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Capítulo 67 - ¿Bergarito?

Después de que Rudeus se casó con Sylphiette, pasaron medio año en total tranquilidad. Mas allá de las personas con las que se relacionaban a diario, el resto de la gente no supo mucho de ellos. Así que a menos que fuera Kain a visitar a Sylphiette, no sabía nada de ella. No obstante, el sexto mes de matrimonio dejaron caer una bomba. Sylphiette estaba embarazada. Kain casi sale corriendo a golpear al mocoso Greyrat. Sus tres hijos mayores tuvieron que retenerlo y poco menos que sacrificarse para que su prima no se convirtiera en viuda. Solo a la semana siguiente, Kain fue a ver el estado de Sylphiette. Ese día estaba cayendo nieve en Sharia y ella estaba trabajando para la princesa Ariel. Cosas de Sylphiette, así lo planteo Ariel, que vio el claro disgusto en el rostro de Kain. Por otro lado, Kain tenía mucho de que quejarse, pero en cuento miró a Sylphiette, no supo que decir. Una vez que se quitaba las gafas, tenía un rostro maternal, rebosante de felicidad. Al final Kain no dijo mucho, solo le deseo la mejor de las felicidades y le dijo que se veía hermosa. Sylphiette como siempre respondió sonrojada y abrazo a Kain.

Sin embargo, hay gente que le gusta desafiar su suerte y para el siguiente mes, Rudeus se iba a ir de viaje. Como resultado, Kain estaba furioso en ese momento. Quería arrancarle las extremidades una por una. Esta vez nada lo salvaría. Así que para apaciguar a Kain, tuvieron que interceder las esposas. Todas. Fue la única forma de que Kain calmara su rabia. Para más remate, el siguiente fin de semana a la noticia, Elinalise le fue a pedir a ayuda.

En ese momento, Kain estaba en su mansión en Sharia. Toda la familia Dragonroad estaba reunida al calor de la chimenea. La sala de estar estaba llena, abarrotada de ocho hermosas mujeres y sus diez hijos. Tres de ellos ya eran adultos y estaban con sus parejas a su lado. Así que la multitud solo seguía sumando, mientras Kain estaba sentado en un sillón y los miraba conversar. En esos momentos se estaban riendo, ya que Ars contaba como casi la había cagado en medio de una presentación de la universidad.

Catalina siempre estaba buscando maneras mas entretenidas y dinámicas de hacer clases. Así que les había pedido que estudiaran un tema en especifico y lo presentaran delante de todos. Los tres grandes habían hecho sus propios grupos y competían entre ellos. No obstante, vivían en la misma casa, así que por lo usual compartían y conversaban. El hecho es que los tres grandes el día anterior a la presentación se habían puesto a beber, confiados de que habían hecho todas sus cosas.

Cuento corto, las cosas no salieron tan bien como lo esperaban, sobre todo para Ars. El muchacho estaba en medio de su presentación cuando le vinieron dolores de estómago.

Para relatarlo lo mejor posible, Ars se había ganado delante de la chimenea y sus hermanos más pequeños lo miraban con sonrisas rebosantes de diversión. Ars se agarraba el estómago con ambas manos y ponía una cara tonta mientras los niños se reían de las locuras de su hermano. Por otro lado, las mujeres también estaban muertas de la risa, eran más recatadas, se tapaban la boca, pero igual se reían. El solo hecho de imaginar al imponente lancero urgido en frente de una multitud y apunto de cagarse en sus pantalones, les provocaba risa. Por otro lado, a diferencia de Kain Jr que era serio y Elías que era demasiado intelectual, Ars era solo risas y buena voluntad todo el tiempo. Un poco desafiante y altanero, pero eso solo lo hacía ver más carismático.

Kain solo se reía al escuchar a su hijo hasta cuando alguien golpeo la puerta de la sala de estar y los interrumpió. Al abrirse la puerta, lo primero que se asomó fueron un par de orejas largas acompañadas de una cabellera rubia arreglada en grandes tirabuzones. Después se asomó un rostro amigable muy conocido entre los dueños de casa, sobre todo entre los más pequeños. Los niños eran sus fanáticos. Una vez que Elinalise sonrió, los niños se pararon de sus asientos, gritaron "abuelita" y corrieron a buscarla.

Elinalise se vio sobrepasada por los pequeños, la llenaban de besos y abrazos uno tras otro. Incluso hubo una pequeña discusión, pero Elinalise como una chica popular, supo calmar la situación. Al final, todo el mundo escuchaba a la y querían a la abuelita. Después de eso, se acercaron los adultos a saludarla. Por último fue el turno de Kain. Fue un abrazo apretado y sentimental. Ambos llevaban medio años sin conversar. Elinalise estaba un poco molesta con Kain por su negativa en aceptar a Rudeus. Para ella no era un mal muchacho y solo atribuía las preocupaciones de Kain a celos.

-¿Cómo estas Ma?- le pregunto Kain en un susurro sin soltar su abrazo.

-Bien, bebé- respondió Elinalise con ciertos sentimientos encontrados. No es que haya dejado de amar a su hijo, pero no le gustaba su actitud. No obstante, igual disfruto el contacto con un pedazo de su propia vida.

-Veo que no me vienes a ver- dijo Kain

Elinalise puso una sonrisa incomoda y Kain suspiro. Después se dio la vuelta y miró a su familia.

-Sigan sin mi- dijo Kain -voy a hablar con su abuela y mas tarde vuelvo-

Todos asintieron sintiendo el aire incomodo que había entre la madre y el hijo.

Kain invito a Elinalise a subir al segundo piso, a una sala de lectura que tenía para uso personal. No era muy grande, de diez metros de largo por cinco de ancho. Solo había un estante, dos sillones de terciopelo, una mesa de centro y una chimenea. Nada más. Una vez que Kain cerró la puerta, encendió la chimenea y lanzo su magia "Luz solar dadivosa" algo que agradeció Elinalise.

Kain le ofreció asiento y saco una botella de vino de su anillo. Lo acompaño con dos copas y las sirvió. Después le acerco una a Elinalise y bebieron en silencio. Solo una vez que acabaron la primera copa y se sirvieron una segunda, comenzaron a conversar.

-¿Cómo has estado?- pregunto Kain mientras agitaba su copa en un movimiento circular y degustaba el ligero aroma del vino

-Bien, bebé. Estudiando en la universidad. Es bastante divertido- dijo Elinalise -¿Y tu?-

-Ocupado con la empresa. Victoria últimamente esta pensando en extender sus operaciones a los otros continentes. No sé a ciencia cierta si esta bien, pero vamos a intentarlo-

-¿Y mis otras nueras?-

Kain dejo la copa sobre la mesita de centro, entrelazo sus manos y comenzó a relatar en un tono monótono y sin energía.

-Lilia ayuda a Victoria, pero últimamente se preocupa más de las joyería. Como estoy en la empresa todo el tiempo, no es ningún inconveniente. Catalina está haciendo sus clases en la universidad. Maaya está ocupada con el entrenamiento de Sakura y la academia militar. Reida está entrenando a Ibania y de vez en cuando, enseñando a Isolte. Therese es una prestigiosa capitana de los caballeros de Millis. Así que ahora pasa la mayor parte del tiempo entre papeles y burocracia. Barbara pasa sus días jugando con Anise y mis otros hijos. Si no, está conversando con sus amigas de Asura o con Claire, la madre de Therese-

Otro silencio incomodo se instalo y solo se miraron el uno al otro durante un instante. Como Elinalise no decía nada, Kain le dijo -por tu cara puedo decir que no viniste a verme. Dime ¿En que te puedo ayudar?-

-Eso no es cierto- dijo Elinalise algo incomoda -es solo que, bueno, es verdad, no solo vine a verte. Veras, voy a acompañar a Rudeus-

-¿Y?- dijo Kain con cierto toque de molestia

-y quería pedirte ayuda-

Kain tomo una gran respiración y se pasó las manos por la cara con cierto toque de exasperación. Después miró a Elinalise y le dijo -tengo entendido que es en una mazmorra en Bergarito- Elinalise asintió y Kain continuo -bien, puedes llevarte a los tres grandes. Les servirá como experiencia-

-¿No nos puedes acompañar?- pregunto Elinalise con cierta disconformidad

Kain abrió sus brazos y las palmas de sus manos para mostrarle a Elinalise que eso era lo que había y le dijo -Ma, te estoy prestando tres reyes que pronto serán emperadores ¿Qué más quieres?. Ya estoy siendo bastante permisivo al no arrancarle la cabeza a ese imbécil por dejar sola a Sylphiette. No me pidas más. Además, no es mi problema, él no es mi familia. Ya lo estoy ayudando bastante-

-¡Él es el esposo de Sylphiette!- dijo Elinalise en un tono fuerte -¿Cómo puedes ser tan indiferente?-

-¡No estoy siendo indiferente!- respondió Kain en un tono golpeado -ya lo estoy tolerando lo suficiente ¿Qué más quieres? ¿Qué vaya yo mismo a arreglarle los problemas?. Ni siquiera a mis propios hijos les permito que sean tan cómodos y confiados. El día de mañana no estaré y tendrán que valerse por sí mismo-

-Eres tan egoísta. Entonces no estreses a Sylphi con tu actitud paternal, si al final, no te importa su familia. Lo que le afecta a Rudeus, le afecta a ella. Estoy terriblemente decepcionada-

Kain se agarro la cabeza y le respondió -di lo que quieras, Ma. Con tres reyes de la espada tienes mas que suficiente para limpiar una mazmorra. Solo cuídalos para que no se vayan a caer a una trampa-

-Por supuesto ¿Qué esperabas? Que sea como tu y los deje a su suerte-

Kain no dijo más y Elinalise salió molesta de la habitación dando por terminada la conversación. Solo quedo Kain meditando si era buena idea ir o quedarse. Al final, después de beberse toda la botella de vino, decidió quedarse mirando el fuego de la chimenea.

-o-

A la semana después Rudeus, Elinalise y los tres grandes se fueron de viaje. Por su parte, los tres grandes estaban emocionados, habían hecho el viaje a través del continente central, pero no habían visitado los otros continentes. Así que estaban vueltos locos esperando conocer nuevas tierras. Al mismo tiempo, Rudeus estaba preocupado por su madre y Elinalise molesta con Kain.

Por otro lado, Kain fue a ver a Sylphiette, la cual poco o casi nada le ponía atención. La muchacha pasaba la mayor parte del tiempo pegada al vidrio de la ventana que daba a la calle, mirando por si volvía su esposo. Kain le converso de algunas cosas y la joven solo le decía "sí" y "no". Al final Kain se arrepintió de haberse quedado y pensó que debió haber ido en lugar del muchacho Greyrat. De esa manera el corazón de Sylphiette hubiera estado en paz.

La chimenea crepitaba y Kain estaba parado cerca de ella mientras miraba a Sylphiette de pie, frente a la ventana. A diferencia de su yo usual, hoy llevaba un largo vestido que le llegaba hasta los tobillos. Su cabello blanco y rizado estaba creciendo. Algo que aprobó Kain, porque según él, Sylphiette se veía linda. No obstante, algo que no le cayó tan bien, fue que Sylphiette le dijo que Rudeus había dicho lo mismo. A Kain le molestaba el simple hecho de coincidir con "el muchacho Greyrat". Pero dejando de lado esas cosas, Kain veía como Sylphiette no se apartaba de la ventana y apenas le respondía, así que decidió mejor no importunarla.

-Lo siento Sylphi- dijo Kain, preparándose para irse a su casa

-No es culpa del tío- dijo Sylphiette con un toque de pena mientras continuaba mirando por la ventana, había comenzado de nuevo a nevar -solo soy yo preocupada por Rudy-

-Él estará bien, están tus primos. Esos chicos son super fuertes-

-Lo sé, tío-

-Me voy, cuídese y no se desabrigue-

-Sí, tío- dijo Sylphiette y se alejó de la ventana para darle un gran abrazo a Kain. Lo cual aplaco en gran medida su ansiedad.

-Ven conmigo a casa, vas a estar sola aquí- dijo Kain mientras sostenía su abrazo y le sonreía

Sylphiette trato de cubrir su pena con una sonrisa y le contesto -pero esta es la casa que me dejo Rudy-

-Entonces le diré a Nord, Sakura e Ibania que se vengan a quedar contigo-

-Bueno-

-Nada que bueno- dijo Kain mientras le besaba la frente -ellas te van a ayudar en todo lo que puedan, si no es así, me dices y yo las arreglo-

-El tío es demasiado sobreprotector-

-Siempre, bebé-

Kain se fue y cuando salió a la calle, vio a Sylphiette parada en la gran ventana que daba a la calle. Tenía una sonrisa que disimulaba la pena que había en su corazón. La ansiedad volvió a Kain, pero al final y al cabo, no fue a Bergarito. Se convenció de que alguien debía de cuidar de Sylphiette.

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