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Mundo Shinobi - PGM - 202

Mientras Kain, Mu y Onoki escuchaban las explosiones a la distancia, frente a la capital de la nación del Hierro, un viejo se detuvo delante de las puertas de la ciudad. Los shinobis de Iwa apostados en lo alto de las murallas lo miraban y les costaba distinguir su silueta, pero de seguro era calvo y de brazos delgados. El viejo apunto con su dedo índice a las enormes puertas, pasaron unos segundos y se escuchó un centenar de pequeñas explosiones alrededor de la puerta. Esto alertó a los shinobis de Iwa, los cuales se prepararon para el combate.

Después del centenar de pequeñas explosiones, las grandes puertas de la ciudad soltaron un ruidoso chirrido y cayeron hacia adentro levantando una polvareda. El anciano inicio su avance y los shinobis de Iwa saltaron del muro, lo esperaron y cuando lo vieron, no supieron que hacer. Era el primer tsuchikage.

-Señor- dijo el capitán de la guardia de ese turno -¿Qué hace aquí?-

-¡¿Qué hago aquí?! ¡¿Qué que hago aquí?!- levantó la voz el tsuchikage, un anciano escuálido con un grueso bigote de brocha -arreglando toda esta locura. Durante generaciones los shinobis luchamos contra otros, utilizamos venenos, trampas y otras formas de engaño, pero siempre respetamos nuestros contratos y jamás traicionamos la confianza. Ahora, porque de repente ese muchacho entusiasta, Mu, quiere hacerse con el mundo, todos pasan a llevar dichos valores-

-Señor, usted se retiró. Mu-sama es el actual tsuchikage, él vela por el bienestar de la villa-

-¿Bienestar de la villa? Te has parado a pensar en lo que pasará después de esta guerra-

El capitán se quedó callado, sin saber cómo argumentar en contra de esa lógica. No obstante, era verdad, durante siglos los shinobis escucharon a sus contratistas. Ahora Iwa le debía obediencia al daimio del país de la Tierra. Sin embargo, era un secreto a voces que el tsuchikage Mu había ignorado al daimio y se había dirigido a esta tierra, prometiendo un mejor resultado.

-Prepara a tus hombres para que dejen la ciudad- dijo el tsuchikage, realizo una seguidilla de sellos de mano y dijo golpeando el suelo -kuchiyose no jutsu-

Detrás del tsuchikage se levantó una humareda y aparecieron dos cuerpos gigantes. Una vez que la nube de humo se disipo, se vieron dos enormes arañas con largas patas tan filosas como espadas de doble filo. Entonces los shinobis de Iwa supieron que el tsuchikage era el real. No obstante, todavía se preguntaban que debían hacer.

Poco a poco los shinobis de Iwa se empezaron a congregar alrededor del tsuchikage y murmuraron sobre lo que debían hacer desde ahora en adelante.

Una de las arañas levanto su larga y filosa pata y la clavo con fuerza sobre el camino de adoquines. Esto produjo una explosión mientras las piedras saltaban en todas las direcciones. Los shinobis de Iwa se protegieron y después miraron al pequeño anciano, calvo y con un largo bigote de brocha.

-Tienen media hora para dejar esta ciudad y volver a Iwagakure- dijo el anciano tsuchikage en un tono serio -los que se queden aquí, entenderé que apoyan a Mu y serán mis enemigos-

Los shinobis de Iwa apretaron sus puños y se empezaron a cuestionar a quien deberían obedecer. Era cierto que el primer tsuchikage se había retirado, pero lo que había advertido era verdad. Si Mu no lograba sus objetivos, la villa quedaría en un estado debilitado. No obstante, el actual tsuchikage era Mu, su lealtad debería estar con él. Y de nuevo caían en la misma pregunta ¿A quién deberían hacer caso?

Un shinobi alto y corpulento llegó corriendo y se acercó a los shinobis de Iwa. Ellos le comentaron lo que dijo el anciano y frunció el ceño -¿Quién se cree este anciano medio muerto?-

-Déjalo, Manabe- dijo otro tipo de baja estatura y mirada astuta -tengo una idea-

-¿De qué se trata Ryota?- preguntó Manabe

-Llevémoslo a ver a esa mujer. En ese sector hay muy pocos shinobis y la luz es escasa. Podrían pasar muchas cosas. Sin embargo, tu estas a cargo, tendrás que llevar la iniciativa-

-Está bien, los objetivos de Mu-sama son los objetivos de la villa, no podemos dejar que este vejestorio lo estropee todo-

Ryota asintió y miró hacia el fondo de la congregación de shinobis, donde estaba el anciano con las dos enormes arañas detrás de él. Incluso si morían, era mejor que dejar que este viejo los lleve a la ruina.

Manabe con su gran cuerpo se hizo paso por entremedio de los shinobis y llegó frente al anciano. Hizo una pronunciada reverencia y lo miró mientras gesticulaba una sonrisa de negocios.

-tsuchikage-sama- empezó Manabe adulando, no había cosa que los hombres apreciaran más que ser reconocidos por los títulos que alguna vez ostentaron -soy Manabe, a cargo de la ciudad, tengo un asunto que mostrarle. Tiene que ver con la razón del porque todavía estamos en esta ciudad-

No obstante, fuera de las pretensiones de Manabe, el tsuchikage le dio una poderosa bofetada que le hizo escupir un diente -no me mires mientras haces esa sonrisa asquerosa- dijo en un tono amenazante.

Manabe se cubrió la boca con la mano mientras se aguantaba el dolor. Después de asimilar lo que había pasado, se puso furioso y su cuello se puso rojo como si toda la sangre se le hubiera ido a la cabeza. Miró con odio al tsuchikage, pero tomo una profunda respiración e hizo una sonrisa modesta -como usted diga, tsuchikage-sama- respondió mientras le corría un hilillo de sangre por la comisura de los labios. Después se pasó la manga del traje de combate y continuo -por aquí-

Manabe señalo a través de la multitud y el tsuchikage avanzó por delante. El resto de los shinobis sospechaban de Manabe porque era un secreto a voces que era un devoto del tsuchikage Mu. Sin embargo, calumniar a un superior sin prueba alguna era un delito grave que, en ocasiones, terminaba en ejecución. Así que todos guardaron silencio y rogaron que el anciano tsuchikage todavía tuviera la suficiente habilidad para lidiar con un jounin de elite. Por otro lado, todos vieron que las enormes arañas no siguieron al tsuchikage y en su lugar, se movieron hacia el portón de entrada, como si las estuvieran custodiando.

Una vez que se alejaron de la multitud, el tsuchikage noto que solo lo seguían Manabe y otro shinobi delgado que no debe haber medido más de 1,6 mts de estatura. Manabe y el otro shinobi iban un paso por detrás del tsuchikage, lo que le daba indicios de lo que ellos querían hacer. No obstante, les siguió el juego y continúo avanzando.

-¿De qué se trata este asunto?- preguntó el tsuchikage

-Se trata de una mujer ciega- dijo Manabe con completa sinceridad, tratando de mantener una conversación amigable -la tenemos custodiada hace varios días. Parece que tsuchikage Mu la quiere para comprar la lealtad de alguien. Bueno, considerando lo hermosa que es la mujer, cualquiera daría su lealtad. Yo incluso apostaría mi cuello por ella-

-Mmmm ¿Tan hermosa es?- pregunto el tsuchikage de buen humor, como si estuviera contento de escuchar aquellos elogios.

Manabe y Ryota se miraron extrañados, como pensando que este viejo tan venerable se había vuelto lujurioso con la edad. Ryota levantó los hombros y le hizo el gesto con la cabeza para que Manabe siguiera hablando.

-Sí, es muy hermosa- continuo Manabe -pero está fuera de nuestro alcance-

-Mmm- respondió el tsuchikage como acordando con ellos que estaban en lo correcto

Manabe y Ryota de nuevo se miraron a la cara sin entender al viejo. No obstante, empezaron a notar que las calles se volvían oscuras y habían menos shinobis por los alrededores. Era casi el momento, sin esas arañas cerca, sería aún más fácil.

Veinte minutos después, llegaron al centro de la ciudad. Las calles eran amplias, pero la luz escasa y difusa, así que el suelo se veía como una mancha oscura. Solo te podías fiar del tacto de tus pies, pero si había un bache podrías caerte con facilidad.

-¿Cómo te llamas muchacho?- preguntó el tsuchikage

-¿Yo señor?- preguntó Ryota, apenas visible por la escasa luz de las calles.

-Sí, nos llevas acompañando durante todo el rato, pero no te has presentado ¿Tienes un rango alto igual que Manabe-kun?-

-Soy Ryota, un capitán de escuadrón, pero con Manabe nos conocemos desde hace años y nos tenemos confianza- respondió Ryota con total tranquilidad, llevando su mano a la mochililla en la parte posterior de su cinturón.

-Eso es bueno, Ryota, pasar tiempo con los amigos es uno de los pequeños deleites de la vida. También cuido de mis amigos, así que trato de apartarlos de los problemas. Sin embargo, tú no pareces esa clase de amigo, lo siento por Manabe-

Ryota se congelo justo cuando estaba sacando el kunai de su mochililla. El tsuchikage se dio la vuelta y lo miró durante un segundo. Ryota apretó su agarre sobre el kunai, esperando que Manabe distrajera a este viejo por un segundo, pero los segundos pasaron uno detrás de otro y Manabe nunca se movió. Entonces Ryota miró a su amigo que debería estar a su lado, pero no lo vio. Después miró hacia atrás y vio a Manabe retorciéndose en el suelo, con algo estrangulándolo por el cuello. Ryota se preparó para lanzar el kunai al anciano y correr hacia Manabe, tomarlo del brazo y salir corriendo. No obstante, algo frio en sus piernas le impidió que se moviera. Ryota miró hacia abajo, pero solo pudo distinguir un brillo acuoso.

De repente algo le apretó el cuello a Ryota. Él llevo sus manos para quitárselo, pero lo único que sintió fue una especie de cuerda helada como el hielo. La cuerda se apretó a cada segundo hasta que Ryota cayó al suelo retorciéndose como Manabe.

-Bien, parece que sabes algunas cosas- dijo el tsuchikage mientras se acercaba. Se agacho y miró a Ryota de cerca. Ryota soltó lo que lo estaba asfixiando y estiro sus manos para atacar al viejo, pero el agarre sobre su cuello se volvió más fuerte y sintió que apenas ponía mantenerse consciente.

-Mírame a los ojos- dijo el tsuchikage y Ryota así lo hizo, entonces vio como los ojos del viejo se volvían carmesí como los de un Uchiha. Solo entonces se dio cuenta que algo andaba mal. El tsuchikage sonrió y le dijo -déjame ver que es lo que sabes-

Después de ver lo que había en la cabeza de Ryota, el tsuchikage ordeno a las serpientes de agua que lo mataran junto a Manabe. Después saco un par de papeles de sello y oculto los cadáveres. Una vez eso listo, el tscuhikage miró en todas las direcciones y no vio ninguna aura en las cercanías. Así que siguió caminando hacia el centro, al edificio con forma de pagoda y dos dragones de piedra en la entrada. El tsuchikage se detuvo en la puerta, iluminado por la tenue luz de una linterna de papel roja con las palabras "hotel". Entonces el tsuchikage junto sus manos y del suelo se comenzó a condensar la humedad hasta formar largos cuerpos de agua y formarse treinta serpientes.

-Vayan y limpien el edificio de todos los enemigos- dijo el tsuchikage con voz seria. Al instante siguiente los largos cuerpos acuosos se colaron por el edificio. El tsuchikage conecto su visión con la de las serpientes de agua y guio su ataque. Poco a poco las serpientes fueron barriendo a los shinobis de Iwa, empezando desde el primer piso, subiendo al segundo piso y de forma consecutiva hasta alcanzar el último piso, donde solo había un anbu oculto en el entre techo. No obstante, las serpientes se quedaron mirándolo de cerca, pero no lo atacaron.

El tsuchikage entonces subió la escalinata de entrada y cruzo las enormes puertas del hotel. Entro a la recepción hasta las escaleras, las subió hasta el cuarto piso y entro a la única habitación. Dentro estaba todo en silencio y a oscuras, así que prendió un par de velas. Después tomo una vela y fue a la habitación principal. Una vez que entro, la mujer que dormía en la cama se despertó.

-Kain, querido ¿Eres tú?- preguntó Naoko sentándose sobre la cama

El tsuchikage se cubrió de una nube humo blanca y tomo su forma original, la de un joven de cabello blanco y ojos azules vestido con una armadura roja igual a la de su padre y tío.

-Sí, okaa-sama- respondió Kain con suavidad -soy yo, vengo a llevarte de vuelta-

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