Por la tarde, Hayato Hoshino se despertó en su cama. Su habitación estaba en silencio. Espaciosa, llena de pinturas y trofeos de su juventud. De forma inusual, la chimenea estaba encendida y a Hayato, no le molestaba el aroma de la madera quemada. Era el toque de Kain, sus órganos internos aún se sentían bien, pero el dolor comenzaba a aumentar como si alguien estuviera presionando su dedo contra el pecho de Hayato.
Hayato soltó un suspiro, se sentó y miró a la chimenea rodeada por sillones. Su esposa Akako estaba sentada en un sillón, mirando los leños arder. Sostenía una copa con vino violáceo en la mano izquierda.
—Akako— dijo Hayato
—Ooh, despertaste— dijo Akako con un tono de voz juguetón
Hayato levantó una ceja y pensó que la forma en que su esposa se dirigía a él era extraña. Akako venía de una buena familia, así que siempre se dirigía a él como Hayato-sama. Algo había cambiado desde la mañana a ahora. Hayato miró a la pared y vio el hermoso reloj hecho en mármol, con las manecillas hechas de oro y piedras preciosas en la punta de cada manecilla. Habían pasado varias horas desde que tuvo la reunión con Kain.
Hayato se sentó en la cama y escucho los pasos de alguien. Miró hacia la chimenea y vio a su hermosa esposa venir en su dirección. Akako Hoshino se mantenía joven y hermosa, además de haberse hecho algunas operaciones para verse más curvilínea que su yo de joven. Los cirujanos habían hecho un gran trabajo, ni siquiera se notaba que había tenido una hija y sus cuarenta años no se veían por ninguna parte.
Hayato se fijó en el cabello rubio perfectamente ordenado en un moño con una mechón cayendo por el lado izquierdo del rostro. La piel lechosa, los ojos color violeta y la mirada inteligente, la nariz respingada y la boca pintada con un labial rojo pasión.
Akako camino hasta un mueble, tomo una caja rectangular y frunció el ceño, pero después sonrió y camino hasta Hayato —Kain-sama te dejo un regalo— dijo —él dijo que lo contactaras a través del Raikage o de su hermana Kokoro si lo querías ver—
—¿Y eso?— preguntó Hayato, olfateo un olor a bilis en el aire y se sintió mareado. Entonces se agarró la cabeza y recordó a Kain sonriendo y acercándose con una katana. Hayato sacudió su cabeza un par de veces y miró a Akako, quien se detuvo a un metro de la cama. Ella dejo la caja sobre las piernas de Hayato y él la quedó mirando.
—¿Qué te pasa hoy mujer?— preguntó Hayato de malhumor
Akako sonrió con tranquilidad y le dijo —eso no es importante, lo importante está en la caja—
Hayato se molestó más al ser ignorado por su mujer y le dijo —veté, por hoy no te quiero ver y cuando hayas recapacitado, vuelve otra vez—
—Lo siento, no va a poder ser posible— dijo Akako con una sonrisa coqueta —voy a la nación del Fuego y me llevo a Misuzu conmigo. Kain-sama hizo algunos arreglos para que Misuzu trabajara con Naomi, ya sabes, la esposa de Kain. Esa muchacha es muy talentosa—
—¿Desde cuándo tú tomas esas decisiones?—
Akako soltó una risita y le dijo —cuando abras la caja lo sabrás. Vamos, ábrela. Yo me voy, nos vemos—. Akako se dio la vuelta y camino a la puerta salida.
Hayato estaba furioso y grito —Akako, Akako— comenzó a respirar con fuerza y continuo —mujer del demonio, ven acá— sin embargo, Akako no lo escucho y salió de la habitación.
Hayato estaba tan furioso que el corazón le palpitaba con fuerza y le dolía. Puso la mano derecha sobre su corazón, frunció la nariz y trato de calmarse. Ya disciplinaria a Akako. Por otro lado, volvió a sentir el aroma incomodo y molesto de la bilis en el aire. Miró la caja que le dejo Akako, estaba hecha de madera. Hayato frunció el ceño y llevo las manos a la tapa. Se preguntó que abría en el interior. Hayato deslizo la tapa poco a poco y el olor a bilis y putrefacción fue más fuerte y claro. Él sacó la tapa por completo y su rostro se deformo en una expresión de horror. Después se cubrió la boca, vinieron las náuseas, pero no pudo contener lo que había bebido con Kain y lo vomito todo.
Hayato lanzó la caja lejos y el ruido alerto a los sirvientes afuera de la habitación. Uno por uno entro, pero se quedaron congelados al ver el brazo de su señor tirado en el piso.
Al mismo tiempo, Hayato miró el brazo en el piso, se limpió la boca y la nariz con la manga de su kimono. Después miró su brazo y se tocó los dedos. Era una sensación diferente, más nítida, como, como si su brazo hubiera rejuvenecido.
—No— dijo Hayato, miró el brazo en el suelo y sonrió. Lo que decía ese muchacho era verdad. Podía darle una extensión de vida, una real y verdadera. Pensó que Kain Uchiha fue un tonto. Si le hubiera pedido la mitad del banco, se la hubiera dado.
Sin embargo, lo que no sabía Hayato era que Kain solo le daría una ayuda de una sola vez. Podía darle pulmones, un corazón nuevo y riñones, pero eso no le quitaría el sinfín de enfermedades que había acumulado a través de una vida de excesos.
Por otro lado, Kain había devuelto a Naomi a Konoha para que descansara. Hablar con Kain de que ella era Hera. Recuperar su poder divino, saber que él la amaba y otras muchas cosas, fue agotador.
Después de acomodar a Naomi, Kain llevó a Hana y Mana a uno de los niveles, en su laboratorio subterráneo, en la mina de mineral de chakra. La habitación estaba oscura, pero en cuanto Kain, Hana y Mana aparecieron, se ilumino.
La habitación tenía cincuenta metros cuadrados con nada más que el suelo con cerámica, las paredes y techos pintadas de blanco y de aspecto sólido. Había rejillas por las que circulaba el aire y luces en el techo. Y esto último capto la atención de Hana y Mana, porque no era el tipo de luz usual. Era demasiado clara, limpia, agradable a la vista. Un mundo aparte de la amarillenta y sucia que tenía el resto del mundo.
Kain quedó mirando a las hermanas, espero a que ellas reaccionaran y cuando ellas lo miraron, Kain sonrió. Hana y Mana tenían el cabello blanco, la piel oscura y llamativos ojos con un iris rojo, muestra de su linaje real —yo— dijo —soy de la idea de que los muertos deben quedarse en su lado del mundo. Y los vivos deben quedarse de su lado. No es bueno interrumpir el ciclo natural de la vida, pero considerando su deseo, haré la excepción. Espero que después de esto aprovechen su tiempo de vida con su abuelo. Como ya les dije, él volverá, pero su vida útil será la misma que tenía antes de morir. Eso quiere decir que él no vivirá más de diez años ¿Entendido?—
Hana y Mana se mordieron el labio inferior en un gesto de nerviosismo y anticipación. Ambas asintieron y quedaron mirando a Kain.
—Esto no será magia— dijo Kain —esto es ciencia y como acordamos, yo veré lo que hay en sus mentes y después de eso, ustedes no serán mis discípulas, sino sirvientes. Si les digo en el futuro que mueran, morirán ¿Entendido?—
—Sí— respondieron Hana y Mana con determinación
Kain hizo una mueca, mezcla de incomodidad y empatía. Él también tenía un abuelo trabajador, el viejo Orochi. Un hombre que se ha esforzado hasta hoy solo para cuidar de sus nietos. Si Kain estuviera en la misma posición que Hana y Mana, puede que también haría lo mismo. Al final, Kain no les iba a pedir que mueran de verdad, pero debía poner una condición que fuera pesada para probar su resolución. El abuelo de Hana y Mana debería estar feliz, ellas lo amaron a él más que a su propia libertad.
Kain tomo una profunda respiración y dijo —lleva a cabo protocolo de resurrección del mundo impuro. Toma de la base de datos los parámetros de Akira Izumi, abuelo de Hana y Mana Izumi—
Al instante apareció en el campo de visión de Kain el largo listado de procedimientos. De la manga derecha de Kain salieron los diamantes grises Vástago y Segador. El primero con un ojo que emite una luz roja y el segundo con un ojo que emite una luz de color azul. Ambas unidades de apoyo levitaron al centro de la habitación y comenzaron a recrear el esqueleto del anciano.
Hana y Mana miraron el procedimiento en silencio de principio a fin, conmocionadas por lo que estaban viendo. Era como si una larga mancha de pequeños objetos (más pequeños que las hormigas) estuviera reconstruyendo el cuerpo de su abuelo a la perfección.
Una vez que el cuerpo estuvo listo, ellas se acercaron con cuidado y lo tocaron. El cuerpo emitía calor como si estuviera vivo, pero daba una sensación extraña, como si no fuera el cuerpo de un ser humano.
—Le falta su alma— dijo Kain
Hana y Mana reaccionaron y miraron a Kain. Este último les hizo el gesto para que se acercaran mientras sus ojos se tornaban rojos y al unirse los tres matagamas formaron un ojo similar al de una serpiente.
Hana y Mana tragaron saliva y asintieron. Ellas avanzaron hasta detenerse a un metro de Kain. Este último hizo una seguidilla de sellos, uno tras otro, muy rápido, hasta que completo la secuencia y acercó sus manos. Toco la frente de ambas y ellas sintieron como el sello se introducía a través de su mente como si fuera una telaraña que se extendía a cada parte de su cuerpo. Si ellas eran capturadas o trataban de traicionar a Kain, morirían al instante.
Kain apartó sus manos.
Hana y Mana fruncieron el ceño y tocaron su frente. Se sentía extraño, como tener algo presionando su cabeza, pero poco a poco la sensación se estaba disipando. Ellas miraron a Kain y al instante sintieron como si esos ojos rojos de serpiente se acercaran y entraran en su mente.
Para Hana y Mana fue como entrar en un cuarto oscuro donde Kain podía ver todo lo que ellas habían vivido, incluso antes de que tuvieran conciencia. Hana y Mana, ambas por separado, pero en compañía de Kain, vieron a su madre. Ella era igual de hermosa que Hana y Mana, pero estaba sola. Su vida no fue diferente de la de Hana y Mana. Solo eran ella y su padre. El resto de los clanes no los consideraban shinobis porque su línea de trabajo era diferente. Incluso los consideraban débiles por recurrir a la seducción para acercarse a sus objetivos. También estaba el hecho de que un conocimiento como el ninjutsu medico no se había desarrollado y la mayoría de los shinobis prefería cultivar técnicas de lucha.
Kain termino de ver las memorias de Hana y Mana. Se mantuvo en calma, pero ellas lloraron al recordar cosas del pasado. Muchas veces pensaron que nacieron en la aldea oculta incorrecta. Si ellas hubieran nacido en Konoha, el ninjutsu medico de su familia hubiera sido bien valorado.