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Capítulo 65 - Vísperas de la boda

Para Kain, llego la desagradable fecha. El día anterior a ella, llevo Nord a Sharia. Como era muy joven y podía carecer de filtro, Kain la durmió y la traslado a través de los círculos de transferencia. Habían comprado una pequeña mansión en Sharia para que funcionara como refugió del círculo de transferencia y como residencia de todos los Dragonroad que fueran a estudiar a la universidad. La mansión era grande, tenía veinte habitaciones, cinco baños y una enorme cocina. El patio trasero y delantero también eran grandes. Podías colocar con suficiente espacio de por medio, varias mesas como para cincuenta personas. Así que era claro adonde iba a ser la boda. Aunque el muchacho Greyrat (así llamaba Kain a Rudeus) había comprado una casa bastante espaciosa, no era ni por asomo ideal para recibir a la gran familia de Sylphiette. Estaba su abuela, Elinalise. Su tío y subrogante padre, Kain. Todas las esposas de su tío (que no eran pocas) y sus diez primos. Sus tres primos mayores también tenían a sus parejas, lo cual incrementaba aún más la lista de miembros. Por su parte, Rudeus tenía a sus amigos y a su hermana. Cabe decir, que Nord, por alguna razón prefería ir como parte de la familia de Sylphiette.

Kain estaba leyendo en un sillón pensando en estas cosas. Estaba a unos cinco metros de la cama, mientras Nord dormía una siesta. Afuera de la habitación se escuchaba un gran jaleo. Gente subiendo y bajando por las escaleras. Kain Jr desde el primer piso le gritaba algo a Ars, el cual respondía un afirmativo desde el segundo piso. Parecía que toda la familia Dragonroad se estaba preparando para una guerra. Incluso las niñas, las cuales discutían cuales flores poner en la entrada y en qué orden. Reida las detuvo y les ordeno que no cambiaran su planificación. Era un orden alcanzado en conjunto por todas las mujeres de la casa, así que las mocosas no tenían nada que decir. Sakura e Ibania se quejaron, pero no hubo cuorum para ellas.

Al rato después entro un hermoso angelito a la habitación en donde estaba Kain y Nord. Silvia, que con los años había madurado y ahora era una hermosa jovencita, con sus alas de un blanco prístina. Todavía no se habían oscurecido como las de su madre. No obstante, algo que era similar a su madre, era su figura que a cada momento se volvía más femenina. Su hermoso rostro también era similar. Sin embargo, su largo cabello blanco y sus ojos eran similar a los Perugius, claro, sin esa seriedad que caracteriza al Dragón blindado y a toda la raza dragón.

-Tío Kain- dijo Silvia con una voz suave, casi cristalina -la tía Catalina te llama, yo puedo cuidar a Nord-

-Está bien- dijo Kain cerrando su libro. Se paró y saco de su anillo una bolsita de dulces y la dejo sobre una mesa -para que te entretengas por ahora-

-Gracias tío ¿Puedo leer ese libro que tienes en tus manos?-

-Es el libro que hicieron entre tú y Elías ¿Hay algo que no sepas?-

-Pensé que era algo que el tío había escrito-

-Toma, te dejo algo- dijo Kain sacando un libro de su anillo -no es nada nuevo. Solo es un análisis de sus conjeturas. Después dame tus apreciaciones-

Silvia asintió emitiendo una gran sonrisa y se sentó en donde estaba Kain. No obstante, lo detuvo antes de que él saliera.

-Tío, con respecto a Elías y María-

Kain quedo con el pomo de la puerta en la mano en ese momento, soltó un suspiro y se dio la vuelta -aún estas muy joven para preocuparte por ese tipo de temas- dijo -Elías y María son buenos amigos, puede que a lo mejor lleguen a algo más, pero no creo que cuando llegue su momento, sea un impedimento para ti ¿o acaso eres una devota de San Millis?-

-No, tío-

-¿Entonces tienes algo en contra de María?-

-No, tío. El mes pasado nos presentaron en esta mansión. Ella es alguien agradable e inteligente. Es solo que…-

-Quieres ser la primera esposa-

Silvia asintió con sinceridad y como un acto reflejo, sus alas se agitaron.

-¿Eso te importa?-

-Sí, un poco- dijo Silvia haciendo un puchero

-Convérsalo con Elías y María. Esos niños no son de andarse por las ramas. Además, tu estas pequeña. Tienes once. Perugius no te daría permiso para contraer nupcias aunque estuvieras loca por ello. Ese tipo bombardearía mi casa con su castillo antes de permitir que eso pase- Silvia soltó una risita al imaginar a su padre vuelto loco y Kain continuo -tomate tu tiempo. Mira, velo así. Elías está metido con el tema de los circuitos mágicos. María está absorbiendo todo el conocimiento de Victoria. ¿Y tú?¿Qué estás haciendo para ser una persona más grande?¿Piensas estar pegada todo el día a Elías y que él te abrace y te bese? ¿O piensas ser esa chica que ama y es amada?¿esa chica en la cual Elías puede confiar todos sus secretos?-

-¿Cómo mamá?- pregunto Silvia con sus grandes ojos inocentes

-Así es. Tu madre sigue a Perugius desde hace siglos y es la persona en la que más confía. Pero eso es porque ella es una mujer inteligente y poderosa. ¿Crees que tu padre la tomaría en consideración si ella fuera una mujer que solo sirve para andar pendiente de él?- Silvia negó y sus blancos rizos se movieron de lado a lado. Kain continuo -así que pregúntate lo siguiente ¿Cómo puedo crecer?¿Cómo puedo volverme una mujer interesante?. Trata de volverte una mujer que pueda captar la atención de Elías y pueda ponerte atención por sobre los circuitos de mana-

-Eso es difícil- dijo Silvia con una sonrisa

-Pero no imposible- respondió Kain sonriendo -no te preocupes, yo sé que Elías piensa en ti, pero como te dije, aún no es el momento-

-o-

En el patio trasero habían armado una gran pérgola con varios soportes de piedra y un techo con listones de madera. De esa manera pasaba el sol pero sin tanta intensidad. Debajo de la pérgola habían distribuido las mesas en tres hileras tres mesas redondas separadas por tres metros cada una. Delante de todas esas mesas había un mesón de cinco metros de largo en donde pensaban poner una gran torta. El resto de las cosas serían colocadas en otro mesón, pero aun lado. Por ahora no se colocarían los manteles. Por otro lado, los adornos y las flores, sí. Así había designado la generalísima Lilia.

Mientras los tres grandes estaban siendo dirigidos por tres chicas jóvenes en medio de un esfuerzo de colocar un letrero que decía "Felicidades". Catalina los miraba acompañada de una chica de pelo oscuro. Llevaba una máscara blanca sin el orificio de la boca, de corte liso y sin dibujos. Lo único que se podían ver eran sus oscuros ojos. Kain sonrió pensando que a lo mejor era la peculiar invocación que había recibido este mundo. Kain todavía tenía una deuda pendiente con Orsted. Parece que realmente le molestaba ser utilizado como compañero de entrenamiento. En todos estos años no se apareció por Millis. Según Maaya, no se sabía su paradero especifico. El Dios Dragon estaba en constante movimiento.

-Mira, aquí está- dijo Catalina al ver a Kain aproximándose. La niña al lado de ella volteo para ver quién era y se encontró con un gigante. Ya se lo habían dicho, incluso había conocido a los tres elfos compañeros de clase e hijos de su profesora. Pero verlo era otra cosa. Si los tres muchachos ya eran altos, el elfo era un gigante. La muchacha con su cuerpo japonés era unos tres palmos más baja que el elfo. Sin contar de que el elfo se veía tonificado y firme como una roca. Con un hermoso rostro élfico y un cabello blanco que ya quisiera tener.

-Hola amor- dijo Catalina poniendo una sonrisa y acercándose a Kain. Estiro sus labios y Kain se agacho para besarlos. Después se abrazaron de la cintura. Como Catalina era bastante alta, no se veían tan disparejos, solo un palmo de diferencia. Catalina miró a la muchacha y le dijo -Nanahoshi, este es mi marido, Kain Dragonroad-

-Es, es- dijo Nanahoshi impresionada -bastante alto-

Catalina se rio mientras se tapaba la boca con felicidad -así es- dijo -es bastante alto, y lo más probable es que esos chicos de allá no sean más bajos que él-

Kain soltó una risita y añadió -eso sería raro. Con todo lo que comen me extrañaría que detengan su crecimiento ¿Quién es esta niña, Lina?-

-Ella es mi alumna, se llama Nanahoshi. Es un poco malas pulgas-

-¡Oye!- protesto Nanahoshi

Sin embargo, Catalina no le prestó atención y continuo -pero es una muchacha muy inteligente-

Kain miró a la pequeña muchacha con el cabello negro y su desabrida mascara blanca sin expresiones. Pensó un poco y le pregunto a Catalina -¿Qué la hace tan especial que me la presentas?-

Catalina le hizo el gesto con el dedo índice para que se acercara y le susurro al oído -ella no puede hacer magia-

-Lina- le susurro Kain de vuelta -muchas personas no pueden hacer magia-

-Sí, pero no todas ellas pueden cuantificar ni entender el proceso detrás de ella-

-Bien, tienes mi atención-

-Profesora- dijo Nanahoshi en un tono despectivo -¿Por qué me presenta a este tipo?¿Qué tiene de especial?-

Kain frunció el ceño al escuchar a una mocosa hablándole en esa forma. Pero Catalina se adelantó -este chico malo, muy guapo, que es mi marido- dijo en un tono coqueto, mientras Nanahoshi hacia un sonido de exasperación similar a una inhalación por la boca -es quien me ayudo a llegar al emperador de fuego-

-¡QUE!- grito Nanahoshi -¿ERES UN EMPERADOR?-

Todo el mundo alrededor miró a Nanahoshi. De repente todo quedo en silencio, pero al final los tres grandes soltaron una carcajada. Lilia que estaba con Reida y Maaya se rio suavemente, pero no dijo nada. Al escuchar las risitas de los alrededores, Nanahoshi se cohibió y ya no dijo más.

Por otro lado, Kain le agarro a Catalina la nalga izquierda y la miró medio enojado -¿Está bien que le digas eso a esta niña?- pregunto

-Está bien, está bien- dijo Catalina en un tono juguetón mientras le pellizcaba la mano a Kain -yo sé uno de sus secretos, ahora ella sabe uno mío. De esa manera podemos ser amigas-

Kain no soltó su agarre y continuo -¿Quién más sabe de esto?-

-Bueno, los niños por supuesto. El director y ahora Nanahoshi. El resto cree que soy un santo de fuego-

-Ten cuidado con tu información. No quiero problemas con los ducados porque te quieren reclutar-

-Tranquilo, aunque me ofrecieran chicos guapos y mucho oro no aceptaría. Ya tengo a mi chico amado- dijo en un tono burlón. Levantó su rostro e invito a Kain a besarlos.

-Profesora- dijo Nanahoshi escandalizada -puede tener un poco de modestia con sus actos de afecto-

-Oh ¿Qué pasa? El otro día hablamos de chicos y parecías tener mucho conocimiento de la materia ¿No me digas que todavía eres virgen? Ya sabes, mi hijo mayor es un buen partido- dijo Catalina dándole un guiño.

Nanahoshi de forma involuntaria, miró al alto elfo rubio que estaba junto a sus otros dos hermanos y sintió que la cara le ardía -ya no te hablo más- dijo ofuscada -me voy, mañana nos vemos-

-Espera- dijo Catalina siguiéndola a la cola -te quería presentar a mi marido para otra cosa-

-No te escucho, profesora. No te escucho-

El resto de los presentes solo se rio de la actitud de la joven Nanahoshi.

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