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DIOSES DEL MUNDO DEL RÍO (5)

Me voy a la cama dijo Burton.

Yo comeré algo primero dijo Nur.

El pequeño moro parecía tan fresco como si acabara de levantarse de un período de ocho horas de buen sueño. Por aquel entonces, todo el mundo excepto de Marbot y Behn estaba en la gran sala. Burton dejó que Nur explicara el bloqueo de la puerta, y caminó unos cuantos pasos hasta su apartamento dentro del apartamento. Consistía en tres habitaciones: una sala de estar de veintiún metros cuadrados, lujosamente amueblada pero utilizable como sala de trabajo, un dormitorio, y un baño. Burton se soltó el cinturón que sujetaba la pistolera que contenía el lanzador de rayos, y se quitó la única prenda que llevaba, un faldellín escarlata decorado con brillante siluetas de leones amarillos. El suelo

estaba recubierto con una gruesa moqueta como la que había en la gran habitación comunitaria de la entrada. Las figuras entretejidas eran distintas, sin embargo, y cada una de ellas consistía en tres círculos interconectados. Las paredes eran de un color crema pálido, pero una palabra de Burton a la Computadora podía cambiar el color a cualquier otro que deseara. Podía también ordenar cualquier forma o símbolo, cualquier cosa, para que fuera sobrepuesta al color base. Aquí y allá había cuadros que parecían óleos originales pero que habían sido reproducidos por la Computadora. Ningún especialista en arte hubiera podido distinguir el original de la copia, puesto que ambos eran exactamente iguales incluso a nivel molecular.

Burton se arrastró hasta la cama y se durmió inmediatamente. Se despertó sintiéndose como drogado y con el vago recuerdo de una pesadilla. Una hiena dos veces más alta que él lo había amenazado con colmillos que eran curvadas espadas de acero. Recordaba haber parado las acometidas de los dientes como cimitarras con un florete de esgrima, mientras la hiena se reía de él. Las carcajadas del animal habían sido notablemente parecidas a las suyas propias.

He sido llamado, de una forma completamente injustificada, una hiena humana murmuró Burton, y saltó de la cama. Iba a tener que hacerse él mismo la cama, aunque había androides, robots proteínicos, disponibles para hacer el trabajo. Durante un tiempo al menos, ningún androide sería admitido en la suite. Eran un peligro potencial porque el desconocido podía haber ordenado a alguno de ellos que atacara a los ocho.

Burton se ejercitó intensamente durante una hora, luego ordenó el desayuno a la Computadora. El café era el mejor que jamás hubiera sido producido en la Tierra; los huevos escalfados insuperables; el pan integral tostado, exquisitamente caliente y recubierto con la mejor mantequilla que jamás hubiera conocido la Tierra. Había también unas lonchas de jamón como para enviar al paladar al éxtasis, y una fruta desconocida en la Tierra pero con un sabor parecido al melón.

Se cepilló los dientes y tomó una ducha tibia pese a la posibilidad de que el agua pudiera estar envenenada. Como Frigate había dicho, si el desconocido hubiera tenido intención de matarles, a estas alturas ya lo hubiera hecho.

Seleccionó un faldellín verde oscuro y una túnica suelta verde también, decorada con dibujos de pájaros amarillos de una especie desconocida. Luego activó una pantalla mural para ver lo que estaba ocurriendo en la habitación principal. Li Po, Nur, Behn, y Turpin estaban sentados en sillas y leyendo las listas de limitaciones de control. Los muebles estaban todavía apilados ante la puerta.

Burton se dirigió a la habitación principal, los saludó, y dijo:

¿Se han presentado los demás?

Nur dijo que lo habían hecho. Burton se dirigió a una computadora auxiliar y activó las pantallas en los dormitorios de aquellos ausentes. No pudo verles, pero pudo oír sus voces cuando dijeron que estaban a punto de salir. Unos pocos minutos más tarde, Alice, Frigate y de Marbot aparecieron. Alice llevaba una túnica suelta estilo chino, escarlata con dragones verdes, y zapatillas de brocado con retorcidas puntas. Su oscuro, corto y liso pelo brillaba como si lo hubiera estado cepillando mucho. Su único maquillaje era un toque rojo de lápiz de labios. Hubiera podido usar un poco de polvos para cubrir los círculos oscuros bajo sus ojos.

No he dormido nada bien dijo, mientras se sentaba en una silla. No podía apartar de mi mente la idea de que alguien podía estar observándome.

Si pudiéramos confiar en los androides, podríamos hacer que empapelaran los dormitorios dijo Frigate. Eso bloquearía las pantallas.

Si... si... gruñó Burton. Estoy poniéndome enfermo de tantos condicionales. Estoy harto de sentirme dentro de una jaula. Tan pronto como descubramos lo que podemos y lo que no podemos hacer, nos dedicaremos a la caza del hombre. Puede ser peligroso, pero yo no estoy dispuesto a permanecer escondido como un conejo en su

madriguera. No somos conejos. Somos seres humanos. Y se supone que los seres humanos no tienen que estar enjaulados como palomas.

Conejos y palomas murmuró Frigate.

Burton se volvió en redondo para mirarle de frente.

¿Qué demonios quieres decir con esto?

Los conejos y las palomas no tienen ni la menor idea del porqué están enjaulados. No saben que están siendo engordados para ser comidos. Pero nosotros no sabemos por qué Loga ha desaparecido ni lo que se ha planeado para nosotros. Estamos peor que los conejos y las palomas. Ellos, al menos, son estúpidos y felices. Nosotros somos estúpidos e infelices.

Habla por ti mismo dijo Nur. Me gustaría señalar a aquellos que tal vez no hayan pensado en ello que esta lista puede ser incompleta. El desconocido puede haber retirado algunos poderes de la lista. Aunque no lo haya hecho, puede eliminar casi cualquiera de ellos que desee eliminar.

Hubo un largo silencio. El chino se levantó, se dirigió a un conversor y ordenó un vaso grande de whisky, eructó para indicar su apreciación, y regresó a su silla. Dijo:

¡Necesito una mujer!

Burton creía que Alice había superado ya el rubor, pero la parte victoriana en ella necesitaba mucho tiempo para morir.

Será mejor que lo olvides dijo Burton. Tenemos ya los suficientes problemas sin necesidad de resucitar a una mujer simplemente para apagar tu lujuria.

El rostro de Alice enrojeció violentamente. Aphra Behn se echó a reír.

Esto es innatural dijo Li Po. Mi yang necesita su yin.

Burton se echó a reír, porque «yang» significaba «excremento humano» en un idioma del África occidental. Po le preguntó de qué se reía. Cuando Burton se lo explicó, el chino se echó a reír estentóreamente.

Bien, si no puedo conseguir una mujer, acallaré mis deseos a través del ejercicio.

¿Qué te parece si hacemos una hora o dos de esgrima, sable o florete?

Yo también lo necesito dijo Burton, pero tú estás borracho. No serías contrincante.

Li Po protestó fuerte y chillonamente, diciendo que podía estar dos veces más borracho y pese a todo ganarle a Burton con cualquier arma que Burton se atreviera a elegir. Burton se apartó de él, y el chino llegó tambaleante a su silla, se dejó caer en ella, y empezó a roncar. Frigate y Turpin lo llevaron hasta la puerta de su dormitorio. Esta, sin embargo, estaba cerrada con el código de Po, que sus porteadores desconocían. Lo dejaron en el suelo del pasillo y regresaron a la habitación principal.

Todos vamos a terminar comportándonos como Po si tenemos que seguir aquí dijo Turpin. Se dirigió al conversor y ordenó un vaso alto de ginebra con un chorro de limón. Aphra, que tenía en la mano un vaso similar, lo alzó y dijo:

¡Un brindis en honor a la locura! Esto puede que sea una prisión, pero supera a

Newgate.

Sabía de lo que estaba hablando; había estado en prisión por deudas.

También podía permitirse esta caballeresca actitud, aunque no era realista. Tenía un amante, de Marbot, con el que era feliz, y poseía a su alcance todos los lujos que había tenido en la Tierra y muchos más. Excepto la libertad. Aquello, sin embargo, no preocupaba a aquella adaptable y alegre mujer en aquel momento.

Lo que estaba impidiendo que algunos de ellos siguieran estudiando los peligros que les acechaban eran las enormes potencialidades de la lista. Donde hubieran debido estar examinando lo que les limitaba, estaban tomando en consideración las gratificaciones que ofrecía. Aunque Burton podía comprender su excitación ante todo aquello, estaba inquieto por su falta de preocupación acerca de los peligros que estaban casi estaban justo al otro lado de la esquina.

Juzgando por sus expresiones faciales, Nur era el único que pensaba en el desconocido enemigo. Burton sintió deseos de patearlos a todos. En vez de ello, dio una fuerte palmada, haciéndolos despertar sobresaltados de sus sueños.

Ya basta de estupideces dijo Burton. La situación es seria. Mortalmente seria. No hay tiempo de pensar en nada excepto en cómo vamos a luchar contra el enemigo. Si lo vencemos, podréis jugar a lo que queráis. Hasta entonces... El desconocido posee una gran ventaja sobre nosotros en el sentido de que puede utilizar la Computadora mejor que nosotros. Pero si podemos averiguar cómo usarla contra él, se convertirá en nuestra aliada. Dejadme recordaros que la Computadora no es solamente esa enorme masa proteínica electroneural en el fondo del pozo central. La Computadora es también la torre, ese enorme edificio en el cual residimos. El cerebro es el órgano proteínico central, el centro distribuidor. Pero la mayor parte de los circuitos están en las distintas plantas, en todos los suelos, paredes y techos de la torre. Nosotros nos hallamos en el corazón, los nervios del enemigo. Y podemos descubrir formas de golpear ese corazón, esos nervios. O quizá, debería decir, formas de agarrarlos y utilizarlos como armas.

Si estás pensando en ponerle el cascabel al gato dijo Alice, ni siquiera sabemos dónde está el gato.

Puede que se trate de otro ratón que intenta confundirnos y hacernos creer que es un gato dijo Nur.

Si... si... es posible dijo Burton. Pero no sigamos especulando con sies. Abandonemos las especulaciones: actuemos.

De acuerdo dijo Nur. Pero ¿cómo? Cualquier cosa que digamos ahora o podamos decir más tarde es probable que sea escuchada. Y quizá vista.

He dicho: ¡«No más sies y más acción»! retumbó Burton. Frigate se echó a reír y dijo:

No podemos evitarlo, todos estamos locos aquí. Yo estoy loco. Tú estás loco. Tenemos que estarlo, o de otro modo no hubiéramos llegado hasta este lugar.

¿De qué demonios estás hablando? dijo Burton.

Está refraseando la conversación entre el Gato de Cheshire y Alicia en el País de las

Maravillas dijo Alice.

La mención del gato me hizo recordar al Gato de Cheshire dijo Frigate. En un cierto sentido, el desconocido es la sonrisa sin un gato.

Burton alzó las manos.

¡Me gustaría teneros a todos en el ejército! exclamó. Hubo un silencio, pero Burton sabía que no iba a durar mucho. No en aquel grupo.

Eso dijo Frigate puede que sea precisamente lo que necesitemos.

¿El qué?

Un ejército. Podemos hacer que la Computadora nos fabrique un ejército de robots y androides. Lo instalaremos de tal modo que el desconocido, llamémosle el Snark, no pueda pasar por encima de nuestras órdenes a los robots. Podemos prepararlos de modo que busquen al Snark y nos protejan. Les ordenaremos también que atrapen o maten a cualquiera que no sea uno de nosotros. Los no-nosotros son el enemigo. Los robots y androides pueden hacer en muy poco tiempo lo que a nosotros nos llevaría años.

Burton miró al americano, luego dijo:

Has estado escribiendo esa ¿cómo la llamas?... esa ciencia ficción durante demasiado tiempo. Te ha podrido el cerebro.

Está dentro de las capacidades de la torre dijo Frigate. Si tenemos que vencer, debemos pensar en gran escala. Sé que suena a locura, pero necesitamos un ejército, y podemos conseguirlo. Diría, bueno, una fuerza aproximada de cien mil.

Alguien se echó a reír. Frigate sonrió, pero dijo:

Estoy hablando en serio. Se dirigió a una consola y tecleó algunos números y una operación. Una simple multiplicación. La pantalla mostró: 107.379.

Tres soldados autómatas para cada habitación hacen ciento siete mil trescientos setenta y nueve. Podemos disponer de todo un ejército en varios días. Los soldados pueden vigilar cualquier habitación conocida y mantenerse atentos a la presencia de cualquier extraño, y al mismo tiempo buscar otras habitaciones ocultas.

Admiro tu creatividad dijo Nur, sonriendo, pero no tu falta de contención ni tu desprecio por las realidades.

¿Qué quieres decir? murmuró Frigate. La contención es buena únicamente en las situaciones que requieren contención. Esta no la requiere. En cuanto a las realidades, el ejército puede conseguirse fácilmente.

Nur admitió que era fácil producir dos veces el número propuesto. Sin embargo, los androides no eran conscientes y en absoluto inteligentes. Sus acciones debían ser programadas. El ejército debería hallarse separado en pequeños grupos actuando independientemente. Esto requería niveles de mando de suboficiales y oficiales, androides que pudieran actuar por iniciativa propia cuando surgieran situaciones no previstas por su programación. Los líderes simplemente no sabrían qué hacer. De hecho, ni siquiera sabrían si tenían que hacer algo.

Además dijo Burton, sigue habiendo esa insistente duda. ¿Puede el desconocido instalar en los robots y androides alguna especie de canal a través del cual pueda pasar por encima de nuestras órdenes?

Probablemente esté pensando en eso en este preciso momento dijo Alice. Si está observándonos, puede anticipar cualquier cosa que nosotros hagamos.

Se estremeció.

Mi respuesta a tus objeciones dijo Frigate a Burton es que podemos efectuar algunas modificaciones en el sistema neural de los androides. Podemos hacerlos parcialmente mecánicos. Con eso quiero decir que podemos instalar dispositivos mecánicos en ellos. Digamos algo así como una cerradura o una combinación de seguridad que pueda recibir nuestras órdenes mecánicamente y luego transmitirlas eléctricamente.

Para ello deberíamos instalar las combinaciones después de haber recibido el dispositivo básico de la Computadora. De esta forma, ni la Computadora ni el Snark podrían controlar lo que hiciéramos. Y... ¡oh, infiernos! El Snark podría seguir teniendo un complejo neurónico en el androide que le dijera que pasara por encima de la orden a combinación recibida por radio o a través de lo que fuera.

El hecho desnudo dijo Nur es que nos hallamos en poder de ese Snark. No necesita atacarnos. Todo lo que tiene que hacer es cortarnos la energía, y simplemente nos moriremos de hambre. Si pretendiera hacer eso, ya lo hubiera hecho. No lo ha hecho, sin embargo, por lo que podemos suponer que no tiene intención de hacerlo. Ha establecido unos ciertos límites a nuestro empleo de la Computadora, pero nos ha concedido considerables poderes. Hay algunas cosas que no desea que tengamos. Por lo demás, no le importa lo que hagamos. Está ignorándonos.

La cuestión, una de las cuestiones, es ¿por qué?

No podemos responder a eso. Tendrá que hacerlo él, si alguna vez se decide dijo

Frigate.

Correcto dijo Nur. Bien, mientras todos vosotros estabais durmiendo, hice que la Computadora localizara la entrada secreta que instaló Loga hace tanto tiempo. La entrada que utilizamos para penetrar en la torre después de cruzar las montañas y tomar aquel bote hasta la base de la torre. Intenté conseguir que la Computadora la abriera. Tenía la impresión de que quizá lo que deseaba el desconocido era que abandonáramos la torre y regresáramos al Valle. Y no desea que utilicemos los aparatos aéreos por obvias razones.

»Pero la puerta secreta no se abrió cuando le pedí a la Computadora que lo hiciera por mí.

»En consecuencia, el desconocido no desea que abandonemos la torre.

«Puede que llegue un momento en el que desee que nos marchemos, y de ser así entonces abrirá una salida para nosotros. Hasta entonces, estamos prisioneros. Pero esta prisión es enorme y posee, en un cierto sentido, más tesoros que ofrecer que la Tierra donde vivimos o el Valle del Río. Los tesoros son físicos y mentales, morales y espirituales. Sugiero que descubramos cuáles son y los utilicemos. Deberíamos hacerlo. No podemos seguir enjaulados en esta suite.

«Mientras tanto, por supuesto, seguiremos pensando en formas de pasar por encima de las órdenes del desconocido de pasar por encima de nuestras órdenes. Lo que una persona instala, otra puede anularlo. El desconocido no es un dios.

¿Lo que estás sugiriendo es que volvamos a nuestros apartamentos y vivamos como si no existiera ningún desconocido? dijo Burton.

Digo que deberíamos abandonar esta zona en particular, que es una pequeña prisión, y salir a la prisión más grande. Después de todo, la Tierra era una prisión. Como también lo era el Valle del Río, pero si estás en un espacio lo suficientemente grande como para proporcionarte la ilusión de libertad, entonces no piensas en ti mismo como en un prisionero. El hombre semilibre es uno que cree que es libre. El hombre realmente libre es uno que sabe completamente lo que puede hacer en su prisión y lo hace.

Sabiduría sufí dijo Burton, sonriendo, pero con un tono de burla en su voz. Tenemos un aspecto más bien ridículo, ¿no? Corremos a meternos en un agujero y luego nos preguntamos por qué corremos y decidimos que no debemos hacerlo.

Estábamos siguiendo nuestro instinto dijo Nur. Y eso fue un error. Tenemos que encontrar un lugar donde podamos estar seguros. Al menos, creer que lo estamos. Entonces tendremos la suficiente paz mental relativa como para evaluar nuestra situación.

Que resultará ser que no tenemos en absoluto ninguna paz mental. Bueno, me siento un poco mejor, no me siento tanto como un prisionero. Y ese montón de muebles me irrita. Quitémoslo.

Antes de que lo hagamos indicó Frigate, tengo algo que decir.

Burton, que había empezado a encaminarse hacia la puerta, se detuvo y se volvió.

Nur no es el único que ha efectuado un poco de investigación independiente dijo Frigate. Como sabes, Monat no puede ser resucitado a causa de la orden de Loga, que el Snark ha reafirmado. La grabación del cuerpo de Monat sigue aún en los archivos. Pero le pregunté a la Computadora que localizara su wathan en el pozo, y la Computadora dijo que había estado ahí pero que ahora ha desaparecido. Ya sabes lo que esto significa. Monat ha Seguido Adelante.

Burton sintió que las lágrimas brotaban de sus ojos, y con el pesar iba mezclada la sorpresa de sentir ese pesar. Hasta este momento no se había dado cuenta realmente de lo que sentía por Monat. Una de las primeras personas que había conocido durante su primera resurrección había sido Monat, con su extraña apariencia y su origen obviamente no terrestre. Monat lo había acompañado durante largo tiempo por el Valle, y había impresionado a Burton con su compasión y su sabiduría. Había parecido siempre tan cálido. Completamente humano pese a su apariencia, eso era, humano en la forma en que deberían serlo los seres humanos.

De alguna forma, Burton había llegado a considerar a Monat como un padre, un ser más fuerte y más sabio que él, un maestro, un señalador del camino correcto. Y ahora Monat había desaparecido para siempre.

¿Por qué debía derramar lágrimas hasta casi atragantarse? Debería sentirse feliz, gloriosamente feliz porque Monat había alcanzado el estadio donde ya no debería tener que seguir sufriendo la abrumadora carne.

¿Era debido a que notaba una profunda sensación de pérdida? ¿Había pensado, muy en lo profundo de su oscuro subconsciente, que Monat conseguiría de alguna manera liberarse de las ataduras que Loga había puesto sobre él, y convertirse así en un salvador? ¿Había creído que Monat iba a surgir de las grabaciones como Jesús de la

tumba o Arturo del lago o Carlomagno de su cueva y rescatar a los derrotados y a los sitiados?

Era extraño pensar aquellas cosas. Debían haber estado circulando por algún lugar dentro de él, aguardando el momento apropiado para surgir.

Su propio padre no había sido un auténtico padre, no lo que un hijo deseaba como padre. Así, de alguna forma, Burton había tomado a Monat como el suyo, quizá a causa de que nunca podría aceptar a otro terrestre como padre. Monat procedía de otro mundo, y por lo tanto no estaba... ¿cuál era la palabra... contaminado? Aquella era una curiosa palabra para su mente.

De cualquier forma, Monat estaba para siempre ya fuera del alcance de cualquiera en aquel mundo. Había Seguido Adelante. ¿Hacia dónde?

Para ocultar sus lágrimas, Burton avanzó a largas zancadas hacia los muebles y empezó a apartarlos de la puerta. Cuando los demás se reunieron con él para ayudarle, sus ojos estaban secos.

Abrió la puerta y respiró profundamente. El aire no era más fresco que dentro de la suite. Pero ofrecía liberación.

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