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Capítulo 51 - Familia completa

Mientras todo el mundo miraba al gran elfo, con su cabello blanco y una estatura que superaba el metro noventa, como abrazaba con un claro cariño, tanto en su toque como en su mirada, todos habían quedado atónitos. Incluso el enano y la niña que acompañaban a la hermosa elfa con sus largos tirabuzones. A Paul se le había caído la mandíbula de la impresión y Therese se había puesto nerviosa, iba a conocer a su suegra. Por otro lado, el dueto élfico soltó su abrazo sin llegar a soltar sus manos. Se veían el uno al otro con una sonrisa radiante. No había felicidad más grande en este mundo.

Kain mirando con gran cariño a Elinalize le pregunto -¿Cómo haz estado, Ma?-

-Bien, hijo- respondió Elinalize, con sus pulgares le acariciaba el dorso de la mano en un gesto suave y tranquilizador

Kain cayó en la cuenta de algo y sin esperar, empezó a jalar de Elinalize -vamos, Ma- dijo -tengo a varias personas que presentarte. Cuando los conozcas te vas a volver loca-

-¿Adónde vamos, bebé?- dijo Elinalize preocupada por el repentino cambio

-Créeme, te vas a desmayar cuando los conozcas-

-Espérame un poco, mis amigos, tengo que ver mis amigos-

Kain se detuvo y los miró de soslayo como si fueran un molestia. No obstante, Elinalize le dio un manotazo en el brazo y le dijo en un tono firme -Kain Dragonroad ¿no te he enseñado a ser amable con los demás?-

-Sí, Ma- respondió en un tono monótono

Elinalize lo llevo del brazo como quien lleva su mayor orgullo en la vida y se los presento a sus amigos. Un enano de un metro cuarenta, cabello café y vestido con una armadura negra. Por otro lado la niña, tenía un delicado cuerpo, delicadas facciones juveniles similares a una persona en sus trece años y un largo pelo azul. Iba vestida con una con una larga túnica café claro y un gorro puntiagudo, de esos que utilizan las brujas.

-Tallhand y Roxy, este es mi hijo, Kain-

-Mucho gusto- dijeron al unísono los dos aun perplejos. Con respecto al rostro, Kain y Elinalize compartían algunas facciones, pero por lo demás eran un mundo aparte. Él por su parte era alto, con una voz ronca, el pelo largo y un físico que lo hacía ver como una montaña inamovible. No musculoso, pero tonificado y fortificado. Por otro lado, Elinalize era unos dos palmos más baja, con un cabello dorado arreglado en tirabuzones y un físico atlético.

-Bebé, preséntate-

-Bueno, Ma. Mucho gusto Tallhand, Roxy- dijo Kain con cierto respeto. Su madre estaba a su lado y si no lo hacía bien, sus orejas serían castigadas -este se llama, Kain Dragonroad. Como son amigos de mi madre les puedo prestar una casa para que se alojen por ahora ¿Qué me dicen?-

Tallhand soltó una carcajada bastante alegre y con una gran sonrisa le dijo -se agradece el gesto, mucha gracias-

Por otro lado, la niña de pelo azul agachó la mirada y dijo -m-m-muchas gracias- y se sonrojo

-Oooh, nuestra Roxy se sonrojo- dijo Elinalize en su tono juguetón usual -si te gusta mi hijo puedo aprobarlo, pero para eso tienes que pasar ciertas pruebas-

-¡¿Qué estás diciendo Elinalize?!- respondió Roxy en un apuro

-Jajajajaja, solo es una broma. Además, conociendo a mi bebé, debe tener dos esposas por lo menos, así que no creo que sea tu tipo-

-Ya no te hablo- respondió Roxy mirando hacia otro lado.

Elinalize soltó una risita y Kain le toco el hombro. Giro para mirar a su hijo y él hizo la usual mirada que le decía "¿ya nos vamos?". Ella negó con su cabeza y le dijo a Kain -¿Pueden acompañarnos?-

Kain soltó un suspiro. No le gustaba dejar entrar extraños a la casa, pero asintió -está bien- dijo -pero apurémonos-. Kain camino con Elinalize de la mano, como un niño el cual se aferra a su madre. Por otro lado Elinalize lo miraba de soslayo y soñaba con el pequeño elfo que siempre le decía "Ma, ya llegue" "Ma, voy a salir". Solo pudo pensar que el tiempo no pasaba en vano. En el camino se encontraron con Therese, aun choqueada y nerviosa por el encuentro con su suegra. Llevaba su armadura azul de caballero de Millis y su cabello de oro corto, le llegaba hasta los hombros y se lo arreglaba con una partidura en medio.

-Therese- dijo Kain ganándose a su lado y posando sus manos sobre los hombros como para darle seguridad -ella es mi madre, Elinalize. Ma, ella es una de mis esposas, Therese-

Therese se puso más colorada y respondió -m-m-mucho gusto, señora-

Elinalize vio que era joven, Therese debió tener unos dieciocho o diecinueve años. Se veía tierna e inocente. Muy diferente de la gente de la guild de aventureros. No obstante, puso su mejor cara y dijo -mucho gusto querida- le tomo las manos en un gesto amable y continuo -soy la madre de este muchacho ¿te ha tratado bien?-

Therese aún más roja, le respondió -sí, él es el mejor-

-Oooh, eso me gustaría escucharlo-

Therese se puso aún más roja y solo asintió. Kain la abrazo por atrás y ella se dio la vuelta y oculto su refulgente rostro en el pecho de Kain. Se sentía entre nerviosa y apenada. Nadie sabía el porqué, pero Kain lo sabía. Therese era una humana amable y tímida. Ser caballero de Millis fue una decisión tomada para combatir su timidez.

-Vamos- dijo Kain y Therese asintió, también lo hizo Elinalize.

Todos ellos hicieron su camino a la salida de los galpones y tomaron un carruaje, en la avenida principal. Kain iba sentado al lado de Therese, la cual aún no se podía calmar. Por otro lado, Elinalize estaba al frente y conversaba con Kain con una gran sonrisa. Le menciono a Kain que la "niña" del pelo azul era mayor que él, así que tenía que ser respetuoso. Kain quedo intrigando y Elinalize se explicó.

-Ella es una migur, pertenece a una raza demoniaca que se ven siempre jóvenes-

-Eso, es algo extraño- dijo Kain entre intrigado y asombrado -a lo mejor, cuando mis hijos crezcan, debo emprender ese viaje que me propuse cuando joven-

-¿Adonde haz estado, bebé?-

-En varios lugares, Ma. Recorrí la mandíbula del Dragon Rojo, fui al Abismo del Dios Dragon, pase por la Zona de Conflicto. Viaje a lo largo del Continente Central hasta Millis. Incluso viaje al continente del Cielo-

-Ya ¿y eso como lo hiciste? Ya te veo haciendo algo loco con magia-

-No exactamente, no puedo desmentir que hice algunas cosas locas, pero más que nada, me hice de un amigo. Se llama Perugius, el antiguo héroe de Asura. Bueno, la cosa es que llegamos a un acuerdo y él me ayudo a llegar al continente del cielo. Ahora que mis hijos están un poco más grande, pienso llevarlos a ver el castillo Triturador del Caos-

Elinalize miraba a Kain con una sonrisa que rallaba en la incredulidad. Ahí estaba ella, pensando en que su hijo había aprendido sentido común durante todos estos años que no lo vio. Pero aquí estaba él, hablándole de como conoció aún sujeto que era una leyenda y llegando a un lugar que nadie ha visitado en siglos. Todo, como si no tuviera ningún peso e importancia y solo fuera un viaje entre ciudades vecinas. Elinalize soltó un suspiro y le dijo -vamos a tener una larga conversación los dos-

Kain la miró a la cara y supo que no era nada bueno, no sabía que había hecho, pero asintió -está bien, Ma- dijo

-o-

Cuando llegaron al barrio en donde vivía Kain, Tallhand y Roxy quedaron asombrados. Por otra parte, Elinalize asintió con satisfacción, mientras que Kain y Therese los conducían a la gran verja de metal que antecedía a la mansión de dos pisos. Cruzaron la reja generando un pequeño chirrido y como si hubieran sido soltados. Salieron corriendo de la casa tres muchachos rubios con facciones élficas. Corrieron hasta donde estaba su padre, impacientes por mostrarle lo que habían hecho, pero se quedaron congelados ante las visitas. Se miraron y se vieron a sí mismo con las manos grasientas, la ropa sucia y manchas negras en la cara. Kain negó con la cabeza y ellos ocultaron sus manos para no verse tan sucios. No obstante, Elinalize se tapó la boca con incredulidad.

-Muchachos venga aquí- dijo Kain. Los tres se ganaron enfrente de Kain y Therese. Kain atrajo a Elinalize y la gano en frente de los muchachos -muchachos, ella es mi mamá, su abuela-

-¡¡¡Eh!!!- dijeron los tres al unísono y miraron a Elinalize sorprendidos.

-Nada que ¡Eh! Trio de idiotas, preséntese con su abuela-

Elinalize estaba feliz de ver a los tres lindos jóvenes que tenía enfrente. Se veían inteligentes y curiosos. No obstante, cuando escucho a Kain se puso sería, lo miro y le dijo -no les hables así los niños-

-Bueno, Ma-

Por otro lado, los tres grandes quedaron asombrados. Era la abuela, su padre nunca era tan obediente cuando alguien lo regañaba. Siempre tiraba una broma y se hacia el desentendido. Era el momento de la revancha pensaron los tres.

-Yo soy Kain, abuela- dijo el más alto

-Yo soy Ars- dijo el que tenía pinta de desordenado. No tuvo ningún miramiento en limpiarse la cara con la manga de su camisa.

-Yo soy Elías- dijo el mas pequeño de los tres que aun medía un metro con treinta. Tenía un aspecto mas tímido e intelectual.

-Yo soy Elinalize, como dijo Kain, yo soy su abuela, vengan para acá- y con una sonrisa, se acercó para abrazarlos. Los tres grandes se dejaron querer, esto era un acontecimiento. Kain tenía a su abuela Claire (tía de Catalina) y su abuela Lucrecia (madre de Catalina) pero nunca había conocido a la madre de su padre. Por supuesto, su padre le contaba historias de su madre como era una increíble aventurera y esas cosas.

-Vamos, entremos- dijo Kain -adentro hay más-

-Vamos- respondió Elinalize.

Después de la previa reunión, Kain mando a los tres grandes a bañarse y cambiarse ropa. Al mismo tiempo, él y Therese, condujeron a Elinalize a la casa, seguidos por Tallhand y Roxy. Se impresionaron por el tipo de lugar que era. Todo estaba ordenado, con un fondo blanco y un marco dorado. Después de todo, esto era Millishion. Kain los condujo a la sala de estar que ahora estaba vacía. Al parecer, Sylvaril se llevó a su hija. Kain los dejo instalados y atrajo al resto de su familia. Primero llegaron las esposas, Lilia, Victoria, Catalina, Maaya, Reida y Barbara. Elinalize miro a Barbara con cierto reproche, pero no se dijeron nada más que saludarse. Después fueron por todos los niños y la sala de estar, se hizo pequeña. Tuvieron que traer un montón de sillas. Por otro lado, Elinalize lloro. Estaba rodeado de pequeños de diferentes edades. Todos eran hermosos a sus ojos y estaban sanos. Los más pequeños y pequeñas la miraban con una clara cara de pregunta, con un dedo en la boca mientras se lo chupaban. Elinalize los abrazo a todos y lloro de pena y alegría a la vez. Incluso los amigos de Elinalize se alegraron y derramaron lágrimas.

Después de hacer las presentaciones pertinentes, Elinalize converso un momento con sus nueras. Pero después dedico todo su tiempo a sus nietos. Sacaron la mesa de centro y mientras Elinalize se sentó en un largo sillón, con varios pequeños a sus lados y el resto sentado en la alfombra, les conto todo tipo de historias. Cuentos de cuando anduvo en los calabozos, cuando paseo por la jungla, cuando venció a tal o cual monstruo, cuando vio una joya preciosa. Cuando Kain-padre era niño y como hacia cosas locas que ella apenas entendía. Parece que los niños se hubieran vuelto de piedra, porque ni parpadeaban escuchando a su abuela.

Como a eso de las diez de la noche se cerró la función. Muchos pequeños empezaron a cabecear y otros lisa y llanamente se durmieron. Incluso los tres grandes apenas se mantenían despiertos. Así que todo el mundo fue enviado a su cama. Roxy y Tallhand fueron conducidos a un hotel cerca del centro de la ciudad. Era un lugar de fácil acceso y cualquiera podría hospedarse. No era la gran cosa, pero era cómodo y mucho mejor de lo que Tallhand y Roxy se podían permitir. Después de eso, Kain fue con Elinalize al patio trasero y bebieron. Kain le contó cómo estaban las cosas, sus sueños y como sintió la muerte de Rawls. Elinalize se quebró. Incluso los niños desde dentro de la casa la pudieron escuchar llorar, pero gracias a sus madres no se asustaron. No obstante, los más pequeños se fueron a dormir con sus madres. Por otro lado, Kain consoló a Elinalize. Siguieron bebiendo hasta el alba y después de un poco más, Elinalize cayo rendida. Por supuesto, no sin antes decirle a Kain que cuidara de su familia, porque era demasiado maravillosa.

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