacia Aoi, pero tampoco detuvo sus manos de deambular por la cintura, las nalgas, después subir a la espalda, sentir su piel. Aoi tenía curvas generosas, sobre todo en sus senos y trasero. Kain cerró los ojos y soltó un gemido. Aoi llego con sus manos jabonosas a la entrepierna de Kain y lo comenzó a estimular.
—Eso es trampa— susurro Kain al sentir el tacto de las manos de Aoi sobre su sexo
—Kain-sama no deja de tocar a Aoi, Aoi se vengará por hacerla desearlo tanto— respondió Aoi
—Aoi-chan es una chica demasiado sucia, dice que no, pero todo su cuerpo grita que sí—
—Aoi se volvió sucia por Kain-sama, ahora Aoi no puede vivir sin Kain-sama— susurro Aoi y levantó su rostro. Ella se paró de puntillas, Kain se agacho un poco y la beso. Aoi siguió frotando sus manos, sintiendo el calor tubular entre sus dedos. Kain le sujeto el rostro con las manos, la beso intensamente y de repente, la empezó a besar más lento. Todo lo que tenía dentro termino en las manos y el estómago de Aoi.
Ellos se siguieron besando mientras el agua de la ducha caía.
Diez minutos después, Kain y Aoi salieron del baño. Como solo eran ellos dos y Miyuki, ninguno utilizo bata, pero se preocuparon de secarse. Ellos se acercaron una vez más a la cuna y se abrazaron por la cintura. Ellos miraron a Miyuki, ella dormía plácidamente con la boca semi abierta como si estuviera babeando de tan buen dormir que tenía. Era un divertido espectáculo.
—Si durmieras en la casa, podrías pedirle a Tsukino que cuide de Miyuki— dijo Kain
—Sí, pero me gusta este lugar— dijo Aoi —además, Tsukino necesita dormir. Ella pasa casi todo el día con Miyuki—
—¿Se llevan bien?—
—Sí, ella es muy alegre y adora a Miyuki. He estado revisando su interacción y no hay problema entre las dos—
—Eso es bueno, sería triste que la niñera no quisiera a Miyuki—
—Kain-sama, bueno, ella también va a ser niñera del bebé de Kaoru, así que yo estaba pensando en que la podríamos invitar. Usted sabe, ella es una buena muchacha, muy bonita. A mí no me molestaría. Además, si ella tuviera un vínculo más profundo con usted, me daría más seguridad—
—¿De nuevo con eso?— preguntó Kain —deberías estar segura, yo puse un sello sobre Tsukino y si ella intenta lastimar a Miyuki, quedara paralizada al instante. Por otro lado ¿Invitarla? ¿Invitarla a dónde? ¿A nuestra cama? ¿Estás segura de eso?—
—Bueno, yo no estoy en contra. Kain-sama es mi marido y no es extraño que cuando la esposa no puede atender al marido, la sirvienta lo acompañe—
—No necesito eso— dijo Kain, deslizo sus manos por el trasero de Aoi. Era un trasero grande y en forma. Era el trasero de una mujer con casi cuarenta años que había entrenado toda su vida —te necesito a ti—
Aoi mostro una pequeña sonrisa y se paró de puntillas para besarlo en los labios. Después le tomo las manos, ella puso una sonrisa astuta y lo guio a la cama. Aoi se subió primero y después se subió Kain. Él acercó su rostro y la beso. Aoi fue reciproca, se colgó de su cuello y abrió sus piernas.