-Vamos, Kain. Atácame con todas tus fuerzas- dijo Hashirama
Kain estaba en medio del patio restaurado a su antigua apariencia, sin cráteres ni montículos. Sin embargo, por muy plano que se viera todo, el pasto era inexistente. Miraba Hashirama observando su estado natural, con los brazos a los costados y las piernas abiertas a la altura de los hombros. Su rostro era serio y su mirada filosa como una espada. Kain asintió con su pequeña cabeza y dio un salto hacia adelante, avanzando a toda velocidad. Al mismo tiempo, activo su sharingan, elevó sus brazos preparándose para atacar y dio otro saltó hacia la derecha, para luego saltar y atacar a Hashirama con un su pie derecho. Hashirama levantó sus brazos he intercepto el golpe. Sin embargo, cuando creyó que podía tomarle el pie con la mano, esta se convirtió en algo intangible y paso a través de él como si fuera un fantasma. Entonces ocupo su percepción y levantó su otra mano para bloquear la verdadera patada. Gracias a su rápida reacción, Kain quedo suspendido en el aire y tuvo que patear con su otra pierna para poder zafarse. Fue un mal movimiento que le hizo perder a su enemigo de vista por un instante, pero Hashirama se quedó quieto analizando lo que había pasado. Se miró ambas manos y después miró a Kain. Ambos ataques, casi en simultaneo, habían sido por el original. Entonces asintió y entendió mejor lo que había pasado. El niño utilizo un breve genjutsu para hacerle ver un espejismo y atacar desde el otro lado. Sin embargo, fue tan preciso y su control del chakra tan terrorífico que, por el impacto en ambos lados, hubiera jurado que ambos golpes eran reales.
-Continua- dijo Hashirama. A lo que Kain sonrió complacido, porque eso significaba que lo estaba haciendo bien.
Kain y Hashirama continuaron luchando durante toda la mañana hasta que dio la hora del almuerzo y se detuvieron. Después entraron a la casa, se bañaron y cuando estaban listos para ir a comer, llego un hombre. Para su sorpresa e incertidumbre, era un Uchiha. De todos los años que Hashirama llevaba siendo hokage, jamás había venido un Uchiha a pedir ayuda o consejo. Para ellos, él sigue siendo un Senju indigno de su confianza.
El hombre se llamaba Ko Uchiha, un anciano de pelo canoso y espalda encorvada. Vestía igual que los de su época, kimono y sandalias de madera. En su espalda llevaba el bordado el abanico rojo y blanco. Se mostro húmilde y un tanto preocupado. Él solicito una audición a Hashirama y este último como estaba desocupado, accedió. Hashirama condujo a Ko Uchiha a una habitación en donde los dos se sentaron uno frente al otro. Hashirama le iba a pedir a Mito que trajera té como una muestra de cortesía, pero Ko Uchiha lo detuvo.
-Espere- dijo Ko -señor, yo, no necesito esa atención. Solo necesito ver a Naori-sama-
Hashirama frunció el ceño y le dijo -ella no está en condiciones de atender a nadie-
-Yo lo sé, pero es un asunto urgente- dijo Ko
Sin embargo, Hashirama volvió a negar con los ojos cerrados y cuando los abrió, le dio una dura mirada -¿Qué es lo que deseas?- pregunto en tono inquisitivo -si me dices y no es nada perjudicial para su salud, le diré de tu parte-
Ko Uchiha apretó sus puños y se mordió el labio inferior. Entonces asintió y le comenzó a relatar lo que estaba pasando. La generación mayor del clan llevaba bastante tiempo enemistada. Al punto de que muchas de sus últimas reuniones terminaban en intercambios de golpes. Ayer fue el peor día, en donde un miembro del consejo de doce ancianos fue asesinado. Nadie supo quien fue, pero fue a través de un genjutsu, así que suponen que fue uno de ellos.
-¿Por qué nadie me informo de esto?- pregunto Hashirama alzando la voz
-¿Eh?- respondió Ko desconcertado -el asesor Tobirama tenía los informes al respecto. Yo fui con mi hijo, el patriarca del clan, y se los entregamos en persona-
Hashirama quedo congelado con una expresión de asombro. Tomo una profunda respiración y se apretó el tabique de la nariz con la mano derecha -¿Estás seguro?- pregunto
-Sí señor
-Entonces, si tienes problemas ¿Para qué quieres a Naori? Ella está enferma en estos momentos-
-Lo sé, señor- respondió Ko Uchiha -pero en el clan, los ojos te dan una voz en el concilio, y como es la última portadora de mangekyo, creí que los viejos la escucharían-
Hashirama dio un suspiro y le dijo -Naori está muy cansada. Todos los días tenemos que ayudarla en sus necesidades. Ella es incapaz de ayudarte. Sin embargo, yo puedo hacer algo, soy tu hokage-
Ko Uchiha miró a Hashirama como un anciano mira a un nieto ingenuo y negó -solo un Uchiha puede cambiar la situación, si usted se mete, solo empeorara las cosas-
Sin embargo, en ese momento se escuchó una gran explosión y Hashirama se levantó para abrir la puerta corredera que daba al patio y mirar a la distancia. Había una nube de humo negro proveniente del distrito Uchiha.
Hashirama miró a Ko Uchiha y le dijo -vamos, hay que ver lo que podemos hacer-
En anciano se puso de pie y salió corriendo con Hashirama para cruzar el patio y el bosque trasero, hasta salir a una calle y dirigirse al distrito Uchiha. Pasaron por al lado de las casas a una gran velocidad hasta que fueron interceptado por un grupo de Uchihas de pelo cano y otros jóvenes que los acompañaban.
-¿A que debemos la visita del honorable hokage?- dijo un anciano, con la nube de humo negro ascendiendo a sus espaldas. Hashirama podía ver como provenía desde una casa que había quedado derruida.
-Vengo a ver la explosión y quien la origino- dijo Hashirama
-Solo fue un error de alguien al utilizar un explosivo-
-Anciano, sabes, soy el hokage y no necesito pedirte permiso para andar por mi aldea. Hazte a un lado-
El anciano frunció el ceño y activo su sharingan hasta el tercer tomoe. Algunos se anduvieron preocupando, pero el propio anciano parecía estar dispuesto a lanzarse contra Hashirama sin importar las consecuencias. El propio Hashirama negó con la cabeza y solo dejo salir una fracción de su chakra que resquebrajo la tierra y provoco un leve temblor. Eso hizo desistir al viejo y lo dejaron pasar. Hashirama paso corriendo acompañado de Ko Uchiha. Gracias a esto, muchos miraron a este último con malos ojos. Meter a un Senju en problemas de los Uchiha podía considerarse imperdonable. Al menos, entre la vieja generación.
Hashirama llego frente a la casa y pudo encontrar varios cuerpos calcinados, a medio paso de convertirse en esqueletos cubiertos por una pila de hollín. Empezó a buscar entre los escombros y se encontró con el brazo cercenado de un bebé. Quedo pálido en ese momento, para después enfurecerse y dar un poderoso pisotón que se escuchó a decenas de metros. Al mismo tiempo y por el impacto, varias paredes que aún se mantenían en pie, se desmoronaron. El aire dentro de los escombros estaba viciado. Una mezcla de cenizas y carne quemada. Unas murallas resistieron manteniéndose en pie, pero otras estaban a punto de caer o lisa y llanamente, se habían derrumbado. Hashirama continúo revisando y removiendo escombros, tratando de encontrar a alguien con vida, pero le fue inútil. Estaban todos calcinados.
A los diez minutos llego Tobirama con un escuadrón de cuarenta shinobis de otros clanes. Hicieron un perímetro y Tobirama fue a ver a Hashirama que continuaba buscando entre los escombros.
-Hermano- dijo Tobirama con su usual tono de voz apático -déjalo, a simple vista puedo decir que nadie sobrevivió-
Hashirama se detuvo, continúo mirando los restos calcinados y le pregunto en un tono tranquilo -Tobirama ¿sabías lo que estaba pasando?-
-Mm- respondió al mismo tiempo que se cruzaba de brazos -el clan Uchiha ha tenido varios episodios similares a lo largo de su historia. Solo pensé que este sería otro. Si quieres pregúntale a Naori Uchiha, ella fue quien sofoco la lucha de poder en otra época. Tuvo que matar a su madre adoptiva. Bueno, así son los Uchiha, si no se aman, se odian de forma irracional-
Hashirama abrió los ojos en un gesto de incredulidad y se dio vuelta para mirar a Tobirama, el cual estaba hablando de estas cosas de brazos cruzados mientras miraba los escombros. Hashirama frunció el ceño y le dijo -no me vuelvas a ocultar la información-
Tobirama se volteó para mirarlo a los ojos y asintió sin que su expresión cambiara -está bien- dijo -pero el entrometerte en los asuntos de este clan solo generara más problemas. Lo importante es que haya un líder que los detenga o continuaran luchando hasta que todos mueran o lleguen a un consenso-
Hashirama se quedó sin palabras. Miró los escombros y pensó en las vidas que se perdieron. Se suponía que los del clan Uchiha eran los que más se amaban ¿Cómo podían llegar a estos extremos? Entonces el pequeño que entrena con él vino a su mente, con su cabello blanco, ojos tan azules como el cielo y mejillas sonrosadas y regordetas. Él siempre sonreía y lo llamaba "tío, tío" ¿Acaso, también se volverá así? Hashirama negó, quiso creer que el niño estaba siendo educado para que sea una persona de bien y nunca un animal irracional como el que hizo esto. El niño nunca sería podrido por decenas de años de guerra y perdidas. Estaba protegido, estaba siendo educado con amor. Hashirama se agarró la cabeza con ambas manos y agacho la mirada. Quería creer que el niño sería bueno, que sería todo lo que Madara y él nunca serían para este mundo. Entonces, en vez de dejar que las preocupaciones lo invadieran, pensó en que haría lo contrario. En vez de dudar y vigilar a Kain como lo haría un enemigo. Confiaría en él con todo su corazón y lo educaría para que sea una gran persona. Eso sí, pensó en su mente, eso sí es lo correcto.
Entonces tomo una profunda respiración que lo hizo toser, ya que el aire estaba entremezclado con humo negro y olor a carne quemada. Después elevo la vista al cielo y asintió como llegando a un consenso consigo mismo.
-Tobirama- dijo Hashirama en un tono profundo
-Si, hermano- respondió Tobirama
-Has una investigación a fondo. Quiero que me informes de cada detalle-
-Sí-
Entonces Hashirama comenzó a caminar para salir del montón de escombros y encontró a Ko Uchiha -lo siento- dijo -incluso si es por una pelea interna, no puedo dejar que hables con Naori. Está enferma y dudo que pueda hacer algo por tu clan-
Ko Uchiha agacho la mirada y asintió un tanto frustrado por haber fallado en su cometido. Ahora solo les quedaría la lucha interna y la posible extinción. Si tan solo los otros viejos fueran más razonables, pensó. Sintió el palmoteo sobre su hombro y elevo su mirada para ver quién era, pero la persona que estuvo frente a él, ya se había ido. Miró hacia atrás y vio al hokage con su haori blanco, ahora teñido de tizne negro, irse caminando a su casa. Entonces miró en dirección a los escombros y vio al hombre Senju de mirada fría y afilada como una espada de hielo. Vestía como el resto de los shinobis, ropa de combate con la chaqueta verde pasto de Konoha. Él daba ordenes de revisar cada espacio de la casa incinerada. Sin embargo, como Uchiha, era imposible para Ko confiar en semejante persona. Al menos, le era imposible verlo realmente preocupado por su clan.
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