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Se quedó en silencio por un momento.

—¿Eres?— respiró profundo y se acercó a mi cuello.

—Te mostraré— cerró sus ojos y me besó de vuelta.

—¡Detente!— por más que lo decía, era como si muy dentro de mi quería más de esto. Se sentía tan real y tan extraño a la vez. Siento sus besos y es como si fuera algo normal, como si estuviera con Akira, pero no lo es. ¿Cómo puedo sentirme de esta forma por alguien que no conozco? ¿Por qué no puedo evitar que continué? Esto está mal. Lo empujé y me levanté del sillón.

—Soy una mujer felizmente casada, esto no puedo hacerlo. Será mejor que me vaya—iba a dar la vuelta para irme y agarró mi mano. Me sentía muy confundida.

—No te vayas, quédate conmigo por esta noche— su petición sonó más a una orden.

—Dije que no, no vuelvas a acercarte a mi— le dije, pero me jaló hacía él.

—¿Por qué no aceptas lo que estás sintiendo, lisa? Estoy seguro que te sientes igual que yo. De no ser así, me hubieras golpeado y te hubieras ido sin pensarlo dos veces.

—No entiendo nada de lo que está pasando.

—No soy tu esposo, pero puedo fingir que lo soy.

—¿Cómo te atreves a mencionar a mi esposo sin conocerlo?

—Si fuera él, ¿Estarías conmigo ahora?

—¿Qué mierdas estás diciendo?

—Si me porto como Akira, ¿Me dejas hacerte el amor?

—¿Cómo te atreves? ¿Cómo sabes su nombre?— lo empujé y me alejé de él.

—Te mostraré una cosa— vi que se dio la vuelta e hizo algo. No estoy muy segura de lo que haya hecho. Agarró su pelo largo y lo amarró. Cuando se dio la vuelta puedo jurar que era como ver Akira. La única diferencia es la forma de vestir y su pelo largo. Sus ojos eran iguales, transmitía la misma seguridad que Akira. ¿Cómo no pude darme cuenta antes?

—Tu eres…— antes que pudiera decirlo, caminó hacia mí. No salían mis palabras, la confusión era tanta que no podía ni siquiera pensar en nada. No sentía ganas de correr de ahí. Es como si me hubiera tomado con la guardia baja. Agarró mi mano y se acercó. Podía ver esos ojos azules que tanto me cautivan de Akira. ¿Cómo puede parecerse tanto?

—Soy su hermano. ¿Ahora puedes verme como él? Si tanto querías verlo, aquí me tienes. ¿Puedes sentir algo ahora?— no podía responder ni una sola palabra, el shock fue tanto que no podía pronunciar ni pensar en nada más que él. ¿Cómo no pude darme cuenta antes? Es por eso que me sentía así. Es por eso que sus ojos me hacían sentir como si lo conociera de toda la vida. Hubiera querido hacer tantas preguntas, pero él evitó que lo hiciera robando mis labios.

—No más— le pedí, pero no sentía las fuerzas de alejarlo. Es como si no pudiera resistirme. Tiene la misma facilidad de controlarme con su mirada. Estoy consciente que esto está mal, él no es Akira, pero ¿cómo le explicó eso a mi corazón y mi cuerpo en este momento? Pude sentir sus manos en mi cuerpo y no podía sentir asco de él. Su mirada estaban puesta en mi, que ni siquiera podía poner resistencia. ¿En qué me he convertido? Akira, perdóname.

Shuji

Perdóname, pero no puedo controlarme ahora. Quizás luego me arrepienta, pero si es la única manera de mostrarte lo que siento, prefiero que sea así. Será nuestro pequeño secreto, lo prometo.

A la mañana siguiente desperté en los brazos de alguien más que no era Akira. ¿Qué fue lo que hice? Me encontraba desnuda en el pecho de alguien más. Fue cuando caí en cuenta de lo que había pasado anoche. Quería salir de ahí, estaba en la casa de mi amiga y para completar con el hermano de Akira. ¡Que bajo he caído! Me sentía sucia. Me vestí y salí corriendo de ahí, él aún no había despertado. Estaba en llanto, no encontraba cómo ir a la casa. Acabo de cometer el peor error de mi vida. Acabo de fallarle a Akira, acabo de fallarme a mí misma, le fallé a nuestro matrimonio, a nuestra hija. Acabo de autodestruirme y cuando pensé en lo que había sucedido, no podía parar de llorar. Sé que de nada serviría, pero no puedo aguantar esto por dentro. No podría mirar a Akira, ni si quiera a mi hija de la misma manera. Akira tenía razón. Soy una cualquiera, soy un monstruo.

¿Cómo pude cegarme por los recuerdos de Akira? Sabía que no era él y no pude resistir la tentación. ¿Cómo pude hacerle esto?

Miré el teléfono y tenía varias llamadas de él. Al no haber regresado a la casa anoche, supongo que le dijeron. No sé cómo regresar a la casa. No podría ocultarle algo como esto. Tengo que enfrentar la dura realidad y admitir mis errores. Estoy segura que Akira me matará o me alejará de mi hija, pero no puedo quedarme con esto por dentro y con esta culpa. Se me cae la cara de la vergüenza. No entiendo nada de lo que está ocurriendo. ¿Qué hace el hermano de Akira aquí? ¿Vendrá a matarlo? ¿Por qué me usó y jugó conmigo? ¿Quién es ese Lin? Tenía tantas preguntas que por irme de ahí no pude preguntar. Ahora no podía pensar en nada más que la traición.

Llegué a la casa y lo que hace tiempo no había ocurrido, estaba Akira esperándome. No pensé que sería tan pronto que tendría que rendir cuentas. No podía mentirle, no quiero mentirle, porque a la larga si se entera, será peor. Si quiere matarme que lo haga, no se nisiquiera si pueda vivir con esta culpa por dentro. Al pararme en la entrada, pude ver la cara de Akira, se veía muy serio y por obvia razón.

—¿Dónde estabas? — sin saludar y sin decir más preguntó. Respiré profundo y levanté mi cabeza. Ya sabía lo que vendría luego de esto. Pude ver el arma en su pantalón.

—Te fui infiel, Akira — respondí. Una lágrima bajó por mi mejilla. Ya sabía lo que pasaría después de esta confesión, pero la culpa me llevó a esto. 

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