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Capítulo 25 Interludio - Un día con su majestad

Décimo sexto año del establecimiento del sabio reino de Lemuria, Castillo de Camelot, mes de abril

Con el pasar de los años, Kain y Artoria han seguido manteniendo sus conversaciones. Han ido intercambiado ideas, conversando de cosas sin sentido, compartiendo comidas y hablando de ciertas preocupaciones. Así que no es extraño que al día de hoy, se podrían considerar amigos. Ya que hay un mundo diferencia entre los siempre leales caballeros que ponen a Artoria en un pedestal, y las conversaciones relajadas y divertidas con Kain. Por supuesto, las conversaciones con el príncipe de Lemuria son esporádicas, más o menos, una vez al mes. La rey Artoria se prepara durante una semana, planifica sus trabajos y solicita que el día de la reunión, no la molesten. Algo que dentro de todo, es difícil de lograr, más tirado a imposible, pero siempre lo intenta.

Por su parte, Kain sigue yendo al castillo de Camelot y los buenos caballeros de la mesa redonda, le siguen haciendo las cosas difíciles. Cuando Artoria y él andan a caballo, cuando van comer o cuando conversan en un jardín a solas. Siempre hay algo que hacer, siempre hay algo que es imperativo que el rey vea, siempre hay alguien importante que solicita una audiencia. Artoria se cansa del trabajo y el estrés, pero su devoción por su labor como rey es más grande. Así que Kain termina pasando a veces más de la mitad del día solo. Artoria se disculpa y Kain le dice que está bien. Al final y al cabo, son amigos, y los amigos se apoyan. Actitud que dentro del corazón de Artoria, sigue y sigue ganando puntos. Por su parte, a Kain le agrada esta mujer. Su actitud de entrega y sacrificio le recuerda a Ariel, guardiana del equilibrio. A veces, Kain piensa que de ser posible, quisiera apartar a Artoria de Camelot. A lo mejor, de esa forma esta mujer podría ser feliz. Pero de ahí a lograrlo, es totalmente improbable. La entrega y esmero de Artoria, está casi al nivel de sacrificio.

Hoy es su reunión mensual. Ya está todo preparado, los trabajos realizados y las reuniones aplazadas. Artoria viendo que sería difícil salir del castillo, ordeno que prepararan uno de los jardines internos del castillo. Solo adornado por un árbol de naranjas, flores que adornan los bordes y un piso revestido de adoquines. Mando a traer una mesa y un par de sillas. Este día, por orden de ella, Artoria Pendragon, todos tienen prohibido entrar a este pequeño jardín. La puerta será cerrada y a menos que Camelot se esté cayendo a pedazos, nadie puede entrar. Para asegurarse de que nadie los pueda molestar. Eligio un jardín con un solo acceso. La gran puerta de entrada. Otra forma de entrar al jardín sería por arriba, ya que el jardín no tiene techo, pero eso ya sería una exageración. Así que Artoria espera que sean solo ellos dos. Kain y ella conversando, comiendo y riendo.

Hoy Artoria camina con total tranquilidad. En su boca muestra una amable sonrisa y se siente relajada. Avanza por los pasillos de Camelot sin prestar mucha atención a los demás. Que dentro de todo, en cuanto la ven, se arrodillan y saludan con una mano en el corazón. Así es Camelot, así es la gente que vive en este castillo, siempre poniéndola sobre lo alto. Pero eso hoy no importa, pronto vendrá su amigo y se podrá olvidar de toda esta gente agobiante.

-Buenos días su majestad- le dijeron a coro un grupo de tres sirvientas mientras se arrodillaban.

Artoria no pierde su sonrisa y sigue avanzando por el pasillo -buenos días- respondió sin detenerse -gracias por su trabajo-

El estado de ánimo de la monarca llama la atención y en cuanto se desaparece del pasillo. Las sirvientas se ponen de pie y empiezan a conversar. Todo lo concerniente a Artoria llama la atención. Desde vestimenta simple, compuesta por un pantalón, chaqueta de cuero sin mangas, camisa y botas. Hasta el ligero estado de ánimo. Por lo general, la monarca es más sería e incluso fría. Solo les dice "gracias por su trabajo", pero su rostro rara vez pone tal sonrisa.

Una de las sirvientas mira a las otras dos y les murmura en un tono bajo -hoy viene ese príncipe-

Las otras dos abren los ojos como platos y empiezan a fantasear que pasa entre la monarca y el príncipe. Cómo no saben la verdad detrás del secreto de Artoria, empiezan a fantasear con imágenes obscenas. Una empieza a insinuar algunas cosas, hasta que al final, las tres quedan con la duda de quién es el que da y quién es el que recibe. ¡Vaya sirvientas!

-o-

Artoria sigue avanzando por los pasillos sin saber qué es lo que piensan sus súbditos. Ni falta que le hace. Sigue avanzado, indiferente de la gente que la quiere detener. A mitad de camino, el primer ministro le quiere hablar de la economía. Pero Artoria le dice que hablan de eso mañana. Hoy no está disponible. Después viene Bediviere, su fiel caballero, y le dice que a los caballeros les falta motivación. Le insinúa que si a lo mejor su rey los va a ver, se animan y logran un mejor desempeño. Pero Artoria le dice que lo agende para mañana, hoy no está disponible para nadie. Bueno, si para alguien, pero ese alguien, no le pedirá que haga cosas estresantes. Continua avanzando ignorando las solicitudes de su caballero, hasta que llega a la salida del castillo y empieza a escuchar algunos estruendos. Similar a un panadero que azota la masa contra un mesón. Alguien está aporreando algo contra los adoquines de la entrada. Al parecer con cada paso que Artoria avanza, más se intensifica la fuerza. Al punto de que los candelabros del techo se empiezan a mecer de lado a lado y los jarrones se caen. Algunos explotan con el impacto de la caída, desperdigando trozos de cerámica por los brillantes pisos del castillo. Pero Artoria ignora eso, y sospechando lo que está pasando, apura su paso y le pide a los guardias que abran la puerta que da a la entrada del castillo.

Cuando Artoria logra salir del castillo, mira lo que está pasando afuera y queda con la boca abierta. Un muchacho que va vestido igual que ella. Solo con una camisa, pantalón y botas. Está peleando contra uno de sus caballeros, el cual viste una armadura morada. El único inconveniente es que han destruido la entrada que antecede a las puertas del castillo. El suelo que debería estar recubierto por adoquines, tiene agujeros por todos lados y la tierra lo ensucia todo. Hay pilares rotos y murallas caídas. Por otro lado, ambos guerreros están cubiertos de tierra y leve rastros de sangre. No obstante, mientras el joven que va sin armadura, sigue sonriendo, aunque su boca tiene ligeros restos de sangre. El que lleva la armadura purpura se ve pálido y en aprietos. Parece una bestia que no sabe por dónde arrancar, así que sigue dando saltos hacia atrás buscando una salida. El muchacho por su parte, trata de alcanzarlo y cuando lo logra, parece que el otro caballero está preparado para el contraataque. El caballero de la armadura se detiene y trata de conectarle un puñetazo en la cara. Pero el muchacho se agacha, gira su cuerpo en el mismo sentido que su oponente. Le agarra el brazo y haciendo palanca, lanza al caballero contra el piso. No obstante, ahí no acaba. Por qué el muchacho, azota una y otra vez al caballero. Hasta que Artoria reacciona y trata de detenerlos.

-Kain, detente- grito Artoria

Kain la escucha, pero sonríe y trata de detenerse, pero una última no le hace daño a nadie. Así que toma impulso y azota contra el suelo una vez más a Lancelot. El golpe genera un poderoso estruendo y el suelo una vez más, pierde sus adoquines, los cuales saltan para todos lados.

Al final, Kain termino jadeando y sintiendo que se le iba a salir el corazón por la boca. Mientras que Lancelot, al parecer esta desmayado. Kain sigue jadeando y se deja caer en el suelo. Mientras Artoria se acerca y los va a ver. No puede ver a otros caballeros de la mesa redonda, pero está claro que por su insistencia, Bediviere tuvo algo que ver.

Artoria llega a donde esta Lancelot y lo revisa. Suelta un profundo suspiro al darse cuenta de que estaba desmayado. Después va a ver a Kain, que tiene un rostro sudoroso, cubierto de tierra y con unos pocos rastros de sangre en la boca. Su pecho sube y baja sin cesar mientras trata de calmarse.

-¿Cómo te siente?- le pregunto Artoria con una expresión de disculpa

-Bien- le responde Kain con dificultades para respirar -solo, necesito un, poco de, descanso, ¿Ayúdame?- y estira su mano para que Artoria lo ayude a levantarse.

Artoria le toma la mano y de un jalón, lo pone en pie. Mira al resto de sus caballeros, que están a unos treinta metros y les dice en un fuerte tono -llévenlo con Merlín, él sabrá que hacer- después mira a Kain, que dentro de todo está hecho polvo y le dice -ven, vamos al castillo y ahí te cambias-

-Bien- responde Kain con un rostro casando -pero vamos lento, estoy muerto-

-Yo te veo bastante vivo-

-Tu sentido del humor apesta-

-Fú, deberías olerte primero antes de decir que alguien apesta-

-Bueno, digamos que fue un ejercicio matutino-

-Vamos, idiota- le dijo Artoria recobrando su sonrisa.

-o-

Ya en una de las habitaciones reales, para ser mas preciso, la de Artoria. Kain se estaba bañando en una gran tina. Como se esperaba de uno de los grandes reinos de Europa, todo es de primera clase. La cerámica, los jabones, los shampoos, la gasfitería. Todo esta impecablemente limpio y adornado. Hasta da la impresión de que todo esta nuevo. Kain sale de la tina y camina hasta uno de los muebles en donde dejo su ropa. No obstante, no esta, pero poco se demora en saber quién fue el responsable.

-Kain ¿estas listo?- pregunta Artoria, afuera del baño, al otro lado de la puerta

-Sí- responde Kain -¿tomaste mi ropa?-

-Sí, te traje nueva. Abre la puerta-

-Esta abierto-

Artoria abre la puerta y mientras solo asoma su mano derecha, le pasa un pantalón y una camisa. Kain la recibe y suelta una risita. Hasta el momento, Artoria actúa con modestia, pero lo que no sabe, es que Kain sabe su secreto. Sabe que ella es mujer. Cosa que solo debería saber Merlín. Pero es un poco divertido.

-¿Por qué tan tímida?- le pregunta Kain con una risita

Artoria al otro lado hace un mohín y le dice -debes, debes tener mas modestia, idiota-

Kain solo se ríe y comienza a vestirse. No obstante, cuándo va a ver sus zapatos, se da cuenta que se abrieron en el talón. Suelta un suspiro, pero igual se los coloca. Una vez que esta listo, sale afuera, adonde Artoria lo espera. La mujer de cabello rubio amarrado en una trenza y enrollada casi a la altura de su nuca, lo esta esperando con una sonrisa amigable. Cuando recién se conocieron, la estatura no era tan diferente. Kain era solo un palmo mas alto. Ahora, después de casi tres años, él la rebasa por bastante, casi veinte centímetros. Por otro lado, Artoria en esa época ya tenía como veintitantos años, pero sigue manteniendo el mismo aspecto y figura juvenil. Parece que es como dice Merlín, la rey esta bendecida para que su reinado sea eterno. Por su parte, Kain no sabe si eso es bueno o malo, solo puede decir, que la rey Artoria, esta estresada y agobiada a mas no poder.

-¿Vamos a comer?- le pregunto Artoria

-Claro, estoy muerto de hambre- responde Kain con una sonrisa

Salen de la habitación y avanzan por los pasillos. Artoria va mirando a Kain de soslayo y se da cuenta de cuan rápido se recupera. Aun tiene ese aspecto de cansado, pero no parece herido. Al menos, por fuera. Kain le devuelve la mira y le sonríe, cosa que la coloca un poco nerviosa y mira hacia otro lado. Kain niega con su cabeza y sigue caminando, admirando las blancas paredes, los hermosos tapices, los delicados muebles y toda la amplia estructura de Camelot. La cual es alta, majestuosa y llena de finos detalles. Por ejemplo los pilares son lizos, redondos, pero con una especie de argollas en las puntas. Para limpiar el castillo se necesita mucho personal, así que cada veinte o treinta metros, puedes ver a las sirvientas con sus paños sacando brillo a las cosas. Muchos jarrones de todos los tamaños llenos de plantas y así sucesivamente. Cada cosa esta puesta en su lugar, sin saturar y sin dejar espacios vacíos.

En el ultimo tramo del camino, casi llegando al jardín, se escuchan unos pasos además de los del dúo. Es Bediviere y Gawain, ambos tienen muy mal aspecto. No enfermos, sino furiosos. Bediviere quiere reclamar algo, pero antes de que pueda decir algo en contra de Kain. Artoria le da una fría mirada y les dice -retírense-

-Pero mi señor- dijo Bediviere cayendo sobre su rodilla en señal de respeto -este hombre hirió a Lancelot-

-Fue una lucha justa- dijo Artoria con total indiferencia -no hubo armas y se detuvieron en el momento oportuno. Ahora, lo diré una ultima vez, retírense-

-Como ordene- respondieron en el acto. No obstante, antes de irse, ambos, tanto Bediviere y Gawain, le dieron una mirada llena de recelo a Kain. El cual, lo tomo con humor y solo sonrió.

Después de eso, Kain y Artoria siguieron avanzado y cuando llegaron al jardín, todo estaba preparado. Paso primero Artoria y Kain se preocupo de cerrar las grandes puertas de casi el doble de su tamaño. Utilizando su poder, coloco un tope de tierra lo suficientemente fuerte, como para que a menos que quisieran botar la puerta, nadie pueda entrar. Hasta él mismo estaba aburrido de las interrupciones.

Artoria espero a que Kain se acercara a la mesa. Se sentaron al mismo tiempo. Artoria tomo una botella de vino, la destapo y soltó un suspiro mientras le servía -lo siento, Kain- dijo -no es mi interés darte estos problemas-

Kain solo sonrió y negó con su mano, como quitándole importancia al asunto -da lo mismo. Cambiemos de tema ¿Cómo haz estado?-

-Bien, bastante bien- respondió Artoria. Dejo la botella a un lado y tomo su copa ofreciendo un brindis. Kain levanto la suya y las copas chocaron generando un nítido tintineo -la economía en sí, se esta levantando. Las constantes guerras con otros caudillos cansan, sobre todo a la economía y la población. Por otro lado, hemos estado arreglando las carreteras y la zona sur y occidente nos pertenece. Así que podemos garantizar las cosechas y el libre transito. Muchos comerciantes llegan por la zona sur desde el gran continente, así que poco a poco nos hemos ido abasteciendo-

Kain tomo un sorbo de vino y le pregunto -¿algo te molesta?-

-Lo de siempre. Algunos nobles que no les gusta como gobierno. Otros que quieren subir los impuestos y otros mas descarados, que quieren qué le haga la vista gorda a sus fechorías. Sinceramente me gustaría aplicar tu política y empezar a reducir a la nobleza, pero ya sabes…-

-También son ciudadanos de Camelot y del reino-

-Exacto. ¿Y tu?¿Qué tal te va?-

Kain jugo con su copa haciéndola girar y le respondió -todo bien. Hace unos meses terminamos de reparar el puerto. Ahora es un lugar amplio e impecable. No solo de Zchted, que es nuestro reino vecino nos piden permiso para atracar. También de Brune y de otros lugares. Por otro lado, hace poco vino un emisario del reino de Muozinel, un reino de mas al sur, en donde las tierras son un poco mas áridas. El hijo de puta quería casarse con mi hermana. Así que fui, le corte la cabeza y se la envié a su rey con una advertencia-

-Hombre ¿Cómo eres tan temerario?- pregunto Artoria llena de asombro

Kain le dio una sorbo a la copa y le respondió sin molestarse en disimular -si le aguanto esas mierdas, el día de mañana va a venir cualquier reino a decirnos que hacer- Kain mostró una sonrisa y le dijo en tono jocoso -hubieras visto a mi padre y a mi madre. Estaban hechos unas fieras, pero no les puse atención. Mi Ariel es mas importante. Si el día de mañana es feliz con algún tipo, mientras él otro la ame, por mi bien. Pero nadie la va a venir a obligar a casarse. No señor-

-Ojala no llegues a tener problemas-

-No lo creo, he estado produciendo algunas cosas buenas, matando a algunos monstruos y guerreros. Así que me he hecho una fama y todos esos vejestorios que se aferran a sus tronos, quieren ganarse mi buena voluntad. No sabes cuantas mujeres me han ofrecido- dijo soltando una risotada -te lo juro, si no fuera por Ann, ya tendría unas treinta esposas-

-Lujurioso-

-¡Hey! Soy inocente. No he tocado nada de lo que me han ofrecido-

-Claro que no lo vas a tocar. De lo contrario tu esposa te mandaría a dormir a la calle-

Kain recordó el rostro serio de Ann y sonrió -puede ser- dijo con una amplia sonrisa

-O-

Como nunca antes, Kain y Artoria pasaron un día tranquilo. Hubo algo de insistencia, por parte de algunos caballeros , pero la puerta del jardín, nunca fue abierta. Dejando de lado las estúpidas excusas, ya habían varias botellas de vino vacías. Por lo menos una veintena. Como a eso de las cinco de la tarde les dio sueño y durmieron hasta las ocho de la tarde. La fresca briza de la tarde despertó a Kain que dentro de todo, dormía tranquilamente en su silla apoyando la parte superior de su cuerpo en la mesa. Artoria al frente de él hacia lo mismo, por alguna razón murmuraba cosas, como "no deberías, Kain" y similares. Que Kain recuerda, no recuerda nunca haberle faltado el respeto, pero bueno, son sueños. Apartando su vista de Artoria, vio que el jardín estaba bastante oscuro. El cielo sobre sus cabezas estaba aun azul, pero comenzaba a perder poco a poco su claridad. Encendiendo su vista espectral, vio que lo pesados caballeros se habían ido.

Volviendo a Artoria, Kain acerco su mano y le movió el brazo -Artoria, Artoria- dijo con una voz embotada.

Artoria poco a poco empezó a recobrar la conciencia y levanto su cara, por alguna razón su vista estaba borrosa -¿Kain, eres tú?-

-¿Quién más podría ser, idiota?-

-¿Qué quieres? Tengo sueño- dijo cabeceando

-Es tarde, tengo que irme-

-Quédate a dormir, mañana te puedes ir. Ahora, déjame dormir-

-No puedo, tengo que buscar a Merlín-

-¡Merlín!- grito Artoria -¡sal de ahí maldito anciano!- pero nadie contesto. Miro hacia todos lados y después miro a Kain -no viene- le dijo con un rostro somnoliento

Kain soltó una risita y le respondió -déjalo ser. Ve a acostarte. Yo buscare al Merlín-

-Ayúdame, no me…- dijo Artoria mientras se apoyaba en la mesa, pero sus dedos resbalaron y cayo de cara contra la mesa

Kain soltó una risotada, pero cuando vio que Artoria frunció la cara y se acaricio la mejilla derecha, ya no continuo. Se levanto y con un caminar inestable, se acerco.

-Déjame ver- dijo Kain

-Déjame sola ¿no te estabas divirtiendo?-

-No seas bebé, estas bastante vieja para eso-

-Maldito, ¿quieres que te mate?-

-¿Tú y cuántos mas?-

-Yo sola te puedo dar una buena lección-

-Sí, lo que diga Artoria, la gran rey, ahora, déjate de hablar mierda y déjame ver-

Artoria de mala gana saco su mano y Kain acerco la punta de los dedos de su mano derecha. Artoria pudo sentir como si alguien le colocaba hielo en la mejilla. Al cabo de un rato ya no le dolió y Kain retiro sus dedos.

-¿De verdad te vas a ir?- le pregunto Artoria aun sentada

-Sí- respondió Kain poniéndose de pie

-Déjame que te acompañe a ver a Merlín- dijo Artoria, trato de ponerse en pie, pero se le fue el cuerpo para adelante y casi cae sobre la mesa. Kain la apoyo, pero él no estaba mucho mejor, así que cayeron los dos juntos al suelo. Kain cayo debajo y Artoria encima de él. La diferencia de estatura era muy grande, así que Artoria cayo apoyada sobre el pecho de Kain. Por su parte, Kain cayo en seco al suelo y su nuca produjo un fuerte sonido.

-¿Estas bien?- le pregunto Artoria

-Sí- respondió Kain sobándose la cabeza -uuuuh, eso dolió-. Kain se quedo recostado sobre los adoquines, mientras que por alguna razón, Artoria se quedo descansado sobre su pecho. Después de un rato, Kain dejo de sobarse la cabeza y miraba al cielo con una vista mas clara. El cielo había pasado a ser un poco anaranjado y oscuro. Mientras que el jardín estaba en sombras.

-¿Cómoda?- le pregunto Kain sin molestarse

Artoria sobre el pecho de Kain disfrutaba del calor corporal y asentía. Kain solo la abrazo sin hacer preguntas. Así se quedaron por un buen tiempo hasta que Artoria le pregunto desde la comodidad.

-¿Por qué no te vuelves uno de mis caballeros?- pregunto Artoria

-Ya hemos conversado esto- respondió Kain sin dejar de ver el anaranjado cielo que poco a poco, se iba tornando oscuro

-Podrías…-

-Podría ser como los demás- la interrumpió Kain -y depender de ti y pedirte que seas el estandarte de justicia. Creo que ya tienes suficiente gente así. Además, yo no soy esa clase de persona-

Artoria soltó un suspiro y se abrazo a Kain mientras apegaba aun mas su mejilla al pecho.

Después de un tiempo, Kain volvió a insistir -me tengo que ir, Artoria- pero ella negó con su cabeza sin dejarlo ir. Kain continuo -para la próxima, podrías venir a mi casa-

Artoria levanto su rostro y lo miro a los ojos -pero ¿y el reino?- pregunto

-Solo será un día. Dudo que la siempre poderosa Camelot se caiga en un día-

-No te burles- le dijo Artoria enfurruñada

-Esta bien, esta bien, no me burlo, pero bromas aparte. Dudo que el reino de Camelot se caiga en un día-

-Voy conversarlo-

-Si lo hablas con tus caballeros te dirán que no-

-Eso ya lo sé, idiota-

-Porque no la próxima vez vas con un vestido-

-¡¿Eh?!-

-No te preocupes, yo sé que eres mujer-

-¿Cómo?-

-Digamos que Merlín no es el mejor guardando secretos-

-Va a ver cuando lo encuentre-

-¿Qué me dices?-

-Por lo del viaje, ya veremos. Lo del vestido es un no, no-

-Oh, qué pena. Una linda Artoria en un vestido sería lindo-

-Tonto- le dijo y le puso un combo en las costillas

Kain soltó una bocanada de aire y casi se ahogo. De esa manera aprendió a no bromear a Artoria con su feminidad. Era algo que no había sacado a la luz desde que saco la espada en la roca, pero ahí estaba, intacta, porque nadie la había tocado. Pero al parecer, era un tema sensible.

Espero que disfruten el capitulo. Por otro lado, les agradecere que puedan puntuar, dejar una reseña o comentar el capitulo.

Mañana mas...

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