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Mundo Shinobi - Virtud - 261

Una vez que Nagisa bajo de la muralla, Kain se acercó a Kenzo el cual estaba sentado sobre el pasto y miraba hacia otro lado.

Kain se detuvo a dos metros de él y dijo —espero que esto te enseñe a cambiar tu mentalidad. El golpear más fuerte o ser más hábil que otro no te hace fuerte, porque siempre hay un límite en lo que puedes hacer. Después de todo, solo tienes dos manos. Cree en las personas Kenzo, eso es lo que hizo la persona más fuerte del mundo. Y si él lo hizo, debe significar algo. Conviértete en un pilar que proteja a los más débiles y ayúdalos a ser fuertes, porque cuando necesites ayuda, ellos te ayudaran—

—No lo creo— dijo Kenzo mirando hacia otro lado —los débiles son amedrentados y presionados por los fuertes—

—Te refieres a esos dos viejos locos. Ellos son como tú en este momento. Creen que el tener un poco más de fuerza que el resto es suficiente para presionar a los demás. Sin embargo, ese tipo de personas son aplastadas con el tiempo y olvidadas—

Kenzo levantó su rostro y miró a Kain a la cara.

Kain sonrió con amabilidad y le dijo —Kenzo, vuélvete fuerte, cree en las personas. Eso también te hará fuerte—

Kenzo hizo una mueca al borde de las lágrimas y asintió. Kain le tendió la mano y él la tomo. Entonces Kain lo ayudo a ponerse de pie y le limpio una lagrima que se le asomaba por la comisura del ojo con su dedo pulgar. Esos viejos bestiales lo habían intimidado, quizá que pensó Kenzo cuando su madre los llevo a él y su hermano al interior de la mansión para que no los encontraran: Impotencia, odio, aflicción y desesperación.

—No te preocupes— dijo Kain —te volverás fuerte y en el futuro serás alguien que no permita ese tipo de cosas. Detendrás a la gente violenta y harás justicia—

Kenzo asintió mientras una lágrima se asomaba por la comisura de sus ojos. Kain sonrió y le limpio las lágrimas. No obstante, Kenzo se hizo hacia atrás y se pasó la manga de su kimono por los ojos. Paso por al lado de Kain con un rostro serio, camino hasta Nagisa y se postró delante de ella.

—Lo siento, nunca debí pensar en ti como alguien débil— dijo Kenzo poco convencido, pero una promesa es una promesa, y un Uchiha siempre cumple su palabra.

Nagisa vio a Kenzo postrado delante de ella, pero no supo cómo reaccionar mientras Kiyomi y Kenji los miraban.

Al mismo tiempo, Kain camino a paso lento y pensó en enseñarle a Kenzo a ser más flexible de pensamiento. Las personas testarudas como él eran blanco fácil de las personas como Tobirama.

—Bien, ponte de pie, Kenzo, el entrenamiento no ha terminado— dijo Kain, Kenzo así lo hizo y se dio la vuelta para mirarlo con un rostro serio. Kain sonrió, lo miró a él y Nagisa y dijo —van a seguir entrenando su control sobre el chakra y tratando de correr por la pared. Esa es la meta, tengan cuidado cuando bajan y si sienten que se les acaba el chakra, me avisan—

—Sí, sensei— dijo Kenzo caminando por delante

—Nii—san ¿Está bien? ¿No me odia?— preguntó Nagisa mientras se acercaba a Kain

Kain sonrió y le dijo —no eres la única que ha sido presionada por alguien más fuerte. Kenzo hace unos días lo paso mal y ahora está sensible, trata de ser su amigo. Parece serio y arrogante, pero es una persona como tu o yo ¿Entendido?—

—Sí nii—san lo cree, yo lo creo—

No obstante, aunque era una buena respuesta, Kain negó con la cabeza y dijo —eso fue un truco mental para que tuvieras confianza, pero no puedes creer lo que yo creo. Nagisa tiene que encontrar la confianza en sí misma y crecer más grande y fuerte que nadie. Pensar por su propia cuenta y cuestionarse si algo está bien o mal—

—Sí— dijo Nagisa agachando la mirada

Kain sonrió, le levantó el rostro y la miró a los ojos —vamos, no pongas esa expresión, no te conviene—

Nagisa se ruborizo del cuello a las orejas y miró hacia otro lado. Después camino de forma mecánica y se dirigió a la muralla donde Kenzo estaba entrenando.

Después de eso, Kain se enfocó en los dos pequeños revoltosos, la pelirroja Kiyomi y el inocente Kenji. Ambos parecían conocerse de ante mano por cómo se dirigían el uno al otro.

—Me preguntó qué haré con ustedes— dijo Kain con una sonrisa siniestra

—Onii—chan, está mal asustar a los niños— respondió Kiyomi con una sonrisa nerviosa

—Sí, sensei, tiene que ser amable con los niños— dijo Kenji

—Oooh, eso sería verdad si fueran unos niños adorables, pero Kiyomi es tramposa como ella sola y Kenji es despreocupado. No crean que no me he dado cuenta—

Kiyomi empezó a correr y grito —Kenji, hazte cargo—

Kenji no demoro mucho en seguirla y corrió detrás de ella —¿Estas loca?— preguntó

Sin embargo, aunque los dos alcanzaron a llegar a los diez metros, Kain apareció delante de ellos para detenerlos, se agacho un poco y los atajo a cada uno en un abrazo. Después los levanto en el aire y comenzó a caminar de vuelta.

—Vamos, onii—chan— dijo Kiyomi peleando por zafarse —te prometo que no haré trampa—

—Sensei, ella es mala, todo el tiempo me engaña y me echa la culpa en la Academia— dijo Kenji —ella tiene que ser castigada, no yo—

—Mira como salen a la luz tus fechorías, Kiyomi—chan— dijo Kain con una gran sonrisa —seguro que eres hábil y nunca te acusan con Tsubaki, me preguntó qué diría ella de su pequeña revoltosa—

—Kenji, traidor, no te volveré a hablar jamás en la vida—

De esa manera, entre las acusaciones de uno y el otro, Kain se enteró que este dúo era bastante travieso en la Academia. Para empezar, hacían trampa en los exámenes, se saltaban clases que no les gustaban e intimidaban a los niños de otros cursos. Kiyomi era la jefa, con su gran vitalidad Uzumaki lograba golpear como una montaña y ningún niño se atrevía a desafiarla. Por supuesto, ella estaba con el grupo de niños de hasta los diez años, así que los superaba con facilidad. Por otro lado, Kenji era el secuaz que de muy buena gana seguía a Kiyomi en sus prácticas.

Por lo tanto, ya que eran tan buenos peleando, Kain los hizo entrenar con él como oponente. Por supuesto, él nunca los golpeo directamente, tomo una varilla y cada vez que veía una apertura, los golpeaba en los brazos, piernas y nalgas. No les dejaba ninguna marca, pero quedaba el sentimiento molesto durante varios minutos.

Para su sorpresa, este problemático dúo eran luchadores innatos y un mismo truco no servía dos veces con ellos. Kain se emocionó luchando con ellos y los hizo trabajar hasta que cayeron inconscientes del cansancio. Después de eso, acomodo al dúo sobre una frazada y miró a Nagisa y Kenzo.

Por alguna razón el entrenamiento entre ambos se convirtió en una competición donde el más cabeza hueca y testarudo llevaba la delantera. En este momento iban igualados y ayudándose de las manos para subir la muralla, pero poco a poco Nagisa comenzó a tomar la delantera y Kenzo se empezó a quedar atrás. Dentro de todo no era el talento, sino el aguante. Por muy talentoso que fuera Kenzo, no podía desafiar por siempre las enormes reservas de chakra de un Uzumaki.

No obstante, Kenzo continúo persistiendo hasta que se quedó sin chakra de repente sintió que sus pies ya no se afirmaban a la muralla. Cayó de espaldas viendo como el cielo se alejaba, pero cuando cerró los ojos y se preparó para el impacto, alguien lo atajo a un par de metros de la tierra.

Kenzo abrió los ojos y vio a Kain sosteniéndolo en los brazos. Una vez que cayó al suelo, lo bajo y después se cruzó de brazos.

—¿Qué te dije con cansarse?— preguntó Kain —ya estas herido ¿Quieres retrasar tu entrenamiento?—

—No, sensei— dijo Kenzo agachando la mirada

—Nii—san, no fue culpa de Kenzo— intercedió Nagisa —solo estábamos jugando—

—Nadie pidió tu opinión— grito Kenzo enfadado, a lo cual Kain le coloco un coscorrón en la cabeza.

—No le grites así— dijo Kain frunciendo el ceño. Kenzo lo miró resentido, pero Kain no le dio mayor importancia y continuo —no importa la competencia, hay mejores formas de llevarte al límite sin partirte todos los huesos como los idiotas. Piensa al largo plazo y formula un entrenamiento, para eso estás aquí ¿No?—

—Sí, sensei— dijo Kenzo en voz baja

Kain soltó un suspiro y pensó que algunas personas se demoran en darse cuenta de las cosas. Lo más probable es que a futuro respetará a Nagisa y la considerará como igual, pero por ahora seguía sintiéndose superior. Kain negó algo cansado y lo dejo ser. Después vio a Nagisa y al notar que no mostraba signos de estar temerosa del grito de Kenzo, asintió como entendiendo que ella estaba creando resistencia. No sabía si era bueno o malo, pero era bueno que ya no le tuviera miedo.

—Lo que sea— dijo Kain, miró al cielo y al ver las nubes tan bajas, pensó que llovería. Después miró a Kenzo y Nagisa y continuo —mañana continuaremos con el entrenamiento, preparare algo para que, si se llegan a caer, no haya grandes consecuencias—

—Sí, sensei— respondieron Kenzo y Nagisa al mismo tiempo.

Después de eso, Kain camino con Nagisa y Kenzo mientras cargaba a Kiyomi y Kenji en los brazos. Una vez que dejo a los Uchihas con Haruka, la sirvienta de la familia, llevo a Kiyomi y Nagisa a la casa. Kain miró a Nagisa de soslayo y notó que ella no se veía tan temerosa como cuando salió de casa. Algo bueno le había pasado y ya no se sentía tan angustiada de andar en la calle y acercarse a las personas. Kain sonrió sin saber si había hecho algo bien o mal, pero se sintió feliz por ella.

—Sensei— dijo Nagisa mientras avanzaba

Kain la miró de forma involuntaria y sonrió —no es necesario que Nagisa me llame así, somos amigos, te ayudare cada vez que necesites mi ayuda—

Sin embargo, Nagisa negó y dijo —quiero que nii—san sea mi sensei. Nii—san dijo que Kenzo tenía que aceptarme en su grupo si perdía la apuesta, así que nii—san también tiene que ser mi sensei— ella tomo una profunda respiración y continuo —quisiera ser fuerte, sensei—

—¿Por qué?— preguntó Kain mirando como las últimas personas en la calle avanzaban a paso rápido porque en cualquier momento se pondría a llover.

—A lo mejor, si venzo a Kenzo, podremos ser amigos de verdad—

—¿Solo por eso?—

Nagisa negó —como dijo sensei también quisiera proteger a okaa—san y Kiyomi. También quiero ser amiga de Kenzo—kun y de otras personas geniales en la Academia—

—Será un camino largo ¿Estás preparada?—

—No estoy preparada, pero quiero intentarlo. Es igual que como dijo sensei, tengo que creer en mí y en mi potencial—

—Está bien, Nagisa, te ayudaré con mi mejor capacidad. Vuélvete tan fuerte y deslumbrante que nadie te pueda opacar ¿Entendido?—

—Sí, sensei—

Una vez que llegaron a la casa, entraron por la puerta torii, atravesaron el jardín y llegaron frente a la puerta. Nagisa abrió la puerta y vieron a Tsunade y Rei jugando shogi. Tsunade se veía acomplejada y por la cantidad de piezas que le quedaban, era claro que estaba perdiendo. Por otro lado, ella mantenía su rostro agachado y su vista puesta en las fichas, como si esperara que confesaran su fechoría.

No obstante, el sonido de la puerta corredera la distrajo a Tsunade y miró en esa dirección. Entonces su rostro se ilumino y se levantó sin pensar en el juego.

—Nagisa—nee—san ¿Dónde estabas? Me preocupe mucho por ti— dijo Tsunade sinceramente preocupada

Nagisa agacho la mirada en una mezcla de felicidad y timidez. Después miró a Tsunade a los ojos y le dijo —estaba entrenando con sensei, Kiyomi y unos amigos—

Tsunade miró por al lado de Nagisa y vio a Kain. Entonces frunció el ceño y dijo —¡Oye, Uchiha! más te vale que no te hayas aprovechado de Nagisa o te las veras conmigo—

—¿Cómo cuando te invitan a jugar y utilizas tu chakra para nunca perder?— preguntó Kain entrando por la puerta mientras cargaba a Kiyomi y pasaba por al lado de las dos.

Tsunade se puso roja como un tomate y protesto —eso es solo un juego que no tiene importancia—

—Sí, claro, lo que digas— respondió Kain deteniéndose frente a Rei

—Okaerinasai, danna—sama— dijo Rei haciendo una leve reverencia

Kain sonrió y le dio un pequeño beso en los labios —tadaima— respondió

Tsunade y Nagisa se pusieron rojas como tomates, pero Rei floreció con una hermosa sonrisa.

—Uchiha— grito Tsunade enfadada y lo apunto con el índice —no te pases de listo con Nagisa—neesan, te voy a estar mirando—

—Y yo a ti, Senju— respondió Kain dándose la vuelta y mirándola con una sonrisa —le prometí a tío Hashirama que seríamos lo mejores amigos del mundo—

—Eso nunca va a pasar, eres apestoso y feo como las piedras—

Kain negó entre divertido y le preguntó —¿Lo apuestas?—

—Claro que lo apuesto— dijo Tsunade dando un pisotón —vas a perder, jamás en la existencia seremos amigos, jamás—

Kain se dio la vuelta y camino por el pasillo —ya veremos— dijo

—Aaaaaaa— grito Tsunade exasperada por la actitud engreída de Kain —por eso te odio, eres tan molesto—

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