Después de haber recibido sus órdenes, Kazuhiko tomo a todos los shinobis y los llevo a los límites donde colindaban los límites de la Nación de Lluvia, Hierba y la Tierra. En ese lugar había largas praderas con muy pocos árboles y rocas a la vista; solo largos pastizales que alcanzaban el metro de altura.
Kazuhiko alejo a sus hombres de ese sector y los llevo al Oeste atravesando los bosques y subiendo a las montañas como le había indicado el hokage. En ese lugar, se ocultaron entre las rocas y formaron un campamento provisorio. Se supone que ellos observarían desde la distancia y esperarían a que Kazuto Hyuga y Sasuke Sarutobi lideraran a las fuerzas principales. Una vez que ellos entren en conflicto con la nación de la Tierra, será el turno de los shinobis a cargo de Kazuhiko.
En ese momento, las nubes se movieron desde el país de las Lluvias y el cielo se oscureció al mismo tiempo que corría una brisa helada meciendo los largos pastizales de las praderas.
Por su parte, mientras los shinobis ordenaban el campamento, Kazuhiko Hyuga y Kotaro Uchiha estaban envueltos en frazadas que se mimetizaban con el color de la piedra en lo alto de las montañas y miraban hacia un bosque en las faldas de las montañas
-No va a ser fácil- dijo Kotaro con una voz en calma con su sharingan activo hasta el tercer tomoe -parece que tienen miedo de que los flanqueemos y ataquemos por la espalda. Puedo ver cien shinobis ocultos en el bosque que antecede a las praderas-
Kazuhiko activo su byakugan denotando las venas a los costados de sus ojos y empezó a contar todas las señales de chakra ocultas en la arboleda -son trecientos- dijo -ellos no están ahí por nosotros, están ahí para hacer lo mismo que nosotros. Emboscar a los shinobis de Konoha una vez que entren en combate-
-¿Como lo sabes?-
-Si fuera yo, ocuparía un gran contingente y pondría barricadas camufladas con el follaje para repeler a las posibles fuerzas que puedan provenir de las montañas. Sin embargo, todos ellos nos están dando la espalda y pendientes de lo que pueda asomarse a los pastizales. Así que ellos no saben de nosotros-
Kotaro sonrió y dijo -en ese caso estamos de suerte, tenemos el factor sorpresa y podemos ocupar la oscuridad del bosque para matarlos. No sé a qué dios le debemos estas nubes, pero es una buena señal-
-Por su cantidad de chakra, hay cincuenta jounin de bajo nivel ¿Todavía piensas igual?- pregunto Kazuhiko con una sonrisa burlona en los labios
Kotaro hizo una sonrisa incomoda y soltó una risita -lo que sea, Kazuhiko-dono, debemos apresurarnos y eliminar a esas fuerzas antes de que Kazuto-dono y Sasuke-dono se lancen al ataque-
-Coincido- respondió Kazuhiko perdiendo poco a poco su sonrisa hasta alcanzar un rostro completamente serio. Miró al bosque para ver a los shinobis de Iwagakure, después miró hacia el sur, donde estaban los largos pastizales de la nación de la Hierba separados de la nación de la Tierra por un ancho y profundo precipicio.
A los pocos minutos de confirmar el conteo y la información visual, Kazuhiko y Kotaro volvieron al campamento y le informaron a los shinobis que iban a emboscar y luchar contra un número superior de shinobis. Los más jóvenes se sintieron deprimidos y sus rostros se ensombrecieron mientras que los veteranos solo asintieron encontrándolo correcto. Se había declarado una guerra, así que el sentido de la justicia y la igualdad no tenía cabida en estas tierras. Por otro lado, se alegraron al escuchar que los shinobis no sabían que ellos estaban aquí. Eso les daba una enorme ventaja al momento de combatir. Si tenían suerte, más de la mitad de los shinobis de su lado sobrevivirían.
Una hora después, todos los shinobis se prepararon y se distribuyeron en grupos de diez personas; de esa manera abarcarían un área mucho más amplia.
Kazuhiko y Kotaro tomaron el mando de los dos escuadrones que avanzarían a la cabeza desde el centro y de ser necesario, llamando la atención. El resto de los grupos avanzaría por los costados haciendo lo propio y se unirían al grupo principal.
De esa manera, Kazuhiko bajó de la montaña ocultándose entre los matorrales de hierba seca y las enormes piedras. Cada diez minutos activaba su byakugan y escaneaba la zona buscando amenazas. No obstante, nadie se dio cuenta de su avance. Los shinobis de Iwagakure estaban demasiado atentos a la llegaba de los shinobis de Konoha que se dirigían a los pastizales. Así que Kazuhiko aprovecho esta oportunidad y se acercó al bosque.
Una vez oculto entre el follaje y la espesura del bosque, Kazuhiko activo su byakugan y reviso una vez más los alrededores. El resto de los grupos habían llegado al bosque y se habían ocultado de forma satisfactoria sin llamar la atención. El lugar era perfecto para que ellos se mimetizaran en la oscuridad proporcionada por un día nublado y un bosque antiguo de grandes árboles.
Kazuhiko volteó su rostro y miró a sus subordinados mezcla de los clanes principales (Hyuga, Uchiha, Sarutobi, Ino-Shika,Cho) y les dijo en voz baja -Kotaro-dono está avanzando así que nosotros lo haremos a la par. Recuerden, muertes silenciosas en la medida de lo posible y si se desata la lucha, trataremos de reunirnos con los otros grupos y luchar en conjunto. Si alguien siente que se está apartando del grupo, debe hacer todo lo posible para acercarse. Por otro lado, si alguien ve que su compañero se está alejando del grupo, debe llamarle la atención para que vuelva-
-Sí- respondieron todos en voz baja
Kazuhiko asintió y sacó dos kunais de su mochililla atada a su cintura. Activo su byakugan y empezó a señalar los posibles objetivos. Los subordinados asintieron, Kazuhiko les dio la señal para que todos avanzaron juntos y mataron a los diez primeros shinobis casi al mismo tiempo. Un corte en la garganta y sofocar un posible grito fue más que suficiente.
De esa manera, Kazuhiko y Kotaro guiaron a los grupos y mataron entre ellos a doscientos cincuenta shinobis en completo silencio. No obstante, cuando Kotaro y Kazuhiko se reencontraron en el centro del bosque, se mantuvieron a distancia de los cincuenta jounin. Aunque los shinobis de otras aldeas se les consideraba de una habilidad inferior, un jounin contaba con la fuerza del chakra aunque no supiera como utilizarlo, similar a lo que le pasaba a Okita Namikaze.
Kazuhiko y Kotaro se reunieron en medio del bosque para compartir lo que habían aprendido y después se acercaron para vigilar a los jounin de Iwa.
-¿Los atacamos?- preguntó un muchacho del clan Nara a Kotaro Uchiha. Sin embargo, Kotaro negó con el ceño fruncido.
-Son suicidas- dijo Kazuhiko -tiene varios sellos explosivos alrededor de su cuerpo como método de defensa por si los matan. Todos ellos deben haber sido antiguos shinobis de operaciones especiales-
-¿Anbu?- pregunto el joven Nara
-No lo sé- respondió Kotaro en lugar de Kazuhiko -la organización de hokage-sama es nueva y su forma de actuar sigue un estricto reglamento. A lo mejor el resto de las villas tuvieron algo similar, pero dudo que sean como los anbus de Konoha-
-Matar a uno nos expondría de inmediato y tendríamos que luchar de frente- dijo Kazuhiko -a lo mejor podríamos matar a uno y que la explosión active los sellos de los compañeros cercanos, pero eso no quiere decir que sea 100% viable-
-Lo único que podemos hacer es matar a la mayor cantidad posible de un solo golpe y después enfrentarnos a los que queden. Si alguien mata a un shinobi de Iwa, debe retirarse lo más rápido posible-
-¿Cómo de poderoso es su Katon, Kotaro-dono?-
Kotaro miró a Kazuhiko a los ojos y negó con una sonrisa incomoda -si esperas que sea como el de Kain-sama estas bastante lejos de la realidad. Incluso entre los ancianos más experimentados de mi clan, llegar a esos niveles de fuerza es casi imposible-
El resto de los shinobis recordó el mar de llamas que se desato en el Bosque de la Muerte. Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero todos los rumores van dirigidos a que el pequeño demonio Uchiha demostró su verdadero ser. Al igual que su padre, es un monstruo.
-No sé preocupe- respondió Kazuhiko -lo digo por el hecho de que usted tiene una potente habilidad que puede lanzar y alcanzar una amplia área de destrucción. Si ese es el caso, le pido que usted de comienzo el ataque y nosotros lo seguiremos. Usted ya lo dijo, hay que tratar de alcanzar a la mayor cantidad posible de shinobis, que mueran, hagan estallar sus sellos y cruzar los dedos para que dañen a sus compañeros de paso. Si todo sale bien, tendremos que luchar con la mitad de ellos, pero eso ya sería ser demasiado optimista-
-Entiendo- respondió Kotaro y asintió, después miró al resto y ellos asintieron en señal de entendimiento. Kotaro avanzo por delante mientras los demás lo seguían. No obstante, Kotaro y el resto se detuvieron cuando escucharon el grito de los shinobis de Iwa.
-¡Aquí vienen, estén preparados!- grito uno alertando al resto de los shinobis
Kotaro y todos los shinobis de Konoha se lanzaron al suelo escondiéndose entre los arbustos, detrás de las rocas o árboles. Todos pensaban que los habían descubierto antes de tiempo, pero los Hyuga activaron sus byakugan y revisaron el estado de los shinobis de Iwa. Ellos estaban hablando de los shinobis que venían desde el sur, atravesando el precipicio que separaba el país de la Hierba del país de la Tierra.
Todos los shinobis en el bosque soltaron suspiros de alivio y Kotaro y el resto continuo su avance. Los shinobis de Iwa estaban demasiado absortos conversando los detalles de su emboscada sorpresa. Así que cuando Kotaro comenzó a realizar los sellos a diez metros de ellos, ninguno se dio cuenta hasta que fue muy tarde. Kotaro lanzó una ráfaga de fuego que se condenso en una enorme bola de fuego y voló con dirección a los shinobis de Iwa.
Los shinobis de Iwa escucharon el estruendo que fue dejando a su paso la bola de fuego. Los que estaban a los costados del grupo saltaron hacia los lados para evitar el impacto mientras que los que estaban en el centro, comenzaron a realizar sellos para crear una muralla de piedra. No obstante, ya era demasiado tarde y cuando se disponían a golpear el suelo para que la muralla se elevara, la bola de fuego los alcanzo. Lo primero que se escuchó fueron los gritos de agonía de personas siendo quemadas vivas, después la explosión de la bola de fuego y después una seguidilla de veinte explosiones sucesivas que dieron lugar a diez explosiones más.
Por otro lado, desde el extremo izquierdo del grupo de shinobis de Konoha se escuchó un grito agónico y lo único que vieron fue a un shinobi del clan Nara caer muerto. Al darle una rápida mirada al cuerpo, se dieron cuenta que tenía un agujero en la cabeza.
-Cúbranse- grito Kazuhiko, pero fue demasiado lento y una andanada de rocas voló con dirección a los shinobis. Diez shinobis de Konoha murieron al instante con rocas perforando su cabeza y otros diez cayeron inconscientes. Kazuhiko se movió utilizando su chakra para sentir todo lo que estaba su alrededor. Él esquivo las rocas que venían en su dirección, pero los shinobis que quedaron detrás de él no tuvieron la misma habilidad y varios fueron heridos. Sin embargo, Kazuhiko siguió adelante y alcanzó al primer shinobi de Iwa que lo recibió escupiendo una piedra por su boca con dirección a la cara. Kazuhiko movió un poco su rostro hacia un lado y la piedra paso rosando su mejilla. Al mismo tiempo, Kazuhiko junto chakra en su palma y golpeo al shinobi de Iwa en el estómago matándolo al instante.
Por otro lado, Kotaro Uchiha y el resto de los Uchihas con mejor visión y reflejos que el resto de sus compañeros se lanzaron contra los shinobis de Iwa y los mataron. Una vez muertos los shinobis de Iwa, todos se alejaron y evitaron la explosión, salvo dos Uchihas que murieron en el acto.
Sin embargo, el intercambió que tuvieron los shinobis no paso por alto. Tanto los ejércitos de Konoha como de Iwa en los pastizales se alteraron pensando en que el otro bando había descubierto su emboscada y se lanzaron al ataque.
Desde el bosque, Kazuhiko miró a los que aún quedaban vivos y en buenas condiciones. De todos los shinobis: alrededor de ciento treinta podían luchar, otros treinta habían quedado heridos y el resto estaban muertos. Kazuhiko tomo una gran respiración y asintió.
-Los que están heridos- dijo Kazuhiko -pero aún pueden luchar, deben tomar a los muertos y los heridos de gravedad y retirarse a lo alto de las montañas. El resto vendrá con nosotros y seguiremos las ordenes que nos dio hokage-sama-
Todos asintieron, Kazuhiko miró a Kotaro y él asintió. Entonces los shinobis se empezaron a ordenar y miraron desde el bosque como los shinobis de Konoha e Iwa gritaban mientras corrían con dirección al centro de los pastizales, que se convertiría en el campo de batalla.
Veinte minutos después vino un ninken corriendo por el bosque, los shinobis de Konoha se pusieron en alerta, pero Kazuhiko los detuvo y se acercó al ninken.
-¿Cómo estas, amigo?- pregunto Kazuhiko mirando al ninken. El perro respondió con un ladrido y se dio la vuelta para que Kazuhiko buscara en el interior de la mochila la información. Una vez que Kazuhiko abrió el pergamino, supo que era el momento. Miró al ninken y le dijo -vete y vuelve con tu amo-
El ninken ladro y se fue corriendo de vuelta por el bosque.
Kazuhiko se dio la vuelta para mirar al resto de los shinobis. Ellos lo miraban con seriedad y Kazuhiko les dijo -es el momento-
Todos tomaron una profunda respiración sintiendo el aroma del bosque y la brisa fresca que mecía los árboles. En lo alto de los cielos se escuchó el trueno retumbar mientras de fondo se escuchaban los gritos de los guerreros en el campo de batalla.
Kazuhiko y Kotaro avanzaron por delante y se detuvieron detrás de unos árboles, en los límites del bosque. Konoha e Iwakure estaban sangrando.
-Adelante- grito Kazuhiko mientras el resto de los shinobis gritaban con él. Kazuhiko comenzó a trotar, ganando poco a poco velocidad. El resto de los shinobis también hicieron lo propio y en un solo segundo, se lanzaron a correr con todas sus fuerzas al flanco izquierdo de los shinobis de Iwa.