-No matare al viejo pero debes darme todo lo que me guste- dijo Tytos como si fuera un mercenario.
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Tytos antes de tener este breve intercambio con Gandalf, estuvo descansando dos días en el refugio del Abismo de Helm. Durante el día asistía a Carmen y se ocupaba de un gran parte de los heridos que dejo la guerra. Tuvo que darse el ánimo, Carmen puso un rostro tan sublime cuando se lo pidió que solo asintió en el momento. Después se dio cuenta en lo que se embarcó. Cuando tuvo que atender a un montón de apestosos tipos se quiso golpear. Entre Carmen y él atendieron a todos los heridos, por supuesto, fueron ayudados, pero la pareja guió al resto. Hubo momentos en donde Tytos quiso golpear a varios guerreros, pero armándose de paciencia contuvo su enojo y los siguió tratando. Sin embargo, era una tarea extenuante mirar las heridas, preparar ungüentos, hacer torniquetes, corregir huesos, entablillar brazos y piernas, etc. Al terminar el día, Tytos tomaba a Carmen y se la llevaba a descansar. Comían algo y después se acostaban a descansar, acurrucados uno al lado del otro. Dentro de todo, Carmen estaba a gusto viendo que Tytos viendo que podía ser amable con los demás. Ella temía que ya no fuera el hombre que la amo. Por la noche durmieron abrazados y ese calor que la protegía, le decía que el mismo hombre que la amaba, estaba a su lado.
Kain por las noches tuvo sueños, cosas que olvido hace tiempo se hicieron presente. Nosgoth, Ariel, Raziel, los guerreros Zarafan, Janos Audron, Vampiro Vorador, tantos nombres, tantos enemigos, tantas luchas. De repente se miró a su yo actual y por alguna razón se sintió conforme. Kain, el dios de la sangre, tenía el dominio y el poder, pero fuera de eso ¿Qué le quedaba?. Solo era una masa de carne en descomposición que seguía existiendo por una razón. Recuperar su destino. Pero ¿Qué paso cuando lo obtuvo?, perdió a Ariel, la única persona que creyó en él hasta el final. Perdió a su adversario. Tuvo que perder a todas esas personas solo para vencer al dios exterior pero ¿Qué le quedo?, nada, solo quedo el ser más poderoso del planeta. Al final, todo ese poder e inmortalidad no le devolverían su vida, no borrarían todos los conflictos y sufrimiento. Por eso la vida de Kain Lemuria fue la mejor, la vida de Tytos Hill fue maravillosa. Después de viajes y luchas, le quedaba el amor de su esposa y sus hijos, no estaba solo.
Tytos medio dormido miro a su esposa que se acurrucaba junto a él, dormía con una paz que solo las personas libres de maldad y remordimientos pueden alcanzar. Tytos miro sus rosados labios, sus largas pestañas, sus rizos que por causa de sus hijos habían perdido algo de su fuerza. Tytos le dio un beso en la frente, la tapo con la frazada y cerro sus ojos para seguir durmiendo.
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El segundo día se juntaron con Gandalf, que les contó cómo estaba la situación. El rey de Rohan juntaría a todos sus jinetes, he iría a luchar contra las fuerzas orcas en Minas Tirith. Se demoraría alrededor de un mes en juntar a su ejercito y marchar. Por mientras, Trancos, Legolas y Gimli irían en una misión secreta. Solo quedaron Tytos y Carmen sin nada que hacer. Tytos no se hizo problema y le pregunto a Gandalf.
-¿Cómo está la torre donde vive tu amigo?-
Gandalf fue pillado desprevenido y no supo qué decir, dejo a Merry, Pipin, Boromir y los Ents a cargo de eso. Se supone que desarmarían toda la tierra de Isengard, pero en su corazón sabía que su amigo, Saruman, no se entregaría para ser juzgado.
Gandalf miro a Tytos y este le dio una sonrisa astuta y le dijo -no matare al viejo, pero debes darme todo lo que me guste-
Gandalf algo preocupado le pregunto -¿a qué te refieres?-
Tytos algo emocionado, se froto las manos y le dijo -no te hagas el desentendido. Yo también he estudiado magia y sé que lo que no puedes entender nunca se bota, se guarda hasta que lo puedas dominar y darle uso. Tu amigo no creo que sea diferente, por eso te digo, sacaremos a tu amigo de la torre y lo que me guste, me lo quedo-
Gandalf pensó un momento, lo pensó y lo pensó hasta que por fin asintió.
Tytos se fue a preparar, estaba muy emocionado, recordó cuando exploraba esas malditas catacumbas y todos los tesoros que encontraba. ¿Quién Sabe? Quizás ese viejo de Saruman tenga algo útil en su torre.
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-Carmen ¿Por qué también quieres ir?- pregunto Tytos mientras llevaba las riendas del caballo y avanzaba a paso lento.
Carmen que iba detrás de él le respondió -porque también quiero ver si hay algo increíble, no seas tacaño Tytos. ¡¿Me enojare?!-
Tytos siguió su camino, Gandalf que iba en otro caballo los escucho conversar y se reía mientras avanzaban por las planicies de Rohan. Pensó que esta niña Carmen, sin lugar a dudas era especial. Poder convencer a alguien tan intimidante como esta criatura, seguro que el mundo tenía formas misteriosas de obrar.
Carmen y Tytos siguieron avanzando, Gandalf los seguía de cerca y para el final del día, durmieron a la intemperie. Tytos armo una fogata, Carmen preparo algo sabroso y el viejo Gandalf se dedicó a fumar su tabaco mientras esperaba. Así lo hicieron durante varios días hasta que llegaron al bosque de Fangorn. Gandalf les dijo que tratarían de cruzar el bosque, que él sabía algunos atajos para llegar antes a Isengard y no tener que rodear toda la montaña. Cabalgaron durante el día, de noche descansaban. Avanzaron de forma pacífica hasta cierto claro en medio del bosque, ahí se encontraron con misteriosas criaturas. Tytos estuvo alerta, pero Carmen estuvo maravillada y alegre, para ella esto era increíble. Árboles que hablaban, aunque cuando Carmen coloco sus pensamientos en palabras tuvo que disculparse. A los Ents no les gustan que los llamen así. Por supuesto con el carácter suave de Carmen, en una hora tuvo el privilegio de viajar sobre el hombro de un Ents. Ella estaba feliz pero Tytos la seguía de cerca. Cada vez que el Ents se tambaleaba por el barro o las piedras del bosque, pensó que Carmen se caería.
Carmen miro las copas de los árboles, mirar el mundo desde un punto de vista más alto fue increíble. De repente pensó en Tytos, se imaginó que así veía el mundo. Como era fuerte lo veía todo desde arriba, donde todo se veía maravilloso y por eso no podía empatizar con las otras personas. Se propuso algo en su corazón, se propuso ablandar el corazón de Tytos.
Después de todo un día de viaje, pudieron ver la devastación que quedo en la tierra de Isengard. Una tierra que según los Ents antes era rica en flora y fauna, ahora era un yermo de tierra árida. Los Ents comentaron que solo por esto se unieron a la causa de Gandalf, de lo contrario no se meterían en los conflictos humanos. Siguieron avanzando por los caminos, bajaron por las resbaladizas laderas y cuando llegaron a lo más profundo del valle, se encontraron con tres amigos. Boromir, Pipin y Merry. Estaban bebiendo, comiendo, fumando y gozando de la buena vida. Los tres estaban borrachos y cantando, gritaban como verracos y no se les entendía ninguna palabra, sin embargo este momento era suyo, en este momento ellos eran felices.
Gandalf los miro algo disconforme y les pregunto -¿pensé que los deje a cargo de la custodia de Saruman?-
Merry le respondió mientras Pipin lo afirmaba de la camisa para que no se cayera de cara al suelo -bu-bueno verash, no, no, no había nada que hacer- y de repente soltó una risita que siguieron los otros dos. Pero después de que vio el rostro serio de Gandalf, junto todas las palabras que pudo y se excusó -así que comimoos. Dijimos, un traguito no le hace daño a nadie, y ya ves, no le hizo daño nadie- y volvió a estallar en carcajadas sin para hasta que se cayó de espaldas. Pipin y Boromir reventaron en risas. Gandalf los ignoro y fue a ver a Bárbol, al parecer era el Ents a cargo.
Tytos tomo a Carmen y la llevo en su caballo, ella se molestó pero él le dijo que tenía que permanecer cerca de él si quería aventurarse en la torre del mago. Carmen accedió y le contó su impresión de viajar en un Ents mientras se acercaban a la torre oscura. Gandalf los diviso a la distancia y se apuró a cortarles el paso. Tytos frunció el ceño pero cuando lo noto Carmen lo pellizco, él cambio su cara a una más cordial.
Gandalf con un rostro serió le pregunto a Tytos -¿estás seguro de esto? Ni siquiera yo sé qué tipo de artilugios puede tener esa torre-
Tytos le dio una sonrisa y le respondió -tranquilo viejo, no es primera vez que me meto en esta clase de lugares. Si es por Carmen, ella esta super protegida, la única forma de que le pase algo sería que se le cayera la torre encima-
Gandalf asintió y los dejo pasar, Tytos y Carmen siguieron avanzando en su caballo y cuando llegaron a unos veinte metros de la puerta de la torre, el caballo ya no quiso avanzar. Tuvieron que bajarse y avanzar a pie. Subieron una escalinata hecha de una piedra negra. Al final de la escalinata había una enorme puerta doble, de cuatro metros de altura por tres de ancho. Tenía impresionantes gravados, solo el dueño o algún conocido sabe que dirían. Al llegar a la puerta, Tytos trato de empujarla pero no se movió ni un centímetro. Busco por todos lados la cerradura, alguna palanca que la accionara. Algo especial, pero no había nada, tomando una respiración miro a Carmen y le dijo.
-Aléjate un poco, parece que vamos a tener que hacerlo a la mala-
Carmen asintió y Tytos emitió la segadora de almas, la imbuyo en fuego y poco a poco fue cortando los grabados que había en centro de la puerta, su visión espectral le dijo que tenían un vínculo sin igual. Algo había en esos grabados y cuando termino de cortar el ultimo supo que tenía razón. La puerta se aflojo. Después guardo la segadora y empujo con todas sus fuerzas. Sin embargo, la puerta era tan pesada que apenas la pudo abrir lo suficiente como para que pasara una persona. Carmen corrió emocionada y se quiso meter primero, pero fue detenida por Tytos que le dio una mirada de enojo, él se puso lo más serio posible y le dijo.
-Mira Carmen, eres mi mujer y siempre te escucho, pero aquí no te permito que llegues y te metas. Vas a ir detrás de mí y no darás un paso sin que yo te lo diga-
-Exagerado- dijo Carmen mientras cruzaba los brazos
Tytos también los cruzo y le dijo -esta es la torre de un mago, alguien que en esta tierra, ha alcanzado la cima de la magia y la ciencia. ¿Crees que es algo tan simple como llegar y meterse a este lugar?-
Carmen negó mientras agachaba la cabeza. Tytos le levanto el rostro desde el mentón y le dijo -prométeme que me escucharas todo lo que diga. Ahora promételo-
Carmen asintió pero Tytos insistió hasta que salieron las palabras de su boca. Después de eso, Tytos saco una cuerda de unos tres metros y ato a ambos. Carmen lo encontró extremo, pero al momento de andar quince metros dentro la torre y que de forma súbita se abriera un pozo que solo dios sabe a dónde llega, se alegró de estar amarrada. Tytos por su parte la regaño y le dijo que estuviera atenta y que pisara solo dónde él pise. Después de eso siguieron avanzando por varios corredores, vieron que había algunos pasillos sin salida y que al final de estos, habían piedras preciosas del tamaño de un puño. Carmen los quería tomar pero Tytos la detuvo, él saco un trozo de hierro y lo tiro a determinada parte del suelo. Al golpear, salieron lanzas que convertirían a cualquier ser humano en un colador. Carmen se lo pensó otra vez, le dio una mirada a Tytos, este a su vez, soltó una exhalación y utilizando su telequinesis tomo las piedras preciosas. Carmen estaba fascinada, ahora se sentía como una ladrona profesional, la única diferencia es que Tytos no le dejo inspeccionar su botín, ya que le aseguro que solo se distraería. Así que cada vez que Tytos sacaba una piedra preciosa, ella le daba una pequeña mirada y la guardaban en el anillo.
En el primer piso no hubo mucho, según Tytos, solo bisutería barata. Él esperaba algo más, como materiales preciosos. Quizá mithril, a lo mejor un metal raro, algún libro de hechicería o algún pergamino.
Cuando llego al piso veinte se sintió decepcionado, pensó que sería una gran torre llena de sabiduría, pero lo único que había eran cosas mundanas. Cuando iba llegando al final del piso, miro hacía el fondo de un pasillo y quedo en shock. Todos sus pensamientos fueron tirados a tierra cuando encontró algo que nunca, ni en un millar de años pensó que existiría. Gárgolas. Estas cosas, seres de piedra que custodiaban portales y grandes tesoros, estaban aquí. Al final del pasillo se podía ver una. Tytos miro a Carmen y le dijo.
-Necesito que te quedes aquí. Ves esa cosa- apunto Tytos -es un guardián y uno poderoso. Tanto que harían ver al monstruo de Minas Moria como una inocente criatura-
Carmen lo miro molesta y le dijo -es más pequeño ¿Por qué sería tan peligroso?-
-Por supuesto es más pequeño, de esa manera lo pueden poner en cualquier lado, pero está hecho de magia, los poderes elementales no le hacen daño y la única forma de dañarlo es con golpes físicos. El monstruo de Moria era de fuego, lo único que tuve que hacer era sacar la segadora imbuida agua. Sin embargo esa cosa no tiene esa debilidad. Además de que el monstruo de Moria estaba vivo, esa cosa no, sino la venzo en el corto plazo podría luchar con ella por la eternidad-
-¿Estarás bien?- pregunto Carmen preocupada
Tytos se acercó y le acarició el rostro -te prometo que volveré- le dio un beso y le aconsejo - no sabemos que le vaya a pasar a esta habitación cuando yo entre, así que afirma la cuerda a uno de los fierros que sobresalen de las murallas. Una cosa más, no toques nada, no sabemos que podría pasar-
Carmen lo quedo mirando cuando entro a la habitación y después de eso, la entrada se cerro.
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Tytos se asomó con cautela. Miro a la gárgola y pensó que como en las antiguas catacumbas de Nosgoth, habría más de una. Después pensó en lo ridículo que era pensar en eso. En este mundo los conceptos de ciencia y magia están muy atrasados. Ni siquiera conocen lo que es la telequinesis, ahora claro, él mismo es como una explosión elemental y no puede realizar hechizos tan sofisticados como la manipulación del mana. Para eso tendría que aprender a manipular magia y su fuerte siempre han sido los elementos de poder.
Tytos siguió acercándose y de repente noto que la gárgola abrió los ojos. Dio un salto hacia atrás desenfundando la segadora de almas desde un principio. Esta no era una lucha más, era en muchos aspectos "la lucha" que ha tenido desde que nació como Tytos Hill. La gárgola soltó las atadura de sus brazos, la roca de su cabeza se prendió con fuego y Tytos maldijo en su interior. Era el peor tipo de gárgola que le podría haber tocado. Esta gárgola emitía una fuerza que devolvía los golpes tanto físicos como elementales. Su única opción era esquivar los ataques, hasta que se reinicio la barrera. Solo en ese momento podría atacar. Tytos soltó un suspiro, pensó que esto iba a ser una larga lucha.
Kain tomo el mando olvidándose de Niten Ichi Ryu y volviendo a su antiguo estilo. Se sentía cómodo, en paz, flexible y listo para lo que fuera. Poco a poco comenzó a acercarse a la gárgola, midiendo las distancia, calculando cada paso y mirando la trayectoria de los brazos y piernas. Tytos avanzo hasta que la gárgola sintió el peligro y encendió la barrera de fuego. Levanto su espada de piedra y ataco. Tytos al ver esto solo puedo esquivar y esperar. La barrera parecía estar en todo su apogeo por qué emitía ese brillo ígneo que le decía que si atacaba, le dolería. Tytos siguió esquivando los golpes, la gárgola no se cansaba, no perdía fuerza y tampoco lo dejaba tranquilo. Atacaba, lo seguía, lo trataba de cortar pero Tytos lo esquivaba con maestría. La gárgola por fin reinicio su campo de fuerza y Tytos se lanzó a atacar. Golpeo la parte de las rodillas de manera constante hasta que la gárgola recupero su barrera y le devolvió el último golpe, enviándolo a volar por los aires.
Después de una hora de lucha, sangrado y cansancio, Tytos por fin pudo romper las piernas de la gárgola. Con su peso impidiéndole moverse lo único que protegía a la gárgola era su campo de fuerza. Tytos espero y cuando se iba el campo de fuerza, le golpeó la cabeza en reiteradas ocasiones. Al final logro destruir la cabeza de la gárgola y sin algo que le diera indicaciones al cuerpo, la batalla llego a su fin.
Tytos se tiro en el suelo jadeando de cansancio. Todo su cuerpo estaba empapado, su ropa tenía manchones de sangre. Tytos pensó que si no fuera por su excelente regeneración habría muerto, pensó en su yo actual y pensó en Carmen y se convenció de no volverse loco por buscar el poder. Habían prioridades y en este momento, era su familia.
Tytos se recompuso de la batalla, fue a la entrada de la habitación y abrió la puerta. Sin su guardián esta habitación más allá de ser una magnifica lugar, no era nada más. Al momento de abrir la puerta, Tytos vio a Carmen sentada en una esquina de corredor. Ella tenía un rostro preocupado, quería acercarse a él pero se mantuvo en su lugar. Tytos camino hacia ella y cuando salió del corredor se abrazaron sin emitir ninguna palabra. Solo ese abrazo fue suficiente para decirle al otro que estaban con la persona que aman..
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-Pensé que ibas a luchar por siempre como habías dicho- exclamo Carmen algo preocupada. Le estaba ayudando a Tytos a cambiar sus ropas que estaban desechas.
-Solo fueron unas horas- dijo Tytos
Carmen se quedó confundida y le aclaro -Tytos, es casi la noche. A pasado más de medio día desde que entraste-
Tytos pensó que estaba concentrado. Cuando Carmen le paso la camisa y termino de ponérsela le dijo -bueno, fue una pelea bastante agotadora-
Carmen asintió y le pregunto -¿Cómo fue?¿era tan aterradora esa gárgola?-
Tytos asintió y le contó cómo fue la lucha, todos los poderes que tenía la gárgola y cómo la pudo vencer. Después de eso Tytos tomo a Carmen y la llevo a la habitación en donde quedaban solo los restos de la gárgola. En medio de la habitación se podía ver un gran montículo de piedra inmóvil. Destacaba bastante ya que el hermoso piso de mármol negro, limpio y sin rayones, llegaba hasta donde la piedra estaba amontonada. Ambos se acercaron, Carmen toco el montículo de piedra, era cálido, como si hubiera estado al sol, pero ahora ya no se movería más. Después Tytos la dejo y fue a ver el resto de la habitación, el mármol se extendía de punta a punta, perfecto y hermoso. Tytos pensó que era un desperdició tener toda una habitación sin usar. Solo adornada con una máquina de combate.
Tytos miro a Carmen que seguía mirando a la gárgola y los grabados que tenía por toda la piedra. Parece que el espíritu científico de Carmen se había encendido por que le pregunto a Tytos -¿te queda espacio en tu anillo?-. Tytos le sonrió y metió toda la roca en el anillo. Se llevo a la gárgola y continuo su ascenso por la torre.
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En el piso treinta se repitió la dosis y esta vez Carmen le dijo a Tytos que no dañara demasiado a la gárgola. Este ultimo la miro raro y no supo que responder. Al final siguió su camino y después de medio día salió de la habitación victorioso. Sin embargo Carmen estaba furiosa, según ella esta gárgola termino peor. Tytos le dijo que hizo su mejor esfuerzo para romper solo la cabeza pero ella de igual manera se quejó. Tytos al igual que la otra vez guardo el cuerpo de la gárgola y le advirtió a Carmen que esta sería la última. Ella acepto y siguieron subiendo hasta llegar al piso cuarenta, en donde Saruman el mago, los esperaba.
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-Veo que no te detuvieron mis artilugios- dijo el anciano mientras sentía que todos los años de vida se le venían encima. Se sentía exhausto y engañado. Ahora no tenía nada y era un prisionero en su propia torre.
Tytos lo miro con una sonrisa y le respondió -bueno, veras, soy muy perseverante-
El anciano soltó una carcajada que le encrespo lo pelos a Carmen y ella se aferró a la ropa de Tytos. Este último miro al anciano y le pregunto -¿por lo que puedo ver no te queda poder?-
El anciano cabizbajo se acercó al ventanal de su habitación y con un tono apagado le pregunto -¿A qué has venido?-
-Antes he estudiado magia- dijo Tytos mientras caminaba por la habitación mirando las paredes atestadas de libros -como toda persona que lo ha hecho, siempre me he pillado con cosas que no puedo aprender o no puedo manejar. Esperaba que tu tuvieras algo como eso y me lo dieras-
-Tengo algo- dijo el viejo recobrando la calma de un mago -pero te seré sincero, puede que sea una maldición sino lo logras dominar. El último hombre que domino tal cosa murió hace muchos años. Fue el primer amigo que hice en esta tierra y aunque me dejo su legado, jamás lo pude dominar-
Tytos dejo de mirar los libros y asintió, le dijo al viejo -llévame a él. Una cosa más, mi esposa está interesada en las medicinas y la ciencia ¿te importa si se lleva algunos libros?-
-¿Qué ha hecho ella?-
Carmen miro a Tytos y este asintió. Entonces Carmen saco una posición azul de la bolsa que llevaba en la cintura. El mago la vio y abrió los ojos como platos, miro a la mujer que estaba enfrente de él y lo encontró inaudito. De repente recordó su realidad y se la devolvió diciendo -puedes llevarte todos los libros que quieras-
Carmen todavía un poco asustada del viejo mago, se afirmo de la manga de Tytos y le dio las gracias.
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-Elo aquí, mi bóveda- dijo Saruman mientras se abría una puerta gigante y majestuosa.
Tytos se movió con cuidado, entro detrás del mago y dijo mientras miraba las plantas que habían -esto es musgo morado en flor. Esto ni siquiera crece en la tierra media y esto. Esto es musgo azul escarcha. Esto es mata de musgo de sangre- miro al anciano y le pregunto -¿Cómo?-
Saruman con una suave sonrisa le dijo -mi amigo dejo todo esto aquí, he ido estudiando todas estas plantas pero nunca las he podido replicar en la tierra medía. Al parecer el ambiente no es el propició. Parece que les falta algo, pero no sé qué es- después de caminar y desbloquear otra puerta, miro a Tytos y le dijo -aquí esta lo que quieres, si quieres también te puedes llevar las plantas. Pronto no las necesitare-
Tytos asintió y dejo a Carmen con las plantas, ella estaba fascinada y pensó en cómo sacarles el mejor partido.
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Tytos miro varios manuscritos. No los toco porque no sabía que podía pasar. Entonces Saruman saco un pergamino que estaba resguardado por una copula de vidrio y le dijo -este es el manuscrito que tu buscas muchacho. Pero ten cuidado, mi amigo no murió de muerte natural, ni nadie lo mato. Esta magia fue la que lo hizo- el anciano soltó un suspiro y retomando una vez más sus fuerzas le dijo -cuando yo recién había llegado a la tierra media, un día me encontré con un muchacho. Llevaba un pequeño cayado e iba vestido de negro. El hecho es que iba persiguiendo a un hombre calvo. Llevaba un atuendo de cuero, un pequeño escudo y una cuchilla, ahora que lo pienso más que un guerrero parecía un ladrón. El hecho es que yo los vi luchar desde la distancia. Los vi luchar por sus vidas y cuando el muchacho que llevaba el cayado estaba a punto de morir, hizo algo increíble. Invoco una lanza de color azul que atravesó al otro guerrero- El anciano se sentó sobre una pila de libros y continuo en un tono apagado -el mago, estaba al final de su vida, sangraba mucho. Yo pensé que si le ayudaba me enseñaría su magia, así que lo ayude y así fue. Después nos volvimos buenos amigos, casi inseparable, pero al final de sus días él se puso a estudiar este pergamino. Me dijo, me dijo- dudo un momento el anciano -me dijo que su maestro le había dejado tal pergamino. Un tal maestro Logan. El hecho es que en sus últimos días de vida me vino a contar que tuvo éxito y me mostró la magia. Magia de cristal. Esta magia podía golpear al enemigo y herirlo gravemente. Si lo golpeaba muchas veces podría incluso transformar en cristal a tu contrincante. Él estaba feliz, pero al quinto día después de que tuvo éxito en la magia, él mismo se volvió de cristal-
Saruman, tendió con manos temblorosas el pergamino y en un tono cansado le dijo -queda a tu criterio si quieres seguir adelante muchacho. Mi magia se ha ido, al igual que mi vida. Ahora todo lo que está en la torre es tuyo, ya no lo necesito- Saruman cerro sus labios y cayendo en un pesado sueño, abandono el mundo.
Tytos miro como el cuerpo de Saruman, poco a poco se volvía arena y se desvanecía. Así eran los que no pertenecían al ciclo natural de la vida. Sus cuerpos físicos no eran nada más que un buque que les permitían manifestarse en el mundo físico.
Tytos saco un segundo anillo y guardo todos los libros que había en la recamara y se los llevo.
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Una semana duro la travesía de Tytos y Carmen; estuvieron estudiando, descansando, practicando, haciendo el amor, pero sobre todo estudiando. Carmen se quejó con Tytos y le advirtió que si en su vejes se ponía igual de tacaño de Saruman, lo patearía hasta que se le quite. Para Carmen todo el conocimiento del mago era precioso y a la vez, un desperdicio, podría haber ayudado a muchas personas, podría haber mejorado la vida muchas personas. Pero al final se guardó todo esto para sí mismo.
Entonces cuando iban bajando la torre, Carmen le hizo prometer a Tytos que ayudaría a las personas si las ve en necesidad, no era necesario que salvara al mundo. Pero si tenía el poder no podía guardarlo en una torre como lo hizo el viejo mago. Tytos la contemplo, meditando sus palabras y dijo.
-Si puedo ayudar, ayudare. Pero no salvare al mundo-
¿Lo pueden oler en el aire? es la oscuridad de todas las cosas...
Gracias a los que siguen apoyando este fanfic, mañana mas...