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Apócrifo - Gods land - Capítulo 15

Una hora después, Rómulo estaba viendo el pequeño enfrentamiento entre Kain y Maxim. Estaba apretando sus puños para no saltar a la arena y defender al muchacho. Jason y Odiseo estaban a su derecha e izquierda como medida de precaución para detenerlo. Como personas que pasaron por el mismo tipo de entrenamiento, entendían bien la mentalidad de su maestro. Él no sería tan insignificante como para golpear a alguien por puro gusto, ni mucho menos sería severo con alguien que no tenía posibilidades de mejorar. Así que en estos momentos estaba disciplinándolo a su manera. En solo media hora, Maxim había mejorado un cincuenta por ciento su estilo de lucha. Claro, a base de golpes y castigos. Ahora tenía toda la cara hinchada, sangraba por la boca y la nariz, su postura se estaba desmoronando poco a poco. Pero ni por asomo reflejaba en sus ojos la necesidad de rendirse. Al contrario, se veía la ambición en su mirada y el deseo de seguir combatiendo hasta el final.

Por otro lado, el resto seguía mirando el combate desde las gradas. Las chicas de la guild miraban solo de soslayo, aunque han visto muchas cosas, era difícil mirar tal tortura.

-¿Por qué está abusando de Maxim, Capitán?- pregunto Alfia a la izquierda de Jason

-No lo hace, pequeña- respondió Jason -al contario, lo está puliendo. Si tuvieras la suficiente habilidad, te darías cuenta que la tecnica de Maxim es más estable ahora, además de que cuando ataca, no pierde su forma ni su técnica-

-Solo puedo ver que su maestro lo esta castigando-

Jason se rio -no es tan así, mira- dijo Jason volteando a la izquierda y levantando la palma de sus manos hacia arriba a la altura de su estomago -coloca tus palmas sobre las mías-

Alfia puso sus pequeñas manos sobre las grandes y robustas de Jason. Entonces él continuo con su explicación -yo voy a intentar golpear el dorso de tu mano, mientras que tu tratas de evitar el golpe ¿bien?-

Alfia asintió y Jason sonrió mientras trataba de reducir su fuerza hasta alcanzar la de un nivel tres. Después de eso, Jason movió su mano derecha y le pego en el dorso de la mano izquierda. Alfia frunció el ceño, pero lo siguió intentando hasta lograrlo.

-Ves- dijo Jason en un tono amable -mi fuerza y velocidad, es similar a la de un nivel 3. Tu eres un nivel 2, así que no deberías poder seguir mis movimientos. Pero ya ves, lo lograste. Esto pasa porque al sentir dolor, el cuerpo va aprendiendo a moverse con la finalidad de evitar el daño. Por eso, en vez de tirar de todo tu brazo hacia atrás para evitar el golpe, solo moviste tu mano hacia el lado. De esa manera, con un poco de perspicacia evitaste mi golpe- Jason saco sus manos y puntualizo -es lo mismo con Maxim. Cada vez que pierde su técnica, forma o baja la guardia, mi maestro lo castiga. De esa manera, su cuerpo aprende por instinto a no descuidar ninguna de estas cosas-

-Me parece barbárico- dijo Alfia

-Sí, bueno- dijo Jason divertido -si Maxim no tuviera el talento, el maestro no le exigiría tanto-

-¿También fue así con usted?- pregunto Meteria desde el asiento de atrás, unos veinte centímetros más alto.

-Sí- respondió Jason -fue una época difícil, pero nosotros queríamos ser grandes aventureros. El viejo nos golpeo con todo, casi desfallecimos algunas veces, pero perseveramos-

-¿Usted lo respeta mucho?- pregunto Meteria

-Sí, por supuesto. Él creyó en nosotros cuando recién llegamos a Orario. En esa época éramos pequeños aventureros-

-¿Usted lo quiere mucho?-

-Mas que quererlo, lo respeto. Si tuviera que querer a alguien, sería a la tía Catalina. Era la esposa del maestro. Ella fue muy buena con nosotros, nos trato como a pequeños hermanos. Incluso regañaba al maestro cuando él era muy duro con nosotros. Jajaja, ella era muy divertida-

-¿Por qué?-

-Ella se veía como una dama noble, muy bella, pero cuando hablaba dejaba salir un montón de improperios. Tenía una actitud muy poco femenina. Incluso vestía como la mayoría de los hombres, con pantalón y chaqueta-

-A mi me gustaba cuando nos regalaba helado en verano- dijo Aquiles

-A mi también- respondió Jason

Unas gradas mas arriba, Isabel pregunto -¿Qué paso con ella?-

Jason negó con una mirada tristeza -ella era humana- dijo -fue aventurera por un tiempo, pero después lo dejo. Así que como la mayoría de las personas, murió por la edad. Cuando la conocimos ya tenía más de treinta y eso fue hace más de setenta años-

Poco tiempo después el combate termino, Jason y Odiseo dejaron ir a Rómulo a ver al muchacho. No fue necesario, ya que cuando Maxim se desmayó, Kain lo sano con su magia. Ahora solo estaba agotado después de recibir una paliza y perder una buena cantidad de sangre. Por lo demás, estaba bien. Kain le advirtió a Rómulo que mañana tendría al muchacho molestándolo aún más temprano de lo usual. Rómulo solo suspiro, le dio una mirada llena de aprensión, pero sabiendo que este era el lógico resultado, lo dejo ser. Trajo a Maxim pensando que Kain lo ayudaría con unos cuantos punteros, pero no esperaba que el muchacho mejorara tanto. Fue una gran sorpresa.

Media hora más tarde, todos se retiraron a sus casas. Todos fueron encaminados en carruajes, salvo Kain que quería caminar. La brisa nocturna estaba agradable, pero por alguna razón, Isabel lo acompaño. También dijo que quería caminar. Kain le miró los zapatos, lo más probable es que le dolerían los pies después de un par de cuadras. Eran zapatos bonitos, pero rígidos. Pensó que si eso pasaba, solo la enviaría en un carruaje a su casa. Así que Kain e Isabel caminaron desde el portón de la familia Hera. El cielo estaba estrellado y las calles casi vacías. El camino era iluminado por farolas mientras que el único sonido que se escuchaba era el de las pisadas sobre la vereda. Isabel se había quitado su sombrero de ala ancha e iba caminando exhibiendo su lindo vestido amarillo. Su cabello rubio iba arreglado igual que la otra vez, en una larga trenza que le llegaba hasta la mitad de la cintura. Su rostro tierno iba mirando por donde avanzaba y de vez en cuando, le daba breves miradas a Kain, cómo si estuviera esperando algo.

Por su parte, Kain caminaba mirando el cielo estrellado, por supuesto, muy consciente de la mirada de Isabel. No la entendía mucho, se suponía que como la mayoría de las chicas de Orario, estaba loca por Jason y sus hermanos, pero ahora estaba encaprichada con él. Kain negó con su cabeza y sonrió, al final pensó en su mente ¿Quién las entiende?.

-¿Qué te pareció hoy?- pregunto Kain mientras seguía avanzando -¿arrepentida de haberme escuchado?-

Isabel elevo su rostro y miró a Kain con sus grandes ojos, esbozo una linda sonrisa y le dijo en un tono divertido -para nada, fue demasiado estimulante al final, pero la pase muy bien-

-¿Qué te parecieron mis muchachos? Son buenos chicos-

La sonrisa de Isabel se hizo más grande y en un tono de incredulidad, le dijo -nunca, ni en un millón de años se me hubiera ocurrido que tú eras su maestro-

-Bueno, digamos que los ayude un poco, pero casi todo su logro se lo deben a su propio esfuerzo-

Isabel se rio tapándose la boca en un gesto encantador -después de escucharte el otro día, esas palabras no te convienen para nada-

-Oye, eso es calumnia-

-No lo creo- dijo Isabel sonriendo como un ángel

-¿Cómo van tus pies?- pregunto Kain

-Ah, eso, bueno, por ahora voy bien-

-Dime ¿Por qué querías caminar?-

Isabel se sonrojo en ese momento y respondió de manera esquiva -¿Quién sabe? Solo me dieron ganas-

-Bueno- respondió Kain levantando los hombros con indiferencia -si te duelen los pies, me avisas y llamamos un carruaje-

-Pero la noche esta tan linda- respondió Isabel

-Sí, pero no vale la pena auto torturarse-

Siguieron avanzando por la calle y a medida que se acercaban al centro de la ciudad, se empezaron a ver más personas. Isabel se acercó más a Kain y este último le ofreció su ante brazo derecho para que ella se afirmara. Isabel sonrió y le tomo el brazo, de esa manera siguieron caminando por tres cuadras. Hasta que Isabel empezó a ralentizar su paso, no le dijo nada a Kain y solo le aviso cuando ya no podía más. Kain la llevo debajo de una farola y la hizo sentarse en la solera de la vereda. Le reviso el pie y la sano con su magia, le indico que no se aguantara, que hacer magia no era un inconveniente.

-Gracias- dijo Isabel mientras veía a Kain hincado sobre su rodilla derecha mientras le volvía a colocar su zapato.

-No hay problema- respondió Kain con una sonrisa

Al llegar a la torre de Babel, caminaron por dos cuadras hasta llegar al principio de la zona sur-este. Se detuvieron en la esquina de un cruce y se propusieron despedirse. Fue un poco difícil para Kain, ya que Isabel agachaba la mirada, con las mejillas claramente sonrojadas. Así que se dispuso a hacer su movimiento.

-Isabel- dijo Kain

Ella levanto su rostro ovalado mientras esbozaba una tierna sonrisa. En ese momento, Kain se agacho y le dio un pequeño beso en los tiernos labios. Después se separó de Isabel y espero su reacción.

Bueno, para empezar estaba sorprendida. Ella se cubrió los labios, se puso roja como un tomate y murmuro -te dije que no iba a salir contigo-

-Bueno- respondió Kain -si me odias, detenme-. Entonces Kain se agacho de nuevo para besarla. Esta vez fue lento, muy lento, y no se acercó de inmediato. Solo cuando notó qué Isabel estaba dispuesta a besarlo, Kain se acercó por completo. Por otro lado, Isabel elevó su rostro y estiro sus labios formando un capullo de flor mientras cerraba los ojos y entrelazaba sus manos. Parecía el beso de una niña. Así que Kain tuvo que tomar la iniciativa. La abrazo por las caderas en un gesto suave y la beso con ternura, hasta transformar el beso en uno apasionado. Por otro lado, Isabel se colgó de cuello de Kain mientras se dejaba llevar por el sentimiento.

Después de unos cinco minutos, Kain e Isabel separaron sus labios y se miraron a los ojos. Ella tenía una mirada alelada, como si estuviera borracha -no esperaba esto- dijo

Kain sonrió, acerco su nariz y rozo la de Isabel -si te gusta esta bien ¿Te gusta?-

Isabel esbozo una linda sonrisa sin apartar los ojos de Kain -sí- susurro -me gusta mucho-

Después de eso, Kain acompaño a Isabel por dos cuadras con dirección este y la dejo en su casa. Kain esperaba que lo invitaran a entrar, pero Isabel se excusó diciendo que vivía con sus padres. Así que Kain aparto esos pensamientos de su mente. Solo le dio un pequeño beso y espero a que ella entrara. Miró como al subir una pequeña entrada de escalones, sus nalgas se remarcaban por la falda. Ella abrió la puerta y una vez que paso, se dio la vuelta y le lanzo un beso. Kain sonrió y una vez que ella cerró la puerta, se fue para su casa. No obstante, escucho un estridente "kya" y después una risa tonta. Kain miró con su visión espectral y encontró a Isabel abrazando algo contra su pecho, lo más probable su sombrero de ala ancha mientras daba vueltas como si estuviera bailando. Kain sonrió y esta vez, si se fue para su casa.

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