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No creo que haya tomado la decisión correcta en haberle declarado la guerra Akira, pero no puedo dejarme amedrentar por sus amenazas, o será peor quitármelo de encima. Debo aprender a ser firme en mis decisiones. Ya la relación se acabó y tengo que aceptarlo de una vez, y continuar mi vida, no quiero seguir estancada en lo mismo. Quien esta perdiendo en este momento es él; ya que no puedo cambiar mi pasado, tengo que aprender a sobrevivir en el presente. Akira continuará sus ataques, siempre ha sido un hombre persistente, y sé que no va a cambiar de opinión hasta tratar de obligarme a hacer su voluntad. No estoy dispuesta a ceder, si lo hago una sola vez, ese demonio me arrastrará con él al infierno, y es algo de lo que no le daré el gusto. Odio tener que estar en guerra, no puedo negar que siento algo de miedo, porque sé que no tendrá lastima de mi. Nunca la ha tenido con nadie, ¿Por qué la tendría conmigo? Si siendo su esposa y su supuesta mujer, me ha hecho mucho daño, no quiero imaginar lo que me haría ahora que soy su enemiga. Se me eriza la piel nada más de imaginarlo.

Pasaron dos días, y habíamos planificado que sería hoy la fiesta de inauguración de la nueva tienda. Las cosas en la oficina han estado bien ocupadas y no me he tropezado con Akira, por suerte. El Sr. James es mi guardaespaldas ahora, me acompaña a todas partes, y me siento algo segura afuera cuando estoy con él. Su apariencia es intimidante, pero en realidad es buena gente.

Salí con Kanji a la tienda para ver que todo estuviera en orden para la presentación de la tarde.

—¿Todo esta en orden, Kanji?

—Sí, lo esta, solo falta llamar a la manager para darle el adelanto de dinero, lo demás ya esta planchado.

—Me parece muy bien. Quiero ir por un café, ¿Me acompañas? — le pregunté a Kanji.

—Eso no se pregunta, mi diosa — caminamos fuera del centro.

—Hemos estado muy ocupados todo el día, hay que tomarnos nuestro tiempo también.

Un hombre extraño se tropezó conmigo y ni se disculpó.

—¿No puedes ver por donde caminas, imbécil? —le preguntó Kanji, metiéndose en medio de mi.

Alcancé a ver que el hombre tenía una navaja en su mano, antes de que pudiera actuar, el Sr. James le aguantó los brazos al sujeto, y lo agarró en el aire para tirarlo contra el suelo. Me quedé fría, todo pasó tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar. Llevé la mano a mi pecho, si James no hubiera actuado, yo no sé que hubiera pasado.

—¿Estás bien, lisa? Ya todo pasó — Kanji me agarró la mano y la acercó a su pecho.

—¿Tú lo estas? — le pregunté rápidamente.

—Sí, tranquila.

—¿Se encuentra bien, Srta. Leiko? —me preguntó James.

—Sí, estoy bien. Gracias James. A no ser por ti, no sé que hubiera pasado.

Es la primera vez que sucede esto. ¿Acaso iba dirigido a mi? Me pasaron muchas ideas por la cabeza, y entre ellas vino a mi mente Akira, pero no creo que lo haya hecho él. Jamás mandaría a alguien más hacer un trabajo así, o eso quiero creer.

—Permítame llevármelo e interrogarlo — dijo James.

—Adelante, si logra hablar llámame.

—Sí, Srta. Leiko— todo el mundo se quedó viendo, porque James lo agarró por la pierna y lo jaló bruscamente.

—Sr. James, ¿Puede llevarlo normal? Digo, aún puede caminar, ¿No? — sonreí nerviosa. Estaba llamando la atención de todos, y si alguien llama a la policía, sería un problema. James lo alzó y lo hizo caminar a su lado.

—Lo siento, Srta. Leiko.

Kanji no dejaba de reír y su risa era muy contagiosa.

—¿Y tu de qué te estás riendo? Acabamos de pasar un mal rato.

—¿Ahora entiendes a lo que me refería con que es uno de los mejores? Es un como un gladiador.

—Eso sonó a sarcasmo, Kanji— él no paraba de reír. Ha perdido la cabeza. No pude evitar reír por su risa, siempre está de buen humor.

Fuimos al café y compartimos algo de tiempo juntos, he estado algo inquieta porque de alguna forma me he estado sintiendo atraída a él. No sé si es por su amabilidad, su forma de ser y tratarme, o es porque se ha convertido en un buena compañía en estos últimos años. Al pasar tiempo con él, me divierto mucho, ya no siento los nervios que sentía antes o la incomodidad. Yo no quisiera enamorarme de nadie más, y este no es momento de hacerlo. Estaba pensando en esto, y no me había dado cuenta que lo estuve mirando todo ese tiempo.

—¿Te sucede algo, linda?

—No— llevamos años de conocidos y aún no conozco nada de él o su vida—. Kanji, ¿Puedo hacerte una pregunta personal?

—Claro.

—¿Por qué no has hecho tu vida con alguien más?

—¿Qué tipo de pregunta es esa?

—Siempre te la pasas trabajando en la empresa o en el centro, y jamás te he visto con nadie— no sé porque hice esa pregunta. De todas las que pude hacer, esa fue la primera en la que pensé, y me sentí sumamente avergonzada.

—A eso me he dedicado toda la vida, al trabajo y los negocios.

—Me estás diciendo que nunca has…

—¿Tenido una pareja? —sonrió con malicia. El haber terminado la pregunta, casi me da un infarto. ¿Cómo puedo estar preguntando esto?—. Mujer oficial, novia, compañera o esposa, no he tenido nunca.

—Entiendo.

—Jamás había pensando en tener una, no lo creía necesario.

—Ya veo.

—Hasta que te conocí.

—¿Por qué no nos vamos a la oficina a buscar esos documentos? —me puse tan nerviosa, que casi no podía pronunciar una sola palabra. Me debí escuchar como una tonta.

Me levanté de la mesa rápidamente y me adelanté al auto, luego él salió. Estuvo sonriendo por todo el camino y yo no sabía que decir, así que guardé silencio. Llegamos a la oficina y subí antes que él, no quería que me viera la cara. Entré a mi oficina a buscar los documentos que tenía que llevar a la tienda en la tarde.

Hisa

—Buenos días, señorita, ¿Se encuentra aquí el Sr. Akira? — pregunté a la recepcionista.

—Buenos días, no me parece haberlo visto hoy en la oficina —respondió.

Kanji

Me acerqué a la recepcionista y la llamé.

—Sr. Carter, ¿Se encuentra el Sr. Akira en la oficina hoy?

—No, ¿Quién lo procura?— me percatdé de quien era al ver su rostro.

—No, él no esta y no creo que venga tampoco.

Lisa

Salí de la oficina buscando a Kanji, cuando me encontré con él hablando con alguien. Esperé a que terminara de hablar para entregarle los documentos.

—Será mejor que se vaya y regrese otro día, no aceptamos bebés en esta empresa —le informó Kanji.

—Lo siento, yo regresaré otro día. Permiso.

Kanji

Hisa sujetó el coche para irse y traté de despistar a lisa.

—Vámonos a la oficina, Srta. Leiko.

Lisa

Vi el rostro de esa mujer, y de alguna forma me pareció conocida. ¿En dónde pude haberla visto? Cuando caí en cuenta, me detuve.

—¿Es esa la nueva mujer de Akira? — le pregunté a Kanji.

—No sé de que hablas.

—Se parece a la mujer de la foto que me mostraste, aunque esta se ve más delgada—. Permiso, ¿Esa mujer que estaba aquí con el bebé, ¿Sabes su nombre? — le pregunté a la recepcionista.

—Srta. Leiko, vamos a la oficina. —insistió Kanji.

—No sé su nombre, pero estaba buscando al Sr. Akira.

—Ya veo, gracias.

Me le fui detrás sin perder tiempo y Kanji me siguió, esta oportunidad no se da todos los días.

—Señorita, disculpe por el trato de mi socio. Me dijo que estaba en busca de Akira, ¿Es eso cierto?

—¿Él se encuentra?— me preguntó.

—No, pero soy su mejor amiga y la dueña de esta empresa. Me encantaría tener la dicha de conocerla.

—Es usted muy amable. Perdone por haber traído a mi bebe, pero no sabía que no aceptaban bebés aquí.

—No te preocupes, puedes venir cuando quieras con tu hijo. Y perdona la curiosidad, pero ¿Puedo ver a tu bebé? — necesito ver su cara y confirmar si realmente tiene un bebe con otra, mi corazón estaba agitado.

—Claro, ¿Por qué no? — quitó la pequeña manta que lo cubría y pude verle la cara, era la misma cara de Akira; sus ojos igual de azules. Me partió el corazón darme cuenta, me sentí muy decepcionada. Sabía que lo mas probable iba a doler, pero no sabía que tanto. Y aún así tuvo el descaro de aparecer aquí y pedirme que vuelva con él, teniendo un hijo con otra mujer, y que se nota que no puede tener más de 2 años. ¡Maldito descarado! Sentía mucha rabia y una punzada en mi pecho, el nudo en mi garganta se formó con rapidez, pero no voy a llorar más una rata como él.

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