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CAPÍTULO 198- Adiós, hogar.

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 198

(Pov- Daniel.)

(Mundo 1.)

Observo una hermosa casa de madera, que se encuentra en una cueva, y tiene una hermosa vista al mar. La cueva se encuentra en la playa y es el hogar de Seiya.

—Vaya, vaya.

A mi lado está solamente Seiya, pues venimos por sus cosas.

Ella decidió ayudarnos y se mudará con nosotros.

Yo estoy usando mi ropa negra, ya no quiero nadar, y tampoco hay tiempo para eso. Debemos irnos ya rumbo a nuestro próximo destino.

—Bonita casa.

—Gracias, la hice yo sola, con mucho esfuerzo.

—Ya me imagino… ¿Te puedo preguntar algo personal?

—Claro.

—¿Por qué tu padrastro te transformó en un monstruo?

—Bueno… Es una larga historia… Pero no quiero hablar de eso, lo siento.

Ella debe tener sus razones, no debo decir nada más.

—Está bien, apenas me conoces, es normal que no confíes en mí.

—N-no es eso, sí confío en ti, solo que no me gusta recordar mi pasado… Y, de hecho, ya te conocía… Supongo que todo el mundo te conoce...

Ella se pone un poco roja y nerviosa.

Por experiencia propia, sé muy bien cómo reaccionan las mujeres cuando se ponen nerviosas por algo.

—M-mierda…

—¿Pasa algo?

—N-no… ¡Por favor, ve al barco, no necesito ayuda!

—¿Eh? ¿No quieres que te ayude a llevar tus cosas al barco?

—N-no, yo puedo sola.

Ella oculta algo… Quiero saber que oculta.

Bajo la cabeza.

—Sí, lo sé, después de todo, ¿quién necesita la ayuda de un inútil como yo? Nadie…

Me alejo caminando de ella.

—Soy un inútil…

Ella me toma de la camisa. Fufu. Funcionó.

—Lo siento… No quería insultarte… Bueno… Lo que pasa es que te admiro mucho… Y tengo recortes sobre ti en mi casa… Es un poco vergonzoso.

—Es cierto, aquí también existen los periódicos… Nunca he visto una nota sobre mí. ¿Podrías leerme algunas notas?

—C-claro.

Entramos a su casa… Vaya, vaya. Realmente tiene notas sobre mí. Tiene pegadas notas sobre mí en una pared de la casa… Está llena… Vaya, vaya. Creo que tengo un fan.

Su casa es pequeña, pero cómoda. Hay una cama, un escritorio, una cocina y un comedor… Pero no hay paredes que dividan las partes de la casa. Al entrar, se puede ver su cama, su escritorio, su cocina y su comedor.

Observo la pared que tiene mis recortes. Hay dibujos muy bien hechos.

—Vaya, vaya…

Señalo un recorte, que tiene un dibujo de mí, abrazando a una niña.

—¿Qué dice ahí?

—"Daniel salva a una niña que estaba a punto de ser violada".

Ah... Recuerdo eso... Le metí cosas en el trasero al violador hasta que murió. Fue asqueroso, pero satisfactorio.

Señalo otro recorte, que tiene un dibujo de mí, con los brazos cruzados.

Admito que me veo genial con esa pose.

—¿Y aquí?

—"Daniel rescata a un grupo de semihumanos, que eran torturados por un noble".

Ah... Todavía recuerdo los gritos de dolor de ese noble cuando fue asesinado por los semihumanos.

—Abuela...

Señalo otro recorte, que tiene un dibujo de… mi abuela.

—¿Q-qué dice aquí?

—"Al igual que Daniel, la abuela de Daniel odia la discriminación."

Ella me enseñó a respetar y tratar a todos por igual... Podría decirse que yo heredé la manera de pensar y actuar de mi abuela.

—Abuela… Bueno, se nos hace tarde… ¿Hay algún recorte que diga algo negativo sobre mí?

—Sí hay notas negativas sobre ti, pero no las guardo… Dicen puras mentiras.

—¿Cómo cuáles?

—Dicen que tú mataste a tus compañeras. Y también dicen que violabas a tu compañera Elfa y que la torturabas.

—Esas son mentiras.

Sí, mataré a mis antiguos amigos, pero porque son demonios. ¡Y lo de Nirfa es falso también!

—Sí, lo sé… Te admiro porque eres alguien muy bueno, que no discrimina a las personas… Cuando era un monstruo, todos trataban de matarme cuando me veían… Me odiaban sin razón, es por eso que vivo en este lugar, lejos de todos.

Debió tener una vida muy solitaria en este lugar.

No te preocupes, volverás a ser feliz.

Le acaricio la cabeza y sonrío.

—Volviste a ser humana, comienza de nuevo. Olvida tu pasado y sigue adelante.

Ella se sonroja y sonríe.

—¡Sí!

—Bueno… Ropa no tienes… ¿Hay algo que quieras llevarte?

—Bueno… De hecho, quería simplemente venir a despedirme de mi casa... Aquí viví por 10 años.

—Ya veo… Te espero afuera.

Salgo de la casa y cierro los ojos.

—Ella tiene 22 años… Desde que tenía 12 años, ella ha estado sola… Es muy triste.

Paso más de la mitad de su vida en soledad.

Ella necesita amigos... Quiero que ella vuelva a ser feliz.

Ella volverá a ser feliz, de eso me aseguraré yo.

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