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Empleada

—Tienes que avisarle al Sr. Akira— dijo la empleada.

—Lo he llamado, pero no responde el teléfono. Tendré que ir personalmente a buscarlo. Quédate con la señora, si surge algo, no dudes en llamarme— respondió el chófer.

—Si, señor.

Dios mío, que la señora y el bebé estén bien.

Lisa

—¿Mi bebe?— mis lágrimas comenzaron a bajar.

—Señora, comprendo su dolor. Necesito que me diga si tuvo algún malestar o dolor extraño durante estos días.

—Si, había sentido una punzada en el vientre, pero creí que sería normal, ya que con mi primer bebé sucedía. ¿Por qué sucedió esto? Yo me estaba cuidando.

—Señora, pueden ser muchas las causas. ¿ Ha consumido alcohol, cafeína, consumido drogas, ha estado bajo estrés, no se ha desarreglando haciendo algún tipo de fuerza o algo parecido, durante estos últimos días?

—Todo estaba bien doctor. Me estaba cuidando— mi voz estaba temblorosa, casi no se entendía lo que decía.

—Necesito saber si ha expulsado todo el tejido, debo examinarla mejor. Sé que es un proceso difícil para usted, pero es por su bien. Lamento mucho su pérdida— escuchar esas palabras acabaron de derrumbar mi mundo. Mis lágrimas no se detenían, sentía que algo me faltaba. No sabía cómo Akira iba a tomarlo, él estaba tan entusiasmado con la noticia de ser papá otra vez. El dolor que sentía en el pecho y la culpa, me estaban consumiendo por dentro. No sé si haya sido mi culpa, a pesar de que me cuidé, hay probabilidades de que el estrés haya sido el causante. Sentía ese nudo en mi garganta, no creo que pueda continuar así.

Akira

—Encárgate de que se lo cojan, Jefferson, eso es lo que gusta a los perros como este. Ya que le gusta violar niños, ¿Por qué no hacen lo mismo con él?—Jefferson llamó a sus hombres para que se encargaran del asunto.

—Los perros te están saboreando , muero por soltarlos, pero tendré que esperar, aún falta más diversión— mientras abusaban de él, estuve haciendo la pregunta varias veces, pero no hubo respuesta—. Este pendejo me tiene hasta los huevos, aún no habla el muy hijo de puta.

—Estoy seguro que al tener los perros más de cerca habla porque habla, Akira. ¿Viste el miedo que le tiene? No ha dicho nada por que no están lo suficiente cerca, pero cuando vea que no estás bromeando, verás qué habla.

—Eso espero o tendré que matarlo y buscar a la chica por mi cuenta.

—Sr. Akira, le tengo malas noticias— dijo entre fatiga mi empleado.

—¿Qué haces aquí?

—Su esposa está en el hospital.

—¿Qué? ¿Qué le pasó?

—Estaba sangrando, tuve que llevarla a urgencias. El médico la está atendiendo, aún no tengo detalles.

—Vamos.

—Akira, no te puedes ir con esa ropa así, tienes que cambiarte.

—¡Mierda!—Ella se estaba sintiendo mal y aún así la dejé sola, ¿En qué mierda estaba pensando?— Jefferson haz lo mismo que le hicimos a Keita. La jaula de la rata está allá atrás y haz lo que quieras con él, pero no lo mates todavía.

—Ve tranquilo, yo me encargo.

Lisa

—Señora, ya todo está bien. Deberá descansar, su cuerpo lo necesita.

—¡Mi bebé!

—Señora, le voy a administrar un calmante, la ayudará a relajarse y descansar.

—Mi bebé, doctor— el dolor en mi cuerpo no era nada, comparado al que sentía en mi pecho. Tocaba mi barriga esperando que fuera una pesadilla, y que mi bebé aún estuviera ahí. ¿Por qué me quitan todo lo que tengo? ¿Estoy destinada a esto?

—No la puedo dejar así, señora. Lo siento— el doctor salió de la habitación a buscar el calmante.

—Lo siento, fue mi culpa, mi amor— me sentía devastada y destruida. Es el segundo bebé que no puedo proteger. ¡Soy lo peor!

Akira

—Doctor, ¿Qué pasó con mi esposa? ¿Dónde está?

—Sr. Akira, le tengo una mala noticia.

—¿Le pasó algo a mi esposa o a mi hijo?

—La Sra. Lisa ha sufrido un aborto. Siento mucho su pérdida.

—¿Qué?—el médico me explicó todo lo que habló con lisa.

—La señora está muy afectada, debe ahora más que nunca apoyarla. Sé que es muy doloroso por lo que están pasando, solo espero puedan recuperarse pronto.

—Gracias, doctor— sentí mi pecho oprimido, lágrimas involuntarias bajaron por mi mejillas. No puedo ver a lisa así, debo calmarme.

Lisa

Escuché la puerta del cuarto y era Akira. ¿Qué hace él aquí?

—¿Por qué estás aquí?—Akira se acercó y me abrazó. Sus fuertes brazos y su calidez, me hicieron sentir peor, sentía más ganas de llorar.

—Perdóname por dejarte sola.

—Fue mi culpa. Después de todo tu tenías razón, soy una mala madre—dije entre lágrimas.

—¿Qué mierdas dices tonta? No fue tu culpa, de alguien tener la culpa ese soy yo. Las arriesgué demasiado, como siempre. Lo siento, lisa. No te preocupes vamos a poder tener más hijos.

—No, no quiero más ahora. No quiero sentir esto otra vez.

—Cuando te sientas preparada, no te preocupes. Estamos jóvenes y ya tenemos a nuestra princesa Kaori, no hay prisa. No llores más, princesa, vamos a poder sobrepasar esta prueba como siempre lo hemos hecho juntos—me abrazó nuevamente, no pensé escuchar esas palabras de él. Creí que al enterarse me juzgaría o se molestaría, pero no. Akira ha cambiado mucho—. No estás sola, corderito— besó mi cabeza, y su voz estaba temblorosa, debía sentirse igual de afligido que yo; aunque lo intente disimular, también se ha vuelto malo para mentir—Te amo, lisa— esas palabras me hacían falta, extrañamente sus palabras me hicieron sentir algo mejor; aunque el dolor en mi pecho aún era fuerte.

—Te amo, Akira—sentir su amor y su apoyo, me hizo sentir un poco más tranquila.

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