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Mundo Shinobi - Lo que importa es la fuerza - 104

Una vez que Akane y Kain llegaron frente a un conjunto de locales comerciales, uno al lado del otro, revisaron lo que cada uno vendía. Desde la izquierda a la derecha, había una tienda de flores de un Yamanaka. Su dueña era una mujer delgada, ocupaba un kimono purpura y tenía una larga cabellera rubia, ordenada en una coleta que le llegaba hasta la cadera. Después la seguía la tienda de comestibles de un Nara, con gente entrando y saliendo a cada rato. Su dueño era un anciano, de pelo canoso y largo, que se ordenaba en una coleta. Después lo seguía una tienda de costuras de una anciana del clan Yamanaka con un cabello de plata hasta los hombros. Y, por último, la tienda de armas de Satoru Yamanaka. Más conocido por Kain, como el "viejo Yamanaka".

-Kain- dijo Akane al ver la tienda de costura a dos locales de la tienda de armas -¿Será buena idea comprar aquí?-

Kain puso una sonrisa astuta y preguntó -¿Lo puedes hacer todo por tu cuenta?-

Akane lo miró a los ojos y dijo -no, para nada. Por eso fuimos a ver a Shishio-

-Entonces ve la oportunidad, en vez de ver una competencia. Ve la posibilidad de intercambiar conocimiento. A lo mejor, de hacer negocios. Qué yo sepa, tienes el ingenio, pero dudo que te puedas comparar con una costurera con años de experiencia ¿o me equivoco?-

Akane frunció el ceño y murmuro -mi confianza se está hiriendo-

Kain hizo una sonrisa amigable, le palmeo el hombro y camino por delante de ella, con dirección a la tienda de armas -entonces colócale una venda o algo, que no se muera-

Akane lo quedó mirando durante un momento y después lo siguió de cerca. Miraron las vitrinas de la tienda de armas del viejo Yamanaka. El lugar estaba lleno de polvo por dentro, llevaba casi un mes deshabitada. Kain se movió a lo largo de la vitrina que media cinco metros, mirando hacia adentro y pensando en cómo distribuir el espacio. Por otro lado, Akane miró el interior sintiéndose un poco triste. Un lugar tan sucio y que huele a viejo, sería su primer campo de batalla.

-Vamos- dijo Kain, se acercó a ella y la jalo de un brazo -deja de poner esa cara tan fea. Si Sakumo te viera, empezaría a pensar en otras chicas-

-Cállate, enano idiota- dijo Akane molesta -es solo, es solo-

-¿Se ve feo por dentro?- preguntó Kain. Akane asintió mientras lo seguía y Kain continúo avanzando, al mismo tiempo que respondía -a veces pienso que eres muy inteligente, otras veces pienso que eres tonta-

-¡¿Eso es un elogio?!- pregunto Akane alzando la voz -porque me siento más ofendida que alagada-

-Está bien que te sientas ofendida, era un insulto. Bueno, la cosa va así. Vamos a limpiar por dentro, redecorar con algo bonito, no tan estrafalario como tu ropa, pero bonito. Después cambiamos la distribución, guardamos unos productos y traemos unos nuevos. Después empezamos a difundir la información entre nuestros amigos y les decimos que vengan a ver. Ellos pasan el dato y así, sucesivamente, nos hacemos conocidos-

-Están tan seguro, como si fuera a funcionar a la primera-

Kain se detuvo y Akane lo siguió en el gesto. Kain se volteó, miró a Akane de frente y le dijo en tono serio -va a funcionar, va a venir gente a mirar. Si tenemos suerte compraran una que otra cosa. De estas cosas es de lo único que podemos tener certeza. Lo demás, solo dependerá de la perseverancia y como juguemos nuestras cartas-

Akane agacho la mirada y pregunto -¿Entonces no hay certeza de si tendremos éxito?-

Kain hizo una sonrisa amable, estiro su mano y le toco el mentón. Entonces le levanto el rostro y le dijo mirándola a los ojos -nuestro éxito será el equivalente a nuestra perseverancia. Es el único factor que puede cambiar las cosas a nuestro favor-

Akane asintió y Kain paso su mano del mentón de Akane al hombro, le dio dos palmaditas y se dio la vuelta, para retomar su camino.

-¿A dónde vamos ahora?- preguntó Akane

-Vamos a ver al dueño de la tienda- dijo Kain mientras avanzaba.

Akane se puso a caminar y lo alcanzo en unos cuantos pasos -¿No será demasiado apresurado?- preguntó -nos falta personal, no tenemos contactos ni nada-

-Habla por ti- dijo Kain lleno de confianza

-Odio es parte de ti-

-¿De qué hablas?- dijo Kain, dándose la vuelta a medida que avanzaba de espaldas. Sonrió con confianza y estiro los brazos hacia los lados -soy encantador-

-Mocoso precoz- murmuro Akane

Kain se largó a reír y se dio la vuelta, para seguir caminando de frente, en busca de la casa del viejo Yamanaka. Después de caminar durante diez minutos, dieron con una casa tradicional. Elevada sobre tocones, con piso de madera, vigas gruesas y puertas correderas. El techo era oscuro, de doble pendiente y con tejas de piedra.

El frontis de la casa era separado por una reja de madera hecha de palitos cruzados en diagonal. Surcaba todo el ancho de la propiedad y contaba con un metro de altura. Detrás de la reja se podía ver un pasto verde que necesitaba ser cortado. En el centro del pasto se veía una larga franja de flores de un metro de ancho, por cuatro metros de largo.

El viejo Yamanaka estaba en el frontis. Llevaba una cubeta de agua con una cuchara de madera. Vestía un haori gris, sobre un kimono también gris. Se veía pálido, algo débil y sus manos se veían muy huesudas. Se acerco a las plantas a paso lento, dejo la cubeta de agua a un lado y lleno el cucharon de madera con agua. Entonces esparció el agua, tratando de rosear a la mayor cantidad de flores que pudiera.

-Hola, abuelo- dijo Kain, parándose delante de la reja, por el lado de la calzada de la calle.

El viejo Yamanaka levantó la mirada y vio al pequeño de cabello blanco. Venía con una niña de preciosos ojos purpuras y cabello negro como la noche.

-Hola, Kain- dijo el viejo Yamanaka gesticulando una sonrisa sincera -muchas gracias por enviar esa medicina el otro día. Me hizo muy bien para los pulmones-

-Solo le pedí consejo al abuelo Orochi- dijo Kain -¿Cómo se siente ahora?-

-Mejor, un poco débil, pero mejor- dijo el viejo Yamanaka -¿Te puedo ayudar en algo?-

Kain asintió y le dijo -quería preguntarle por su tienda-

El viejo Yamanaka hizo una pequeña sonrisa astuta y le preguntó -¿la vas a comprar?-

-Sí, venía por eso ¿la vende?-

-Para que te voy a mentir, no creo que vuelva a abrir mi tienda-

Kain viendo al anciano, con una sonrisa amable y de aspecto débil, apretó sus labios para que estos no temblaran. Era claro que el viejo Yamanaka había llegado al final de su camino. Sin embargo, sus ojos lo traicionaron volviéndose acuosos.

El viejo Yamanaka hizo una sonrisa amable, de esas que solo pueden hacer los abuelos, y dijo -te venderé la tienda, pero tienes que hablar con el patriarca. Aunque sea mía, forma parte de los activos del clan. Te daré una carta para que puedas hacer las gestiones-

-Gracias-

-No hay de que, Kain-

Después de eso, Kain se quedó hablando durante media hora con el viejo Yamanaka. En su mayor parte, de contactos y lugares de compra en la capital. Algunos pueblos apartados de Konoha donde venden ciertos productos a precios convenientes para cualquier comerciante y cosas similares. Sin embargo, cuando Kain le preguntó por el contacto que le proporcionaba el metal de chakra. El viejo Yamanaka hizo una mueca, como si quisiera decirle, pero era mejor guardar el secreto.

-Lo siento, Kain- dijo el viejo Yamanaka -estoy un poco viejo y me olvide del nombre-

Kain entendió el gesto y su significado. Muchas veces, "tener contactos" significa relacionarte con personas que para el resto de la sociedad son poco decentes. Así que solo sonrió para el viejo Yamanaka y dejo la pregunta sin contestar.

-¿Cuántas bodegas tiene?-

-Cuatro- dijo el viejo Yamanaka mientras tomaba la cuchara de palo, la llenaba de agua una vez más y rociaba las flores -no, perdón. La edad me está afectando. Tres, solo tres-

Kain asintió y miró hacia atrás, para comprobar como estaba Akane. Ella estaba parada en su pie derecho, con la pierna izquierda cruzada por delante de la derecha. Sus brazos cruzados y mirada apática le decían a Kain que ella estaba aburrida. El viejo Yamanaka también miró a la niña y entendió su estado de ánimo.

-Mejor te hago esa carta- dijo el viejo Yamanaka soltando una risita -no vaya a ser que tu amiga se quede dormida de pie, Jajajajaja-

El viejo se dio la vuelta, camino por un caminillo empedrado y subió los tres escalones que lo elevaron a la altura del piso de su casa. Abrió la puerta corredera y después cerró, perdiéndose en el interior.

-Akane-san- dijo Kain, se volteó para mirarla de frente y le dijo -aprende a sociabilizar. Conversar forma parte de sociabilizar ¿Cómo te va a conocer la gente si no hablas? ¿Cómo vas a tener contactos si no hablas? Es importante hablar con otros, incluso si esto te parece aburrido. No importa que tan talentosa seas diseñando si nadie te conoce-

Akane solo agacho la cabeza y asintió, como si un adulto la estuviera regañando. Kain soltó un suspiro y se dio la vuelta, esperando a que el viejo Yamanaka saliera de su casa.

A los diez minutos, el viejo Yamanaka salió llevando una carta doblada en tres. Camino todo lo ágil que puedo. Bajando los tres escalones, avanzando por el caminillo empedrado y acercándose a la reja. Extendió la carta por encima de la reja y Kain la tomo.

-Muchas gracias, mi amiga y yo le daremos un buen uso a la tienda- dijo Kain con una amplia sonrisa -pensamos en hacer algo súper grande. Le aseguro que será un gran lugar-

-Sí, señor, vamos a hacer algo súper genial- dijo Akane, con un rostro muy serio.

El viejo Yamanaka hizo una gran sonrisa y dijo -espero que te vaya muy bien, niña. Cuida de este niño, puede ser inteligente, pero a veces es imprudente-

Akane hizo una pequeña sonrisa e hizo una reverencia -déjemelo a mí, yo cuidare de él-

-Gracias. Una última cosa; bueno, son dos. Primero, ve hoy mismo a ver al patriarca. Segundo, dame unos días para limpiar la tienda. Una vez que esté lista te avisaré para que la puedas ir a ver-

-No es necesario- dijo Akane súper asustada. El anciano se veía demasiado débil como para hacer ese tipo de cosas

-Sí, también opino que es innecesario, abuelo- dijo Kain -es mejor que descanse, nosotros mismos limpiamos-

Sin embargo, el viejo Yamanaka puso un rostro solemne y negó -no, primero limpio y después ustedes van. Háganme caso, es por su propio bien-

Kain y Akane quedaron un tanto impresionados con la cara que puso el anciano. Estaba muy serio, como si quisiera ocultar algo. Ambos lo encontraron súper extraño, pero asintieron de todos modos.

Después de despedirse, Kain y Akane avanzaron al centro del distrito Ino-Shika-Cho, donde estaban las casas de los tres patriarcas. Las casas nunca serían como las grandes pagodas que construyeron los tres grandes clanes shinobis (Hyuga, Sarutobi y Uchiha), pero eran casas con amplios terrenos, frondosos patios frontales y alargadas construcciones. Por lo menos, la casa del patriarca Yamanaka en el frontis medía unos cincuenta metros de ancho. Casi lo mismo que la casa de Hashirama. La construcción, al igual que la mayoría, era de estilo tradicional. El piso estaba puesto sobre tocones que lo elevaban a medio metro del suelo. De vigas gruesas y puertas correderas con cuadritos de papel. El techo era de piedra oscura y doble pendiente. A su vez, todo el terreno estaba cercado por una muralla de madera, con una sola entrada.

Kain se detuvo a la entrada del recinto, donde estaban apostados un par de guardias. Ambos miraron a Kain y Akane con cierta indiferencia. Los dos eran Yamanaka, de pelo rubio. El de la derecha tenía el cabello opaco y corto. Mientras que el de la izquierda tenía el cabello claro, largo hasta los hombros y llevaba una barba de tres días.

-Buenos días- dijo Kain -vengo a ver al patriarca del clan-

El guardia del cabello corto, dijo -chico, no puedes venir y solo pedir una audiencia con el patriarca-

-Lo sé- dijo Kain -es solo que el abuelo Yamanaka. Perdón, el anciano Satoru Yamanaka me dijo que viniera lo antes posible-

El guardia de pelo corto miró al de la melena y él asintió. Entonces, el guardia de pelo corto miró a Kain y le pregunto -¿Tienes algo que indique eso?-

-Claro- dijo Kain, saco la carta que le dio el viejo Yamanaka de su manga y se la tendió.

El guardia tomo la carta, la desdoblo y la leyó de principio a fin. Después miró a su compañero y le dijo -anda a ver si el patriarca tiene tiempo. La carta es real-

El guardia de la melena asintió y entro a los terrenos. Kain y Akane lo esperaron junto al guardia.

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