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Al día siguiente pasé toda la noche pensando en qué podría regalarle. Él tiene dinero para comprarse lo que quiera. No sé qué podría hacerle falta. Tengo que buscar una manera de poder salir de la casa y comprar su regalo, pero no ha salido ni a la oficina. Pensé en una buena excusa, pero lo más seguro quiera acompañarme y si lo hace no podré hacer lo que quiero.

—Akira, ¿Puedo ir con mi mamá?

—¿Por qué no vamos luego?

—Es que mi madre necesita comprar unas cosas y quiere que le acompañe— intenté no mostrar mis nervios.

—¿Por qué no ha ido ella con Jefferson?— tengo que pensar en algo pronto.

—Porque son cosas de mujeres— puedo asegurar que no me creyó ni una sola palabra.

—Te acompañaré a la casa.

—Esta bien.

Akira me acompañó a la casa de Mr. Jefferson. No tuve tiempo de avisarle a mi madre. Espero que no meta la pata y me siga la corriente. Engañar a Akira es muy complicado. Al llegar a la casa de Mr. Jefferson, salieron a la entrada ambos, esperando a que saliéramos del auto. Me bajé rápidamente antes que Akira se bajara y caminé a donde mí madre. La abracé y le dije en el oído que me siguiera la corriente, que iríamos a la tienda. Ella me sonrió, asintiendo a lo que le dije. Akira llegó a la entrada y los saludó a ambos.

—Si van a salir que sea pronto. Tenemos algo pendiente, lisa. Mr. Jefferson, que tus hombres las acompañen.

—Sí, no te preocupes por su seguridad.

Caminamos al auto rápidamente para irnos. Vinieron dos hombres de Mr. Jefferson. A ninguno los conocía, solo espero que podamos hacer todo rápido sin que Akira sospeche.

Akira

—Estas dos se ve que traman algo, ¿No crees, Jefferson?

—No sé de qué hablas, Akira, ¿Por qué no vamos dentro?

Lisa

Al llegar fuimos tienda por tienda pensando en qué podría regalarle. Estoy cerrada ahora mismo. A pesar de que he estado desvelada toda la noche pensando en esto, hoy no se me ocurre nada. Fuimos a tiendas de ropas, había de todo tipo de ropa fina, pero Akira tiene a su diseñador que hace sus trajes. No necesitará ninguno que le pueda ofrecer de aquí. Por otro lado, corbatas tiene muchísimas, relojes y prendas también. Suspire desanimada.

—Hija, ¿Qué sucede? ¿No sabes qué regalarle a Akira?

—No, mamá—le expliqué la situación.

—Lisa, no tienes que preocuparte. Es normal que te sientas así. No es la gran cosa. Ya podrás decidirte. El regalo perfecto será lo que tu corazón sienta que le quiere regalar. Si te pones a pensar en tantas opciones a la vez, no podrás decidirte. Hay muchas tiendas y podemos seguir mirando.

Caminamos por varias tiendas más. Hablamos de la fiesta sorpresa que quieren prepararle. Me siento cada vez peor sabiendo que no conozco los gustos de Akira. Ni siquiera sé si le gusta lo dulce como para prepararle una tarta de cumpleaños. Luego de tanto caminar, cruzamos por una tienda. Me llamó la atención el letrero, había una ventana en cristal que se podía ver todo lo que había dentro. Habían muchos animales, entre ellos había uno que me llamó la atención. Era un pequeño gatito. Me hizo recordar tanto a Akira al ver sus ojos azules y penetrantes. Quise entrar a verlo más de cerca. Lo acaricié, mientras ronroneaba ante mis caricias.

—Eres muy adorable— sonreí.

—¿Será que encontraste el regalo perfecto, lisa?

—No había pensado en eso. No sé si a Akira le gusten los animales, en especial los gatos.

Con lo reservado y frio que es en ocasiones, no sé si le guste la idea de tener una mascota. Eso es algo que se ve imposible, aunque me gusta mucho este gatito. Me hace pensar en sus ojos. Tiene un parecido de cierta forma.

—Podrían practicar cuidando del gatito, mientras tienen al bebé—el comentario de mi madre me avergonzó

—Mamá, no sé si deba.

—Eso lo decides tú, querida. Si te gusta a ti, puede gustarle a él.

Eso es imposible, somos totalmente distintos. De hecho no creo que se ponga feliz de tener una mascota, aunque ver a este gatito así tan a gusto conmigo, me hace sentir mal dejarlo aquí.

Luego de darle vueltas y vueltas al asunto me decidí. Me lo llevaré, ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué lo devuelva? No quise pensar en nada más y lo traje conmigo. Era muy adorable y tierno. Llené todos los documentos para adoptarlo.

Akira

—Me dieron la noticia que aún Kaiza está en busca de tu cabeza. Ahora más que nunca debes cuidarte.

—Ese tipo no me preocupa. Él no va a descansar hasta verme tres metros bajo tierra. De igual forma no dejaré que me haga nada, ni muchos a mi mujer. Él va a querer hacerle daño a ella, por lo que le hice a su mujer, pero no dejaré que lo haga. Esa salida de lisa no me gusta para nada. La última vez que la noté igual de nerviosa fue cuando Kanji la secuestró. Es la primera y última vez que la dejó ir sola a alguna parte. No debiste abogar por ella.

—También tienes que darle espacio a que comparta con su madre, Akira. No puedes ser tan egoísta. Ellas estarán bien mientras estén con mis hombres. Te aseguro que las protegeré a los dos.

—Gracias, por siempre ayudarme en todas los desmadres que me pasan.

—Ya te lo he dicho. No tienes que agradecerme por nada. Lo hago con mucho gusto.

 Lisa

Hice que los hombres de Mr. Jefferson nos trajeran a mi casa. No puedo dejar que vea al gatito todavía. Nos brindaron comida en la tienda y le di agua, así que no creo que le falte nada más. Tengo algo de miedo y preocupación.

—No te preocupes, lindo gatito. Todo va a estar bien. Deberemos ponerte un nombre después.

Luego de eso nos dirigimos a la casa de Mr. Jefferson nuevamente. Al llegar, Akira estaba en la antesala hablando con Mr. Jefferson.

—Tardaron mucho —dijo Akira levantándose de la silla.

—Sí, no encontramos lo que buscamos— sonreí nerviosa.

—Eso explica que no hayan traído nada. Vamos a la casa.

—Espera, Akira. No se vayan todavía — añadió mi madre.

—Tenemos otras cosas que hacer, señora—dijo Akira sujetándome de la cintura.

—Quédese un rato más — le pidió mi madre y Mr. Jefferson le pidió lo mismo.

—Lisa, acompáñame— mamá me llevó a la cocina con ella.

—Mamá, ¿Qué pasa?—le pregunté.

—Hagamos la tarta de cumpleaños para Akira. No podemos dejar que se vaya así como así.

Hicimos todo lo que pudimos rápido, esperando que Akira no viniera a la cocina a buscarme. Espero que Mr. Jefferson se encargue. Estoy segura que debe estar pensando que algo raro está sucediendo. Ninguno de los tres somos buenos actuando en presencia de él. Al terminar la tarta de cumpleaños, la sujeté en mis manos para llevarla a donde Akira, pero estaba muy nerviosa. Solo espero que Akira no se moleste por aliarme con ellos para sorprenderlo. Mi madre caminó junto a mí y nos dirigimos a la antesala.

—¡Feliz cumpleaños, Akira!

Akira nos miró sorprendido y no sabía distinguir si estaba feliz, o estaba molesto.

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