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Historia Paralela La Caída Capítulo 86: Vivir.

"¡¿Por qué tenemos que estar tan inseguros?!"

La voz de uno de los líderes de la administración financiera resonó en la sala del Gremio The Eternal Guards.

En esta sala se encontraban los miembros de más alto nivel y aquellos de más confianza. Desde los militares y jugadores que manejaban a otros grupos y escuadrones, hasta aquellos líderes que tenían autoridad en lo diplomático o como el último hombre que habló, aquellos que estaban a cargo del dinero.

A pesar de que el hombre regordete estaba rojo de ira y había levantado la voz en medio de la reunión, nadie lo detuvo y la razón era fácil de ver.

Luciana Holland observó detenidamente a todos esos individuos que ahora temían por sus vidas.

"Llevaremos a cabo más ataques a las naciones europeas." Mencionó Zimo, líder de los jugadores más violentos.

La sonrisa de ese luchador regordete de dos metros de altura fue violenta y si bien esa ferocidad y violencia normalmente calmaría a los presentes que se quedaban detrás del escritorio, esta vez no funcionó.

"¿Para qué más ataques?"

"¡Necesitamos protección!"

"¡Estamos muriendo como ratas!"

Luciana mantuvo su mirada preocupada, pero por dentro estaba chasqueando la lengua al ver cómo las voces de diferentes líderes se elevaban todas al unísono.

¿Todas mostraban miedo?

¿Cuándo comenzó? Al principio, empezó con líderes de equipos de poca importancia, miembros externos ocultos o miembros de baja importancia, pero lentamente fue escalando y ahora todos estaban siendo afectados.

No era la guerra que estaba sucediendo en este momento en contra de Europa y prácticamente todo el mundo, tampoco eran los gremios de jugadores o los aliados… Eran asesinos, uno o dos.

La verdad era que nadie sabía cuántos eran, y el problema era que no pertenecían a Europa, las iglesias o a cualquier enemigo oficial en el que ellos tuvieran espías.

Estos asesinos parecían no pertenecer a nadie y nadie quedaba vivo.

"Ya ni siquiera podemos estar a salvo en nuestras casas."

La voz vino desde un artefacto de comunicación mágico en medio de la sala. Aquellos miembros más secretos del gremio, y que probablemente Malik había logrado unir durante años, también estaban asustados.

Esos miembros eran los más secretos en todo el gremio, e incluso ellos estaban muriendo.

"La Navidad se acerca y no podemos estar seguros en nuestras casas." La voz de una mujer resonó desde uno de los artefactos.

Estos miembros vivían una vida oculta y actuaban tanto como espías como agentes ocultos en medio del enemigo.

Probablemente ellos serían detenidos e interrogados, pero el problema era que la mayoría de los cadáveres de los sitios que fueron atacados estaban desmembrados o peor, devorados de manera terrible.

Lo único que les esperaba era la muerte cruel y, si tenían suerte, rápida… Y tal era el miedo.

No había justicia de las naciones, no había juicio y los asesinos eran verdugos.

"Mantengamos la calma." Dijo Luciana al ver que Zimo estaba enfurecido por los cobardes que tenían miedo. "Si lo desean, pueden pedir más guardias de seguridad o quedarse en nuestras instalaciones. En este momento estamos en un punto crítico de la guerra."

Su sonrisa y su voz tranquila trajeron calma, pero Luciana vio en los ojos de aquellos presentes la duda y la desconfianza junto al miedo.

¿Qué era lo que estaba haciendo Malik? Tal era la pregunta que resonaba en la mente de todos y Luciana no era la excepción.

Ella no sabía qué era lo que estaba haciendo Malik Zamora y ni siquiera podía suponerlo, a pesar de que ella y su esposo eran los miembros de más alto rango y los más cercanos a él.

Tal cercanía y la confianza que ella había puesto en él, hizo que en este momento siguiera manteniendo todo en calma.

"Zimo, encárgate de brindarles la seguridad que requieren. En nuestras bóvedas hay artefactos creados por nuestro respetado líder. Por favor, distribúyelos y envíalos a aquellos que los necesiten." Dijo Luciana manteniendo la sonrisa amigable y mirando a los demás, añadió. "Espero que confíen en nuestro líder."

Junto a esas palabras, levantó su mano revelando el brazalete que llevaba puesto.

Un artefacto de magia espacial diseñado para escapar a un lugar seguro y superar la mayoría de las defensas o sellos espaciales.

Tales artefactos fueron diseñados por el hombre que hizo desaparecer toda una ciudad.

Luciana, al ver que la confianza había vuelto, asintió en saludo y abandonó la sala, dirigiéndose a un ascensor.

Aunque esos bastardos eran miedosos, era innegable que estaban siendo asesinados. Incluso individuos de alto rango, que eran sus compañeros y que tenían varios rangos S como guardias de seguridad o incluso eran rangos S poderosos, fueron eliminados.

Los asesinos eran mortales y no dejaban vivos a nadie.

Luciana agitó su cabeza al tocar el botón del ascensor y al subir al penúltimo piso, apenas se abrió la puerta del ascensor, notó a su esposo, Matthias Holland.

Ese hombre delgado la observó con seriedad y agitó la cabeza.

"Mencionó que tenemos que esperar. Pronto la situación cambiará." Dijo Matthias con seriedad.

La mirada en su rostro revelaba duda… ¿Qué era lo que estaba planeando Malik?

Lo que fuera que Malik estuviera planeando era discreto y tan silencioso que ni siquiera ellos lo sabían.

¿Cooperaba con otros individuos? ¿Tenía otro grupo de confianza? Para Luciana, que se había elevado a esta posición, la mayor preocupación era que Malik estuviera confiando en otras personas y no en ellos.

Sin embargo, no era ingenua y como alguien que se había alzado tan alto en una jerarquía tan estricta, sabía cuándo parar.

"Vamos a casa. Ya tengo preparado el regalo para Jake." Dijo Luciana sonriendo.

Su esposo cerró los ojos y exhaló, entonces al volver a abrir sus ojos, sonrió como si el trabajo en el gremio desapareciera.

Ella lo tomó de la mano y ambos caminaron a una habitación con un círculo mágico y al usarlo, sus alrededores se distorsionaron.

Este círculo mágico tomó más de cinco minutos, ya que la seguridad que Malik había puesto era tan alta que básicamente impedía el rastreo.

Luego, cuando el espacio se estabilizó, ambos aparecieron en una habitación en un sótano y al salir, subieron las escaleras.

"La temperatura para esta Navidad en Estocolmo…"

El ruido del televisor vino de la sala y ella sonrió al dirigirse a la sala, notando a una figura de espaldas observando la televisión.

Su hijo, Jake, había sacado su belleza, pero la delgadez de su padre y a pesar de tener 14 años, era un jovencito guapo y apasionado.

"¿Por qué miras el clima?" Preguntó Matthias con una sonrisa en calma.

Una sonrisa que nunca se veía en el gremio y que solo aparecía cuando los tres estaban en casa, lejos del trabajo y de las obligaciones laborales.

"Quiero salir a visitar la ciudad esta navidad." Respondió Jake y con una sonrisa, preguntó. "¿Se puede?"

Luciana simplemente sonrió al ver la mirada de su hijo, que prácticamente rogaba por salir.

¿Debían visitar Noruega para esta Navidad? ¿O viajar a otro sitio?

Luciana, que estaba sonriendo al mirar cómo su esposo ponía una expresión pensante dando la impresión de que todavía seguía dudando, tuvo esas ideas en su mente y en el momento en que estuvo a punto de servirse un vaso de jugo que su hijo estaba tomando, se detuvo.

"…"

Ella vio cómo los pelos en su brazo se ponían de punta y luego sintió un escalofrío recorriendo su espalda.

Fue lento y agudo, pero en el segundo siguiente se intensificó.

"¿Qué sucede?" Preguntó Jake sin entender.

Luciana se giró y tomó el brazo de su hijo y la mano de su esposo. Entonces quiso activar el artefacto de Malik, pero el artefacto se rompió como si una fuerza superior lo destrozara.

Luego la luz se cortó y las señales eléctricas también, entonces lo sintió.

Luciana vio cómo su hijo pasaba de una mirada preocupada a una mirada de terror cuando sintió las auras asesinas que lo rodeaban.

Un aura era sangrienta, agresiva y hambrienta como una bestia primitiva que deseaba carne humana, y la otra era aguda y cortante como una espada afilada lista para rebanar la carne.

"Ma…"

Luciana miró a su esposo y en la mirada de él lo supo… Se confió demasiado.

Pensó que había cuidado su identidad y su hogar, diferenciando el trabajo en el gremio de su vida familiar, pero ahora se dio cuenta de que no era seguro.

Quizás nunca lo fue.

"Jake, toma este artefacto y cuando no haya ruido, úsalo. Como hemos hablado muchas veces antes, hijo." Dijo Luciana mirando a Jake, notando el miedo y el terror en los ojos del joven.

Por más confiados que fueran, ellos se habían preparado para una situación similar y le habían enseñado a su hijo qué debía hacer.

"Sé un buen chico." Dijo Matthias con un tono serio.

Ambos se miraron y luego de activar la seguridad de la casa, activaron los artefactos que sellaban el interior, dejando a su hijo golpeando una barrera, queriendo salir a su lado.

Luciana miró a su hijo, cuya mirada estaba llena de terror, e ignoró sus gritos. Entonces abrió la entrada a su patio delantero y en la entrada la vio.

Una mujer de cabello rubio con una armadura plateada. La heroína de la nueva generación, el espadachín mágico y el símbolo de adoración de muchos jóvenes, estaba al frente de ellos. Pero esta vez no era la brillante heroína que ella y su esposo se habían encontrado antes.

La máscara era totalmente de color blanco y a pesar de que no se veía nada, Luciana percibió la intensidad de la mirada y, por, sobre todo, sintió la presencia frenética y vengativa, pero también sangrienta.

Una espada afilada con la sangre de cientos, si no miles, de miembros del gremio y ahora esa espada con la intensa aura escarlata les apuntaba… Y los quería muertos.

******

"¡HA!"

Aurora gritó de nuevo. No sabía cuántas veces lo había hecho antes, pero ella gritó y balanceó su espada contra el muro púrpura de la mujer rubia al frente de ella.

Su espada, con su aura roja que en este punto era escarlata, atravesaba la barrera poco a poco y cada ataque la penetraba, debilitándola cada vez más.

"Ugh..."

Su espada atravesó y cortó el hombro de la mujer rubia, pero cuando ella retrocedió, Aurora vio cómo el hombre delgado disparaba a su torso.

Las balas, antes de tocar su armadura, fueron detenidas por la oscuridad de Alice, permitiéndole a ella adelantarse y volver a cortar a la mujer.

"Aggh…"

"¡Matthias!"

El hombre llamado Matthias protegió a su esposa lanzándola a un lado y trató de detener la espada con la pistola, pero Aurora estaba furiosa y en este momento en un estado en el que quería cortarlos a pedazos.

Así que su espada cortó la pistola y Aurora presionó con mayor fuerza, cortando la mano del hombre, quien gruñó como una bestia.

"¡Suficiente!"

Por un segundo, ella vio el miedo en él y Aurora sonrió, queriendo dar su último corte. Sin embargo, la mujer liberó un grito y expulsó una onda púrpura que la empujó cinco metros hacia atrás.

Aurora se dejó lanzar y en medio del aire giró su cuerpo usando una espada y lanzándola hacia la barrera.

Los sentidos y la agudeza que ella había desarrollado durante tantas batallas a muerte le permitieron conseguir el momento justo antes de que la onda desapareciera y la barrera de ellos se elevara.

"…"

Y fue esa destreza y experiencia la que hizo que su espada se clavara en el pecho del hombre, atravesándole el torso.

"¡Matthias!"

La mujer rubia gritó en voz alta y levantó una barrera, afirmando el cuerpo de su esposo, mientras el miedo se revelaba y las lágrimas brotaban.

"Hazlo, Alice…" Murmuró Aurora con una voz fría y sanguinaria.

En este momento, el único pensamiento en su mente era la venganza… La venganza contra dos de los miembros de mayor rango del gremio de Malik y que probablemente sabían lo que sucedió en Jerusalén, si es que no fueron parte.

Aurora quería la venganza más sangrienta posible y en este momento en su mente no pensó en su hermana ni en lo que la obligaba a hacer… Simplemente quería que sufrieran.

"Cariño…"

El hombre murmuró sus últimas palabras para ser continuadas por gritos irreconocibles y violentos.

Desde la herida de la espada, la oscuridad de Alice brotó desgarrando el cuerpo del hombre desde adentro, devorando los órganos como un virus asesino.

Fue lento y la mujer en pánico trató de ayudarlo, pero solamente pudo ver a su esposo sufrir delante de sus ojos.

Aurora no les dio la oportunidad de despedirse… No podía darles, aunque sea esa ventaja, cuando aquellos que murieron en Jerusalén no tuvieron la oportunidad de despedirse.

"HAAAA!"

Los recuerdos, el dolor y la pérdida de sus seres queridos encendieron la furia y la locura y ella se abalanzó de vuelta contra la mujer que había levantado una barrera.

"Por favor… Por favor… No me dejes…"

"HAAAAA!"

Sus gritos de locura asesina y sus golpes se mezclaron con la súplica de la mujer a un cadáver ya devorado por dentro, y Aurora gritó con más locura golpeando.

Sus ojos estaban fijos en la mujer y su espada no se detuvo de moverse, balanceándose con furia y locura sin límites.

La quería muerta… La quería cortar con su espada.

"HAAA!"

Ella gritó con mayor locura y a mitad de camino, cuando su espada había cortado la mitad de la barrera y estaba avanzando, sintió una advertencia de su instinto por un peligro menor.

Sin embargo, Aurora estaba fija en su objetivo y en este punto ignoró los gritos de la mujer, su sistema o su hermana y los disparos de un tercero cuyo peligro era insignificante.

"HAA. ¡HAAA! ¡HAAA!"

La locura de sus gritos, el llanto de la mujer en cuyos brazos estaba su esposo y la sed de sangre era lo único que Aurora podía percibir.

"HAA..."

"UGGHH."

Eso fue hasta que los ataques del tercero se acercaron lo suficiente y ella, por instinto entrenado durante decenas de enfrentamientos a muerte, movió su espada cortando la carne del enemigo que ni siquiera ella vio.

Sin embargo, fue el grito lo que la despertó y la hizo reaccionar.

"JAKE!"

La mujer también reaccionó y lanzó otra onda que la envió a volar, mientras esa mujer corría hacia el cuerpo de aquel que la había atacado.

Aurora vio una pistola en el piso y luego el cuerpo de un niño de su edad llorando mientras se sostenía el rostro, gritando de dolor por la larga herida en la mejilla y el ojo arrancado.

Ese niño tenía su edad… Tal pensamiento fue como un balde de agua fría que la hizo temblar de pies a cabeza.

"Tranquilo, cariño… Te curaré… Todo estará bien."

La voz de la mujer. Esa asquerosa mujer que ahora lloraba por su hijo desesperadamente fue lo que la hizo despertar.

Como un muñeco controlado por la ira, Aurora clavó su espada en el suelo y se levantó, forzando su cuerpo a continuar.

Su espada ensangrentada en su mano fue rodeada de aura roja y ella miró a la mujer llorando.

Debería haber pensado en las madres que perdieron a sus hijos, en los niños que perdieron a sus padres o en aquellos que perdieron a su familia. Si esa mujer hubiera sentido la mínima empatía… Esto no habría ocurrido.

Sin embargo, ocurrió.

"…"

Aurora dio un paso y luego otro, fortaleciendo su aura roja.

La mujer se dio cuenta de lo que iba a suceder y, luego de usar un pergamino de curación en su hijo, lo empujó con un artefacto rodeándolo y lo lanzó a un par de metros.

"Déjalo vivir a mi hijo… Por favor."

La mujer murmuró en voz baja y los ojos llenos de lágrimas mostraban el miedo, pero también la manipulación detrás del pedido. Buscando que ella se detuviera y…

"…"

Aurora al llegar al frente balanceó su espada y cortó la cabeza de la mujer, que rodó cerca del niño.

"…"

Aurora no escuchó el grito del niño, pero sí recibió la mirada del único ojo con el que él la veía y notó la ira, la venganza y el rencor.

Ella simplemente se alejó caminando hasta salir al patio y cuando cruzó la barrera espacial que rodeaba la casa, salió a un descampado de algún lugar desconocido y perdió toda su fuerza.

"Aurora…"

Alice, que siempre la acompañaba en silencio, la atrapó antes de que cayera y la abrazó, pero Aurora ya había perdido la conciencia.

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