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Mundo Shinobi - PGM - 173

Hola,

Aquí su autor de Fanfic. Solo les quería decir que el prototipo "Raziel - Piloto" estará disponible hasta el 31-10-2022. Después de eso lo borrare y lo volveré a publicar una vez que esté listo el primer arco; eso será en medio años más.

Pd: esto solo está publicado para los que leen en español.

-o-

Al día siguiente del incendio y el intento de asesinato, Akane avanzó furiosa por los jardines del palacio. Una vez que llego al palacio, los shinobis que resguardaban la entrada la quisieron detener, pero ella los noqueo de un solo golpe. Esto genero un revuelo en el palacio y al poco de avanzar, se vio rodeada por guardias.

-¡Háganse a un lado!- grito Akane furiosa mientras activaba su sharingan hasta el segundo tomoe

-Akane Uchiha, no sigas con este destrozo- dijo un anbu vestido como guardia -tu posición como guardaespaldas de la princesa no te liberara de las consecuencias-

-¿Y que más consecuencias podrían haber? Ese viejo bastardo ya amenazo a mi oto-sama que lo exiliaría de la villa junto con su familia-

El anbu se quedó callado, incomodo, porque perdió cualquier tipo de argumento para elaborar una amenaza -¡eso no importa!- continuo -debes detener este sin sentido o las consecuencias serán peores-

-No hay razón para hablar con un don nadie- respondió Akane en un tono de voz mordaz. Ella se lanzó contra los guardias y ellos reaccionaron desenvainando sus espadas. No obstante, Akane con su visión dinámica vio cada movimiento en cámara lenta. Primero el anbu, que lanzó un corte malicioso a la garganta. Akane se agacho, saco un kunai de su mochililla y se levantó. Entonces los otros guardias lanzaron cortes similares, pero eran mucho más débiles. Así que Akane solo hizo un simple movimiento de muñeca con el kunai y desvió los cortes uno detrás de otro. Sin embargo, el anbu era otra historia. Cuando él atacaba, Akane tenía que retroceder o esquivar. Sin embargo, mientras estuviera concentrada siguiendo el movimiento de los enemigos, jamás la vencerían.

Después de un minuto, llegaron más guardias y Akane se dispuso a sostener otro kunai con su otra mano. Al mismo tiempo, el número de atacantes se incrementó a cada segundo hasta que se vio rodeada de una veintena guardias. Cinco de ellos eran anbus que deberían tener por lo menos la fuerza de un jounin. No obstante, Akane a pesar del cansancio y de ser superada en número, siguió atacando con la intención de superar la barrera. Tenía que golpear al daimio o no se sentiría bien consigo misma. Solo había una persona en el mundo que podía regañar a su padre y esa era ella.

Dos minutos después, Akane seguía ilesa, pero su rostro reflejaba extremo cansancio. Ahora no había posibilidades, ya que el número de guardias ya alcanzaba la treintena y de esos, diez eran anbus. Ella solo se había podido mantener invicta gracias a su sharingan.

-Akane, por favor, detente- dijo Kasumi avanzando por el pasillo que venía desde el patio trasero. Ella venía corriendo, con un rostro cansado y cubierto de sudor. Sin embargo, pese a su aspecto, siguió avanzando a duras penas y se detuvo, apoyándose en la muralla del pasillo, a unos veinte metros por detrás del grupo de guardias que quería apresar a Akane -yo puedo, ayudar- continuo Kasumi -hablare con mi abuelo-

-No puedo creer en ti- respondió Akane con la visión borrosa del cansancio -tu abuelo, es, basura, lo más probable, es que, tu, también-

-Somos socias, lo recuerdas-

-Ya no, tu familia, intimido a la mía-

-¡Que sucede aquí!- grito una voz gruesa y envejecida. Varios miraron en dirección al pasillo que venía desde el salón del trono y vieron al daimio acompañado de Yahiko.

-¡Viejo basura!- grito Akane -te vengo a dar tu merecido, solo espera-

Sin embargo, antes de que Akane pudiera avanzar, Sakumo salto por encima de los guardias y se puso en su camino. Él extendió sus brazos como prohibiéndole el paso.

-Sakumo, hazte a un lado- dijo Akane frunciendo el ceño

Sin embargo, Sakumo negó con la cabeza y dijo -déjalo, Akane, esto solo traerá más problemas a Itachi-san-

-¡Pero!-

-No tienes nada de qué preocuparte, los miembros de tu familia han aumentado y no será tan fácil que los exilien-

Akane entrecerró los ojos entendiendo el punto de Sakumo. Una vez que se entere Kain, las cosas no serán tan fáciles para el daimio como solo pedir una disculpa. Conociendo a Kain y lo mañoso que se ha puesto, va a costarle varias concesiones. No obstante, esto le seguía produciendo un sabor amargo en la garganta.

-Vamos, Akane- dijo Sakumo con voz reconciliadora mientras avanzaba. Akane apretó el agarre sobre los kunais, pero cuando Sakumo llego delante de ella, negó con la cabeza y le puso las manos sobre la suya. Akane suavizo su expresión y soltó los kunais.

Los anbus disfrazados de guardias avanzaron con la intención de apresar a Akane, pero Sakumo saco su espada y los apunto.

-No recuerdo haberles dado permiso para que se acercaran- dijo Sakumo con una mirada severa -yo la llevare-

-Sakumo Hatake…- dijo un anbu alzando la voz

-¿Qué quieres? Que nos vayamos tranquilamente o enfrentarte a nosotros dos. Akane no ha ocupado fuerza letal, así que date por agradecido-

El anbu apretó sus puños en señal de fastidio y dijo -está bien, pero debes llevarla al calabozo. Una vez que sea traslada a Konoha, será juzgada-

-Lo que tu digas- respondió Sakumo sin darle una mirada mientras tomaba a Akane de la mano y llevaba con dirección al pasillo que conducía al patio trasero.

-¡Sakumo!- grito Yahiko mientras se abría paso entre la multitud. Sakumo detuvo su avance con Akane y volteó su rostro para míralo. Yahiko se detuvo a cinco metros -necesito que estes conmigo en el duelo de esta tarde-

Sakumo negó con un rostro desilusionado -quiero conservar mi cabeza sobre mi cuello. Si me quedo contigo, quizá que cosa me pase-

-Yo…- dijo Yahiko, pero las palabras se quedaron atascadas en su garganta y no supo cómo defenderse. Solo se quedó de pie mirando como Sakumo se llevaba a Akane al patio trasero.

-Yahiko, no puedes andar solicitando el apoyo de tus vasallos- dijo el daimio a modo de regaño mientras avanza por entre medio de los guardias y llegaba a su lado -si no te siguen, los descartas y buscas a otro-

Yahiko lo miró a los ojos lleno de resentimiento, bufo, le dio la espalda y luego siguió a Sakumo. El daimio enarco las cejas con una expresión de dolor, pero negó y endureció su corazón. Todo esto era por el bien de la próxima generación, se dijo a sí mismo.

Una vez que Sakumo y Akane salieron al patio trasero mientras eran seguidos por los guardias, doblaron por un camino hacia la izquierda y siguieron recto.

-Espera Sakumo- grito Yahiko corriendo hasta que lo alcanzo, pero Sakumo nunca se detuvo y Yahiko tuvo que seguir caminando mientras le decía -en serio, necesito que estes ahí, puede ser peligroso-

-Sé que puede ser peligroso- dijo Sakumo mirando hacia adelante mientras iba de la mano con Akane -pero no puedo hacer nada para remediarlo. Solo puedes hacer tu mejor esfuerzo y tratar de que no te maten. Ya te conté cuales fueron mis órdenes. Lo que pase en el duelo, queda en el duelo y los demás no tienen nada que opinar. Así lo dispuso mi padre-

Sakumo se detuvo y agacho la mirada mientras soltaba un suspiro de pesar. Una mezcla de vergüenza y tristeza. Después miró a Yahiko y le dijo -solo puedes cuidar de ti mismo. Nuestro trabajo ha terminado. Por último, te daré un consejo porque puede que tu abuelo y tu no lo sepan. Pero Itachi-san es el marido de Naoko-sama, la madre de Kain. Si tu abuelo genera muchos problemas a Itachi-san, eso generara preocupaciones para Naoko-sama. Y por lógica, Kain les dará problemas a ustedes por andar molestando a su madre. No conoces a Kain tan bien como yo lo conozco, pero te puedo decir que no debes molestarlo-

-Sí, es verdad, mi otouto les pateará el trasero y ni siquiera el hokage los podrá salvar- dijo Akane desde el otro lado de Sakumo.

Sakumo se detuvo y miró a Akane frunciendo el ceño, como si la regañara por decir más de la cuenta. Incluso los guardias que iban detrás de ellos los escucharon y se pusieron nerviosos. Sakumo soltó un suspiro, le acaricio la mejilla y le dio un beso en los labios. Akane se sonrojo, pero solo sonrió de forma coqueta.

Sakumo giro su rostro y miró una vez más a Yahiko -no puedo hacer nada más- dijo, se acercó a Yahiko y le susurro -pero tu abuelo está jugando un juego demasiado peligroso al desafiar a mi padre. Ten cuidado de estar cerca suyo cuando salten las repercusiones-

Sakumo se alejó, sonrió y le dijo -cuídate, estaré rezando por tu victoria. Lo más probable es que pasemos unos días en el calabozo antes de que nos podamos ir. Si necesitas mi ayuda para algo, fuera del duelo, ve a buscarme-

-Sakumo, son malas personas- dijo Akane de malhumor

-No- respondió Sakumo con una mirada incomoda -solo pasa que no pudieron elegir a su familia-

Akane puso un rostro triste y asintió entendiendo la profundidad de las palabras de Sakumo.

De esa manera, Sakumo y Akane siguieron avanzando por el camino con dirección a la prisión mientras Yahiko los quedó mirando hasta que desaparecieron de su vista. Él se quedó solo, sintiendo la suave brisa de la mañana, el aun persistente aroma a madera quemada y la soledad de no tener a quien recurrir. Pensó que, de seguro, hoy lo matarían.

No obstante, Yahiko escucho que alguien lo llamaba a sus espaldas.

-Yahiko-nii-sama, Yahiko-nii-sama- lo llamaba Kasumi con un tono de voz cansado y avanzando a duras penas. Su rostro demostraba que ya estaba en sus límites con su fortaleza corporal de princesa.

-Kasumi- dijo Yahiko con una sonrisa. Nunca se había alegrado tanto de ver a su hermana. Avanzó hacia a ella y una vez que la alcanzo, la abrazo.

-¿Nii-sama?- dijo Kasumi con un tono de voz estridente -sé que es normal entre la realeza, pero yo soy un no, no ¿Entendido?-

-Que dices idiota- dijo Yahiko apartándose de ella y mirándola con extrañeza -solo me alegro de verte. Veras, tu nii-sama tiene algunas preocupaciones-

-Lo sé, nos llegó la carta. Nii-sama va a pelear contra Minoru-nii-sama ¿Cierto?- pregunto Kasumi -está bien, yo estaré contigo, no te preocupes. Podemos llevar a Okita con nosotros-

Sin embargo, Yahiko negó -Tobirama-sama los envió como guardaespaldas, pero ellos no pueden interferir en el duelo. Sakumo me lo dijo. Tobirama-sama quiere que el más fuerte sobreviva y gobierne la nación del Fuego-

-Nii-sama- dijo Kasumi sujetándole las mangas del kimono mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Abrazo a su hermano con todas sus fuerzas y comenzó a sollozar.

Después de unos minutos, Yahiko y Kasumi caminaron uno al lado del otro. A medida que avanzaban, los sirvientes les hacían reverencias y los guardias los observaban, pero ellos ignoraron a todos y solo continuaron hasta llegar a la casa de Murasaki. Para su sorpresa, la joven Murasaki en compañía de Okita les abrió la puerta y en cuanto vio a Yahiko, lo abrazo.

-Yahiko-nii- dijo Mursaki -que bueno que estás bien-

-Sí, por ahora- respondió Yahiko con voz suave. Después se separaron y Yahiko miró a Okita -pensé que también ibas a ir a armar un revuelo como Akane- dijo con una sonrisa bromista

-No es necesario, Yahiko-sama- dijo Okita con una sonrisa que no lo era -una vez que se entere Kain-sama, no dejará pasar las cosas tan fácilmente-

Yahiko se rio con incomodidad pensando en el niño que desato ese mar de llamas aquella vez en el Bosque de la Muerte y se empezó a preocupar. Sin embargo, eso era para otro momento, ahora debía concentrarse en el combate. A lo mejor sería más prudente entrenar y prepararse, pero ahora solo quería estar con su hermana y su amiga, igual que en los viejos tiempos: mucho antes de que los secuestraran, mucho antes de que su abuelo matara a los nobles, muchos antes de que Tobirama tomara el control de la nación del Fuego, mucho antes de que Murasaki y Kasumi se enemistaran. Mucho antes de que tuviera que pensar en luchar a muerte contra su cuñado.

-Ven nii-sama- dijo Kasumi tomándolo de un brazo -un poco de té aliviara tu estrés-

-Sí- respondió Yahiko con voz suave y sin energías.

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