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Al otro día Kanji llegó a la casa con los documentos de la otra, tenía que firmarlos para poder acelerar el proceso, y eso hice. Kanji ha estado actuando normal conmigo, algo que me hace sentir bien. Al menos no cambió por lo que le dije. Fuimos juntos con los dueños de la casa y le entregamos los papeles. Hoy en la tarde podemos movernos, así que aproveché para recoger las cosas. Kanji me ayudó a recoger parte de mis cosas y contrató personal para mover todo a la otra casa. Cuando busqué a los niños en la escuela, terminamos de recoger lo que faltaba para irnos a lo que sería nuestra nueva casa. Me despedí de aquella casa que me traía tantos malos recuerdos. Le conté a Mr. Jefferson de la nueva casa, él quedó en poner en venta la otra. Creí que lo tomaría mal, pero todo lo contrario, supongo que aún se siente mal y culpable por lo que hizo Akira. Él no tiene la culpa de que su hijo haya sido un desgraciado.

—Gracias por ayudarme, Kanji.

—De nada, diosa. Si necesitas algo más, no dudes en avisarme. Les daré su espacio para que puedan desempacar sus cosas, nos veremos mañana en la oficina.

—Gracias nuevamente — sonreí agradecida.

—¿Por qué se despiden así? Hagan de cuenta que no estamos aquí — comentó Lin.

—¿Eso qué significa? — me pregunté nerviosa.

—¿No te enseñaron a despedirte de alguien, Kanji?— preguntó Lin malicioso.

—Ya veo— Kanji sonrió.

—Ignora a estos niños imprudentes, por favor— Kanji me besó en la mejilla, antes de que pudiera terminar de decirlo.

—¿Así está mejor?— preguntó mirando a Lin. Mi cara quería estallar de la vergüenza.

—Cuídate—tartamudeé.

—Cuídense todos, buenas noches—con una sonrisa se fue.

—¿A ustedes qué les pasa? ¿Por qué me avergüenzan así?

—No te pongas tan seria, mamá. Los amigos también hacen eso — comentó Lin.

—Claro que no.

—Si lo hacen, yo lo hago con mis amigas. — añadió Kaori.

—No es lo mismo.

—Además se gustan, ¿No es eso lo que hacen las personas que se gustan?— preguntó Lin.

—Eso no es cierto — no podía casi hablar—. Terminemos de recoger — les pedí. Es difícil cuando bombardean ambos en contra de mi.

Recogimos cada quien sus cosas, las fotos de Akira las metí en el ático, no quería verlas. Luego que terminamos de hacer las cosas, me despedí de ambos y se fueron a bañar, yo debo hacer lo mismo. Terminamos muy tarde, y mañana tengo que ir a la oficina. Me di un baño y me acosté en la cama. Toqué mi mejilla, porque de alguna forma, sentía como si aún su besó estuviera ahí. Estoy perdiendo la cabeza. ¿Qué mierda es lo que me pasa? Me siento como si estuviera engañando a Akira. A pesar de no estar juntos, y que él está haciendo su vida con otra, siento que pensar en otro hombre es un engaño; aunque no lo sea. ¿Cuándo será el puto día que deje de pensar en él?

Pasaron unos días, todo continuó de la misma forma. Hoy es la fiesta de inauguración y quedamos en ir juntos. Me arreglé lo mejor que pude y me despedí de los niños. Al llegar a la fiesta, fuimos como si fuéramos algo más que socios. La idea de estar agarrada del brazo de alguien más, era algo vergonzoso. Kanji se veía muy elegante como la mayoría de las veces. Nuestra salidas cada vez son más constantes. De alguna forma cada vez lo veo diferente. Si cambia cualquier pequeña cosa o hace cualquier mínimo gesto, puedo darme cuenta de cada detalle; es como si lo fuera conociendo un poco cada día que pasa. Me ha venido pasando desde esa noche. El lugar de la fiesta era sumamente elegante y cómodo; habían muchos invitados, reporteros y fotógrafos. La inauguración de este Centro comercial era sumamente importante. Kanji ha logrado todo lo que se a propuesto, tal y como lo dijo. Me sentía feliz al saber que pudo realizar su sueño; aunque no sepa sus razones detrás de ello, su determinación y persistencia, lo hace ser una persona muy especial. Tomé una copa de champagne y él hizo lo mismo.

—Ya me toca subir, no te vayas a escapar ahora— sonrió burlón.

—No tengo como escaparme— sonreí inocente.

Subió a la pequeña tarima que había para dar todos los detalles del centro comercial, y antes de empezar quiso hacer un brindis.

—Primero que todo quiero agradecer a una persona muy especial, quien fue la que hizo de este sueño una realidad, la Srta. Leiko Tsukino; brindo por el honor de contar con su dulce presencia y compañía en esta maravillosa noche. Salud— dedicó una dulce mirada que me hizo sentir emoción, alcé la copa de champagne al aire y luego le di un sorbo. De alguna manera mi corazón estaba latiendo muy rápido. Sentía algo de vergüenza por haber atraído la atención de todos por el mensaje de Kanji. Me gusta pasar desapercibida la mayoría de las veces, pero de alguna forma, me hizo sentir algo feliz.

Luego que bajó se acercó y me dio otra copa.

—Ahora sí podemos brindar más privado. Salud— chocamos las copas y tomamos.

—¿Por qué hiciste eso?

—¿Qué hay de malo? ¿Te molestó?

—No, es solo que no lo esperaba.

—Gracias por hacer esto posible, por tu presencia, por tu apoyo, colaboración y compañía. Quiero agradecerte por todo eso y más. Eres maravillosa.

—Kanji… — tartamudeé—. Gracias a ti por todo lo que has hecho y por no rendirte, al fin cumpliste con tu objetivo.

—Quiero brindar por los dos entonces. Para que nuestra amistad dure más años y podamos lograr muchas cosas juntos. Salud.

—Salud— sonreímos y brindamos.

Estuvimos un rato más en la fiesta y compartimos con los invitados. Hablamos, reímos, la pasamos muy bien. Luego me trajo de vuelta a la casa.

—Gracias por traerme, Kanji.

—Siempre a la orden, diosa. Descansa y envíale saludos a tus hijos.

—Lo haré — cruzamos miradas por unos segundos y Kanji se acercó, no me sentía nerviosa como estuve toda la noche. Llevó su mano a mi mejilla y la acarició delicadamente, cerré mis ojos al sentir su cálida mano.

—Lo siento—me dijo alejándose, y tragué saliva. Por un mínimo instante, sentí que aprobé su cercanía.

—Buenas noches, Kanji.

—Buenas noches, lisa— me bajé del auto con el corazón a mil.

¿Qué fue esa corriente que sentí?

Lin

—No he visto progreso entre Kanji y mamá — comentó Kaori.

—Tendremos que ingeniar un  plan para acercarlos, pero ¿Qué podríamos hacer?

—¿Cómo se podría acercar un hombre y una mujer? — me quedé pensativo ante su pregunta.

—Ya lo tengo, tenemos que ingeniar un muy buen plan— ambos reímos.

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