Décimo Octavo año del establecimiento del sabio reino de Lemuria, Capital de Hyperion - Castillo real, mes de marzo.
Cuando era la tarde, Kain hizo su camino a la oficina del rey. En donde un grupo de guardias estaba tratando de abrir la puerta. Prodigio, a unos tres metros de ellos, los miraba y se preguntaba ¿Por qué no cedía la puerta?. Ya llevaban unos veinte minutos en lo mismo y siendo sinceros, ya estaba pensando en traer un ariete.
-¿Qué hacen padre?- pregunto Kain
Prodigio miro a su hijo y por alguna razón tuvo una corazonada -por alguna razón no puedo abrir la puerta- le dijo con suspicacia.
-Padre, necesito tu oficina- respondió Kain, entre suspiros pensó en cómo explicar la situación lo mejor posible, pero prefirió evadir las razones, solo se prestaría para malos entendidos -dame media hora y estará lista para que la ocupes-
-No necesito mi oficina- dijo Prodigio -tomate tu tiempo, pero no hagas mucho ruido-
-No es eso padre, ¿por qué todo el mundo cree que pienso con mi entrepierna?-
-Tienes un amplio prontuario- respondió Prodigio mientras le daba una sonrisa burlesca -no puedes culparme por dudar-
Kain torno los ojos al cielo y dijo -salgan soldados y cuiden que nadie entre a esta habitación- entonces Kain hizo su camino y todos quedaron atónitos como la puerta que se abrió fácilmente.
-o-
Merlín y Artoria estaban tomando un poco de té cuando Kain entro. Merlín se levantó y le dio una agradable sonrisa -justo a tiempo, necesito ir al baño- y el mago se desvaneció sin esperar a que Artoria diera su aprobación.
Artoria se puso nerviosa, pero ante la duda puso en frente fuerte y miro a Kain con recelo, pero él solo camino hasta ella y se sentó a su lado. Artoria miro su taza y dijo con cierto reproche -¿Qué necesitas, "vástago del equilibrio"? Te vienes a reír de este pequeña rey que se ahoga en un vaso de agua-.
Por su parte, Kain pensó que este tipo de reproches se los podría dar Ann, pero al ver a Artoria en una actitud tan femenina, con una pierna encima de la otra y la taza de té en la mano, Kain sonrió -nunca me he burlado de ti y de tus creencias- dijo mientras le pasaba su brazo por detrás de la cintura. Ambos se miraron a los ojos, Kain con cierto gusto y Artoria con molestia. No obstante, Kain fue indiferente y la beso, poco a poco se tumbaron en el sillón y quedaron acostados frente a frente. Después de un tiempo Kain le acaricio la nariz con la suya y le dijo -admiro a las personas que se sacrifican por otros, pero yo no quiero hacerlo- el destino es insano y los dioses son crueles, siempre demandando el sacrificio de alguien más -al final de mi vida anterior fui obligado a tomar el papel que siempre me rehúse, pero hasta el final nunca me resigne a tal destino-
Artoria resoplo y miro al techo -tan soberbio como siempre, pero yo soy diferente- susurro -este destino es mío- y se acurruco en el pecho de Kain -quiero realizarlo y darle a la gente una mejor vida. Quiero proteger la tierra donde nací. Creo en el código de caballería que siempre he seguido, es el compás de mi vida-
-Lo sé amor- le susurro Kain con cierta reticencia y dolor en el corazón. En el fondo sabía cuál era el final del camino. Ariel "guardiana del equilibrio" termino igual -por eso no te pido que lo dejes. Solo te pido que trates de ser un poco más feliz, por eso, se mi esposa-
-¿Cómo ser tu esposa puede traerme la felicidad?- ella tenía sus dudas, cada vez que se sumerge en el placer y en la compañía de Kain, su voluntad flaquea -no crees que eres un poco engreído-
-Hasta la hora haz sido "el rey" que todos han querido, pero ¿alguna vez has hecho algo que sea solo para ti?-
Artoria se quedo callada y no supo responder.
-Si lo has dado todo por tu reino- Kain la miro a los ojos y le dio un suave beso -dame esto a mí, déjame poseerlo y guardarlo con recelo-
-Si me convierto en tu esposa- Artoria le dio una mirada sería -no dejare de ser rey-
-Lo sé-
-Tampoco voy a poder darte hijos-
Kain la beso en labios -lo sé-
-Puede que haya momentos donde no nos podamos ver-
-Lo sé, si llega ese momento, yo te iré a ver. He estado trabajando una habilidad que me permitirá ir a verte sin la ayuda de Merlín-
-¿Es verdad?- Artoria lo miro con dudas
Kain sonrió -por supuesto, lo más probable es que tus caballeros me quieran menos aun-
-No es para reírse, ¡tonto!- ella siempre se siente incómoda cuando sus caballeros desaprueban a Kain
-Ven- levantándose del sillón, arrastro a Artoria cerca de un ventana -tengo algo que mostrarte. Merlín ¿ya estas disponible?-pregunto y el mago una vez más apareció con una sonrisa traviesa. Artoria se sentía molesta ya que este viejo lo sabía todo o al menos eso pensaba.
-¿Preparados?- pregunto Merlín
-Sí, por eso sé nuestro testigo- Kain saco una caja con pequeños y meticulosos detalles donde habían dos hermosos anillos.
Artoria lo miro y lo pellizco -realmente tenías preparada tu trampa-
Kain la miro a los ojos y le dijo con una sonrisa traviesa -por supuesto- le dio un beso corroboraron sus palabras -no dejaría que nadie más te tuviera. En tu tierra las personas dan anillos en sus matrimonios ¿cierto?-. Artoria asintió, después de todo ella tuvo que realizar el ritual con Guinevere. Kain abrió la caja y dijo -te van a encantar. Estos anillos tienen la capacidad de guardar cosas, la cantidad es alrededor de esta habitación-. Kain tomo el anillo más fino y se lo puso en el dedo anular.
-Este debe ser para ti ¿cierto?- dijo Artoria he imitando las acciones de Kain y con manos temblorosas, le coloco el otro anillo en la mano de su ahora marido.
Merlín sonrió un poco incomodo -aunque deberían decirse palabras solo añadiré, los declaro marido y mujer-
-Gracias mi amigo- dijo Kain, después se acercó sonriendo a Artoria y la beso hasta que los dos se fundieron en uno solo. Después de un tiempo Artoria empezó a llorar un poco y dijo -es malo que venga acá, mi determinación flaquea-
-Está bien, es solo por ahora- dijo Kain mientras sacaba de su bolsillo dos piedras metálicas talladas con diferentes marcas y las acerco a Merlín -sostén estos dos pedazos de metal hasta que la energía deje de parpadear, una vez que termine estará listo-
Merlín que pudo ver lo que había en la mente de Kain, sonrió, pero no dijo nada para no arruinar la sorpresa.
-Ahora amor, muestra tu anillo a Merlín y sonríe. Si lo haces bien, puede que tengamos un recuerdo invaluable-
Artoria miro a Kain y se puso un poco nerviosa, pero también feliz. Hizo lo que le dijeron y con sus rostros pegados uno al lado del otro, permanecieron así durante unos segundo hasta que la luz por fin se apagó.
-¿Qué hacen estos metales?- pregunto Artoria, miro las pequeñas piezas finamente talladas.
-Mira- dijo Kain y mientras tomaba uno de los metales, le coloco de su energía. Del pequeño trozo de metal, se proyectó la imagen en movimiento de ambos juntando sus caras y sonriendo para Merlín -es increíble ¿verdad?, es una pena solo dura unos cuantos años, después de eso se perderá la imagen para siempre-
Artoria quedo impresionada, se veía a sí misma junto a Kain, los dos muy cerca uno al lado del otro.
-Ahora intenta guardar este metal dentro del anillo, solo tienes que colocar un poco de tu energía y el anillo naturalmente absorberá el objeto que deseas guardar-
Artoria trato de hacer lo que dijo Kain y fue maravillada por la forma en que trabajaba el anillo -increíble, no sabía que tenías conocimientos de este tipo de magia- es una habilidad muy conveniente para cualquier guerrero, bueno para cualquiera que tenga cosas de valor.
Kain se rasco la cabeza y dijo -esta magia es un poco especial, no te preocupes, te lo contare a la noche, pero depende de ti si la puedes aprender-
-A la noche?- las cejas de Artoria palpitaban y sentía que había caído en una trampa, una que dentro de todas sus inhibiciones estaba dispuesta a caer.
-No te preocupes, te lo explicare más tarde -Kain también tomo un metal y lo guardo en su anillo -vamos, mi madre estaba preocupada por ti. Mientras comemos todos juntos podrán conversar. Merlín si quieres puedes venir-
-Mejor que no, será para otra vez- entonces se desvaneció una vez más y solo quedaron los amantes.
Artoria tomo la mano de Kain y lo siguió sin pensarlo demasiado, aunque se sentía cansada, también estaba muy feliz.
-o-
Cuando Kain y Artoria llegaron al anexo del castillo, había un ambiente jovial y todas las esposas de Kain conversaban y compartían entre ellas, también se podía oler el aroma del vino en el aire. Por otro lado, la reina estaba quejándose de lo frio que era Kain cuando niño y Ann la abrazaba.
Elen contaba a Elizaveta y Sofía, cuan fuerte era Kain cuando joven.
Justina hablaba con Ana sobre los caminos y las principales fuentes de negocios.
Después de un tiempo Magdalena escucho los pasos y miro para ver quién era. Entonces hizo su camino y tomo las manos de Artoria apartándola de Kain -niña ¿este muchacho no te trato mal?- entonces Artoria viendo las mejillas rojizas por el vino y unos ojos llenos de preocupación, sonrió -para nada- dijo.
-Qué bueno, si te hace algo habla conmigo, este niño desde pequeño ha sido muy egoísta, una vez…-
Entonces Artoria, Lucy, Rose y Lim escucharon varias historias de Kain cuando era niño.
Elizaveta que estaba un poco cansada se acercó junto con Anastasia -Kain, me quiero ir a acostar, por favor llévame a una recamara-
Kain miro a Elizaveta y le coloco su mano en la frente. Su temperatura estaba bien, pero aun así no se veía con energía -bueno, ven- entonces le dirigió una mirada a Anastasia -¿también estas cansada?-
-Un poco, ha sido un día lleno de emociones-
Caminaron por los pasillos con dirección al segundo piso, miraron los adornos y como estaba compuesta esta pequeña mansión. La reina había preparado a varias doncellas para que atendieran a sus nueras, así que no había problema si tenían alguna urgencia. El único inconveniente para Kain es que no podría "divertirse" con sus mujeres; puede que esa haya sido la real finalidad de las doncellas.
Al entrar al cuarto, Elizaveta comenzó a desvestirse y Kain aprovecho para ver cómo estaba todo.
-Querido, ¿puedes ayudarme con el broche?- pregunto Elizaveta. Kain ni lento ni perezoso, se acercó y poco a poco le quito cada broche dejando ver su piel bella, sin imperfecciones, tersa y suave. Kain le dio un beso en los hombros y dijo -me encanta todo lo que veo-.
Elizaveta sonrió complacida -mira todo lo que quieras-
Kain la abrazo por las caderas y oliendo su cuello lo empezó a besar, pero poco duro la fiesta -ahora no, amor. Estoy cansada- dijo Eliazaveta
Kain sonrió y le dio un último beso -no es mi culpa, es tu cuerpo pecaminoso-. Elizaveta casi estaba convencida, pero Anastasia los miraba y eso la devolvió a la realidad -podríamos, sin embargo no es bueno ahora-
-¡Esta bien, cuando estemos en tu casa será- y dejo escapar a esta bella musa. Elizaveta un poco ruborizada y caliente por los besos miro a Kain y lo beso.
Anastasia que también estaba en la habitación, se sintió un poco caliente al verlos y empezó a desvestirse, pero recordando las palabras de Elizaveta se sintió como si le tiraran un balde de agua fría.
Elizaveta miro a la entusiasmada Ana y le dijo -hermana, creo que sería mejor dejar esto para una próxima vez. Si tenemos un tiempo puedes traer a Sofia contigo y divertirnos juntas mientras "alimentamos" a este lobo malo-
Anastasia escucho esto y se ruborizo, pero pensó en lo apasionado que fue su sexo con Sofía y Kain. No sería malo, pensó -¡espero que me cuides cuando llegue el momento!-
Elizaveta que realizo la propuesta, se ruborizo, pero decidió dejar sus preocupaciones para el futuro -por supuesto que te cuidare. Kain, ahora voy a descansar, si no me vas a acompañar, por favor déjame dormir-
Elizaveta se acostó y Kain camino a ella para despedirse. Esta acción se ganó la dulce sonrisa de Elizaveta y un beso -buenas noches amor-
-Buenas noches Eli-
-o-
Después de dos días de compartir, todas escucharon historias de Kain, se acercaron un poco más unas con otras, nacieron hermandades y facciones. Muchas establecieron vínculos, compartieron sus contactos y tip para mejorar en lo que más querían.
Fue todo muy divertido, él único que no se divertido fue Kain, el cual fue completamente ignorado, pero viendo cómo sus mujeres se llevaban bien, no las molesto y jugo con sus hijos.
Al terminar su segundo día, después de despedirse. Kain las llevo a sus respectivos lugares de origen. Primero fueron Elizaveta, Sofy y Ana.
Mientras que el resto esperaba al día siguiente. Artoria estaba un poco triste por tener que abandonar este maravilloso lugar.
-¿Realmente es tan malo?- pregunto Kain, el cual noto que esté lugar le gustaba mucho a Artoria.
-Muy malo- exclamo Artoria y pellizco a su marido. Para Artoria este lugar era un paraíso y su voluntad flaqueaba. Podía ver a los hijos de Kain y soñar con los suyos propios. Se divertía con sus hermanas y hasta pensaba en dejar de ser rey, ¡realmente malo!.
-Puedes venir Merlín- Kain la abrazo y no quiso decir nada. Artoria tiene su camino y él respetara lo que ella quiera hacer.
-¡Qué tal!- dijo Merlín apareciendo detrás de Kain y saludando casualmente.
Kain que estaba acostumbrado a las repentinas apariciones, sonrió -puedes llevar a mi esposa, esta mujer es muy trabajadora y ya se está sintiendo enferma de no revisar lo que pasa en su reino-
-No te burles, me enojare- amenazo Artoria con el ceño fruncido y Kain levanto sus manos -ok, cuídate amor-. Los dos compartieron un pequeño, pero apasionado beso. Artoria hizo el ritual de siempre y colocándose al lado de Merlín solo dijo un -vámonos-
-Una cosa más- dijo Kain antes de que desaparecieran -en una semana te daré una sorpresa-
-Espera, que quieres…- pero antes de que Artoria pudiera hacer su pregunta, desaparecieron.
Kain camino de vuelta a el anexo y se sentó en un sillón mirando el atardecer en la terraza mientras tomaba un poco de vino. Cerro sus ojos y sintió el viento rozando su cara, el calor del vino le calentaba el estomago.
Ann que llevaba a Rita en sus brazos paso por fuera de la terraza y vio a Kain descansando. Rita vio a su padre y empezó a estirar su brazos tratando de alcanzarlo.
Kain se mantenía con los ojos cerrados, pero escucho los pasos de alguien acercándose. Ann no hizo ruidos, pero permitió que Rita tocara con sus pequeñas manos el rostro de Kain y este solo sonrió al sentir los pequeños dedos.
Kain abrió lentamente sus ojos y vio Rita mientras era sostenida por Ann. Después de sentarse bien, tomo a Rita en sus brazos y ella lo abrazo.
-¿Qué andas haciendo pequeña?- pregunto Kain y la pequeña entre risas, saltos y abrazos, respondió -caminando con mamá-
-Esta niña te vio y casi corre para alcanzarte- dentro de Ann crecía el aprecio y el amor por esté hombre, que a diferencia de su padre que lo dejo crecer solo, él se preocupa mucho por sus hijos -¿querido algo te preocupa?-
Pero Kain no respondió. Se levanto y abrazo a Ann -vamos a dentro, aunque es primavera; las tarde todavía son un poco frías- y dándole un pequeño beso la tomo de la mano para caminar.
-Papá, yo, yo también- pidió Rita mientras estiraba sus pequeños labios.
Kain la beso en las mejillas y juntos entraron a la casa, dejando atrás la melancolía.