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Apócrifo - Gods land - Capítulo 99

En estos momentos, Kain se encontraba rodeado por un grupo de gente en enormes trajes metálicos que lo apuntaban con grandes ballestas y espadas. Por otro lado, un carruaje volador se elevaba por los cielos nocturnos de la gran ciudad que antes era la humilde Lapan.

Todo esto comenzó cuando el señor Xiao dejo a Kain en un callejón de la ciudad de Lapan. El viejo le había explicado a grandes rasgos como había cambiado la ciudad y cómo funcionaba, pero le advirtió que por sus propios ojos sería todo espectáculo. Después de eso, se separaron y Kain comenzó recién a divisar como era la ciudad. Nada de desierto, nada de humildes casas de un piso o dos pisos. Ahora se había convertido en una enorme ciudad, con edificios de más de diez pisos de altura y luces fosforescentes por todos lados. La gente había dejado sus vestiduras de pobres campesinos y ahora los viejos vestían trajes grises con la forma del uniforme de la universidad mágica. Por otro lado, los jóvenes vestían ropas de colores, más holgadas y llevaban dibujos estrafalarios. Un muchacho de no más de dieciséis años y una muchacha de edad similar, quedaron mirando a Kain casi abrumados por su vestimenta. Demasiado antigua, como si fuera uno de esos fanáticos que les gusta leer libros de cuando aún funcionaba la guild de aventureros.

-Abuelo- le grito el muchacho y la muchacha vestida de minifalda y corsé rojo, se rio a carcajadas.

Kain negó y siguió caminando sin rumbo fijo mientras los escuchaba reír. Por otro lado, parece que el cuero se había vuelto tendencia en la noche, ya que muchos hombres y mujeres llevaban ropas hechas del material. Lo otro que impresiono a Kain, más que las luces y la vestimenta, fue la calidad de los carruajes mágicos. Muchos ni siquiera tenían ruedas, se elevaban por unos cuantos centímetros sobre el pavimento y emitían un vapor azulado que los propulsaba.

-Señor, espere- dijo una mujer joven vestida como académica de la universidad. A diferencia de los jóvenes, esta muchacha se veía sería y educada. Lo importante es que tiro a Kain del brazo y lo detuvo de avanzar por una calle con un farol de tres colores sobre sus carriles.

-Está en rojo- indico la joven de cabello castaño -tiene que esperar a que cambie a verde-

Kain entrecerró los ojos en un gesto de confusión, pero igual asintió.

La joven negó con su cabeza en un gesto exasperado y continuo -tenga cuidado, la vida no es gratis-. Después de eso se apartó a un lado y espero a que la luz cambiara a verde. Una vez que esto paso, camino lo más rápido posible, como si quisiera apartarse de Kain.

Kain la quedo mirando y después cruzo la calle hasta llegar al otro extremo. En esa misma esquina, se encontró con un pequeño parque y se adentró, para después sentarse en una banca. En ese momento, solo un farol de luz blanquecina iluminaba alrededor del banco mientras los árboles alrededor del parque permanecían oscuros.

-Oye abuelo- dijo un muchacho adentrándose a la luz de la banca. Iba vestido con una voluminosa chaqueta y unos pantalones rotos -¿Por qué no apoyas una fundación?-

Kain sonrió sintiendo la animosidad del muchacho y le pregunto -¿Cuál sería esa?-

-La mía, por supuesto- dijo sacando un cuchillo desde su espalda

Kain lo quedo mirando y soltó una carcajada.

-¿De qué te ríes, maldita sea?- grito el muchacho exasperado. Kain lo miró a la cara y lo pudo ver con un rostro marcado por los cortes y el acné.

-Vete- dijo Kain -tengo cosas mejores que hacer que luchar contigo-

El joven molesto, sin ningún miramiento, lo intento de apuñalar en el ojo. No obstante, Kain con un solo movimiento de su mano, le corto la hoja del cuchillo. El trozo de metal cayó al concreto generando un leve tintineo.

-Vete- insistió Kain, esta vez con un mirada amenazante y el muchacho salió corriendo. Después de eso, Kain soltó un suspiro y dijo -no puedo creer que mi ciudad se haya transformado en esto-

Los grandes edificios tan grandes como las torres de un castillo y los carruajes mágicos le gustaban, pero este tipo de gente indiferente y violenta le molestaba. Se pregunto si Sylvia seguía guiando la ciudad. Negó con su cabeza y pensó que a lo mejor, no da abasto.

Al poco rato, Kain escucho unos tacones -¿Señor, puedo ver su identificación?- pregunto una voz femenina

Kain levantó su vista y vio a una hermosa mujer pelirroja en un traje de cuerpo completo hecho de cuero. Tenía placas metálicas en las partes importantes, como el pectoral, los brazos y piernas. A la altura de su cintura llevaba una pequeña falda que apenas cubría su trasero y entrepierna. No obstante, lo importante era la pequeña ballesta que cargaba en el lado derecho de su cintura. Kain con facilidad pudo identificar el modelo, era el mismo que le presento a la reina Ariel en aquella época. Sin embargo, su mirada no pasó inadvertida y puso en estado de alerta a la mujer.

-No los tengo- respondió Kain con calma -pero si puedes hablar con Sylvia, la persona que dirige la ciudad, puede respaldar mi identidad. Ella es de la raza alada-

La mujer frunció el ceño y lo apuntó con la ballesta de mano -burlarse de la autoridad y negarse a mostrar sus documentos- dijo en un tono coercitivo -creo que usted debe acompañarme a la comisaria-

Kain sonrió, porque para empezar no sabía que era eso, pero no le gusto que esta niña le hablara en ese tono. Se preguntó si ya nadie respetaba a nadie. El hecho es que se puso de pie y comenzó a caminar en la dirección en que se fue el delincuente.

La mujer lo siguió apuntando y cuando vio que ya se estaba alejando demasiado de la luz, le dijo -deténgase, le he dicho que se detenga, no me fuerce a utilizar la fuerza-. Como Kain no respondió en ningún momento y tampoco se detuvo, la mujer le disparo, pero solo se escuchó el rebote del proyectil, como si estuviera chocando contra una placa de metal. La niña levantó el arma llena de incredulidad y la examino por todos lados. No obstante, de repente sintió que algo la atenazaba por el cuello y la elevaba del suelo. Cuando miró hacia abajo, vio al gran elfo levantándola con una mano. La mujer se sintió aterrorizada mientras sus pies colgaban en el aire. Su fuerza no servía, así que solo apuntó hacia adelante y disparo sin discriminar a donde le daba. Sin embargo, Kain en ningún momento fue herido y solo después de que disparara todos los tiros, la arrojo al suelo. La mujer se puso a toser mientras se acariciaba el cuello y se arrastraba empujándose con sus piernas, en un intento de huir.

-Muchacha, no mal entiendas tu posición- dijo Kain -puedes tener la fuerza, pero eso no quiere decir que no haya gente más fuerte que tú. Además, tu juguete a lo sumo puede herir a un santo de la espada, pero contra un rey es ineficaz-

La mujer abrió los ojos grandes, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando. Todavía existían ese tipo de artes, pero por lo menos en Lapan, hacía veinte años que se habían prohibidos las espadas y esas cosas. Hoy en día solo era parte del entrenamientos de las fuerzas del orden y la milicia. Miró a Kain desvanecerse en la oscuridad y se preguntó ¿Quién era? Después de todo, en Lapan los fanáticos de la lucha no tenían cabida.

Por otro lado, Kain se alejó por unos metros y escucho claro que la mujer hablaba con alguien y llamaba refuerzos. Como no entendía que estaba haciendo, Kain la dejo ser y siguió caminando por la jungla de cemento.

Siguió avanzando por la vereda y mirando a los transeúntes de esa hora. Eran como las doce de la noche y por lo menos en este lado de la ciudad, no había mucho tránsito de vehículos ni gente deambulando. Una vez que llego a la esquina, hizo lo que la joven le enseño y espero a que cambiara la luz de color. Sin embargo, en ese momento un zumbido en los cielos lo alerto. Puedo distinguir un gran carruaje volando a unos veinte metros por encima de él y unas luces segadoras lo apuntaron. Kain levantó su mano para cubrir sus ojos y escucho una voz ensordecedora.

-Señor, quédese donde esta, esta es la policía de Lapan. Si se resiste al arresto nos obligara a tomar medidas más serías-

Por su parte, Kain sonrió al ver tal maravilla tecnológica. Por alguna razón comenzó a aplaudir y a sentirse feliz por su hijo. Se dijo en su mente que seguro Elías había hecho tal cosa, seguro su hijo lo había diseñado. No obstante, toda su alegría se vino a pique cuando un grupo de caballeros acorazados lo rodearon. Todos eran más altos que él por medio metro, con grandes espadas y enormes ballestas que sujetaban con ambas manos. Por otro lado, a la altura de sus ojos llevaban una especie de luz que formaba una línea azulada.

-Levante las manos- dijo una voz metálica -he dicho, levante las manos-

Kain tomo una profunda respiración e hizo lo que le dijeron -hablen con Sylvia Dragonroad- respondió -ella puede hablar por mí, es mi nuera-

Sin embargo, el caballero acorazado no lo escucho y se acercó paso a paso mientras lo apuntaba con la enorme ballesta -guarde silencio- dijo -todo lo que diga puede ser utilizado en su contra…-

-Quien quiera que seas, no me molestes, haz esto rápido y llama a Sylvia, así me dedico a mis negocios de inmediato-

Esas palabras al parecer enfurecieron al caballero acorazado, porque se lanzó contra Kain y le intento de pegar con la culata de la ballesta, pero su golpe no tuvo grandes resultados.

Por otro parte, Kain sintió un leve piquete, como el golpe de un rey de la espada. No obstante, no había intención en ese golpe, ni energía, solo era la fuerza del movimiento y el peso de la armadura.

-En un principio, se creó esta ciudad para que hubiera gente civilizada- dijo Kain como si nada, aun con las manos levantadas -parece que el fundador fallo su cometido-

-Cállate, ruidoso- dijo la voz femenina que en un principio lo detuvo, abrió la mascarilla de la armadura y dejo ver sus delicados rasgos por un pequeño agujero -¿Por qué mierda eres tan duro?-

-Porque soy más fuerte que tu- respondió Kain con una gran sonrisa

-Oficial, Lia- dijo otro caballero acorazado en una actitud más relajada -él no quiere luchar, dedíquese a arrestarlo por favor-

-¡Pero capitán!- se quejó Lia -este maldito me ahorco-

-Y por eso puede levantar cargos en su contra, pero eso no le da derecho a utilizar su posición para zanjar una rencilla personal-

-Por fin alguien sensato- dijo Kain medio en broma y medio en serio. El problema fue que lo dijo muy fuerte y algunos oficiales se rieron, haciendo enojar aún más a Lia.

-Maldito, ya verás- le susurro en un tono mordaz mientras colgaba la gran ballesta en su espalda, saco un cuadrado metálico de su cintura y se lo puso en las muñecas. Después saco una aguja del dedo índice derecho de su armadura, le inyectó algo al cuadrado metálico y una energía azulada le aprisiono las manos a Kain. Una vez que Kain quedo reducido, ella lo condujo a un carruaje mágico y le susurro -ya verás, cuando estés en el calabozo arreglaremos cuentas-

-Eso sería interesante de ver, me pregunto si eres más fuerte que Orsted para prometer tal cosa-

Lia no le presto mucha atención a las palabras de Kain, estaba furiosa porque la trataron como a una debilucha. Pero el capitán de los caballeros acorazados, frunció el ceño mientras veía una serie de signos en el visor interior de su armadura. Según el escáner que había practicado en Kain, su mana no podía ser cuantificado.

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