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Apócrifo - Gods land - Capítulo 53

Jason se despertó en un mundo gris, sin matices ni colores más allá del negro o el blanco. Por la forma y dureza, estaba tendido sobre un suelo árido y agrietado. Las incisiones en la tierra eran profundas, así que pensó que la tierra no había sido hidratada en meses, quizá años. Trato de levantarse dejando salir un gruñido y levanto una pequeña polvareda con su tufo. Se apoyo en las palmas de sus manos y se levantó forzando sus brazos empujando contra el suelo. Una vez que estuvo en pie, ni siquiera escucho los sonidos del mundo. No se escuchaba el viento ulular, ni las aves cantar, ni a los insectos zumbar. Se dio la vuelta mirando hacia todas las direcciones, con los parpados juntos como si quisiera enfocar su vista, pero lo único que puedo ver, fue un pradera árida detrás de él y por delante una montaña boscosa.

Como no se veía nada en la pradera más que espinos, tierra y piedras, decidió ir a la montaña. Por lo menos, aunque no hubiera sonido, le pareció un lugar mas reconfortante que quedarse en un lugar desértico.

Era increíble el cambió que había, solo una pequeña división rocosa, por la que seguramente antes pasaba un rio, hacia la diferencia. Del lado de las montaña todo estaba floreciendo y lleno de vitalidad. Mientras que del otro lado todo estaba muerto y reseco. No obstante, entre el desierto y la montaña no había mucha diferencia en el sonido, no se escuchaba nada, como si estuviera en un limbo entre el mundo espiritual y el mundo físico.

Jason se adentro en el bosque, subiendo por la montaña mientras pisaba la hojarasca, la cual debería crujir y alertar a cualquier depredador que estuviera en las proximidades, pero eso no pasaba. Otra cosa es que el viento pareció estar estancado y quedo a medio camino de mecer la copa de los arboles. De repente, Jason camino hasta una mariposa sobre un flor silvestre, literalmente volaba, pero sus alas se habían detenido en medio del vuelo.

Jason miró alrededor y sintió el temor de conocer todo lo que estaba a su alrededor, pero no vivir en el mundo que siempre conoció.

-¿Cuánto tiempo me vas a hacer esperar?- dijo una voz que sí emitió sonido, parecía que viajaba en el espacio y sonaba como si estuviera en un cueva. Provenía de mucho mas arriba, pero dentro todo, eso no importaba. Lo que le importaba a Jason fue que tenía un soporte del cual sujetarse. El era su maestro, la persona que les enseño a combatir y creyó en ellos desde que eran unos don nadie. Él y su diosa fueron tan buenos como sus padres, ambos estrictos como ellos solos, pero buenos maestros y consejeros.

Jason dejo la mariposa suspendida en el aire y continuo caminando por el bosque gris. No obstante, a medida que iba subiendo la montaña, los árboles se tupian unos con otros y los senderos desparecían. Tuvo que ir saltando por entremedio de ellos o rodeándolos liza y llanamente. A medida que continuaba subiendo, aumentaba la hojarasca y el suelo se volvía mas resbaladizo. El camino se puso aun mas oscuro y su campo de visión lo ocupaban los arboles de pino y eucaliptus. Grandes, frondosos y milenarios. Si los mirabas desde la base parecían alcanzar el cielo.

-Apúrate Jason- dijo la voz de su maestro

Jason sonrió y empezó a correr, le era un poco difícil porque la tierra negra como la noche, parecía húmeda y resbaladiza. No obstante, de repente vio a un ciervo en una postura elegante y señorial. De un gran porte con astas que podían empalar a dos hombres a la vez. Sin embargo, estaba quieto, ni siquiera su mirada parecía percatarse del estado en el que estaba el mundo. Jason quiso ir a tocarlo, ya que es muy difícil acercarse a esos animales sin que te ataquen, pero recordó a su maestro, él lo esta esperando un poco más arriba. Él debe tener las respuestas, pensó Jason.

Mientras Jason seguía subiendo por la montaña sin sonido, recordó que esta mañana se había levantado a duras penas. Le dolía el cuerpo por todas las golpizas que recibió el día anterior. Él solo se quería vengar un poco por todas las veces que su maestro lo había maltratado en medio del entrenamiento, no era necesario que se enojara, solo era una broma.

Por otro lado, una vez que llego al comedor, encontró a su diosa Hera junto a las otras mujeres de su maestro y los niños. Todos los pequeños estuvieron felices cuando llego junto con sus hermanos, le gustaba esa sensación, también le gustaba que su maestro se sintiera molesto. No es que fuera mejor que él, pero a los ojos de los niños lo era. Su maestro se ponía celoso y eso le gustaba, siempre decía "que tienen de genial el trio de idiotas".

Jason se quiso reír al recordar la mirada celosa que le daba su maestro, pero el mundo no lo acompaño y aunque hizo el gesto de reírse, el sonido no salió. Gracias a esto, Jason se detuvo y sintió que su corazón palpitaba con fuerza. Esto no era normal, se dijo. Esto no debería estar pasando, era antinatural, incluso más que el falna, el poder de los aventureros y cualquier cosa que el haya conocido o escuchado ¿Qué clase de monstruo podía colocar al mundo en tal estado? Era como si el tiempo se hubiera congelado.

Cuando pensó eso, una risa viajo por todo el bosque. Muy diferente de la voz de su maestro que se escuchaba como aprisionada en una cueva, esta viajaba más allá del tiempo y el espacio, como si nada la pudiera detener. Por otro lado, sonaba vieja y sabia, como si hubiera sobrevivido a muchas vidas y muchas batallas.

Jason tomo una gran respiración y se puso en marcha otra vez, era intrigante, pero mientras no supiera que estaba pasando, era mejor no lanzarse a la aventura. Cuando era joven podría haber seguido la voz y haberse olvidado de su maestro, pero ahora había madurado, por no decir envejecido. Sabía muy bien el precio de seguir los instintos sin pensar en las consecuencias, así se diezmaban las familias y así morían los aventureros. No fue solo una vez que lo vio, sino que fueron ciento de veces. Como decía su maestro, el conocimiento los protege y los potencia para sobrevivir a todo lo que pueda venir, no había que precipitarse.

Así que Jason siguió subiendo hasta llegar a un claro en medio de las montañas. La tierra había sido aplanada como si fuera el suelo de un cuadrilátero. Seguía siendo de tierra negra, medio humedecida y suelta, pero era mejor que estar todo el tiempo subiendo una pendiente. Una vez que llego ahí, encontró dos lanzas negras en el centro del claro y al otro extremo, a su maestro sentado encima de una roca. Tenía la pierna derecha recogida y la sujetaba con ambos brazos mientras apegaba la rodilla al pecho. No obstante, en cuanto lo vio, sonrió y de un salto, bajo de la roca. Cayo a tres metros de las lanzas y empezó a caminar.

-Gracias a dios apareciste muchacho- dijo Kain con una sonrisa -ya me estaba dando sueño-

Jason trato de explicarse, pero su voz no salía. Así que le hizo el gesto de que no podía hablar. Por su parte, Kain soltó una carcajada y le dijo -puede que sea el karma, a lo mejor mucha gente quería que te callaras por algún momento-

Jason frunció el ceño y levanto su palma izquierda para después golpearla con su puño derecho varias veces. Después lo apunto con el índice derecho.

Kain llego al centro y tomo una de las lanzas, sonrió ante tal mímica y le dijo -no te preocupes, vas a poder desquitarte en este momento-. Entonces movió la lanza que tenía en la mano derecha y golpeo la que había quedado clavada en el suelo.

-Ahora vamos a luchar con esto, seguro que subes de nivel, pero ten cuidado, también podrías morir-

Jason abrió los ojos como platos, fue corriendo rápidamente y tomo la lanza. Después dio un salto hacia atrás y se puso en posición de combate. Era mejor estar preparado, pensó. Este viejo sin vergüenza lo quería golpear a solas y no estaban sus hermanos para darle soporte. Frunció el ceño con enojo y le mostro el dedo medio.

Kain soltó una risita y después se puso serio -estoy molesto Jason, te enseñe esa técnica especial, algo que podría desbalancear cualquier tipo de lucha, pero solo la haz perfeccionado el primer nivel al cuarenta por ciento. En sesenta años solo haz llegado a ese nivel. En verdad, me siento muy molesto-

Jason miró al suelo y se sintió avergonzado. De los tres, él fue el único que por decirlo así, recibió algo especial de su maestro. No obstante, no importa cuando intente controlar su energía, no importa cuánto intente dominar los cien movimientos, ese es su límite. Al menos, así él lo decidió hace diez años, cuando vio que por mucho que practicaba, no lograba avanzar en la técnica.

-No te preocupes- dijo Kain. Jason levantó la mirada y lo vio sonreír de manera siniestra -te enseñare lo terrorífico que puede ser este estilo de lucha, de esa manera, te daré el siguiente impulso-

Jason sintió que un escalofrió le recorrió todo el cuerpo e intento escapar. Se dio media vuelta con dirección a la pendiente de la montaña boscosa y a las planicies áridas. Se movió a toda velocidad mientras que sentía que su rostro se llenaba de sudor. Su instinto y su mente le decían que corriera, que no se quedara, que sería su fin o lo más cercano a eso. Su lógica le dijo que su maestro nunca lo mataría, pero su instinto gritaba que corriera.

No obstante, fuera de toda su imaginación, solo parpadeo por un segundo y al abrir sus ojos, encontró a su maestro parado frente a él. A unos cinco metros por delante y con una aterradora sonrisa. Jason sentía que su corazón le latía con fuerza, que estaba a punto de explotar, pero cuando su maestro tomo la lanza y se puso en posición de combate, sintió que la punta de la lanza le perforaba el cerebro por la mitad. En su miedo, miró hacia los lados buscando una salida, pero no veía nada más que un bosque oscuro.

-Deja de soñar, Jason- dijo Kain mientras tomaba la lanza con ambas manos -de lo contrario, morirás-

Jason trago saliva, no se escucho, pero al menos, así lo sintió. Se puso en posición de combate, como si fuera un lobo listo para saltar sobre su presa. No obstante, el lobo tenía las dudas de si moriría reventado por el otro lobo. Era uno mas viejo y mas fuerte que él, la pequeña broma de ayer le dio confianza, pero no la necesaria como para pensar por un momento en que lo podía vencerlo en combate abierto. Mucho menos sin sus hermanos presentes.

-Jason, Jason, Jason- dijo Kain en un tono bromista -mi muchacho mas talentoso y enérgico, quien iba a pensar que eras un cobarde. Lucha- dijo Kain tomándose una pausa y después continuo en un tono frio -o muere-

A Jason le temblaron las manos, pero reforzó su agarre sobre la lanza con mas fuerza y se preparo para lo peor. No obstante, antes de que pudiera reaccionar, Kain dio un rápido salto hacia adelante, subiendo la pendiente a una gran velocidad y lanzo una poderosa estocada.

Jason ni siquiera pudo reaccionar, solo sintió que había sido apuñalado cerca del corazón. Sus ojos se volvieron grandes y llenos de temor. No obstante, eso a Kain no le importó, solo sonrió y dijo -entonces muere-

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