A la mañana siguiente
Nos levantamos bien temprano, Akira regresó a la habitación muy tarde en la madrugada y no creo que haya dormido mucho. Salió a buscar a mi hermana y me encomendó que tuviera todo listo para cuando pasara a recogernos. Lin me ayudó como pudo a bajar las maletas al primer piso. A pesar de ser un niño, siempre está dispuesto a ayudar en lo que sea.
—Si nos vamos de aquí mi hermano no nos va a encontrar, ¿Verdad? — su pregunta me dolió y me puso algo nerviosa, traté de que no se diera cuenta.
—Lo sabrá porque yo sé lo diré— acaricié su cabeza y se tranquilizó—. Ya nos queda muy poco. Bajamos lo que falta para terminar y luego buscar a Kaori, ¿Está bien?
—Si, hermanita— asintió con su cabeza y subimos al segundo piso para continuar.
En el preciso momento que bajamos por última vez al primer piso, vi a Akira. La bolsa debajo de sus ojos, me dice que no durmió nada de nada. Ha estado muy concentrado haciendo todo lo de mi hermana y nosotros. Si tan solo pudiera hacer algo para ayudarlo.
—¿Están listos?
—Si, Akira. ¿Dónde está mi hermana?
—Está dormida en el auto. La tengo vigilada. ¿Nos vamos, corderito?
—Si— asentí con mi cabeza y ayudé lo más que pude a llevar las cosas al auto. No quería que también lo hiciera él.
Nos dirigimos al aeropuerto, por suerte iríamos en el Jet privado, así que no tenemos que esperar nada. Mi hermana ha estado dormida en todo el camino. Akira la cargó hasta el Jet y la subió acostándola en la cama. Debe estar muy cansada también luego de todo lo que ha pasado. Acosté a Kaori y a Lin en la otra esquina de la cama, también debían estar cansados. Nos despertamos muy temprano. No sé cuánto tiempo de viaje sea, espero no sea mucho. Luego de subir el equipaje, vi a un hombre de los de Akira que subió también.
—Él la va a vigilar por cualquier cosa.
—Ella no es una criminal que deban vigilar, Akira. Estamos nosotros aquí.
—No compliques las cosas, lisa.
—Lo siento, solo me estuvo demasiado exagerado.
Cerraron la puerta del Jet y estaba algo nerviosa, no solo por los nervios de viajar, si no porque la última vez que subió un hombre de Akira al avión, él me dejó sola, así que me mantuve a su lado mientras tanto.
—Tienes que sentarte, corderito, no me voy a ir— sonrió al decirlo. No sabía que leía mis pensamientos. Me hizo seña para sentarme en un sillón al lado de él, así que eso hice—. ¿Por qué no terminamos lo que empezamos en el estudio?
—¿Has perdido la cabeza, Akira? Los niños están ahí, al igual que mi hermana— Akira sonrió.
—Sabrás que te las cobraré luego.
—¿Será largo el viaje?
—No, unas dos o tres horas.
—¿Y dices que no es largo?
—Hemos tenido peores, corderito— acarició mi mejilla.
—Recuéstate aquí, Akira— le hice seña para recostara su cabeza en mis piernas. Akira arqueó su ceja.
—¿No dijiste que no haríamos nada?— rio.
—Quiero que duermas algo — me avergonzó la cara de atrevido que hizo. Se recostó sin protestar más, parecía un niño Acaricié su pelo mientras que él se acomodaba—. Duerme, cielo. Has tenido una larga noche y todo por ayudarnos. Gracias por todo lo que has hecho— no había terminado de decirlo, y ya estaba con los ojos cerrados. Es tan lindo. Me quedé contemplando su dulce rostro mientras dormía, sin darme cuenta me quedé dormida también.
No sé cuánto tiempo pasó, pero me despertó un sonido extraño. Al abrir mis ojos viba mi hermana, que se asomó por las cortinas del avión. Caminó hacia mí y tenía un arma en la mano.
—Inka, ¿Qué haces con eso?
—Bájame de aquí ahora— Akira se despertó por el grito de ella y quedó sentado, mirándola fijamente. Si esto se sale de control no sé lo que pueda pasar.
—Eso no se puede hacer— dijo Akira.
—Da la orden para que vayan de vuelta ahora— señaló con el arma a Akira. Si esto se sale de control, Akira no dudará en tomar cartas en el asunto.
—No puedo, y aunque pudiera, no lo haré.
—¿Qué dijiste?— Inka estaba temblando con el arma en la mano. Ella no está bien y si Akira la provoca de esa forma, las cosas no terminarán bien.
—Baja el arma, Inka. Vamos a arreglar las cosas sin necesidad de esto— le dije, tratando de calmarla.
—Cállate, estúpida. Me quieren encerrar, ¿Crees que soy estúpida?
—Es por tu bien, necesitas ayuda.
—Ustedes fueron los causantes de esto, ¿Y soy yo la que necesita ayuda? — estaba alterada y su tono de voz era muy alto, por lo que Lin caminó hacia nosotros. Se quedó frio al ver a mi hermana apuntándonos.
—¿Quién es ella? — preguntó Lin, a lo que mi hermana se giró para apuntarle. Akira se levantó rápidamente y jaló su brazo, quitándole el arma.
—Puedes hacer lo que te dé la maldita gana, pero apuntarle a mi esposa con un argumento por suposiciones tuyas, me molesta. No sabes un carajo de lo que pasó, si quieres culpar a alguien pues culpa a tu maldito cabrón padre o a mi— Akira estaba molesto. Agarró el arma y la tiró a otra parte del avión—. Está mierda me tiene cansado. Si quieres saber lo que pasó, yo mismo me voy a encargar de decirte, pero no voy a dejar que tú estupidez le siga haciendo daño a las personas que más amo. Si quieres reclamarle a alguien que sea a mi. Ya tu maldito padre está muerto, de igual forma, no podrás reclamarle a él — las palabras de Akira fueron muy crueles para decirlas así. Mi hermana no está bien para procesar todo eso.