Kain, Mari y Reika se despidieron de la amigable Rei y cerraron la puerta de la habitación. Kain miró a Mari Hatake, la mujer madura, madre de Sakumo. Tenía el cabello gris y ondulado. La mirada afilada y la expresión seria. A su lado estaba su opuesto, Reika Uchiha, posible futura esposa de Kain por petición de Naoko. Tenía el cabello purpura y liso. La expresión amigable y una sonrisa en los labios. Reika se relajó tanto con Rei que pidió algunos dangos para el camino.
Kain miró a Mari y le dijo —ahora tengo una reunión especial en otro lugar, no los puedo llevar. Así que toma a Reika y comprueba sus habilidades—
—Sí, señor— respondió Mari y asintió con firmeza
Kain miró a Reika y no pudo ponerse tan serio como con Mari. Sonrió con suavidad y le dijo —voy a estar fuera durante un par de horas, obedece a Mari en todo lo que te pida. Ella te hará un contrato y para eso necesitará tus datos. Háblalo con ella—
—Entiendo, señor— respondió Reika con una expresión seria, pero por su carácter y rostro de bebé, se veía más tierna que cualquier otra cosa.
Kain sonrió, le dio la espalda y se fue caminando al fondo del pasillo. Doblo a la derecha y llego frente a la puerta de su habitación. Abrió la puerta, entró y dijo —Guardián, activa las defensas—
—Entendido, Kain— respondió Guardian con voz femenina, suave y metálica.
Kain continúo caminando y añadió —llévame al laboratorio subterráneo—. Kain ni siquiera tuvo que detenerse, en medio de su movimiento, desapareció de su habitación y apareció en el campo de practica subterráneo. Siguió caminando como si nada y fue a la habitación de transferencia. La gran puerta se abrió y quedó la habitación con las placas metálicas con los gradados y nombres de sus destinos —llévame a Kumogakure— dijo y al instante siguiente, desapareció de la habitación de transferencia.
Guardian fue apagando las luces innecesarias y cerró la gran puerta de la habitación de transferencia. Todo quedó en silencio y solo quedó funcionando el suministro que le daba soporte vital a los órganos y partes humanas en los largos tubos de vidrio dentro del laboratorio.
Kain apareció dentro de una cueva pequeña y estrecha. Tenía dos metros de alto y dos de ancho. La cueva estaba cubierta de serpientes de principio a fin. Kain miró a sus pies y sonrió. Era algo extraño, pero sentía una fuerte afinidad con estos animales. Kain se agacho y miró a las pequeñas serpientes oscuras. Cualquiera que viera esta especie saldría corriendo, pero para Kain eran tan familiares como el rostro del abuelo Orochi.
—¿Cómo se han portado?— preguntó Kain, acercó su mano y le acaricio la cabeza a una. Sin embargo, a las serpientes no les gusta ser molestadas y siseó de forma amenazante. Kain soltó una risita y le dijo —calma, solo te estaba saludando—. Se puso de pie y dio una fuerte palmada. Fue como si llamara la atención de todas las serpientes y ellas lo miraron con sus pequeños ojos obsidiana. Eran un centenar, todos sacando su lengua viperina para absorber el aroma en sus lenguas y transportarlo a sus papilas gustativas. Las serpientes se hicieron a un lado y Kain paso por entremedio de ellas teniendo cuidado de no pisarlas. Todavía se preguntaba porque se sentía tan cercano a estos animales, pero la respuesta corta fue "He estado alimentando a las serpientes del abuelo Orochi, es lógico, no me dan miedo y las siento familiares".
Kain salió de la cueva y vio que estaba entre medio de las montañas nubladas. Donde estaba la Villa Oculta entre las Nubes (Kumogakure). Por delante se extendían bosques y casi al fondo, se elevaban los edificios de piedra y madera. El gran edificio que representaba el municipio de la villa estaba construido en la cara de una montaña, a varios cientos de metros sobre el nivel del suelo. Todo eso conformaba la cara visible de la villa.
Kain comenzó a correr, saltó a los árboles y se movió de rama en rama hasta que mil metros antes de llegar a las murallas de Kumogakure, lo detectaron los anbus de la Kumo. El resto de las villas habían copiado a Konoha en muchas cosas y esto fue una de ellas. Los anbus de Kumo vestían con capuchas negras y máscaras con dibujos que imitaban a los animales. Kain se detuvo en un árbol y los quedó mirando. Diez de los anbus visibles y rodeándolo. Otros quince ocultos, listos para atacarlo en caso de que él hiciera un movimiento en falso.
—Hola— dijo Kain con una sonrisa arrogante —vengo a ver a tu raikage, tenemos negocios—
—Háganse a un lado— dijo una voz firme, clara y femenina. Ella apareció por detrás de los anbus, de pie sobre la rama de un árbol. Llevaba la chaqueta táctica blanca de la villa. Tenía el cabello rubio, largo y ondulado. La piel morena y los ojos de color pardo
—¿Señora?— dijo uno de los anbus, se dio la vuelta y la miró asombrado.
—He dicho que se hagan a un lado, Kain tiene negocios con Jin— respondió la mujer
—Cómo usted diga— respondió el anbu, miró a sus compañeros y todos desaparecieron.
Kain miró a la mujer de Kumogakure, era bonita, era alta y voluptuosa. Tenía un rostro bastante atractivo que podría competir con el de Reika. Por su apariencia glamorosa y estilizada jamás te esperarías que fuera la hermana menor del monstruo conocido por el seudónimo de "A", el tercer raikage de Kumogakure.
—Gracias, por tu ayuda, Kokoro-chan— dijo Kain con una sonrisa en los labios —como siempre muy oportuna ¿Cómo lo haces?—
—Las serpientes me lo dijeron, Kain— respondió ella con una sonrisa astuta. Puso un rostro serio y continuo —ven, Jin te está esperando—
Kain asintió y siguió a Kokoro Yotsuki a Kumogakure. Ambos se movieron a toda velocidad. El movimiento de Kokoro era bastante rápido y si prestabas atención, te dabas cuenta de que un pequeño rayo de electricidad viajaba por su cuerpo. Era casi imperceptible. Si el monstruo conocido como Jin o "A" se basaba en la fuerza, Kokoro se basaba en la velocidad. Como muestra de eso ella utilizaba una katana que colgaba de su cintura.
—¿Te gusta lo que ves, Kain?— preguntó Kokoro mientras saltaba a una rama y miraba hacia atrás de soslayo.
—¿De qué hablas?— preguntó Kain tranquilo y mirando el paisaje que se abría por delante de él.
—¿No estabas mirando mi trasero?—
Kain miró el trasero Kokoro, era grande y redondo, pero considerando los 1.9 mts de Kokoro Yotsuki. Era mucha carne reunida en un solo punto. Aunque claro, sus muslos no se quedaban afuera. Sin embargo, a Kain no le sorprendio..
—Estás delante de mí campo de visión, Kokoro-chan. Como siempre, estás demasiado consiente de tu propia belleza— respondió Kain, acelero y avanzó a la misma velocidad de Kokoro. Kain la miró y continuo —vamos, tengo poco tiempo y tengo muchas cosas que hacer—
Kokoro miró hacia el lado y soltó un bufido de desprecio. Ella acelero mostrando de forma notoria el rayo que viajaba por su cuerpo y dejo atrás a Kain. Este último sonrió y puso un poco más de velocidad para alcanzarla.
Una vez que Kain llego a las puertas de Kumogakure, se detuvo en el portón de entrada donde unos guardias lo detuvieron. Kokoro estaba molesta con él, así que lo dejo en la entrada.
—Oye, Kokoro, esto no es divertido— dijo Kain con los guardias de Kumogakure sujetándolo para que no entrara. En cierto sentido, estaban muertos de miedo, pero le tenían más miedo a su raikage.
Kokoro avanzó contoneando sus generosas caderas y levantó su puño derecho. Después levanto el dedo medio y negó moviéndolo de lado a lado, como si le estuviera diciendo a Kain que se equivocó con sus comentarios.
—Kain-sama— dijo un hombre de cabello gris, moreno y lleno de arrugas. Camino a paso rápido llevando unos documentos debajo de su brazo izquierdo y les dijo a los guardias —dejen entrar a Kain-sama. Tiene negocios con raikage-sama— el hombre del clan Yotsuki miró hacia atrás, vio a Kokoro y negó con la cabeza —¿Por qué Kokoro-sama siempre hace lo que se le da la gana?—
Los guardias de la entrada soltaron a Kain y lo miraron con expresión de miedo.
Kain sonrió y les palmeo el hombro —no se preocupen, hicieron bien su trabajo— después avanzó dejando a los guardias soltando un suspiro de alivio y alcanzó al viejo del clan Yotsuki —Hiroshi-dono, muchas gracias por venir—
El viejo Hiroshi hizo una pronunciada reverencia y le dijo —le pido disculpas por el pequeño percance—
—No hay problema, solo llévame con "A"—
Hiroshi asintió y llevo a Kain a un costado, detrás de las murallas. Había grandes galpones y en su interior había vehículos oscuros con bordes cromados. Los famosos automóviles, otro de los inventos de los civiles, los cuales parecían moverse a la velocidad del rayo, literal. Hiroshi se acercó al vehículo y abrió la puerta hacia él. Por dentro tenía un acolchado blanco y los asientos de cuero negro. Todo limpio, nuevo y de aspecto agradable.
—Adelante, Kain-sama— dijo Hiroshi —esta es la forma más cómoda de llegar a las oficinas del raikage a menos que le guste viajar como raikage-sama—
—Oooh, todavía no he viajado en uno de estos— dijo Kain con una amplia sonrisa —claro que viajamos en esto, quiero probarlo— se acercó a la entrada, tuvo que agacharse bastante y meterse en el interior. Se sentó en el asiento trasero y reboto. Kain presiono con la mano y se dio cuenta que por debajo del cuero había resortes —genial— murmuro.
Hiroshi se subió después de él, era de baja estatura, así que no hubo problemas de espacio. Hiroshi miró al conductor del vehículo que iba vestido con un traje y gorra negra —al municipio, por favor— dijo
Desde el vehículo, Kain miró las calles de Kumogakure. Hiroshi era inteligente, de esta manera se aseguraba de que Kain no anduviera deambulando y lo llevaba directo con el raikage. Dos monstruos se podían entender, pero el resto de los shinobis y civiles eran pequeñas existencias que esperaban nunca despertarlos de su sueño.
Una vez que Kain llego a los pies de la montaña donde el municipio estaba de forma literal, colgando de una de sus caras. Se bajo del vehículo y tomaron un ascensor. Se demoraron diez minutos en llegar al primer piso del municipio.
Kain bajo del ascensor como si nada y dijo —con lo alto que esta el municipio ¿Quién va a querer realizar un trámite?—
—Los tramites se hacen en otro lado, Kain— dijo un hombre con voz gruesa y rasposa.
Kain miró hacia adelante y vio al gran "A", tercer raikage de kumogakure. Llevaba puesta su pañoleta en la cabeza y el cabello rubio y desaliñado cayendo por su espalda. Tenía los ojos azules y la piel morena. Más de dos metros de altura, un poderoso físico y brazos tan gruesos como el torso de Kain.
—Viejo "A" ¿Cómo estás?— preguntó Kain con una gran sonrisa
—Bien, Kain— respondió "A" de buen humor —¿Cómo está la familia? Ya envía tu regalo de bodas—
Alguien soltó un bufido de desprecio. Kain y "A" miraron a un lado y vieron a Kokoro Yotsuki apoyada en una muralla con los brazos cruzados. Ella se apartó de la muralla y se fue a caminar por ahí.
—No te lo tomes a mal— dijo "A" —últimamente anda de malhumor, parece que se fumó la hierba equivocada—
—Claro— respondió Kain sin sentirse impresionado —¿Cuéntame? ¿Cómo va nuestro proyecto?—
—Va perfecto, tengo los planos y los permisos. Tenemos que ir a ver los terrenos para que decidamos cuando empezar la construcción del estadio. El daimio y los nobles están vueltos locos esperando ver tu idea en funcionamiento. Los dejaste locos, muchacho. Debo admitirlo, ni yo tengo tanto Flow—
—Entonces, vamos— dijo Kain, le dio unas palmadas en el brazo al raikage y este último le devolvió el gesto. Ambos caminaron a la oficina del raikage para revisar los por menores mientras Hiroshi los seguía.