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Capítulo 60 - Un mundo lleno de misterios

Al otro día el movimiento en el campamento comenzó muy temprano. Tan temprano como unos niños sin responsabilidades pudieran permitírselo. En su mayoría, todos se despertaron a las siete de la mañana. Algo que no cayo tan bien a los mayores. Sakura, Ibania y Silvia andaban hiperventiladas, querían salir a conocer, pero una vez más fueron detenidas. Lo que en realidad querían hacer era muy peligroso. Prendadas del pequeño búho-oso, querían ir a verlo, nada más, eso aseguraron. No obstante, nadie les permitió dar un paso más allá del circulo que formaban los álamos alrededor del lago. Por otro lado, a los tres grandes les toco moverse igual que el día anterior. Comandados por Lilia, tuvieron que montar una hoguera y limpiar las hojas.

-Voy y vuelvo- le dijo Kain a Lilia temprano en la mañana

-No te demores mucho- dijo Lilia con cierta aprensión, no era ingenua, su marido solo se estaba escapando de los deberes. Sin embargo, solo él sabía como instalar un círculo de transferencia.

-No lo haré, amor- respondió Kain con una sonrisa y le robo un pequeño beso de los labios

Durante ese día, todo transcurrió con normalidad. Como a eso de las diez de la mañana, Catalina se levantó ya que Charles, su hijo menor, no la dejo seguir durmiendo. Después de eso desayuno con varios rezagados como Victoria y Barbara, las cuales se habían tomado las cosas con calma. Posterior a eso, Catalina tomo a los más pequeños y les comenzó a enseñar magia. En su mayoría era explicarles lo milagroso que era la magia y ejercitarlos haciendo una pequeña esfera de agua. Hubo una gran competencia, principalmente entre Silvia y Sakura. No obstante, como eran todos pequeños, todos recibieron un premio. Los únicos que quedaron afuera fueron Kain Jr, Ars y Elías, los cuales estaban siendo machacados por Reida y Maaya.

Mas tarde ese día, en un pequeño descuido, las tres pillas, Sakura, Ibania y Silvia, por fin se escaparon. Fueron un poco más allá de los álamos, casi llegando al territorio del buho-oso. Por otro lado, todo el campamento se movilizo, buscando por todos lados. No obstante, quienes las encontraron fueron el trio de simios…los tres grandes. Encaramados en las copas de los álamos, divisaron las pequeñas y blancas alas de Silvia. Así que reportaron a la generalísima Lilia y le explicaron a donde estaban. Como los muchachos tenían alguna habilidad, los mandaron a buscarlas. Lo cual, los tres grandes afirmaron al unísono y salieron corriendo en dirección a las pequeñas.

-o-

-Bichito, bichito, bichito- decía Sakura con su voz más amable, tratando de llamar al pequeño buho-oso

-¿Sakura, estas segura que funciona?- le pregunto Silvia

Pero Ibania respondió -sí, sirve. Te acuerdas del gato de la abuela Claire, el grande y gordo-

-¿El que parece una bola de pelo?-

-Ese- dijo Ibania mientras miraba a los alrededores en busca del buho-oso -por lo usual, mamá Lilia lo llama así y siempre viene-

-Está bien- dijo Silvia agitando sus alas e imito a Sakura -bichito, bichito, bichito-

-Bichito, bichito, bichito-

-Bichito, bichito, bichito-

En medió del que se volvería a cada paso, un bosque oscuro, escucharon a un pequeño gruñir. Era lo que ellas buscaban y no estaba solo, había otro más. Estaban jugando entre las raíces de un árbol que sobresalían de la tierra. No obstante, cuando la tenue luz que pasaba por entre el follaje de los árboles ilumino a las niñas, todo el juego se acabó. Los búho-oso se ganaron detrás de una gran raíz que cubría sus setenta centímetros de estatura y solo asomaban sus ojos para ver a las intrusas. Sus ojos eran grandes y curiosos, con algún miedo, pero no tanto, ya que aunque sean bebés, pueden sentir las malas intenciones y Sakura y su grupo, no las tenían. Al rato después de que el "bichito" insistió y las niñas se pusieron en cuclillas para acercarse lo más lento posible, los búho-oso cedieron. Las niñas sacaron su super arma secreta. Habían llevado dos melones dulces. Los acercaron a los búho-oso y ellos felices los aceptaron. Con sus endebles picos les fue difícil perforar la cascara, pero con un poco de ayuda, dieron con el premio. Por mientras que ellos comían, las niñas con una gran sonrisa en la cara, les pasaban la mano por la cabeza en un gesto de adoración. Sabían que no podían llevarse uno con ellas, pero nada les impedía que jugaran con ellos. Bueno, excepto 10 toneladas de furia y poder que andaban dando vuelta por ahí y todavía no había captado a las pequeñas intrusas.

-¿Qué hacen?- pregunto Kain Jr apareciendo detrás de las tres, después se le unió Ars y Elías. Los búho-oso arrancaron de inmediato y las niñas se dieron la vuelta un poco preocupadas.

-Nada, hermanito- dijo Sakura componiendo su sonrisa ganadora, la cual le ha servido para escapar de los problemas y pedirle favores a sus hermanos. No obstante, al parecer, hoy perdió su efecto.

-Mamá y papá te dijeron algo o ¿no?-

-Sí- respondió Sakura agachando la cabeza y haciendo un puchero. Pensó que con eso sería suficiente para zafar, pero no lo fue. Recibió un coscorrón en su cabeza y cuando se levantó para ver a su hermano y preguntarle ¿Por qué lo hacía? Vio que estaba molesto. Era la misma cara sería que podía su padre cuando ella hacia cosas que él le prohibía.

-Vámonos rápido- insistió Kain Jr. Ibani y Silvia solo asintieron en completo silencio. Sin embargo, en ese momento, se empezaron a escuchar unos bramidos y poco a poco grandes pisadas empezaron a retumbar en el suelo.

-Rápido- dijo Kain Jr tomando a Sakura, Ars tomo a Ibani y Elías a Silvia. Canalizando el touki sobre su cuerpo, empezaron a correr con fuerza, pero el mismo ruido de su huida alerto a la bestia. Se escucho un gran rugido y el movimiento telúrico de un poderoso trote hasta formarse pequeños temblores. Sonaba los árboles a lo lejos mientras eran removidos de la tierra o quebrados en el proceso. Poco a poco, Kain y sus hermanos empezaron a divisar los álamos a lo lejos, pero la bestia también se escuchaba más cerca. Rugiendo, corriendo, quebrando los árboles que habían en su camino.

-Apuren el paso- grito Kain Jr

-Voy lo mas rápido que puedo, maldición- contesto Ars

-Vamos- grito Elías

En su apuro ellos avanzaban y miraban los álamos como su gran meta, sin darse cuenta que desde la copa de unos árboles era mirados. Reida y Maaya no los dejarían a su suerte.

Por otro lado, los tres grandes siguieron corriendo, transpirando por todos lados en el esfuerzo y sujetando a sus hermanas los más fuerte que podían. Surcando las ramas, los arbustos pasando por entremedió de grandes raíces que sobresalían de la tierra. Escuchando que la gran bestia de estas tierras los correteaba de su territorio. Las niñas por su parte, iban muertas de miedo. Escuchaban un gruñido monstruoso que les hacía doler los oídos y veían a sus hermanos con rostro de terror. Pálidos del miedo y sus cuellos rojos de por tanta sangre que irrigaban su corazón.

Casi en el último tramo, los gruñidos cesaron y eran cambiados por grandes carraspeos, el ritmo de la gran bestia descendió un poco, pero no lo suficiente como para que los tres grandes se relajaran. El solo temblor y ruido que producían los grandes pasos de la bestia, les provocaba un miedo terrible y les impedía mirar hacia atrás. No obstante, poco a poco, el trote de la gran bestia se detuvo y los tres grandes llegaron a los álamos. Una vez que estuvieron a cubierto, entre jadeos y respiraciones forzosas se detuvieron detrás de un álamo. Miraron a la gran bestia que estaba unos veinte metros más allá y casi se les salen los ojos de las cuencas. Era enorme, como una casa o más grande. Como si fuera un enorme barril con patas. Peludo como un oso, con una enorme cabeza de búho y con plumas en los dorsos de las patas delanteras. En estos momentos estaba en un estado de molestia, se rascaba la cara con sus manotas tratando de quietarse algo de su cara.

-Es lo que dijo papá- dijo Kain Jr -odian el olor de los álamos, su sabia es demasiado hedionda para que la toleren-

-Así es Kain- dijo una voz sutil y encantadora a sus espaldas, era Maaya que apareció a su lado y Reida al otro.

-Es una criatura increíble, mamá- respondió Kain emocionado, solo podía pensar en estos momentos en que criaturas mas encontraría alrededor del mundo.

-Así es- dijo Reida en un tono más serio -por otro lado, lo hicieron muy bien- le acarició la cabeza y le dio un beso en la frente. Después se concentró en Ibania y continuo -nosotras tenemos mucho de que conversar, señorita-

-Mami- dijo Ibania

-Nada de peros, como castigo, harás el trabajo de tus hermanos, ya estas en edad. Mucha soltura te ha hecho mal al parecer-

-Lo mismo tu Sakura- complemento Maaya -tu falta de juicio me tiene totalmente decepcionada. Dime ¿Los búho-oso son criaturas para jugar?-

-No mami- respondió Sakura triste

-Espero que estés preparada jovencita, entrenaremos mas seguido de ahora en adelante y habrán menos juegos-

-o-

Después de su pequeño incidente, Sakura y compañía no salieron más del círculo de álamos. Pasaron dos largos días de trabajos forzados, acarreando agua, encendiendo la hoguera, juntando leña y limpiando las hojas. Además de estudiar, no obstante, ellas no estudiarían con Catalina. Según les dijeron, las niñas buenas estudiaban con Catalina, las niñas malas necesitaban otro tipo de profesor. Así que ellas estudiaron con sus madres y eso significaba mucha disciplina y entrenamiento. Después de ese periodo, ya no encontraron tan buena la idea de haber salido sin permiso.

Al cuarto día de viaje, el circulo de transferencia que había instalado anteriormente Kain detrás del campamento, se ilumino. Eso quería decir, que el otro extremo estaba colocado en una posición segura y todo estaba preparado para ver el gran misterio del continente del cielo. Medió día después, llego Kain. Aunque no parecía afectado, sus hombros, espalda y cabello estaban cubiertos de escarcha y nieve.

-¿Un abrazo?- le pregunto Kain a Sakura en broma. La niña como no sabía lo abrazo y pego un grito que resonó por todo el lago.

-Papá malo, papá malo- le decía Sakura mientras le daba pequeños manotazos y Kain se reía de buena gana. Después de eso, Kain lanzo el milagro "Luz Solar Dadivosa" y el frio que sintió Sakura y el que poseía Kain, se esfumo como si nada. Todos se acercaron a la esfera de luz y sintieron el gentil y amoroso toque del sol. Era cálido, suave y reconfortante. No existía algo en este mundo que los haya hecho sentir así.

-¿Mejor?- pregunto Kain

-Mejor papi- respondió Sakura -¿me enseñas?-

-Si estudias, sí-

-Papi malo-

-Esto es una super magia- dijo Kain -no se la puedo enseñar a cualquiera-

-Bien, estudiare, pero cumple tu promesa-

-Sí, mi princesa- y Kain la levanto en sus brazos. Ibania lo tironeo de la pierna y Kain también la tuvo que tomar en brazos. Gracias a dios, las más pequeñas todavía no entendían mucho de princesas o Kain tendría que cargarlas también. Por su parte, Silvia levanto su pequeño rostro mientras movía sus alas y Perugius entendió el mensaje.

-¿Vamos?- pregunto Kain

-¿Tan rápido?- pregunto Lilia

-Es necesario, el frio que produce la región es demasiado como para mantener un circulo de transferencia en buen estado. No necesitan nada-

-Esta bien-

-o-

La gran montaña que dividía el continente del cielo, estaba alta, majestuosa y coronada por el blanco impoluto de la nieve. Del lado sur estaba el clima cálido y boscoso. Del lado norte, una tundra de hielo solido enfriaba toda la superficie impidiendo que nazca cualquier tipo de planta o puedan vivir animales.

En el lado norte de la montaña, Kain había confeccionado un mirador hace un par de horas, pero ya estaba cubierto de nieve y hielo. La roca se había vuelto resbalosa y se sincronizaba con el resto del paisaje emitiendo un frio gélido. Cuando Kain llevo a la primera parte del grupo, tuvo que lanzar "Luz Solar Dadivosa" varias veces, en una hilera de veinte metros para poder establecer un lugar en donde los niños pudieran mirar. Después saco el agua descongelada y quedo el mirador de roca sólida para que todos pudieran admirar la tundra de hielo. Larga como el mar mismo, el cual puedes ver que comienza en la orilla, pero nunca saber a dónde termina. Catalina que fue una de las primeras en llegar, creo un barandilla al borde del mirado y entre ella y Kain, crearon una poderosa barrera que apartaba el gélido viento. Poco a poco los niños fueron llegando y mirando la bastedad de la tundra de hielo. Era amplio y desolador, tan grande que parece que te podría absorber. Los tres grandes se acercaron a la barandilla asombrados y miraron como corría el viento llevando nieve de izquierda a derecha. Por otro lado la gran extensión de hielo les abrió la mente a una amplia gama de preguntas. Tanto los adultos como niños estuvieron asombrados, y los más pequeños se asustaron. Como Kain y Catalina estaban uno a cada extremo del mirador manteniendo la barrera. Los tres grandes se alejaron de la barandilla y fueron a ver a su padre.

-Increíble o ¿no?- les pregunto Kain con una sonrisa

-Es increíble- dijo Kain Jr emocionado

-Es, es, es- dijo Ars tratando de encontrar la palabra, pero era como un pez escurridizo que se le iba de las manos -es increíble- dijo al final

-¿Existe otro lugares así?- pregunto Elías

-No lo sé- dijo Kain con una mirada juguetona -es su trabajo descubrirlo-

Los tres se quedaron en shock, pero después sonrieron y comenzaron a hablar todos emocionados. Como les dijo Kain en su momento, el mundo es un lugar grande y lleno de misterios que aguardan por ser descubiertos.

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