Por la noche, Kain estaba en la sala de estar con la chimenea encendida y esperando a Tsubaki. Esta última estaba haciendo dormir a Mugen, lo cual no era muy difícil. El pequeño pelirrojo cenaba, tomaba su leche y se dormía hasta el otro día. Solo por eso Tsubaki se atrevió a traerlo. Si Mugen fuera como Hashirama, la niñera hubiera sido esencial.
Kain estaba sentado en el sillón de tres cuerpos mirando hacia la oscuridad de la noche y escuchando el suave oleaje. El cielo estaba despejado y era visible la luna menguante. El cielo se veía hermoso, como un caudal de estrellas bañando de luz la oscuridad del espacio.
Los leños en la chimenea crepitaban y lanzaban chispas.
La puerta de la sala de estar se abrió y entró Tsubaki. Ella llevaba un kimono verde pasto. Hacia juego con el kimono que llevaba Kain.
Tsubaki camino hacia Kain, este último le dio una breve mirada, sonrió y volvió a mirar por los ventanales hacia el océano.
Tsubaki se sentó al lado de Kain, se sujetó de su brazo y apoyo su cabeza en el hombro —él se durmió— dijo
—Eso es genial— respondió Kain, levantó el brazo del que Tsubaki se afirmaba. Esta última soltó el brazo y Kain lo paso por encima de los hombros. Tsubaki se acercó más y apoyo su mejilla en el pecho de Kain. Este último la abrazó y la miró. Tsubaki miró a Kain, él agacho su rostro y ella levantó el suyo. Los labios coincidieron.
Kain y Tsubaki separaron sus labios y quedaron mirando al mar.
—Quisiera pedirte algo— dijo Kain con un tono de voz calmado
—¿Sí?— preguntó Tsubaki, lo miró. Observo a Kain: el cabello blanco peinado hacia atrás, los ojos azules con un brillo firme y determinado. La nariz simétrica y los labios gruesos. Ella se quedó mirando a Kain, sus ojos se paseaban de los ojos a la boca.
Kain miró a Tsubaki y sonrió —quisiera que me ayudaras con Mugen y el resto de mis hijos— dijo
—¿Para qué?— preguntó Tsubaki desconcertada
Kain hizo una sonrisa incomoda y continuo —bueno, ya viste como ha reaccionado la gente al nombramiento del dios shinobi y esas cosas. Solo quiero que pongas un ojo en los niños y los corrijas si piensan algo tonto—
Tsubaki quedó mirando a Kain, ella se mordió el labio inferior porque para ella misma era difícil de dimensionar todo lo que había hecho Kain. Era algo tan grande que no sabía si el titulo solo era eso o la definición de en lo que él se había convertido.
—No pienses cosas que no vienen al caso— dijo Kain con una sonrisa tranquila, como si él pudiera leer los pensamientos de Tsubaki. Esta última se ruborizo y miró hacia otro lado. Kain le tomo la barbilla e hizo que ella lo mirara —solo soy Kain—
Sin embargo, para Tsubaki era difícil creer esas palabras. El muchacho que conoció algún día, el padre de su hijo no era un ser humano tan simple —yo, sé que eres Kain, pero creo que Kain-sama no está tomando las cosas muy en serio— dijo
Kain mostro una sonrisa comprensiva y no insistió. Si la gente le iba a dar tanto poder en su mente, él tomaría ese poder y le daría la dirección correcta —en ese caso, te nombro sacerdotisa del dios shinobi— dijo
Kain la miró a los ojos con una sonrisa bromista y Tsubaki quedó desconcertada, pero al ver que la sonrisa de Kain solo crecía, ella sonrió no dándose cuenta de cuan grande había hecho ella misma la imagen de Kain en su mente. Kain lo entendía, la gente no lo miraría de la misma forma nunca más. Era, para desgracia, como cuando lo nombraron pilar del equilibrio en aquel mundo.
Tsubaki sonrió y le susurro siguiendo el juego —en ese caso ¿Cuál es su mandato, Kami-sama?—
Kain soltó una risita, pero por dentro no le hizo mucha gracias que le llamaran de esa forma. Implicaba demasiadas cosas complicadas. Kain mantuvo la sonrisa y le dijo en un tono de voz desenfadado —vigila a mis hijos y guíalos por el camino correcto— dijo
Tsubaki sonrió ¿Cómo si eso fuera necesario? ¿Acaso ella no haría todo lo que pudiera por Mugen? Era el hijo que le dio este hombre que tanto ama. Tsubaki se abrazó a la cintura de Kain y le susurro —como sea su mandato, pero es un poco aburrido. Eso lo podría hacer por mi propia cuenta—
—¿Qué sería interesante?— preguntó Kain con un tono de voz sugerente
—Ya sabes— susurro Tsubaki mostrándole una hermosa sonrisa
—Mmm ¿Cómo si para eso yo necesitara algún poder divino? Eso lo puedo hacer por mi propia cuenta, lo difícil es que tú te resistas—
—¡Oye!— protesto Tsubaki con una hermosa sonrisa en los labios —no soy fácil—
—¿En serio?— preguntó Kain, acercó sus labios y quedó a un par de centímetros. Tsubaki se cubrió la boca con la mano y lo quedó mirando de forma juguetona como si le dijera "¿y ahora qué harás?
Kain no se hizo problema, le trato de dar un beso en cada mejilla, pero Tsubaki se cubría con la mano y evitaba el contacto mientras ella se reía. Kain llevó sus manos a las generosas caderas y la condujo hasta recostarla en el sillón. Él se posó sobre ella sin aplastarla, pero dejando que ella sintiera una fracción de su peso y calor corporal.
Tsubaki quedó boca arriba, mirando a Kain. Ella tenía una hermosa sonrisa y se mordía el labio inferior —eso es trampa— dijo
—¿En serio? En ese caso, me retirare— dijo Kain y trato de levantarse, pero Tsubaki lo sujeto del kimono.
Kain quedó mirando a Tsubaki, los bonitos ojos verdes, el brillo de la luz de la chimenea reflejada en su piel. De fondo el sonido del oleaje y el viento. Kain acercó su rostro, Tsubaki lo quedó mirando y cuando sus labios se encontraron, ella correspondió su beso. La respiración se volvió forzada y las manos deambularon por el cuerpo del otro.
Después de un par de minutos, Kain llevó la mano de Tsubaki a su entrepierna y le preguntó —¿Te puedes hacer cargo de esto?—
Tsubaki lo quedó mirando a los ojos mientras su mano tocaba al largo, caliente y tubular. Ella acercó sus labios, le dio un pequeño beso y asintió.
Kain se levantó y se sentó en el sillón. Tsubaki se levantó y se acercó a Kain. Ella lo beso en la mejilla y llevó su mano al interior de kimono. Ella lo acaricio en el pecho y su mano fue descendiendo. Kain llevó su mano izquierda al seno y lo acaricio. Era abundante y blando, pero sobre la tela del kimono no era suficiente. Así que Kain también deslizo su mano hacia el interior del kimono y acaricio los senos. Fue suave y blando. Él acaricio el seno con suavidad.
Tsubaki le dio un último beso y se apartó. Ella sonrió, llevó la mano derecha al palillo que sostenía el moño en la parte superior de la nuca y lo retiro. Su vibrante cabello rojo cayó a los lados de su rostro. Ella se mordió el labio inferior, siempre manteniendo su sonrisa. Ella se levantó del sillón, se sentó en el suelo, frente a Kain y lo miró hacia arriba. Kain acercó su rostro y la beso varias veces. Tsubaki correspondió cada uno de sus besos y siempre le mordía suavemente los labios. Kain se apartó, se sentó con la espalda apoyada al respaldo del sillón y observo a Tsubaki.
Tsubaki lo quedó mirando, ella llevó su mano a los muslos de Kain, los acaricio desde la rodilla a la ingle. Ella abrió el kimono y el pecho, estómago y piernas de Kain quedaron expuestos.
Tsubaki miró a Kain a los ojos. Ella se puso de pie, se quitó el obi y abrió su kimono. Sus senos, estómago y piernas quedaron expuestos. Ella había sido madre de tres, así que su figura era madura y voluptuosa, sobre todo en los senos y trasero.
Kain, sentado en el sofa, se acercó a Tsubaki y la miró a los ojos. Ella sonreía y él acercó su rostro al estómago. Le dio un beso detrás de otro. Tsubaki tenía la piel suave y lechosa. Kain le beso las caderas y noto el tacto de Tsubaki sobre su cabeza para que él se contuviera. Kain se detuvo y la miró hacia arriba.
Tsubaki se agacho y arrodillo delante de Kain. Ella se acercó, le beso los muslos, comenzó a subir mientras lo miraba a los ojos. Una vez que ella llegó a la entrepierna, lo tomo con la mano izquierda y lo levantó. Ya estaba firme, pero no duro en su totalidad. Ella lo introdujo en su boca mientras miraba a Kain, pero solo pudo hasta la mitad. Después lo sacó y bajo hasta la base, pero sin nunca apartar la mirada de Kain. Una vez que estuvo lo suficientemente duro, ella tomo su abundante seno izquierdo y acercó el pezón a la punta. Ella lo frotó, miró a Kain, sonrió de forma coqueta. Tsubaki tomo sus abundantes pechos y rodeo lo de Kain. La punta sobresalía roja y brillante. Tsubaki miró a Kain, movió sus senos de arriba hacia abajo y después de un minuto, ella acercó su boca y comenzó a succionar la punta.
Kain quedó mirando a Tsubaki, disfrutando de su servicio, ella sabía lo que le gustaba y sus senos eran abundantes y tentadores. No hay forma de que él los ignore. Era imposible ignorar su voluptuosidad, su textura, su suavidad, su abundancia.
Kain cerró los ojos, apoyo su espalda en el respaldo del sillón y soltó un gemido pensando en que pronto terminaría y así lo hizo. Él lo dejo todo en la boca de Tsubaki.
Kain abrió los ojos y miró a Tsubaki. Ella lo miró y abrió su boca para mostrarle todo lo que él dejó en su boca. Tsubaki cerró la boca y lo bebió, pero frunció el ceño. Cuando ella abrió los parpados, tenía los ojos acuosos. Kain no fue indiferente a sus cuidados, le tendió la mano y ella puso la suya sobre la de él. Kain se acomodó, condujo a Tsubaki al sillón e hizo que ella se recostara. Todo era voluptuosidad. Sus senos, sus caderas, sus muslos, incluso su entrepierna.
Kain se acercó al rostro de Tsubaki, le dio un pequeño beso, después uno más profundo y después uno que duro varios minutos. Kain bajo por el cuello, le beso la clavícula, se deleitó en los senos, en su abundancia, en su voluptuosidad. En la sensación blanda y suave, los pezones gruesos y erectos. Kain bajo por entremedio de los senos, beso las costillas, llegó al estómago, una parte especialmente blanda. Ella no era shinobi, pero eso no importaba. Todo en ella era voluptuosidad y su entrega solo la volvía adorable. Kain bajo por el estómago e hizo su camino a la entrepierna. Él hundió su rostro en los labios y los lamio, de arriba abajo, sosteniéndolos con las manos, bajando al perineo, abriendo las nalgas presionando la punta de su lengua.
Kain estiro sus manos hacia los senos mientras estimulaba a Tsubaki. Eran abundantes, suaves y Kain no tenía suficiente de su tacto. Kain apartó su rostro, subió por el cuerpo de Tsubaki marcando todo el camino hasta la boca. Él llevó su mano derecha a la entrepierna y acaricio los pétalos cubiertos de humedad. Las bocas coincidieron, no se separaron. La mano de Kain se movió con firmeza y se concentró en acariciar en círculos donde estaba la felicidad de Tsubaki. Él metió sus dedos al interior, palpo las paredes, la humedad era intensa, el roce producía sonidos acuosos. Tsubaki tensó su cuerpo y mancho con un líquido las manos de Kain. Este último no se detuvo, la siguió besando con la misma intensidad, la estimulo otra vez y Tsubaki reacciono de nuevo con la misma intensidad.
Kain apartó su boca y quedó mirando a Tsubaki. Ella estaba lánguida, débil, su piel roja, la respiración forzada, sus abundantes senos subiendo y bajando. Kain se acercó de nuevo y la beso, pero esta vez se acomodó sobre ella y dirigió su sexo al de ella. Él entro profundo y Tsubaki gimió. Él fue devastador, no se contuvo, ella lo abrazo, lo deseo siempre suyo. Kain era intenso, la besaba, apartaba su boca, la miraba, ambos gemían de deseo. Kain lo sacó, froto lo suyo con lo de Tsubaki. Esta última soltó un fuerte gemido, se abrazó a Kain con todas sus fuerzas, ella busco la boca de Kain y la encontró. Ellos se besaron, Kain entró en ella y lo continúo moviendo intensamente hasta que la embistió una última vez y lo dejo todo dentro de ella.
Kain soltó un jadeo como la vida se le escapara en cada exhalación. Tsubaki jadeo con dificultad, como si estuviera al final de sus fuerzas, como si le faltara la vida. Ella miró a Kain, lánguida y débil. Kain miró a Tsubaki, sonrió y acercó su rostro. Los labios coincidieron y descansaron mientras sus bocas comunicaban el deseo por el otro.