El amanecer golpeaba el rostro de Tytos mientras el agua helada lo iba despertando. El cielo impresionante abría sus ojos para ver al alma más poderosa que en este mundo haya habitado. El viento mecía su largo cabello, algo que lo acompañaba y lo acompañara por siempre. Cuando el agua se acabo, Tytos aparto el cabello de su rostro y dijo -Fuuuu, eso fue bueno-. Se seco y se preparo para marchar. Ya guardo todo en su anillo y solo quedaba la antigua choza en donde vivieron su abuelo y su madre. Miro una vez más al horizonte, un amplio mar lo despedía de estas tierras, su corazón latía con vigor y parecía que hoy el aire tenía un aroma diferente.
Miro una vez más a la tumba de su abuelo y de su madre y se despidió dejando un beso sobre la cruz. A lo mejor algún día volverá, pero no será pronto. Viaja acompañado de una espada, una bolsa y un caballo. Dándole una última vuelta, mira una vez mas a la choza y se despide. Sube al caballo y avanza por el gran sendero que lo conducía a la fortaleza donde habitaban los leones. Una sonrisa había en su rostro. Nunca antes había salido de la pequeña herrería, esta era su primera vez en el mundo exterior, se pregunto ¿Qué podría haber en su camino?¿habrían dragones cómo en su mundo anterior?¿armas ancestrales y poderosos guerreros?.
-¡Arre!- grito Tytos, mientras espoleaba a su corcel y lo hizo correr con la fuerza de los vientos. La emoción de un nuevo mundo estaba presente.
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Cuando Tytos llego a la ciudad que antecedía al gran castillo de Roca Casterly, vio grandes edificios, blancos y prístinos como la nieve. Con techo de tejas y amplias plazas con piletas. El lugar daba la impresión de prosperar. Mucha gente andaba en la calle y cuando fue demasiada, Tytos tuvo que bajarse de su caballo. Hombres de todas las culturas se podían ver por toda la zona, de diferentes colores y etnias, parecía un buen lugar para vivir. Camino y paso por los mercados, dejo atrás las casas y se encontró con un campo que antecedía a un majestuoso castillo y un gran puente custodiado por soldados bien equipados.
-¡Alto! ¿Cuál es tu asunto?- grito uno de los dos soldados que custodiaban la entrada del puente. Mas allá de ellos habían otros dos y así sucesivamente por todo el puente, en total se podían contar catorce soldados.
Tytos sonrió y le dijo al guardia desde su caballo -vengo a ver al señor de estas tierras, dile que Tytos ha llegado-.
Los guardia quedaron perplejos, un muchacho con ropa barata y un incipiente caballo venía a buscar a su señor. ¿Pero su nombre?, algo había con su nombre. Al final sin mayor idea, el guardia no dudo y opto por hacer lo más seguro, para él -lo sentimos muchacho, ¿sino nos dices quién eres y que vienes a hacer? te pediremos que te retires-
Tytos se bajo de su caballo y les dijo que esperaría, que le podían preguntar a Jaime Lannister o Tyrion Lannister si tenían dudas. Al sacar el nombre de los hijos de lord Tywin uno de los guardias dudo, le susurro algo a su amigo y fue a buscar a su capitán. Mas tarde llego un hombre de fino semblante, rostro envejecido y bigotes rimbombantes. Miro al niño que estaba sentado sombre una roca y cuando este lo miro, le corrió una gota de sudor frio por la espalda. Esa mirada decía muchas cosas. Él estaba en constante contacto su señor y si no supiera, diría que los dioses lo bendijeron con la juventud una vez mas.
El capitán se acerco y le dio una graciosa y amable reverencia, lo miro a los ojos y le pregunto -¿Quién es usted señor?-
-Tytos, tu señor me dijo que viniera- respondió
Shock, hubo en el rostro del capitán de la guardia. Su nombre y su parecido no deberían ser coincidencia, lo mas probable es que era uno de los cachorros del viejo león. Saco un pañuelo y con sus manos tiritando se seco el sudor de la frente. Le dio una sonrisa llena de pavor y le dijo -acompáñeme, él señor lo debe estar esperando. Por favor, perdone a mis subordinados, ellos no interactúan con el señor y no saben-
Tytos asintió y se subió a su caballo. Cabalgo con el capitán de la guardia por todo el camino y este ultimo no paraba de contarle maravillas de la ciudad y del castillo. Claro estaba que Tywin Lannister era un gran comerciante y economista. Cuando Tytos llego al patio central del castillo, muchos guardias le dieron miradas raras y de asombro. Agacharon la mirada y no dijeron nada, era raro que un bastardo se paseara por esta tierra. Tyrion, el hijo menor de lord Tywin podía vivir porque fue el ultimo hijo de la señora, pero nunca se supo de una amante o cortesana que alcanzara los ojos del gran señor.
Tytos acompañado por el capitán de la guardia, camino por unos treinta minutos y después espero en uno de los patios que tenían vista al mar. Ahí permaneció sentado en un banca hecha de mármol y al rato después escucho risas y pasos. Se dio la vuelta y vio hombrecillo acompañado de dos hermosas sirvientas. El hombrecillo algo sorprendido miro a Tytos que lo observaba. No obstante, Tytos no le dedico mucho tiempo y después de un rato lo ignoro y se dedico a contemplar el océano. El hombrecillo despacho a las dos sirvientas, camino hasta el niño y lo interrumpió.
-¿Cómo estas?- pregunto
Tytos lo miro y se sintió molesto, el tipo descarado que se rio de él, ahora trataba de actuar amable. Lo ignoro y siguió mirando al océano. Tyrion al mirar esa expresión, se tapo la boca para no reírse. Se pregunto ¿Cómo dos generaciones de… al menos cincuenta años de diferencia, se podían parecerse tanto?. Suspiro y se sentó al lado del muchacho, saco una pequeña petaca y bebió algo de ella. Eructo y siguió bebiendo hasta que se le acabo. Miro al muchacho y le pregunto -¿eres idiota?-
Tytos lo miro por un tiempo, pero en vez de responder, lo ignoro. Tyrion bufo y le dijo algo irritado -no debiste venir niño. Este es un mal lugar y si no te cuidas la espalda morirás joven-. Después de eso Tyrion se levanto y se fue con un rostro un poco preocupado. Siempre pensando en cómo ha vivido y que podría pasarle al muchacho. Se detuvo a mitad de camino y miro una vez mas al muchacho, noto que tenía el pelo muy largo, tanto como su hermano, el viento le mecía la larga cabellera. Dio un suspiro y murmuro -ojalá no le pase nada-
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Después de la interrupción del hombrecillo, paso otra media hora antes de que volviera el capitán de la guardia y llevara a Tytos a una oficina. Los pasillos por los que pasaron tenían mucho más nivel. Una larga alfombra roja adornaban el pasillo y varias armaduras decorativas estaban apostadas a los lados. Una vez que llegaron a una gran puerta, el capitán se despidió y dejo a Tytos solo para que entrara a la oficina del regente. Una vez que Tytos entro, se volvió un ambiente sepulcral, incluso mas que cuando recién entro. El lord de estas tierra Tywin Lannister se paro de su asiento y lo miro contemplándolo. Tytos no sabia que pensaba, pero a pesar de su mirada fría como el hielo, no emitía ninguna hostilidad.
Ahora, eran dos personas de rostro inexpresivo mirándose. Ninguno dijo nada, pero el ambiente era gélido. El joven Tytos suspiro y miro al suelo, recobro la templanza, miro a su viejo padre y le pregunto.
-Viejo ¿eres mi padre?-
Lord Tywin asintió. En la piel del muchacho podía ver a su Nymeros. Todavía recuerda la sonrisa de la dulce muchacha. Solo le quedaba este muchacho como su recuerdo. Lord Tywin le dio la espalda y mirando a la ventana, le dijo -así es, desde ahora serás Tytos Hill y trabajaras para la casa Lannister. Empezaras en una semana con guardia del palacio y a medida que vayas creciendo te daré otros cargos-
Pero Tytos negó con su cabeza y le respondió -así no funcionan las cosas, yo no necesito tu dinero, puedo ganarlo por mi propia mano. No seré uno más de tus lacayos. Si no tenías la intención de tener una relación familiar, habría sido mejor que nunca te molestaras en ir a buscarme-. Tytos le dio la espalda y camino hasta la puerta, le dio una ultima mirada y negó con su cabeza antes de salir.
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Tytos miro a los cielos y dejo escapar un suspiro. Cuando era Kain Lemuria, su padre era un retardado, pero por lo menos lo trataba como familia. Aquí no había eso. Camino por los grandes pasillos exteriores adornados con preciosas columnas de piedra, llenas de finos grabados. En todas ellas habían leones. En su camino se pillo con su supuesto hermano, Jaime, el cual lo detuvo y le pregunto.
-Niño ¿A dónde vas?-
Con algo de reticencia Tytos respondió -me voy a casa, solo vine a perder mi tiempo-
-Ven, vuelve, vamos a comer algo y conversemos-
Tytos lo pensó por un momento y asintió, no perdía nada. Camino con Jaime a un pequeño comedor, en donde solo los dos compartieron una comida. Conversaron de lo que hacía cada uno. Jaime le contó de sus aventuras y peleas, que ha logrado y hasta dónde ha ido. Como son las diferentes tierras, cuales son mas ricas y a dónde están las mujeres más bellas. Cuando conversaron otro tanto, llego el hombrecillo. Tytos lo miro disconforme, pero Tyrion levanto las manos e hizo el ademan de mantener la boca cerrada. Se sentó en una silla y mando a traer mucho vino. Los tres bebieron y se rieron hasta cuando el niño no pudo mas y se desplomo sobre la mesa.
Tyrion miro a su hermano, este sonreía y bebía mientras miraba al niño. Tyrion sabía que Jaime era muy apegado a su hermana, por lo cual tuvo algunas dudas y preocupaciones. Dejo el vaso en la mesa y le pregunto -¿por qué estas siendo tan amable con el niño?-
Jaime dio un sorbo y levanto los hombros con indiferencia. Miro un poco mas al niño y respondió -no lo sé. Quizá porque es importante para el viejo. Quizá porque es la falencia y la debilidad del viejo. El gran hombre perfecto, Tywin Lannister. El hombre frio e inflexible, se deslizo sobre la cama de una damisela y nació este pequeño. Son muchas cosas, pero sé que el muchacho es importante para el viejo. ¿Por qué crees que le puso el nombre del abuelo?-
Tyrion asintió y miro su copa, no le quedaba vino. Acerco una botella, la empino y cómo estaba vacía, la tiro. Entonces probo con otras cinco botellas hasta dar con una que le quedaba vino. Dio varios sorbos hasta que acabo la copa, se levanto y le dijo a su hermano -Si no lo vas a proteger, déjalo ir, no quiero que Cersei lo vea y lo mate. Ella me tolera porque somos hijos de una misma madre, pero él es diferente-
Jaime ignoro a su hermano y miro al niño durante una hora. Sopeso todo el futuro y cómo vendrían las tormentas. ¿Qué debería hacer?. Era el cachorro del viejo león, lo mas probable es que sea su mas amado por ser él que nació en su vejez. Pero su hermana era orgullosa y como dijo Tyrion, solo lo tolera por que son hijos de una misma madre. Pero ¿Qué pasara con este pequeño bastardo?. Jaime negó con la cabeza, trato de apartar esos oscuros pensamientos. Tomo al niño, se lo echo al hombro y lo llevo a una habitación. Ahí lo tiro y lo dejo a dormir.
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A la mañana siguiente Tytos se levanto con un terrible dolor de cabeza. Miro por la ventana y se dio cuenta que había pasado el medio día. Se dio un baño, cambio sus ropas y se fue a la cocina. Le dieron un poco de comida y fue a ver al viejo, una vez mas. Toco la puerta, pero nadie respondió, suspiro y camino hacía el patio que daba al mar. En el camino fue interceptado por Jaime.
Tytos levanto su mano y se acerco sintiendo que cada paso que daba le hacía estremecer los sesos -Hola, buenos días- dijo
Jaime lo vio un poco apagado y le pregunto -Buenos días ¿Cómo esta esa resaca?-
Tytos sonrió algo incomodo -mas o menos, tengo una pregunta-
-Pregunta-
-¿Qué tengo que hacer para entrar en la biblioteca?-
Jaime lo miro raro, pensó que el pequeño se metería en la política o en los negocios. A lo mejor lo seguiría por el castillo y haría guardia. Pero aquí esta, pensando en meterse a un lugar empolvado y aburrido.
-¿Sabes leer?- pregunto Jaime
Tytos frunció el ceño y le respondió -¡claro que sé leer!-
-Ok. Mira. No hay ningún problema, pero ten cuidado con las velas. Si se llegan a quemar los libros, el viejo se enojara. Ven, acompáñame-
Como Tytos suponía, este lugar aparte de ser una de las mejores economías de la región, era rico en conocimiento. La biblioteca era enorme. Diez estantes repletos de tope a tope. Jaime miro al niño que parecía haber perdido su alma y lo vio tomar un libro de la primera estantería, se sentó en una mesa bien iluminada y leyó sin prestarle más atención. Jaime se acerco y le dijo algunas cosas, pero Tytos apenas lo escucho mientras leía. Jaime suspiro y al final le revolvió el cabello y lo dejo solo.
Cuando anocheció y ya no había luz, Tytos prendió una vela y cuando se acerco a la mesa apareció su viejo. Como siempre le dio una mirada fría e inexpresiva -ve a dormir- dijo -los libros no se van a ir a ninguna parte-
Tytos lo ignoro y siguió leyendo. Espero a que se fuera y por fin cerro el libro para irse a su habitación. Camino por los fríos pasillos nocturnos, de vez en cuando se encontró con uno que otro guardia, pero ninguno lo interrumpió. Esa noche durmió bien.
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Temprano en el alba, Tytos se levanto. Tomo sus espadas y salió a practicar. Los conocimientos que le enseño Musashi quedaban en su memoria y los entrenaría para dominarlos en esta vida. Era su mejor opción, lo único que podía hacer era depender de la técnica. Realizo todos las katas y después de una hora de entrenamiento se fue a bañar. Muchos soldados lo miraron con rareza, se preguntaron ¿de dónde provenían esos extraños movimientos?, pero nadie dijo nada. Aunque fuera un bastardo, era un Lannister y nunca se atreverían a ofenderlo.
Después de que Tytos comiera como un gigante y saciara su hambre, fue a la biblioteca y paso ahí todo el día entre libros. Tuvo que ordenarse y buscar diccionarios y enciclopedias. Ordenar el conocimiento y poco a poco ir traduciendo otras lenguas.
Como a eso de las tres de la tarde, Jaime llego con Tyrion, ambos lo miraron y se sentaron a cada lado. Tytos no les presto atención y siguió leyendo. Tyrion tosió por unos diez minutos tratando de llamar su atención y cuando vio que no daba resultado, se aburrió le quito el libro. Tytos lo miro con disconformidad.
-Si te ignoro es por algo- dijo Tytos
-Lo sé, pero debes respetar a tus mayores- respondió Tyrion con una sonrisa burlesca
-¿Tú lo haces?-
-Buen punto. Ahora, vamos a divertirnos, este no es lugar para un niño-
Tytos suspiro y los miro, no lo dejarían en paz. Así que los siguió hasta las caballerizas. Todos montaron un caballo, bueno, vio al hombrecillo subirse a un poni. Tytos se rio un poco pero no mucho y trato de mantener un semblante serio. Cabalgaron hasta el distrito rojo y lo llevaron a una habitación. Le presentaron muchas mujeres hermosas, pero a lo sumo eran tan bellas como las doncellas del palacio. Tytos negó con la cabeza y Tyrion le pregunto en broma.
-¿Te gustan los hombres?-
-No, pero sinceramente no tienen buen gusto- respondió Tytos -te apuesto a que consigo una mujer mucho mas hermosa que las que trabajan aquí-
-¿Que apuestas?- pregunto Tyrion
-¿Cien monedas de oro?-
Tyrion trago saliva y Jaime boto el vaso que tenía en las manos. Ambos lo miraron con incredulidad, pero después de recomponerse se largaron a reír a carcajadas. Tytos frunció el ceño y les pregunto.
-¿Qué pasa, no se atreven?-
Jaime y Tyrion se miraron y asintieron.
Tytos les dio una sonrisa ganadora y les dijo -en una semana la llevare al castillo, pueden pagarme en oro o no ir a molestarme más a la biblioteca. Ah, por supuesto, quiero que les quede claro que la persona que elija es para mi y ella esta fuera de su alcance…o les cortare las manos-
Jaime y Tyrion tiritaron. Esa mirada era la misma que ponía el viejo cuando los amenazaba. Aterrador.
Tytos no los espero y se fue del lugar. Camino por las plazas y callejones, de vez en cuando se encontró con alguno que otro ladrón, pero terminaron sin cabeza. Fue a un negocio y comió la mejor carne. Miro a las niñas que atendían, eran buenas, pero siempre dentro de lo normal. Camino por el mercado y se pillo a muchas mujeres prometedoras, pero siempre les faltaba algo. No eran como su amada Ann, su Lucy, su Justina o su juguetona Rose.
Cuando era la tarde, suspiro y pensó en ir a otra ciudad, paso por un callejón que estaba casi a las afueras de la ciudad. Por dónde andan los mendigos, enfermos y criminales. Muchos niños estaban apoyados en la paredes, enfermos y cansados de vivir. Las mujeres paradas en los dinteles de sus casas ofrecían sus servicios. Por otro lado, habían muchos ladrones acechando a los transeúntes. Tytos pensó que no importa cómo este la economía o qué mundo sea, siempre habrá este tipo de paisaje. Le trajo algunos recuerdos de la ciudad portuaria de Ariel y como estaba antes de que él llegara. La diferencia es que aquí están equilibrados (por decirlo así) los diferentes tipos de vida.
Una niña de cabello anaranjado estaba apoyada en el muro, pero a diferencia de los otros estaba completamente sola. Solo llevaba un camisón que mostraba sus brazos y piernas llenos de costras y llagas. Tytos se acerco y le tomo el rostro. Asintió y siguió inspeccionando su cuerpo y extremidades con la mirada. Miro al infinito y ponderando sus posibilidades, asintió y le dijo.
-Niña, ven conmigo si quieres vivir-
La niña lo siguió y con unos ojos sin vida caminaba como una muerta en vida. Tytos tomo un caballo y la llevo fuera de la ciudad, se dirigieron a un bosque. Cuando llegaron al lugar caminaron un poco, la niña se cayo varias veces. Tytos tuvo que tomarla en sus brazos y llevarla hasta un claro. En ese claro había un lago tan grande que podían caer una diez personas de forma simultánea. Tytos sentó a la niña al borde del lago, sobre el pasto y después se gano frente de ella.
-¿Cómo te llamas?- Kain pregunto
-Carmen, señor- respondió la niña con un tono de voz lastimoso
-Carmen ¿Quieres ser fuerte?¿Quieres estar sana?- pregunto Tytos
Pero Carmen miro al suelo y le dijo entre lagrimas -señor, no me haga sufrir. Si me va ayudar, ayúdeme, de lo contrario máteme por favor- y empezó a sollozar.
Tytos suspiro, era difícil ayudar a alguien que a perdido todas las ganas de vivir. Se acaricio la barbilla he insistió una vez mas -te ayudare, pero a cambio deberás serme leal y si me traicionas, te matare-
Carmen no asintió ni negó, ya no le importaba nada. Lo había perdido todo y pronto perdería su vida. Tytos la arrastro hasta el lago y con el naranjo intenso de la tarde, la lavo. Tenía heridas por todos lados, y varias de ellas se habían empezado a infectar expulsando pus.
Sin que Carmen lo viera, Tytos saco una de sus píldoras y le dijo que se la comiera. Ella no reacciono y él tuvo que echársela a la boca. Después de eso, Tytos la alimento hasta dejarla satisfecha y Carmen se durmió. Por otro lado, estaba llegando poco a poco la noche, así que Tytos encendió una fogata. Una sonrisa emergió y se preguntaba ¿Cómo ella reaccionaría cuando despierte mañana?.
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Al otro día Tytos se despertó sintiendo un cálido abrazo. Carmen estaba sobre él extendiendo sus brazos y piernas para que no la abandonara. Tytos la miro de frente y vio que casi todas sus heridas se habían sanado. Debe haber estado muy enferma para que la acción de la píldora solo la sanara hasta este punto. Tytos soltó un suspiro y le acaricio el ahora hermoso cabello color naranja. Ambos continuaron durmiendo hasta que sus estómagos sonaron y Carmen abrió los ojos para mirar a su salvador. Tenía un semblante sereno. Ayer se sentía mal, así que no lo vio bien, pero se dio cuenta de que era guapo. Carmen se sonrojo y escondió su rostro. Tytos sintió su abrazo y le pregunto.
-¿Ya te sientes mejor?-.
-Sí señor- respondió Carmen con su rostro aun escondido
-Eso es bueno, dime ¿Quieres ser fuerte?-
Carmen asintió y le dijo -te daré mi todo si me puedes ayudar-
Tytos sonrió y le pidió que se levantara. Después de eso se separaron por un instante y Tytos cazo un jabalí y lo asó durante un par de horas. Después de comer y estar a gusto, saco una pequeña botella de greda y le dijo a Carmen que se acostara y que se quitara la ropa. Ella titubeo, pero siguió las ordenes. Tytos le esparció "la piel de luna" por cada parte del cuerpo, incluso por los lugares mas vergonzosos.
Carmen sintió que se quería morir de la vergüenza. Ni cuando algunos vagabundos la quisieron tocar se sintió tan avergonzada. Carmen lo miro con reproche y le dio la espalda. Tytos se rio algo incomodo y se fue a lavar.
Cuando llego la tarde, el estomago de Carmen sonó otras vez y con sus lindas mejillas sonrojadas miro a Tytos y este sonrió. Fue y preparo lo que quedo del jabalí y comieron hasta quedar satisfechos. Cuando llego la noche, Carmen se acerco poco a poco y de forma disimulada, se tomo del borde de la camisa de Tytos. Este ultimo pensó que era para que él no la abandonara. Sonrió y se pregunto ¿Cuánto tiempo durara este estilo de vida?.
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Cuando llego el otro día, Tytos se encontró nuevamente abrazado por los brazos y piernas de Carmen. Pero ella estaba despierta y lo miraba dormir. Cuando sus ojos coincidieron, ella bajo su mirada y se sonrojo.
-Carmen, levántate, es hora de que hablemos en serio- dijo Tytos
Carmen asintió y lo miro con miedo, pensaba en su mente que ojala él no le pida hacer lo que hacen las mujeres de los suburbios. No se sentiría mal si lo hiciera con él, pero no quería que la forzara a otros hombres.
Ambos se sentaron uno frente al otro con el lago y los arboles como compañía. Tytos carraspeo un poco para llamar su atención y le dijo -mi nombre es Tytos Hill, pero puedes llamarme Tytos. No me incomoda. Sin embargo tengo muchas cosas que decir si me vas a seguir:
Primero, nunca, bajo ninguna circunstancia, cuentes nada de mi y mis secretos.
Segundo, no me importa si eliges irte en algún momento, puedes hacerlo pero no me puedes atribuir tus decisiones. Esto es algo que valoro por sobre todas las cosas. La libre capacidad de elegir.
Tercero, deberás aprender la espada, la etiqueta, a leer y escribir. Es imperativo que lo sepas si me quieres servir. ¿Alguna duda?-
Carmen lo miro asombrada, ¿con qué tipo de persona se había cruzado?. Ella asintió y le dijo -haré lo que el maestro me enseñe y me diga. Esta vida estaba en su final y gracias a ti, ahora puede continuar- su voz se volvió tímida y pequeña, miro al suelo y continuo -solo no me hagas hacer cosas con otros hombres-
Tytos sonrió y saco un par de pantalones y camisas. Como Carmen era mas pequeña que Tytos, la ropa le quedo muy grande y Tytos tomo nota de comprarle ropa cuando fueran a la ciudad. La ayudo y le doblo las mangas de la camisa y el dobladillo del pantalón para que le quedara más a gusto. Carmen lo miro feliz, él la trataba muy bien y se pregunto ¿Quién servía a quien?.
Al rato después un grupo de caballos se escucho a la distancia, eran los hermanos Tytos que lo vinieron a buscar. Jaime llego frente a Tytos y lo miro desde su caballo. Al revisar un poco mas, quedo en shock cuando vio a la joven hada detrás de Tytos. Su hermosa piel y vibrante cabello naranja lo dejaron sin aliento. Por su parte, Carmen se escondió detrás de Tytos y los miro con miedo.
Tytos miro a Carmen de soslayo y después miro Jaime, levanto las cejas y le pregunto con una gran sonrisa -¿y?¿he ganado?-
Jaime reacciono y asintió, no sabía de dónde había sacado a esta niña, pero era preciosa.
Después de un tiempo apareció Tyrion, venía en su poni y cuando vio a la niña suspiro. Levanto su pulgar en un gesto de aprobación.
Tytos tomo un caballo y llevo a Carmen, ella se oculto en sus brazos y no miro a nadie. Se sentía tímida, vigilada y casi invadida por las miradas que le dieron los hombres. Se pregunto ¿Por qué la miraban tanto? Era verdad que sus heridas se curaron, pero ella no era tan linda o al menos así pensó ella.
El viejo Tywin Lannister los espero en el patio y una vez que vio a Tytos, se fue a otro lado. Tytos suspiro y se pregunto ¿Por qué su viejo tenía que ser tan antisocial?. Siguió pensando qué Prodigio era mejor.
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Una semana paso y sus hermanos no lo vinieron a molestar mas a la biblioteca, de vez en cuando lo venían a ver, conversaban un poco y después se iban.
Por otro lado, Carmen ha estado tomando clases con Tytos y poco a poco esta aprendiendo el alfabeto y a defenderse. Muchos hombres la miran con lujuria y ella siempre se oculta detrás de su maestro. Por su parte, se siente más fuerte. Ha comido muchas comidas deliciosas y su maestro la entrena sin descanso. De vez en cuando la hace comer huevos y harina tostada. No entiende, pero él dice que es para que aumente su fuerza. Cuando llega la noche, ella se acuesta en su cama, casi al lado de su maestro, pero solo puede conciliar el sueño cuando duerme con él.
Si de algo Carmen tuviera que quejarse, sería de las extenuantes sesiones de entrenamientos. Ella siempre cae rendida y se desmaya al finalizar cada sesión. Después de eso su maestro la toma y la lleva a descansar, come algo y se va a la biblioteca. Carmen piensa que seguramente debe haber algo importante en todas esas letras. Por otro lado, su maestro es un hombre de carácter pensador, pero no le gusta cuando pone algunas miradas que se parecen a las de ese espantoso viejo. Según le dijeron, era el padre de su maestro. Ella se asusto en el momento en que lo supo, pero Tytos le dijo que actuara normal o si no la haría entrenar más. Así que ella actuó normal.
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A pasado medio año y después de muchos idas y venidas. Jaime volvió con un gran sequito de soldados y carruajes. Vino la reina y por supuesto Tytos no se lo tomo bien. Le advirtió a Carmen y la entreno para defenderse, pero le recalco que no se apartara de él. A veces él peor enemigo para una mujer es otra mujer, mas si la primera es mas joven y hermosa que la otra.
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Una semana a pasado y ninguno, ni los hijos, ni la reina, se han acercado a Tytos. Según le conto Tyrion, Lord Twin les advirtió. Tytos sonrió pero poco le duro la alegría, ya que cuando Tyrion se iba a retirar de la biblioteca, apareció una mujer. Era hermosa y muy elegante. Su cabellera tenía el color del oro, su ropas eran burdeos, adornada con un collar con una enorme joya roja en el centro y una pequeña corona. Tytos intuyo quien podría ser y Carmen estuvo en guardia, pero se mantuvo a unos dos metros y no dijo nada.
Tyrion miro a su hermana y suspiro. Apretó los labios como quien degusta un licor y le dijo -el viejo ya te lo dijo, espero que te comportes-
La reina no le presto atención y avanzo con una tenue sonrisa de superioridad. Le dio una pequeña mirada de soslayo a Carmen, pero disimulo y le dijo a Tytos -Hola ¿tu debes ser el joven bastardo Lannister?-
-Así parece ¿Quién eres?- pregunto Tytos en un tono indiferente
-La reina-
-Normalmente las reinas tiene nombres-
Tyrion los escucho y soltó una risita. La reina le dio una mirada fulminante y él se callo.
-Cersei-
-Entonces…¿Qué quiere la distinguida reina Cersei de este pequeño bastardo?-
-Nada. Solo quería conocer al nuevo sirviente de la familia-
Tytos sonrió y negó con su cabeza -así no funcionan las cosas. Yo no trabajo para tu familia, ni trabajare para el viejo. Puedo hacer dinero por mi propia mano. No los necesito. Solo vine aquí por que el viejo me lo pidió-
La cara de Cersei cambio y su sonrisa se esfumo. No le gustaba el tono en el que hablaba este niño, ni la forma en que se dirigía a su padre. Ella lo miro con disgusto y le advirtió -cuida tus palabras-
Pero Tytos ya no le presto atención y siguió leyendo. Cersei asintió y se fue indignada.
Tyrion se acerco a Tytos y le aconsejo -deberías tener cuidado de la leona. Es muy territorial. También cuida de tu protegida, ella ya entro en sus ojos y puede atacarte a dónde mas te duela-
-Gracias-
Tyrion asintió y se fue con calma. Carmen se acerco meciendo sus hermosos rizos naranjas y le pregunto -¿es peligrosa esa mujer?-
Tytos sonrió y le dijo -mucho, ella es la reina de los siete reinos-
Carmen quedo pálida y no supo qué decir. ¿Cómo se enfrentaría ha semejante persona? Si hacía un movimiento en falso pondría a su maestro en una difícil posición. Pero Tytos le tomo la mano y le dijo -pase lo que pase, no dejes que nadie te aplaste y te quite tu libertad. Vive con fuerza hasta el amargo final-
Carmen se sonrojo, bajo la vista y asintió con una leve sonrisa. Tytos pensó que era muy bonita.
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En la tarde, Tytos salió de la biblioteca. Hizo su usual camino por los pasillos hasta llegar al patio que antecedía a su dormitorio. No obstante, hoy habían visitas. Un montón de soldados, por lo menos diez, lo estaban esperado. Miraron a Carmen y uno de ellos se acerco mientras se lamia los labios. La tiro del brazo y le dijo que la acompañara, pero Tytos fue mas rápido y le corto la mano. Después les ordeno que se perdieran, de lo contrario no vivirían otro día. Pero como si estuviera coordinado de ante mano, aparecieron veinte soldados y todos desenvainaron sin previó aviso. Tytos les dio una sonrisa carnívora que les erizo la piel.
-Carmen, ve a la habitación. No le habrás la puerta a nadie a menos que sea yo- dijo Tytos
-Maestro, puedo ayudar- respondió Carmen
-Aun es muy pronto Carmen, tu entrenamiento ni siquiera ha comenzado-
Carmen lo miro con unas cuantas lagrimas de impotencia, asintió y se fue. Por otro lado, Tytos se quedo con los soldados y resguardo la entrada del dormitorio. Ellos avanzaron y Tytos desenfundo sus katanas, se acerco caminando y a medida que faltaba menos para el choque aumento su velocidad, hasta que dio un salto y le corto la cabeza al primer soldado. Un golpe vino desde su espalda y Tytos lo evito moviéndose hacia su derecha, movió su espada y el brazo del atacante voló por los cielos cortado desde el hombro. Después siguió con los otros soldados, apuñalando, cortando y mutilando. Cuando solo quedaron cinco vivos, Tytos se detuvo y los miro con desdén. Eran los únicos supervivientes solo porque nunca se atrevieron a atacarlo. Un hombre rechoncho respiraba errático y le grito.
-Somos soldados del rey, ¿te das cuenta de lo que has hecho?-
-Solo saco la basura- respondió Tytos -puedo ser un bastardo, pero sigo siendo un Lannister. Ustedes se atrevieron a molestar a un Lannister ¿Quién no sabe lo que ha hecho?-
Una ventana del segundo piso sobre ellos se abrió y un grito profundo se escucho -SUFICIENTE-
Al otro lado del patio se cerro una ventana y se podía ver una figura femenina desvaneciéndose en la oscuridad.
El viejo león estaba molesto, una masacre ocurrió dentro de su castillo dejando todo sucio y lleno de sangre y entrañas por todos lados. Jaime llego corriendo y dijo entre susurros -le dije que había matado a treinta mercenario de la compañía dorada ¿Por qué no me escucha?- siguió avanzando y ganándose debajo de la ventana le prometió a su padre -Padre, no te preocupes, yo me preocupare de limpiar todo esto y arreglar la situación-
Lord Tywin le dio una fría mirada y asintió, cerro la ventana y ya no se le vio, como si se desvaneciera en el edificio.
Jaime dio un gran suspiro y le dijo a Tytos -te hubieras controlado, mira el desorden que ocasionaste-
Tytos torno al cielo y suspiro -perdón- dijo en tono sarcástico -es que los treinta soldados con armaduras y espadas no me dejaron pensar bien-
Jaime frunció el ceño, quiso decirle un par de cosas, pero se las guardo y solo le dijo -ahora tienes que ayudar-
Durante una hora de trabajo, Tytos y varios soldados limpiaron el desorden que había quedado en el patio. No era agradable. Habían brazos, piernas y entrañas desparramadas por todos lados. Cuando termino, Tytos se fue a su habitación y Jaime lo quedo mirando. Su padre trataba de protegerlo y su hermana de matarlo ¿de qué lado debería estar?.
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Tytos volvió a su habitación y golpeo varias veces. Carmen abrió la puerta y lo abrazo a pesar de que estaba todo sucio con sangre. Tytos y Carmen se bañaron. Una vez limpios, ella se acostó en su cama y ambos durmieron a gusto.
En la madrugada del otro día, Tytos se levanto y pensó en todos los acontecimientos del día anterior. No era seguro vivir aquí mientras esa mujer viva. Tomo su anillo y saco dos talismanes y dos píldoras purpuras. Esto era lo ultimo. Si no mejoraba su dominio elemental y su telequinesis no podría tener mas de estas píldoras.
Un gran suspiro salió y Carmen se despertó, se miraron un poco y ella lo abrazo, por alguna razón sollozo y le pregunto -¿Es todo mí culpa maestro?-.
-No Carmen- dijo Tytos tratando de consolarla -esto es solo una pequeña demostración de poder. Estamos en desventaja, así que toma esto. Come esta píldora, te protegerá de los venenos y este amuleto resistirá varios golpes, pero siempre ten cuidado. Podría haber gente muy fuerte que te podría matar de un solo golpe-
Carmen asintió y abrazo a su maestro sin tomar el amuleto ni la píldora. Ella quiere estar aquí y se pregunto ¿Por qué es tan difícil cuidar lo que uno ama?.