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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 473

Kain viajo a otro nivel de la torre con Aoi. Él llevaba puesto el traje de combate negro, ajustado a su figura como si fuera una segunda piel. Por otro lado, Aoi llevaba la ropa oscura y la chaqueta táctica negra de los guardaespaldas de Kain.

Ellos avanzaron por el pasillo viendo como tres puertas resaltaban a la distancia. Eran tres habitaciones residenciales para los posibles huéspedes.

Para Kain, gracias a su eterna amiga y ahora, amante, los Uzumakis eran especiales. Por supuesto, todavía seguía siendo Kain, así que analizaba el comportamiento y si esas personas eran dignas de su cuidado. De lo contrario, si era un Uzumaki molesto y una mala imagen para el clan, los mataría. Sin embargo, Rizu fue un buen Uzumaki en todo los sentidos.

Aoi y Kain pasaron la primera puerta, caminaron varias decenas de metros y llegaron a la segunda puerta. Kain no la había puesto en confinamiento, así que la puerta era de madera barnizada al natural de aspecto robusto. La manilla dorada, lisa y tubular en forma de L. Kain extendió su mano y golpeo un par de veces la puerta.

Nadie respondió, esperaron unos segundos y del otro lado de la puerta, se abrió. Detrás de la puerta apareció una hermosa Uzumaki, tenía el cabello rojo intenso hasta los hombros, la piel morena, un bonito rostro y ojos verdes. Ella se asomó y al ver a Kain, sonrió, pero cuando vio a Aoi, se volvió tímida.

—Buenas tardes, Rizu— dijo Kain, en la nación de los Pastizales eran las seis de la tarde y en la nación del Rayo eran las doce de la noche.

Rizu sonrió y le dijo —buenas tardes, Kain-sama ¿Cómo está usted?—

—Muy bien— dijo Kain —¿Podemos pasar?—

—Por supuesto— dijo Rizu y observo el traje que llevaba Kain, ajustado a su cuerpo y revelando su figura. Ella se fijó especialmente en la entrepierna.

Kain ignoro la mirada, pero Aoi frunció el ceño, lo que puso nerviosa a Rizu.

Kain tomo la mano de Aoi y avanzaron a la habitación de Rizu. Tenía todas las comodidades que una persona podía soñar en esta época. Era un espacio amplio con una sala de estar y comedor. Los ventanales al fondo con vistas a la cueva y sus hermosas murallas cubiertas de piedras preciosas. El lago en la parte baja, cubriendo la mitad de la torre.

Rizu cerró la puerta y se dio la vuelta. Ella vio a Kain caminar vistiendo ese traje negro ajustado a su cuerpo. El cabello blanco cayendo por su espalda.

Kain se detuvo a mitad del camino hacia el comedor. Él quedó mirando a Rizu y ella troto para alcanzarlo. Ella se acercó lo más que pudo a Kain al punto de que lo toco con el brazo. Kain llevaba el traje de combate y sinceramente no sentía nada, pero para Rizu fue especial. Nunca espero estar tan cerca de él.

Kain la invitó al comedor, abrió una silla para Rizu, después fue al otro lado y ofreció una silla para Aoi. Por la expresión y la mirada, ella no estaba muy conforme con ser segunda después de Rizu, una recién llegada. Sin embargo, para Kain siempre fue muy importante la cortesía. Ya decía el dicho, con miel se cazan moscas y no había nada más dulce para las personas que la cortesía, el hecho de colocarte a su servicio y hacerlos sentir importantes, era algo irresistible.

Kain se sentó a la cabecera y se enfocó en Rizu. Ella tenía un rostro tierno, se notaba que vivía con una princesa. Incluso si era la sirvienta, tenía una piel cuidada y bonita, no había cansancio en su mirada, tampoco signos de haber sido maltratada. Era solo ese miedo antiguo que persistía en su mirada. Kain no lo sabía, pero entendía que había algo importante oculto en su corazón. Él apostaría que era una perdida familiar, lo cual no sería raro considerando su linaje Uzumaki. Entre los sabios de los clanes, el cuerpo de un Uzumaki seguía siendo considerado un precioso elixir.

—¿Cómo te sientes?— preguntó Kain con una mirada sincera y amigable

Rizu se ruborizo y agacho la mirada. Ella sonrió y miró a Kain —bien, Kain-sama. Ya se me paso el malestar, este lugar es muy cómodo— dijo

—Eso es bueno, me alegro por ti, Rizu— dijo Kain

Rizu se mordió el labio inferior y asintió varias veces.

—Rizu— dijo Kain, ella lo miró atentamente y él continuo —¿Qué piensas de Yoruichi?—

Rizu tomo una profunda respiración y le dijo —yo, bueno, la quiero mucho, ella es mi mejor amiga—

—Pero la quisiste lastimar— dijo Kain al recordar lo que hablo y leyó de los recuerdos de Rizu —¿Por qué?—

—Yo— dijo Rizu y sus ojos se volvieron acuosos

—Tranquila, nadie te está juzgando. Yo quiero escuchar lo que piensas y con eso ayudar a tu princesa. Yo estoy seguro de que lo hiciste por una buena razón—

Rizu se sintió aliviada al ver que no era culpada o tratada como una traidora, pero es que ella no podía dejar que su señora matara a Kain-sama. Todo el mundo hablaba de él y como ayudaba a las personas. Una persona tan buena no podía morir. De lo contrario, el mundo volvería a ser lo que era antes de que él apareciera.

—Hime-sama quería matar a Kain-sama— dijo Rizu —y yo no lo podía permitir—

—¿Por qué no lo podías permitir?— preguntó Kain —¿Cuál era tu motivación?—

Rizu miró a Kain con timidez, después miró a la mujer de los ojos pálidos al otro lado de la mesa. Ella la juzgaba como traidora, lo podía sentir en la intensidad de su mirada. Sin embargo, Rizu miró a Kain y pensó que mientras él no la juzgara, todo estaría bien, él la entendía.

—Yo no quería que usted muriera, yo, yo— dijo titubeando, miró a la mujer de los ojos pálidos, tenía el ceño marcado. Rizu se concentró en Kain, de mirada suave y ojos que emitían un brillo especial. Ella se relamió el labio inferior y le dijo —yo lo amo, por eso lo quería proteger—

Kain quedó bastante sorprendido, no era mentira que, si él se acercaba a una mujer y le conversaba lo suficiente, ella bajaría sus defensas y lo empezaría a buscar, pero ser amado sin conocer a la otra persona era un concepto nuevo para él ¿Cómo podías amar a alguien sin conocerlo? Sin haber hablado antes con él. Kain entendía lo que era el prestigio, hacerse un nombre y que la gente te reconociera, pero nunca había sentido los efectos en esta forma. Era raro, hasta un poco incomodo, pero ese no era su tema ahora.

Kain recibió un puntapié en la canilla y miró a su derecha. Él vio a Aoi mostrando una sonrisa que no lo era y él levantó la mano derecha como preguntándole ¿Qué le pasaba? Aoi solo miró en otra dirección y se cruzó de brazos.

Kain deslizo su mano derecha por debajo de la mesa y le acaricio la rodilla. Por otro lado, él miró a Rizu. Esta última estaba pendiente de él, lo miraba a la cara. Ella era intensa, como si quisiera que él respondiera de forma positiva a su declaración. Kain tomo una profunda respiración y le dijo —Rizu ¿Qué te preocupa de Yoruichi?—

Rizu por fin dejo de mirar a Kain con tanta intensidad, ella agacho la mirada y asintió —la forma en que vive— dijo y levantó su rostro, lo miró a los ojos, pero no con la posesividad de hace unos segundos, sino con la preocupación que tiene alguien por un ser querido —hime-sama es solitaria. Ella solo era amigable con el señor Kazuya, pero él ha estado muchos años alejados del palacio y solo la visita de vez en cuando. Hime-sama se aleja de la mayoría de las personas, hace bromas, pero el resto no se lo toma a bien. Es muy inteligente y atlética, elocuente, por eso daimio-sama la tiene en gran estima, pero no se reúne con nadie, ni siquiera con sus otros hermanos y hermanas—

—En ese caso, déjame preguntarte algo— dijo Kain mientras miraba a Rizu y por debajo de la mesa acariciaba el muslo de Aoi —cuando tú atacaste a la princesa ¿Cuál era tu objetivo?—

—El hospital de ciudad Tengu es el mejor del mundo, así lo dijeron los empleados del hotel y la gente en la calle. Así que pensé que, si yo hería un poco a la princesa, lo suficiente como para que ella no pudiera seguir con sus planes, todo estaría bien—

—¿Todavía quieres a Yoruichi?—

—Sí, Kain-sama, yo, quiero mucho a Yoruichi-sama, ella es mi única y verdadera amiga— dijo Rizu

La complejidad de las relaciones y sus sentimientos de culpa, unión y amor no le importaban a Kain. A este último solo le servía el sentimiento que almacenaba Rizu. Eso le servía para llevar a cabo su plan.

—Bien, eso es genial, increíble— dijo Kain —yo sabía que eras un persona en la que se podía confiar—

Rizu sonrió ante tal elogio y escucho a Kain atentamente. Su rostro paso de la preocupación, al miedo, después a duda y por último al entendimiento. Ella asintió varias veces y espero en su habitación para hacer lo que Kain le pidió.

Kain y Aoi salieron de la habitación de Rizu. Al mismo tiempo, apareció una ventana en la interfaz visual de Kain donde mostraba a Rizu y su estado de cansancio emocional. Ella se sentó al borde de la cama en su habitación y quedó mirando la nada.

Por su parte, Aoi tomo la mano de Kain y al sentir el tacto, Kain dejo de mirar la ventana y miró a Aoi, a su derecha. Ella lo miraba con preocupación.

Kain sonrió, acercó su mano libre y acaricio la mejilla derecha. Aoi lo miraba a los ojos, había el amor y la preocupación en su mirada. Kain se mantuvo tranquilo y le preguntó —¿Algo que me quieras decir?—

Aoi miraba a Kain con sus hermosos ojos color malva. El cabello oscuro ordenado en una trenza que caía por el lado izquierdo de su cuello y reposaba sobre su pecho. Ella negó, aunque no dejo de preocuparse por Kain.

—Dilo— dijo Kain

Aoi trago saliva y dijo —yo, sé que Kain-sama tiene sus razones, pero debe tener cuidado con el resto de las personas. Ellos no pensaran tan bien—

Kain mostro una amplia sonrisa, acercó su rostro, Aoi estaba indefensa, así que solo acepto el beso, pero poco a poco, mientras sentía el cálido tacto de los labios, se calmó. Kain apartó su rostro y la quedó mirando desde cerca —está bien, entiendo— dijo

Kain entendía lo que estaba haciendo y no se retractaba. La gente era idiota y si uno no hacia estás cosas, ellos no se detendrían a pensar por un momento; sobre todo los poderosos. Por otro lado, la confianza de Aoi era reconfortante, pero a su vez, una carga pesada.

Kain quedó mirando a Aoi y le dijo —ve a ver a Miyuki, por hoy has hecho más que suficiente. Yo, Rizu y Guardian nos haremos cargo del resto—

Aoi lo quedó mirando, enfocada en sus ojos azules. Ella asintió suavemente, se apartó de Kain y le dijo —cuídate querido—

—Sí, amor, tranquila, volveré en un par de horas— dijo Kain —si quieres, podríamos tomar a Miyuki-chan y visitar las playas de la nación del Viento—

—Yo…— dijo Aoi, un poco incomoda con las mujeres civiles ocupando la mansión —prefiero algo más reservado—

—¿Ciudad Tengu?—

—Déjame pensarlo—

—Está bien, solo ten algo en mente o iremos a donde señale Miyuki—

Aoi sonrió y negó con la cabeza al imaginar a su hija señalando un mapa con su pequeña mano porque su padre se lo pidió. Ella acercó su mano derecha al brazalete oscuro en su antebrazo izquierdo, lo presiono un par de veces y desapareció del pasillo.

Por otro lado, Kain se mantuvo tranquilo, miró hacia la izquierda, hacia los ventanales con vistas a la enorme cueva con el lago en la parte inferior que ocultaba la mitad de la torre. Él comenzó a levitar y sus ojos se volvieron grises con las ondulaciones del rinnegan y cinco tomoes. Su cuerpo emitió una corriente eléctrica controlada que viajo por todo su cuerpo. Entonces, apareció un vórtice de oscuridad por delante de él.

Kain levito hacia el vórtice y una vez que entro, el vórtice se cerró como si nunca hubiera existido.

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